“El
hecho de haber realizado trabajo de campo es como una licencia para
ponerse pesado”
Escribe Nigel Barley en uno de sus libros, un antropólogo con agudo
humor irónico británico en sus libros que combinan un estudio
riguroso y anécdotas de sus relatos de viajes.
Nada que ver con los libros de antropología tradicionales. Es el conocido "Un antropólogo inocente".
Nada que ver con los libros de antropología tradicionales. Es el conocido "Un antropólogo inocente".
Pero también ha escrito “Una plaga de orugas:
el antropólogo inocente regresa a la aldea africana.” “No es
un deporte de riesgo” y la más reciente “Bailando sobre la
tumba: encuentros con la muerte.” Todas ellas para aprender y reir sobre sociedades tan diferentes como los dowayo de Camerún y los toraja de Indonesia:
"Me
levanté y le estreché la mano cortésmente [a un brujo de la lluvia
al que había entrevistado].«Discúlpeme —dije—, tengo que
guisar un poco de carne». Al menos es lo que pretendía decir, pero
debido a un error de tono declaré ante una perpleja audiencia:
«Discúlpeme, tengo que copular con el herrero».
“Yo
les causaba muchísima gracia. ‘Sacaban fotografías’ con un
cuenco roto y ‘tomaban apuntes en hojas de palmera. Por mi parte,
procuré pagarles con la misma moneda: cuando me pidieron dinero, les
entregué solemnemente el tapón de una botella”
“Dentro
de la consulta había cierta cantidad de instrumentos dentales en un
estado lamentable y un gran diploma de la Universidad de Lyon, lo
cual me tranquilizó un poco.
Tras explicarle mi problema al grandullón que había en la consulta,
éste
agarró unas tenazas y sin más dilación me arrancó los dos
incisivos.
Según declaró, los
dientes estaban podridos.
Me
quedé sentado como un pasmarote (la sangre me corría por el pecho
de la camisa) y traté de hacerle comprender que ya podía emprender
el siguiente paso del tratamiento. No
resulta sencillo discutir en un idioma extranjero faltándole a uno
dos incisivos.
Al final, el individuo se irrita y me dice que si
no está satisfecho llamaría al propio dentista.
Así es, el que me había arrancado los incisivos no era dentista,
era
mecánico, y también arreglaba relojes.
Había
caído en la trampa de creer que cualquiera
que se encontrara en un consultorio dental con una bata
blanca y
preparado para sacar muelas era dentista.”
Lo
bueno de Barley es que no sólo se dedica a contar lo “extraño”
de los otros, sino también lo extraño de nosotros mismos. Otras
anécdotas surgen cuando se da la vuelta a la tortilla y es el
antropólogo el que tiene que explicar a los otros su propia cultura.
Una
vez, los toraja, en Indonesia, pidieron al antropólogo que contara
una historia interesante. Era un exótico forastero, que había
viajado por todo el mundo. A saber con qué saldría..
“-
Una vez encontré en África un hombre capaz de controlar la lluvia.
- Bah!
Eso también lo tenemos nosotros!”
- Pues
una vez... viví con gente que cortaba cabezas humanas y las
coleccionaba!
- Oh,
nosotros también solemos hacer eso, no tiene interés.
- Pues
una vez... fui a cazar leones sólo con una lanza.
- Bah,
supongo que es parecido a lo que hacemos nosotros con el búfalo de
agua, pero seguro que más peligroso.
Y ya
cuando se estaban acomodando para dormir, nuestro antropólogo pensó
que era el momento adecuado para lo más grandioso: Sacó la tarjeta
de crédito!
-
Esto... es como dinero”
Oooooh...
la miraron, se la pasaron con solemnidad.
- En
mi país, en las ciudades, hay máquinas en las paredes donde uno
mete estas tarjetas, escribe un número y saca dinero.
- Ohh
aah oooh..."
“No
me llamaban nunca mentiroso, pero cuando trataba de hacerles tragar
alguna falsedad particularmente flagrante como la existencia de
trenes subterráneos o el hecho de que en Inglaterra no haya que
pagar las esposas adoptaban una peculiar expresión facial”
Más
complicado resulta cuando el antropologo no sólo tiene que explicar las costumbres
de nuestra cultura occidental a un grupo asombrado, sino cuando este
grupo sufre nuestra cultura en nuestras tierras y él tiene que hacerles la vida más
fácil. A los toraja les tuvo que explicar algunas de nuestras costumbres inexplicables:
"Un
día, volvieron de la calle muertos de risa.
- El
parque -decían- está lleno de locos!
- ¿Qué
hacían?
Sonrieron.
-Caminaban... llevando perros... en el extremo de una cuerda.-Y volvieron a reír, esta vez a carcajadas.
Sonrieron.
-Caminaban... llevando perros... en el extremo de una cuerda.-Y volvieron a reír, esta vez a carcajadas.
- Pero
si vosotros hacéis lo mismo con los búfalos. Los lleváis a nadar.
He visto a algunas personas aceitándoles las pezuñas y
cepillándoles las pestañas.
Por
supuesto, se mostraron de acuerdo, aunque de mal humor. Pero eso era
otra cosa. Hacerlo con un perro era como hacerlo con un ratón. ¡Una
locura!"
"Todos
los días la gente arrojaba monedas en el estanque. Eso intrigaba a
Nenek. ¿Por qué hacían eso? ¿Acaso pensaban que en el estanque
vivía un espíritu de la tierra? No fui capaz de explicárselo.
- Lo
hacen para tener suerte. Es una costumbre. -pero con ninguna de esas
explicaciones se dió por satisfecho.
Todos
los días Nenek se daba vueltas por la galería para contemplar el
fenómeno y averiguar el valor de cada moneda, mascullando su
asombro.
-Cuando sea viejo -dijo, sacudiendo sus rizos grises -vendré
a vivir aquí y construiré estanques para que la gente arroje en
ellos su dinero."
"-Cuanto
cuesta una casa como ésta? -Se lo dije. -No puede ser, seguro que
está equivocado.
Hicimos
nuevamente los cálculos. Eran correctos. Nenek me miró horrorizado.
-¿Tiene usted TODO ese dinero??
Le
hablé entonces de las hipotecas a treinta y cinco años y los
intereses. Rió.
-Y luego vienen los holandeses a decirnos que
estamos locos por gastar todo nuestro dinero en un búfalo al que
luego se ha de matar... Ustedes hacen lo mismo con sus casas. Deme la
madera y yo le construiré una por mucho menos!"
"-Así
que -dijo Wed-, resumiendo ¿a los niños ingleses se les incita a
gozar con la tortura, quema y muerte públicas de alguien cuya mayor
culpa era haberse equivocado de religión?
Esa
fue la interpretación de la noche de Noche de Guy Fawkes por una
profesora visitante musulmana de la etnia minang.
(La
Bonfire Night,
en inglés, se rememora en el país natal de Barley, Inglaterra. Guy Fawkes fue un conspirador católico inglés que planeó la Conspiración
de la pólvora con el objetivo de derribar el Parlamento
con explosivos
situados en las bases del edificio y asesinar
al rey Jaime
I de Inglaterra, a sus familiares y al resto de la Cámara
de los Lores. Finalmente fue arrestado y declaró que sus
intenciones eran acabar con las persecuciones religiosas, negándose
a denunciar a sus cómplices
y siendo ejecutado. En él se basaron para el personaje de
“Anonymous” de la obra “V de Vendetta”.)
-Bueno...
-empecé a decir. -esa es una manera muy negativa de verlo. Estoy
seguro de que los niños no lo ven así.
Resultó inoportuno que el fuego alcanzara en ese instante el muñeco situado sobre el montón de plataformas de madera.
Resultó inoportuno que el fuego alcanzara en ese instante el muñeco situado sobre el montón de plataformas de madera.
-Arde
pequeña, arde! -chillaba extasiado un crío.
-Una
expresión norteamericana. Debe haberla sacado de la televisión.
Quizás convenga más considerarla como una celebración del propio
fuego. Existen procedentes históricos.
Wed
meneó la cabeza.
-Proyección
y demonización del Otro. Que quiere decir el Bon de Bonfire?
-Eh...
se supone que proviene de “bonefires”, la quema de huesos. Pero
esa no es la cuestión...
-Mira!-
dijo una madre de un niño, señalando -cómo se le consume el pelo y
ahora se le caen los brazos ¿Allá van! Huyyy, la cabeza, la cabeza!
-Por
supuesto, no hay que tomarlo literalmente.-le expliqué rapidamente a
Wed. -Aquí ya no está en vigor la pena capital. Tenemos que irnos.
Habrán preparado comida, como sabrás, sobre la hoguera, y habrá
vino caliente.
-Preparada
sobre la hoguera? ¿Quieres decir como el cuerpo? ¿Y vino caliente,
como la sangre?
Ahora
el niño trataba de arrancarle la cabeza a la muñeca de su hermana,
mientras ella, gritando, le arañaba las piernas y le daba puñetazos
en los testículos.
-Pequeñas
sanguijuelas!Ya veréis cuando lleguemos a casa!Vuestro padre os va a
matar!
Tenía
que sacar a Wed de allí enseguida."
Como conclusión, una gran frase de Barley explicando la sensación posterior de un trabajo de campo... o de cualquier viaje remoto:
“Una
extraña sensación de distanciamiento se apodera de uno, no porque
las cosas hayan cambiado sino porque uno ya no las ve «naturales» o
«normales». «Ser inglés le parece a uno igual de ficticio que
«ser dowayo»”
Fuentes:
Cualquier libro de Barley. En tu librería o biblioteca más cercana.
Leer a Barley es un placer.
ResponderEliminarSaludos
Es refrescante leer las anécdotas de Nigel, le recuerda a una porqué la antropología y no la economía.
ResponderEliminarCon la sonrisa en los labios, te doy las gracias. Qué interesantes anécdotas...
ResponderEliminaren anthropologia escriben mas anedotas,,,no se tratara de eso esta ciencia?
ResponderEliminarNo Anónimo, la antropología no se basa en anécdotas.
ResponderEliminarLas anécdotas forman parte del trabajo de campo, de hecho estas "vivencias" nos ayudan más a comprender otras realidades.
¡Qué libro genial! Yo también le hice una reseña y además puse un link a tu página. ¡Espero que no te importe!
ResponderEliminarSaludos a todos.
steven avery es inocente
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