“No tengo que ponerme alpargatas, pantalón y camisa blanca para que tú me reconozcas como indígena, yo sé quien soy… y es suficiente”
Los conocemos como “top manteros”, comerciantes generalmente de sacos, guantes, bufandas, gorros de lana, ropa.... Productos que suelen ser decorados con bordados de la región andina como llamas y con figuras geométricas y colores. Uno les reconoce por su fisonomía, por su manera de vestir, por que hablan entre ellos en una lengua que uno no entiende; además, por su peculiar mercancía.
Pero los Otavalo o Indios Otavaleños tienen una larga tradición de comerciantes, artistas y artesanos; antigüamente a los mercaderes se los denominaba « mindaláes ». Desarrollaban su actividad bajo el control cacical y estaban sujetos al pago de tributos en oro, mantas y chaquira de hueso blanco. Así pues, constituían una elite especializada en el comercio e intercambio.
Entre ellos hablan lengua Kichua (y no “ecuatoriano”, como he oído por ahí). A los niños les enseñan el castellano y ellos aprenden “solitos” la lengua Kichua, escuchando a los grandes.
Son migrantes constantes, tanto dentro del territorio ecuatoriano como en el mundo entero, y aún así, sorprendentemente, mantienen su identidad pese a estar fuera de su tierra y hacer sus negocios dentro de este sistema capitalista. Han sabido conservar, a pesar de su intensa relación con el mundo occidental, sus particularidades. ¿Cómo lo han hecho?
El pueblo Quichua-Otavalo pese a que muchas veces ha sido visto como un pueblo que se ha banalizado y ha caído en la trampa del mercado capitalista, aún tiene otras formas de sistemas económicos: intercambio, reciprocidad y redistribución. Una de las estructuras mediante la cual funciona la economía es el sistema del “don-contradon", que son formas de "devolver" un obsequio recibido en ocasiones como las construcciones de viviendas, los bautizos, los matrimonios, los difuntos, etc.
Aunque su éxito más bien radica en que el hecho de viajar, aparte de haberse convertido en un medio para mejorar económicamente las condiciones de vida (no sólo para los que vienen y van o los que se han quedado fuera, sino para los que nunca han salido), se ha constituido en un referente de identidad étnica y cultural que destaca la diferencia entre ‘nosotros’ y los ‘otros’. Un valor que da al individuo reconocimiento, honor prestigio y status, otorgados por la colectividad. Ello depende de los puntos de llegada, así como de que al momento del retorno pueda mostrar los éxitos logrados como comerciante. Así, han sabido encontrar los mecanismos más flexibles para anexar lo global a sus propias prácticas: en la actualidad los jóvenes kichwa-otavalos comerciantes y viajeros, hacen constante referencia a la tradición cultural mindala. Muchos de ellos tuvieron y tienen padres y abuelos que viajaron por el mundo vendiendo y comprando por lo que coinciden en decir que el viajar para ellos es una “forma de vivir, una cosa que la llevan en la sangre”.
Es por eso que la redefinición, autodeterminación y la aceptación de sí mismos, de su identidad, es la base de su éxito. Su identidad como indígenas se construye de su experiencia en el mundo práctico y real , y así se desplaza en el espacio sin dejar de ser y estar en su mundo, y se desplaza así mismo en el tiempo, entre su pasado, sus tradiciones, y su futuro y el futuro de las demás culturas.
Como dice Lucila Lema, académica otavalo (vale aclarar que los otavalo no son sólo comerciantes y viajeros, entre ellos se encuentran asimismo destacados lideres políticos, artistas, profesionales, académicos, etc) “La modernidad excluye todo lo que no encuadre dentro de su racionalidad, están negados los sueños, los misterios, la naturaleza, inclusive las culturas. Las oposiciones global/local, moderno/tradicional, sagrado/secular, culto/popular, son oposiciones no válidas ni complementarias, son tiempos y espacios que deben ser uniformizados, bajo el eje de la cultura occidental dominante.
Sin embargo, muchas son las culturas que han trascendido estas oposiciones y se han globalizado, dando lugar al complejo de las culturas transnacionales, que paradójicamente han traído al mundo urbano, por definición escenario de la modernidad, las diferencias, lo heterogéneo, la diversidad cultural. Los Quichua-Otavalo por su herencia de comerciantes, artistas y artesanos, más que otros pueblos y nacionalidades indígenas están dentro de esta tendencia”
Maldonado, Gina. Pasado y presente de los mindalaes y emigrantes otavalos (Dossier). En: Íconos: revista de ciencias sociales. Los claroscuros de la migración, Quito: FLACSO sede Ecuador, (no. 14, agosto 2002): pp. 46-55. ISSN: 1390-1249.
Los rituales de la cotidianidad. Lucila Lema Otavalo
Tomado de la Revista Yachaikuna (marzo de 2001)http://icci.nativeweb.org/yachaikuna/1/lema.pdf
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