"Luego agregué "Blah", con una pequeña sonrisa, porque sabía que esa choza y esa montaña entenderían lo que eso significaba, y me di la vuelta y seguí por el sendero de regreso a este mundo."
Jack Kerouac (Los vagabundos del Dharma, 1958)
"Rescate extremo en el Everest" rezaban algunos titulares que dieron la vuelta al mundo. El sherpa Gelje Sherpa (@gelje_sherpa_) rescata a un cliente a 8.300 metros, en la ‘zona de la muerte’ y lo carga a su espalda hasta el Campo 4. Y cada kilo en altitud parecen 5.
Refiriéndose a lugares por encima de 7.500 metros, el médico suizo Edouard Wyss-Dunant afirmó en 1953: «Aquí, sólo es posible adaptarse durante un tiempo limitado, ya que no se compensa todo el gasto de energía durante el tiempo de reposo». Y decidió bautizar a este inhóspito lugar como la «Zona de la muerte».
Es la otra historia del Himalaya.
Xiana Siccardi cuenta que un amigo le aconsejó (que importante valor, la amistad) que no solo es importante tener sueños, sino también actualizarlos.
A los 24, hizo el viaje soñado a Egipto tras superar un cáncer: "Un cáncer muy agresivo. De un año para otro me había convertido en otra persona, que fue el año que duró el tratamiento. ¿Cómo puedo recuperar mi vida si soy otra?"
Quince años después de un año de tratamiento, y tras ahorrar durante meses y entrenarse (con cardio y natación) comenzó una expedición, de unas dos semanas y unos 60 km, hacia el campo base de la montaña más alta del planeta, en el Himalaya.
"Hima" significa nieve, "alaya" es morada en sánscrito. El Himalaya es la morada de las nieves. La cordillera más alta del planeta, con más de 110 picos de más de 7300 metros.
«En la película Buscando a Nemo, ¡perdón por la referencia!, creo que es el padre de Nemo el que le dice a la madre: ‘No protejas tanto a Nemo para que no le pase nada, que al final vas a conseguir que no le pase nada», cuenta Sicccardi en una entrevista.
Allí arriba, en el tejado del mundo, tras el dolor y el sufrimiento del esfuerzo para seguir adelante, llegaron los aludes de pensamientos y después, como después de una tormenta, la calma mental, la alegría satisfecha.
«Aquí solo entran las personas de buen corazón», advierten las placas de los refugios de esas montañas.
Ella es periodista. Xiana Siccardi escribió un libro junto con su pareja Lakpa Nuru Sherpa titulado "Sherpas. La otra historia del Himalaya". En él, cuentan que esto del derecho de admisión de las montañas, tiene una explicación. Los sherpas creían en la existencia de valles secretos en los Himalayas, llamados beyul, donde podrían refugiarse en futuros tiempos difíciles. Porque la montaña también es refugio, en Nepal eran beyul los valles de Khenpalung, Rolwaling, Yolmo, Langtang, Nubri y, por supuesto, el valle de Khumbu. Por eso hay normas:
Abstenerse de robar la vida, de enfadarse, de tener celos y envidias, de ofender a otros y de intoxicarse demasiado.
Cada montaña tiene un dios, y en el Everest, según la leyenda, vive una diosa celosa de su montaña.
Un lama de un santuario cercano a Namche Bazaar llamado Lama Tenzing Lossang dijo en 2015 tras la gran avalancha que la diosa del Everest “sufre cuando mucha gente se pone sobre ella, y fumar, comer o beber allí no es respetuoso. Es una montaña sagrada, y todos están allí por el dinero, pero el dinero no significa nada para el Everest. Es una diosa muy importante, y si se la trata así, la gente muere”.
“―Oye Lakpa, ¿para ti hay dioses y espíritus en las montañas y en los ríos?
―La gente suele decir que están por todas partes, que hay un dios en cada río, en cada montaña, en los estanques, en las rocas y en los lagos. (…) Yo no sé, sólo digo que mucha gente cree que viven espíritus en ese lago y que allí no se pueden hacer ciertas cosas, que si se molesta a los espíritus hay consecuencias."
“Una caravana de peludos yaks pasó por delante hundiendo las pezuñas en el barro. Un cuervo graznaba como loco desde el tejado de enfrente. Me gustaba que allí todavía se tratara como dioses a los animales en lugar de reducirlos a mascotas, comida o atrezzo. (...) Los sherpas, por su condición de budistas, no mataban ni herían a los animales. Arrebatar una vida estaba considerado uno de los pecados más graves”.
"¡Salta por encima! ¡Qué manía con matar!" Xiana tuvo que saltar las cucarachas que se encontraba en su camino. ¿Por qué tenemos que matarles, si todos los seres tienen todo el derecho de vivir?
“Estábamos ante algunos de los picos más altos de la Tierra. Todas aquellas formidables masas de volúmenes y formas. Desde allí era evidente darse cuenta que los Himalayas no podían ser conquistados. ¿Qué significaba conquistar? ¿Subir a todos los picos? ¿O sólo a los más altos? Por definición, conquistar significaba “ganar, mediante operación de guerra, un territorio, población o posición”; es decir, someter. Se usaba esa expresión porque los primeros expedicionarios fueron militares y las expresiones bélicas –conquistar la cumbre, caídos en la montaña- quedaron asociadas al mundo del alpinismo. Pero la realidad es que era imposible someter a una cordillera, y menos todavía a una bestia como aquella, del mismo modo que, en esencia, no era posible conquistar un río o una flor. Sí se podía, en cambio, destruir un río o una flor en el intento de atraparlos, de someterlos"
Hay otras maneras: "Ningún sherpa hablaba en términos de conquista, sino de respeto hacia la montaña y gratitud hacia ella”.
Nosotros a las montañas, les respondemos con guerra: contaminación, deforestación, minería... Quebrando su compleja armonía natural, que trae de vuelta todo tipo de desastres naturales: deslizamientos de tierras, inundaciones, enfermedades... Y además, les otorgamos todos los derechos de personas jurídicas a las corporaciones que son las que arrebatan la vida a las montañas.
-Se ve muy claro en el Campo Base del Everest- le contó el sherpa Dawa a Xiana.- Apenas ya queda hielo en el Campo Base del Everest en primavera. Hace cinco o seis años, cuando era primavera, allá por el mes de mayo, llegabas y nunca veías agua bajando del glaciar de Khumbu. Pero ahora por las mismas fechas baja un río muy grande, un río de toda la nieve derretida de las montañas.
No son las únicas miradas humanas en estos lugares. En Nepal conviven más de 100 castas diferentes, cada una con su propio lenguaje, religión y cultura.
Sherpas es una palabra que procede de sharwas, tal como se pronunciaba antiguamente. Sher proviene de shar o shyar, que en tibetano significa "del este"; y pa o wa, que significa "gente". Los sherpas eran, por tanto, la gente del este, los procedentes de la provincia tibetana de Kham.
Xiana Siccardi añade muchas pequeñas observaciones de las costumbres de los sherpas en esta obra, algunas de las cuales son muy prácticas: "Me fijé en que los sherpas caminaban en zig-zag para cansarse menos. Observando a Dawa aprendí a estirar del todo la pierna izquierda cuando subía un escalón con la derecha. Yo acostumbraba a subir en línea recta manteniendo ambas piernas siempre flexionadas, como cuando se suben escaleras, pero de esa otra manera las piernas descansaban mucho más en los trayectos largos y empinados."
"Algo me encantaba de aquel lugar era, por ejemplo, que no tenía la constante hiper sexualización de Occidente. Los nepalíes en general -y los sherpas en particular- eran una sociedad tradicionalmente muy puritana en sus formas, y en la que el reclamo sexual no estaba presente en las relaciones sociales, la moda, la cultura popular, la televisión o la publicidad. Aquello quizá explicaba por qué había tantas mujeres de todas las edades viajando solas por el país."
Lapka Nuru, por su trabajo, ha estado en la cima del Everest hasta tres veces. Trabaja para su familia desde los 14 años. Es el turismo de montaña como porteadores o guías. Un trabajo extremadamente peligroso. A Siccardi le cuentan que un porteador de trekking cobra unos 15€ diarios y un guía unos 20€ por día, propinas aparte. La mayoría de trekkings duran doce o veinte días. Y cuando más trabajo hay es en temporada de turismo, en primavera y otoño.
La familia de Lapka, como la mayoría de locales, vivía de la agricultura. Su casa estaba hecha de piedra, con una pequeña hoguera que calentaba toda la morada. Una casa cercana al pueblo de Khari Khola, a unos 75 kilómetros del Everest, a unos 1.800 metros.
"-Dicen que los sherpas estamos muy bien adaptados a la altitud genéticamente, pero no sé si es cierto.
-¿No lo crees así?
-No sé. Hay cosas que ayudan, como que tenemos los ojos así de finos para ver mejor en la nieve y no sufrir tanta ceguera de montaña."
Lapka Nuru estuvo presente el día después de que Nimsdai hiciese la famosa foto del atasco a pocos metros de la cima, en el 2019. Un atasco que se prolongó y que provocó que el joven alpinista nepalí estuviese al borde de la muerte. Era su tercer ascenso, a su cliente se le acabó el oxígeno y Lakpa le dio el suyo.
La visita a la montaña, tampoco se avisa. Quizás es que está dentro, naciendo.
Así lo narra Siccardi: “En todo caso, de persistir en la idea de la conquista, del Himalaya jamás obtendríamos su grandeza, ni su presencia, ni por supuesto todas las demás cosas hermosas que queríamos arrebatarle, pensando que algún día también serían nuestras. John Muir escribió que uno no va a las montañas, sino que las montañas están dentro de uno, y creo que tenía razón. Desde mi punto de vista, sólo había una manera verdadera de formar parte de todo aquello que era, más que conquistando, dejándonos conquistar”.
Fuentes:
https://ruteon.com/noticias/primero-pasas-un-dolor-fisico-luego-llega-el-dolor-psiquico-despues-una-sensacion-de-calma-increible/?fbclid=IwAR0meVJPUkOzNDjXIl2KMHipM_yRzaPWRRnRMuwyVDosSwVBt5GWhiWINZQ
Nemo: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/yes/2021/01/09/supero-cancer-llego-everest-escribio-libro/0003_202101SY9P14991.htm?fbclid=IwAR3v_xkpUOzhC7nRZfzpOIAt3qQtPjE8CEaMZ-HdfYLkNC1qDzMeGWtzjlw
Sherpas. La otra historia del Himalaya. Xiana Siccardi & Lakpa Nuru Sherpa.