domingo, 5 de junio de 2011

Somos primates, pero con arte.

Aún no sabemos qué son los seres humanos.
Josep Call (primatólogo)

No identificaremos los rasgos únicos de la mente humana
hasta que no descubramos los rasgos en común con el resto de primates.
Michael Tomasello (psicobiólogo, codirector del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y del Centro de Investigación de Primates Wolfgang Köhler )

Lo que cambiará y está cambiando
es nuestra idea sobre quiénes somos.

Michael Gazzaniga (profesor de psicología, director del centro SAGE para el estudio de la mente)


La perspectiva comparada es tremendamente importante. cuando tú observas a una especie, tú ves lo que esta especie está haciendo, lo que no ves es lo que no hace. Lo que una especie no hace es mucho más difícil de ver. Y únicamente cuando tienes una manera de contrastarlo entonces es cuando te das cuenta. ¡Y es en este sentido que el estudio del proceso cognitivo de los primates es absolutamente imprescindible para conocer el proceso cognitivo de los humanos! encontrar el equilibrio justo entre las diferencias y las similitudes, sin caer en el efecto péndulo de “somos completamente diferentes” de hace 50 años a “no hay ninguna diferencia” provenientes de las pruebas genéticas actuales (un 97% de similitud con los simios)

Después de todo, según Michael Gazzaniga: “Sí que somos únicos. Nunca verás a una rata disfrutando de un partido de béisbol, ni a un par de chimpancés pilotando un avión”

Según Michael Tomasello: No se trata de que nosotros seamos más inteligentes que nadie, hemos acumulado demasiadas pruebas científicas de que muchas de nuestras capacidades cognitivas, muchas de las que queremos denominar “inteligentes”, las compartimos con otros animales.  Por ejemplo, en el movimiento espacial, algunos animales son capaces de hacer cosas que nosotros no hacemos. Yo pasé un par de semanas en la selva con chimpancés y los chimpancés se movían por la selva sin problemas. Nosotros llevábamos brújulas colgadas del cuello y sin éstas todavía estaría perdido en medio de la jungla. Tomemos el ejemplo de los números o de las cantidades: muchos animales pueden seguirle la pista a pequeñas cantidades y números. Saben que si hay cuatro trozos de comida, hay más comida que si los trozos son tres. Incluso pueden seguirle la pista a esa comida aunque no la vean. Si saben que hay cuatro trozos de comida en un cubo, y tres trozos de comida en otro cubo, aunque no los puedan ver, eligen el cubo que tiene los cuatro trozos.

Algunas diferencias entre los seres humanos y el resto de los simios:

Acumulación de conocimiento:

Josep Call:
La idea es que la cultura de los humanos está basada en la acumulación de conocimiento, mientras que la cultura de los chimpancés no. Por ejemplo, un chimpancé que fuera un genio podría inventar cómo obtener termitas; podría inventar cómo cascar nueces. Un solo sujeto sería posible que lo inventara. Pero en el caso de los humanos, es diferente. Un bolígrafo. No hay un humano hoy en día que tenga todos los conocimientos necesarios para fabricar un bolígrafo. ¡Una cosa tan sencilla como un bolígrafo! Entonces se necesita esta acumulación de conocimiento para ser capaz de realizar este tipo de instrumento. Y esto es una gran diferencia que existe hoy en día. Cuando un niño nace en una cultura determinada, automáticamente, de forma gratuita, se le dan una serie de conocimientos. Y entonces, a partir de estos conocimientos, se va a desarrollar de una manera que le va a permitir pensar de unas maneras determinadas.

Michael Tomasello Si nos fijamos en la historia del martillo: primero sólo eran piedras, después fueron piedras sobre palos, y ahora son objetos muy grandes que funcionan con vapor, artefactos de la historia que se fueron construyendo con el tiempo, por acumulación a lo largo del tiempo. Esto se debe a que somos unos aprendices sociales excelentes, a que somos instructores, y el hecho de que nuestro aprendizaje social sea cualitativamente diferente lleva a una cultura cualitativamente diferente.


Los simios aprenden por objetivos, los humanos por procesos:

Michael Tomasello: Bueno, si un chimpancé ve a su madre levantar un tronco debajo del cual hay hormigas, al verlo, acabará levantando el tronco él mismo para conseguir algunas hormigas. Pero si ve que su madre levanta un tronco y no hay hormigas, no lo imitará. Cuando se realiza una acción inútil, algo que no produce ningún resultado, los chimpancés nunca imitan esta acción. Los niños, en cambio, imitan el comportamiento, incluso cuando ni siquiera es necesario, a menudo también lo imitan. Si te ven dar vueltas sobre ti mismo, ellos lo harán, por curiosidad. Están realmente preparados para copiar lo que hacen otros, así que el potencial es enorme. El hecho de centrarse en los procesos y no sólo en los resultados hace que sean posibles las convenciones sociales (saludar, dejar salir antes de entrar, como utilizar las utensilios para comer…), que de hecho no cambian el resultado en el entorno físico. Son cosas que uno tiene que hacer igual que los demás, por los demás.

La diferencia entre “creer” y “saber”

Michael Tomasello Nosotros vamos por ahí siguiendo la pista de lo que los demás creen que es cierto y lo consideramos distinto de lo que quizás sea realmente. Es decir, entendemos que los demás van por la vida representando el mundo a su manera, igual que nosotros. Sabemos que una cosa es lo que los demás crean y otra lo que sea en realidad. Que cada uno tiene su punto de vista, su perspectiva de las cosas… Los simios no: creer es igual que saber. No pueden entender las creencias falsas, es decir, el que alguien crea algo que no es verdad. No son capaces de disociar las creencias de la realidad concreta. Y esta distinción entre la realidad, entre la situación real, y lo que la otra persona piensa que es la realidad es una diferencia crucial.

La intersubjetividad es la clave, somos animales supersociables!:

Michael Tomasello Esta intersubjetividad es sólo propia de los humanos y conlleva asimismo la noción de perspectiva, de que compartimos la atención por algo pero al mismo tiempo tenemos cada uno nuestra propia perspectiva. A esto lo llamamos “atención compartida”, “intencionalidad compartida”
Por ejemplo: compartimos nuestra atención por este vaso, tú y yo compartimos nuestra atención por este vaso, pero tú tienes tu propia perspectiva, lo ves desde este lado y yo lo veo desde este otro lado.
Cuando miras algo, el chimpancé lo único que hace es seguir la dirección de tu mirada, pero no piensa en tu perspectiva, ni en ti ni en tu perspectiva cuando miras a esa dirección.

Los chimpancés son muy sociables pero los humanos son archi-sociables. Los humanos han aprendido a colaborar, a hacer cosas juntos. Tenemos experimentos que muestran que incluso niños muy pequeños consiguen mejores resultados en la resolución de problemas comunes si se fijan objetivos comunes, si se comprometen con dichos objetivos, si los persiguen, incluso si la otra persona necesita tu ayuda para salir adelante. Así que la colaboración, la cooperación en todas sus facetas, es algo que los chimpancés practican un poco, pero mucho más los humanos.

Y de ahí, la moralidad:

Michael Tomasello Hemos llevado a cabo un nuevo estudio que demuestra que si yo soy un chimpancé y veo cómo le robas la comida a otro, no me enfado en absoluto. Es lo que llamamos “castigo a terceras personas” o “castigo a terceros” y hasta la fecha no tenemos ninguna prueba de que los simios castiguen a aquellos que le han hecho algo malo a un tercero. Es la esencia de la moralidad; la moralidad o sus normas morales de las que disponemos y que todos respetamos, tanto yo como el resto, y si entre humanos alguien hace algo malo, si veo a alguien que le roba la cartera a una señora en el metro, se espera de mí que diga algo, debería oponerme o intentar ayudarla… los chimpancés si les roban su propia comida, se enfadan pero no les importa si le roban la comida a un tercero.

Michael Gazzaniga:
Solamente te pido una reflexión: piensa en las últimas 24 horas de tu vida. Y ahora pregúntate qué porcentaje de ese tiempo has dedicado a pensar en temas sociales. Descubrirás que ha sido alrededor del 99% del tiempo. ¿Cómo estará tu mujer? ¿Y tu hijo? ¿Y la persona que trabaja contigo? ¿Cuál es su intención? ¿Les vas a gustar? ¿Qué piensan? ¡No puedes desactivarlo! Constantemente conjeturamos sobre el estado mental de los demás en relación con nuestro bienestar. ¡Y no dejamos de hacerlo! Tras percatarnos del increíble poder que tiene plantearse nuestras interacciones sociales en el día a día, queda claro que el cerebro humano tiene que estar tremendamente comprometido con ese proceso. Lo que intentamos descubrir ahora es cómo calculamos nuestra posición respecto al resto, cómo sabemos cuál es la intención de los demás… o cuál es nuestra postura moral respecto a un planteamiento que nos hacen. Y en la actualidad podemos investigar dónde suceden estos procesos en el cerebro y qué circuitos entran en juego, si funcionan con normalidad... La capacidad de descubrir el estado de ánimo de otra persona es exclusivamente humana: hay algunas pruebas (poquísimas) de que los chimpancés pueden plantearse qué pensarán los demás chimpancés, pero es un pensamiento de muy bajo nivel, no es igual que el nuestro.

Los humanos somos los únicos seres artísticos. Promulgemos el derecho al delirio!

Michael Gazzaniga: Me viene a la cabeza ahora un pájaro, no recuerdo cuál, creo que era de Australia o Nueva Zelanda… era un pájaro que construía una especie de alfombra con flores, una alfombra preciosísima para recibir a su pareja, creo, y podría pensarse que tiene cierto sentido artístico. Bueno, tal vez a nosotros nos parezca artístico, ¡pero dudo mucho que se lo parezca al pájaro! Nosotros tenemos una avidez increíble por el arte, nos atrae mucho, ya sea una historia narrativa, una historia de ficción, un cuadro o lo que sea. En cierto modo, es como si nos preparara para lo desconocido. ¿Por qué nos gusta tanto la ficción, por qué nos atrae tanto lo ficcional? En parte, si sucede así es porque nos prepara para lo inesperado, nos permite haber practicado mentalmente la manera de afrontar una situación nueva mediante la ficción…
Otro motivo es que el arte nos brinda una capacidad metafórica fabulosa, porque constantemente nos ponemos a pensar en algo siguiendo la vía lógica y nos quedamos atascados, sin saber hacia dónde tirar. Y de repente se abre otra posibilidad argumental… Una metáfora… y la adoptamos y aplicamos a aquello que nos ha dejado totalmente paralizados, y nos percatamos de que se puede analizar de un modo distinto, desde otro ángulo.

Por consiguiente, ambas cosas se ayudan mutuamente, y no me sorprende en absoluto que tengamos una maquinaria cognitiva tremenda, la maquinaria social, pero también el deseo de acercarnos a cosas que en realidad son una ficción… eso sí, una ficción que nos ayuda no solamente para el futuro sino también para abordar nuestra vida cognitiva actual.
Lo que cambiará y está cambiando es nuestra idea sobre quiénes somos. Ahí sí que tenemos que estar atentos. Organizamos nuestra sociedad en función de lo que creemos que es el ser humano. Y a medida que eso cambie, con nuevas exigencias y varios tipos de ética, con una nueva constatación de que quizá eso es todo, que vivimos en un mundo secular y somos productos de la evolución, etcétera; a medida que estas ideas vayan cuajando, no en las generaciones más mayores, porque ellos están tan aferrados a sus convicciones que pueden rechazar los nuevos descubrimientos e ignorarlos, pero la generación que viene sí que es plenamente consciente de todo y se siente cómoda con ideas que a tus padres y a los míos les habrían horrorizado… a medida que todo esto vaya pasando, veremos que será necesario empezar a apreciar nuevas cosas sobre la condición humana, y convencerse de que eso es lo que hace que la vida merezca la pena. ¿Sabes? La noción de que estamos aquí simplemente como preámbulo de otra vida, desaparecerá. Eso sí que se acabará en los próximos cien años.





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