"El trabajo te hace libre" |
“Nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la de
la destrucción de un hombre” Primo Levi (escritor, poeta y superviviente del
Holocausto)
"Los
historiadores dejan a la gente en la puerta del campo y vuelven cuando
llegan a la liberación." Paz Moreno Feliú, antropóloga.
“Shoah” (catástrofe) es un documental que trata de reconstruir por medio de entrevistas lo sucedido en Auschwitz. En la secuencia inicial, Simon Srebnik, superviviente de ese campo de concentración, visita lo que queda de los campos en la actualidad. Srebnik camina por lo que hoy en día son páramos desérticos y, tras una larga secuencia donde avanza, como sin rumbo, entre las ruinas, las únicas palabras que logra articular son:
“No se puede contar, nadie puede
imaginar lo que pasó aquí, no se puede entender, es imposible, ni yo mismo puedo hacerlo
hoy”
Paz Moreno Feliú, Catedrática de Antropología Social, es autora de diversos libros sobre el racismo y los genocidios. Escribió "En el corazón de la zona gris", según expresa en la introducción, con idea de romper el silencio que la antropología y otras ciencias sociales han mantenido hasta hace bien poco.
Paz Moreno Feliú, Catedrática de Antropología Social, es autora de diversos libros sobre el racismo y los genocidios. Escribió "En el corazón de la zona gris", según expresa en la introducción, con idea de romper el silencio que la antropología y otras ciencias sociales han mantenido hasta hace bien poco.
Este libro presenta una lectura antropológica de los campos de Auschwitz sobre cómo era el día a día en aquel mundo devastado y en qué consistía la zona gris de las relaciones sociales que surgieron a la sombra de las chimeneas: la deshumanización de las víctimas, las jerarquías e intercambios o los mitos y leyendas que surgieron. No se trata tanto de un estudio del genocidio, de las grandes historias, sino más bien de las pequeñas vivencias o experiencias cotidianas.
Esta es una pequeña transcripción de una entrevista a Paz Moreno Feliú que se le hizo en la radio de la UNED:
El silencio.
"Hay cosas dentro de la
antropología muy chocantes. por ejemplo, en el año 47, después del
Holocausto, se va a proclamar la declaración de los derechos
humanos. Un comité pidió asesoramiento a la American
Anthropological Asociation y les pusieron en la mesa un borrador
sobre los derechos humanos. Entonces se reunieron y la rechazaron en
nombre de un relativismo cultural extremo. No quisieron subscribirla. A partir de aquí hubo un silencio inmenso
sobre estos temas. Entonces Tomas Pollan me explicó que aquí
entraban otra serie de motivos no sólo de racismo sino de
colonialismo y que ningún antropólogo ha estudiado nunca y que se
podría hacer incluso un trabajo de campo de campo de concentración.
Entonces yo empecé a leer las memorias y me provocó asombro que
esto hubiese pasado en un rincón de la historia. Los historiadores
dejan a la gente a puerta del campo y vuelven cuando llega la
liberación."
No eran pobres corderos.
A mi me irrita mucho lo de "ovejas
que van al matadero" Por ejemplo en Auschwitz el ciclón B lo
experimentaron los nazis con los prisioneros soviéticos del ejército
rojo que no eran pobres corderos sino gente que estaba en el
ejército, al contrario que los judíos que eran ciudadanos civiles.
También estaban los gitanos que estaban acostumbrados a remar a la
contra. También muchos prisioneros políticos, sindicalistas de toda
Europa. Eran como las malas hierbas que los nazis querían exterminar
y eliminar.
Realmente casi no había
nazis en el campo. Desde el punto de vista de la administración de
los prisioneros, se calca del gobierno que por ejemplo tenían en
Kenia los británicos con las poblaciones nativas. Se inventaron una
jefatura política que les diera cuentas a ellos, que era el jefe
político de la tribu que podía tener derechos sobre todos sus
súbditos.
La mejor orquesta gitana.
A los gitanos y a los judíos los
trataron distinto, porque en el caso de los gitanos tenían esta
enloquecida teoría racial que
los consideraron como arios, y los quisieron poner en museos. Pero
después, cuando vieron que eran una población grande y los
empezaron a llevar en familia a los campos de concentración, lo que
dijeron fue que no eran arios de verdad porque se habían mezclado con
lo peor de la sociedad. Y luego estaba el tipo de exterminio, que
estaban con toda la familia, no trabajaron nunca y los mataron en una
sola noche. Los judíos eran gente que escribieron sus memorias, en
el caso de los gitanos no hay ninguna memoria escritas. Lo que sabemos del comportamiento de
los gitanos es de los médicos judíos, y de un nazi de la SS que se
llamaba Perry Broad que era muy culto y que quería hacer una
orquesta con ellos, "la mejor orquesta gitana" y sin
embargo no parpadeo el día que los mataron.
Cada comandante de campo quería tener
sus propias músicos y su propia orquesta, y competían los
directores de los diferentes campos de Auschwitz. Simon Lacks,
polaco, es el escritor de "Melodías de Auschwitz" donde va
contando como llega a subir a director de orquesta, porque sabía de
armonía. Y allí la partitura había que armonizarla según se iban
muriendo los músicos que tocaban un instrumento determinado. Si se
quedaba sin clarinetes, él armonizaba la partitura con un oboe.
También había una orquesta de mujeres, que la directora era muy
germana, tanto que cuando muere los nazis le hacen de los pocos
entierros en el campo.
La entrada, la deshumanización.
El primer momento fue un desconcierto
total, porque los prisioneros que están allí eran gente como
nosotros. Nosotros estamos acostumbrados a una vida civil en la que
si alguien nos detiene es porque hemos cometido un mal, pero no nos
detiene nadie por ser quien somos. Es un "estos son
los que no caben, los que no tienen cabida aquí".
Todas las memorias
de las distintas personas son variadas, pero hay ciertos sucesos que
nos permiten encontrar unas pautas de regularidad, por ejemplo, que
nos permiten saber como viven ellos su entrada en el campo. Eran
diferentes entradas, por ejemplo, con los judíos de
salónica, o con un judío occidental de Francia o de Holanda, que les llevaron a un campo intermedio, y luego les
llevaban a realizar ese tremendo viaje en los trenes. Los que
pertenecían a la resistencia, tienen una detención individual,
política, con interrogaciones.
Auswitch es un campo de concentración
triple porque es de concentración, de exterminio (por eso está en el
Este) y donde las multinacionales hacían unos experimentos capitalistas terribles. Cuando llegan allí lo
primero que les llama la atención son gritos, desconciertos, no
saben donde están. Algunos les dijeron que iban a un campo de
trabajo. Para esta gente, dada la ideología del capitalismo y
socialismo que entienden del trabajo como una mercancía, piensan
entonces que no les van a matar. Entonces en esa
iniciación, como rito de paso, les van aislando de lo que conocían
y van conociendo los detalles del mundo en el que se está metiendo.
Así, se sienten como un cero, cuando les han quitado todo, hasta el
nombre, porque nadie podía tener propiedades. Andaban siempre
escondiéndose cosas. Les quitaban su identidad personal, no sólo
colectiva. Hablan con los que les rapan el pelo, porque eran
prisioneros como ellos."
Este hombre cuenta como tuvo que rapar el pelo
en la cámara de gas a cientos de mujeres, algunas amigas de su propio pueblo natal, y como un compañero tuvo que
cortarles el pelo a su hermana y a su mujer...
Las normas predatorias.
En el campo de Auschwitz habían unas
140.000 personas y sus reacciones eran distintas. La deshumanización
que tuvieron significó que la vida que tuvieron anteriormente la
tuvieron que dejar atrás. Su yo anterior lo eliminaron. Surgen unas
normas propias del campo, que tienen distintos rangos. Son normas
predatorias con respecto al resto de los prisioneros. Los golpes que
recibían eran de otros que eran lo mismo que ellos, y comprobaban
que no podían seguir igual que antes. Hay un tejido social nuevo, en
las que surgen la moral del don aunque son esporádicas, porque hay
familiares y pequeñas amistades en las que surgen ayudas mutuas.
Pero son muy pequeñas y en medio de un contexto predatorio. Además
eran gente muy joven, la muestra de la juventud Europea que comenzaba
a vivir, porque a los mayores los mataban.
"Ésta habrá de ser nuestra vida.
Cada día según el ritmo establecido, salir y entrar, trabajar,
dormir y comer, ponerse enfermo, curarse o morir [...]. ¿Y hasta
cuando? Pero los antiguos se ríen de esa pregunta: en esa pregunta
se reconoce a los recién llegados. Se ríen y no contestan: para
ellos, hace meses, años que el problema del futuro remoto se ha
descolorido, ha perdido toda su agudeza, frente a los mundos más
urgentes y concretos problemas del futuro próximo: cuándo comeremos
hoy, si nevará, si habrá que descargar carbón." (Levi, 1987: 39).
Hay
otros casos, fuera de este campo, en los que se privó a la gente de su tejido social, por
ejemplo Colin Turnbull cuenta de un pueblo, los "Ik", a los
que los gobiernos coloniales los movieron de sitio y los colocaron en
un terreno horrible, por lo que la hambruna hizo que incluso
depredaran la comida de sus familiares y les dejaran sin comida. En
las grandes catástrofes lo que vale siempre, va cambiando.
La historia de la bailarina.
«Teníamos que avanzar completamente
desnudos: hombres, mujeres y niños. La bailarina, todavía con el
traje de baño puesto, caminaba a mi lado. Era la única que no se
había desvestido. Un SS, que parecía ser el comandante de los
guardias, se acercó a ella tranquilamente: ‘Preciosa, quítate el
traje’, mientras se acercaba más y más a ella. De repente, con un
rápido movimiento, ella le cogió la pistola y le disparó un tiro.
Después, retrocedió tres pasos y disparó a los SS que corrían por
todas partes. Se reservó la última bala para sí misma. Cayó al
suelo. El pánico era extraordinario. Oíamos gritos y disparos en
todas las direcciones. No podíamos correr porque estábamos desnudas
y no conocíamos el campo. Yo estaba de pie al lado de la heroína
muerta y no sabía qué hacer. De repente, sentí que alguien me
cogía de la mano y me tiraba un vestido. Entonces, me empujó, me
llevó a una puerta y finalmente me dejó aquí. Era un soldado
alemán. No me dijo ni una sola palabra.» Ésta era la historia de
la joven francesa, que escuchamos como si fuese música celestial.
—Así es como se muere —dijo Magda." Sara Nomberg-Przytyk.
Hay necesidad de recurrir a una ejemplo
heróico, y por eso surgen este tipo de historias como el de la
bailarina. Marcel Mauss y Levi-Strauss decían que un antropólogo
no tenía porque andar buscando una leyenda o un mito verdadero,
porque todas lo son. Lo que importa es que surja una esfera mítica,
como antimodelo o como modelo de como podrían funcionar las cosas.
La vida después del Shoah.
La vida después del campo también fue
terrible. Las políticas de la memoria iban en contra de las víctimas
porque lo que querían en realidad eran los héroes, la resistencia.
Entonces nadie les escuchaba. Los datos que tenían los tenían de
los nazis para los documentales y la prensa, que también se
volvieron en contra de los supervivientes. Como ocurre en otras
grandes catástrofes, que las víctimas vuelven a ser doblemente
víctimas porque las políticas diseñadas para afrontar ese pasado
van en otra dirección.
"Recuerdo que tras la liberación, sufrí
más soledad y aislamiento que durante el periodo del Holocausto...
supongo que tiene que ver con el hecho de que, después, la vida a tu
alrededor parece normal pero tú eres anormal. Vale, ¿por qué? En
los campos de concentración y de trabajo había una preocupación
por sobrevivir. Pero después lo que llamaban liberación —realmente
no fui consciente de vivir una liberación— durante mucho tiempo no
era real, pero recuerdo que durante los años 45, 46, 47 e incluso en
el 48, me encontraba a mí mismo llorando, y a menudo [experimentaba]
un sentimiento de «sí, estoy vivo, pero ya está, el resto no
importa» Baruch G.
¿Y que hay de los genocidas?
Hannah
Arendt contaba que, durante su juicio en Jerusalén, Eichmann
explicaba con naturalidad cómo su trabajo consistía en aligerar el
ritmo de la cadena de exterminio de judíos. Así pues, desde su
punto de vista, era un éxito laboral el que, gracias a ciertas
mejoras técnicas en la rutina del exterminio, se lograra eliminar
25.000 personas al mes, en lugar de 20.000. Ahora bien, en una
ocasión en que unos testigos le acusaron de haberle estrangulado a
un muchacho judío con sus propias manos, Eichmann perdió los
estribos y se puso a gritar desesperado que eso era mentira, "que él nunca había matado a nadie" Estrangular a una persona es
insoportable para una conciencia moral normal, administrar la muerte
de un millón de personas es pura rutina.
Deprisa deprisa!
Retardemos el
desierto.
En las selvas de la Amazonía,
En el corazón vivo de
nuestras ciudades,
En nuestros corazones.
Último poema, en 1987, de Primo Levi.
http://redalyc.uaemex.mx/ redalyc/pdf/838/83821273019. pdf
http://www.trotta.es/ficheros/ 0017/00001752agpdm.pdf
http://www.trotta.es/ficheros/
Tuve que leer este texto hace un par de años para la carrera y aún me zumban los oídos, no aprendemos, y sobre todo, no queremos saber.
ResponderEliminarQuien queda impávido después de leer las historias que aquí salen solo merece vivir entre animales.
Discrepo de esa última frase porque demuestra un desprecio enorme por los animales no humanos (se llama especismo); te invito a esta lectura sobre los animales y el Holocausto que seguro cambiará ese osada afirmación: ten presente que se emplearon técnicas de la industria de la carne para ello.
EliminarAquí dejo el enlace por si es de tu interés, a mí me ha cambiado:
https://vozcomoarma.noblogs.org/files/2017/05/244294520-Por-que-maltratamos-tanto-a-los-animales-Eterno-Treblinka-Charles-Patterson.pdf
Te recomiendo la lectura de Isaac Bashevis Singer, ilustra de forma excelente esta línea de pensamiento; no dignamos J. M. Coetzee.
Recibe un cordial saludo.
Dura entrada las que nos has presentado hoy amiga lunática.
ResponderEliminarUn abrazo.
El hombre puesto en sus términos mas vulnerables o firmemente idiotizado por una causa, puede ser el ser mas cruel y despiadado sin uso de ninguna droga, simplemente por que "puede hacerlo".
ResponderEliminarPrecisamente ahora estoy leyéndome el libro, voy el último capítulo, el dedicado a las leyendas que circularon por los campos "La Historia de la Bailarina".
ResponderEliminarConfieso que ha habido dos momentos en los que tenía que cerrar el libro y recapitular, el primero fue cuando re-descubrí que hubo mujeres que se quedaron embarazadas en los campos, ha vuelto a ser el mismo shock, encontrarme de nuevo pensando: Cómo en tales condiciones, totalmente deshumanizadas, aún podían ser "usadas" de ese modo (pienso en el barracón burdel con chicas polacas). El segundo momento capítulo fue cuando comprendí que significaba "organizar", a medida que iba avanzando me preguntaba por las profundas implicaciones morales que conllevaba "organizar" pero comprendo que únicamente fuera, de nuevo en la vida -tal como le sucedió a Primo Levi- uno se pregunta ¿Qué hice?