"Si se sigue estrictamente esta prescripción facultativa, esta
práctica preocupante que muchos negros tienen de huir se puede
prevenir casi en su totalidad. En el caso de los esclavos
"rebeldes e insatisfechos sin causa, azotes diabólicos como
"medida preventiva"
Samuel A. Cartwrigh, médico.
Samuel A. Cartwrigh, médico.
“Los pájaros nacidos en jaula creen que volar es una enfermedad.”
Alejandro Jodorowski, artista.
Alejandro Jodorowski, artista.
Y junto con lo salvaje, lo monstruoso. Fueron los romanos los inventores de esta palabra: monstro, monstrare, monstravi, monstratum, que significa mostrar. Eran seres y hechos sobrenaturales en los que intervenía la voluntad de los dioses, con carácter de castigo. Pero también se les asignaba determinadas cualidades: de ahí viene la superstición de que da buena suerte tocar la joroba de un jorobado o pasar por ella un billete de lotería; de ahí también la bendición de los hijra (tercer sexo) en la India, a los que se les llama para estar presentes en las bodas, nacimientos, etc.
Hoy, utilizamos la patologización para etiquetar determinados comportamientos como enfermos, siguiendo de manera mecánica y reduccionista el modelo dicotómico salud-enfermedad. A menudo, esas etiquetas ideológicas se vuelven diagnósticos que sirven para manifestar desaprobación, rechazo y exclusión del mundo “normal” de aquellas personas con cuyo comportamiento no se está de acuerdo. El origen del feminismo, la discapacidad, la esclavitud y el placer sexual femenino son buenos ejemplos.
LA INCAPACIDAD O MINUSVALÍA.
La modernidad trajo la defensa de lo cuantitativo y propuso como
incontestable el número, y trajo la revolución industrial, donde sólo
tiene valor económico lo que puede expresarse en términos
monetarios.
Fue desde esta Revolución Industrial cuando se resaltó la
noción de validez/invalidez acorde a las exigencias en la producción
industrial, descalificando al inválido en la fuerza de trabajo, lo
que conllevó a su marginación en la vida social. Es así como el concepto de
discapacidad fue cultural y socialmente construído como patología,
y por ende, alejado de los aparatos de representación y de las
prácticas de gobierno.
La
medicina occidental, como la ciencia clásica occidental, analiza la
realidad a partir de una serie de oposiciones: cuerpo/mente,
individuo/sociedad, enfermedad/salud, etc., que deben ser estudiados
separadamente. El mismo cuerpo está fraccionado en partes cada vez
más pequeñas, creando especializaciones (cardiólogo, neurólogo,
etc.) Si no tienes o aparentas tener todas las partes de tu cuerpo
flamantes y nuevas, se te dirige al estrato de "patología"
clínica (junto con la de enfermo mental, homosexual, tuberculoso,
prostituta, epiléptico, sordomudo, hemofílico...).
EL ORIGEN DE LA PALABRA FEMINISMO.
Beatriz
Preciado, filósofa feminista, queer y del género, nos explica que:
"La palabra feminismo aparece por primera vez en un texto de
diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis titulado Del feminismo y del
infantilismo en los tuberculosos que publicó en 1871 un médico
francés llamado Ferdinand Valére Faneau de La Cour. En ese texto,
Faneu de La Cour aseguraba que un gran número de hombres
tuberculosos, especialmente si padecían esta enfermedad de forma
hereditaria, presentaban una serie de rasgos infantiles y
"feministas": cabello fino, pestañas largas, piel blanca y
blanda, barba escasa, genitales pequeños, mamas voluminosas... Es
decir, la primera vez que se utiliza la noción de "feminismo"
es para designar un efecto secundario de la tuberculosis que tiene
como signo más claro la feminización del cuerpo masculino. Una
feminización que, por tanto, se concibe como patológica.
Curiosamente, el texto de Faneau de La Cour tuvo bastante "éxito
mediático" y Alejando Dumas (hijo), que era un periodista muy
activo en la época, utiliza la noción de feminista para
descalificar a aquellos hombres que apoyaban la "causa de las
ciudadanas". Hombres que, según Dumas, corrían el "peligro"
de sufrir un proceso de feminización similar al que padecían los
tuberculosos.
No será hasta finales del siglo XIX cuando la noción de feminismo empieza a ser empleada por los movimientos sufragistas que reclamaban que las mujeres pudieran participar en igualdad de condiciones que los hombres en el juego democrático. Se trata, por tanto, de una noción que se acuña en el ámbito de los discursos médicos-jurídicos-disciplinarios, al igual que la mayor parte de los conceptos que se utilizan en el campo de las políticas sexuales." "Por eso nuestras luchas están tan estrechamente vinculadas a las políticas de higiene y de gestión de la salud".
No será hasta finales del siglo XIX cuando la noción de feminismo empieza a ser empleada por los movimientos sufragistas que reclamaban que las mujeres pudieran participar en igualdad de condiciones que los hombres en el juego democrático. Se trata, por tanto, de una noción que se acuña en el ámbito de los discursos médicos-jurídicos-disciplinarios, al igual que la mayor parte de los conceptos que se utilizan en el campo de las políticas sexuales." "Por eso nuestras luchas están tan estrechamente vinculadas a las políticas de higiene y de gestión de la salud".
LA HISTERIA FEMENINA.
Para
la década de 1980 fue eliminada de los libros de neuropsiquiatría
la condición de “histeria femenina”, que por decenios se estuvo
diagnosticando a mujeres.
La histeria
femenina fue diagnosticada en la era victoriana de manera muy
habitual debido al dato comprobado “científica y bíblicamente”
de que la mujer solo servía para procrear y no para obtener placer
de la relación sexual. Solo a las prostitutas se les permitía tener
emisiones parecidas a las eyaculaciones masculinas. La definición de
este término fue responsabilidad directa de los médicos
y peritos de la época e incluía los siguientes síntomas:
desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez
abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada,
irritabilidad, pérdida de apetito y “tendencia a causar
problemas”.
Para
tratar la histeria, se recomendaba como tratamiento en 1860, masajes
pélvicos únicamente ejercidos por doctores y masajes de agua por
parte de las parteras. Las pacientes diagnosticadas debían recibir
esta estimulación de los genitales hasta llegar al orgasmo, una o
dos veces en semana. Al considerar el deseo sexual reprimido de las
mujeres como una enfermedad, los negocios de clínicas de frotaciones
y masturbaciones que curaban el falso padecimiento estuvieron muy en
boga. A finales del siglo XVIII ya se vendían dispositivos de
hidroterapia con pulsión directa al clítoris, y a mediados del
siglo XIX ya existían balnearios de lujo para mujeres en Europa y
los Estados Unidos, algo así como un recinto de bidets, en donde las
mujeres se reunían a descargar-desahogar sus energías. La compañía
Sears incluyó en 1918 el primer consolador en su catálogo de
artículos.
Otras
mujeres tuvieron peor suerte: en Europa durante los siglos XVIII y
XIX se practicó la cliterodectomía a las mujeres. En la
Inglaterra victoriana perduró mucho tiempo la controversia acerca de
si la clitoridectomía curaba "enfermedades" como la histeria, la
melancolía, la epilepsia o el exceso de masturbación y el
lesbianismo. Así, por estas creencias se siguió practicando por
indicaciones sanitarias hasta bien entrado el siglo XX en países
desarrollados como los EE.UU. e Inglaterra.
La “cara de bicicleta” era una enfermedad ficticia de finales del siglo XIX que podía afectar a las mujeres que hicieran uso de sus bicicletas para desplazarse.
“La postura sobre la bici, el esfuerzo inconsciente de mantener el equilibrio y el sobreesfuerzo físico tienden a producir ‘cara de bicicleta’”, relataba el Literary Digest en 1895. “Un rostro normalmente enrojecido, pero a veces pálido, a menudo con labios más o menos demacrados, un comienzo de ojeras oscuras y una expresión cansada” Además de “cara de bicicleta”, quienes montasen en bici también podían padecer cansancio, insomnio, palpitaciones, dolores de cabeza y depresión. Incluso tuberculosis y un incremento de la libido.
LA CARA DE BICICLETA.
La “cara de bicicleta” era una enfermedad ficticia de finales del siglo XIX que podía afectar a las mujeres que hicieran uso de sus bicicletas para desplazarse.
“La postura sobre la bici, el esfuerzo inconsciente de mantener el equilibrio y el sobreesfuerzo físico tienden a producir ‘cara de bicicleta’”, relataba el Literary Digest en 1895. “Un rostro normalmente enrojecido, pero a veces pálido, a menudo con labios más o menos demacrados, un comienzo de ojeras oscuras y una expresión cansada” Además de “cara de bicicleta”, quienes montasen en bici también podían padecer cansancio, insomnio, palpitaciones, dolores de cabeza y depresión. Incluso tuberculosis y un incremento de la libido.
Y es que en la última década del siglo XIX las bicicletas se volvieron instrumento del feminismo: las mujeres podían moverse libremente por las ciudades y podían vestir prendas que les permitieran participar en actividades físicas, liberándose de los corsés y las faldas y sustituyéndolos por pantalones. Pero muchos hombres de la época no vieron con muy buenos ojos la independencia que la bicicleta estaba otorgando a las mujeres, y tampoco el hecho de que no les esperaran en su hogar con las tareas hechas y ojos dulces en vez de cansados.
La feminista y líder del movimiento estadounidense de los derechos civiles Susan B. Anthoy describió en una entrevista de 1896 para el New York World que la bicicleta había hecho por la emancipación de la mujer más que ninguna otra cosa en el mundo.
“Para los hombres, la bicicleta en sus comienzos era un mero juguete, pero para las mujeres, se traba de un corcel con el que poder cabalgar hacia un nuevo mundo”, relataba la revista Munsey el mismo año.
Actualmente, aunque todavía hay quien asegura que es una enfermedad mental, la patologización absurda ha pasado al tema de la progenie. Mercedes Valcarce, profesora titular de Psicología Evolutiva de la Universidad Complutense de Madrid, no duda en afrimar que "Los niños de este tipo de parejas no van a tener identidad sexual. Los demás la adquieren porque ven que dos personas, un hombre y una mujer, se han unido para completarse. En cambio, los adoptados por homosexuales tendrían una identidad sexual muy conflictiva".
Paulino Castells, doctor en medicina y psiquiatra experto en temas de familia, también se situaba en esta línea de opinión: "Yo lo que deseo para un niño es que tenga un padre y una madre. Para su identificación y la maduración de su personalidad necesita un modelo femenino y masculino, no un modelo de género sino también de sexo, diferenciado anatómica y psíquicamente".
La feminista y líder del movimiento estadounidense de los derechos civiles Susan B. Anthoy describió en una entrevista de 1896 para el New York World que la bicicleta había hecho por la emancipación de la mujer más que ninguna otra cosa en el mundo.
“Para los hombres, la bicicleta en sus comienzos era un mero juguete, pero para las mujeres, se traba de un corcel con el que poder cabalgar hacia un nuevo mundo”, relataba la revista Munsey el mismo año.
LA HOMOSEXUALIDAD COMO ENFERMEDAD
Desde 1973, año en que la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó a la homosexualidad del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad. Posteriormente, en 1990, haría lo propio la Organización Mundial de la Salud. Fue el libro Psychopathia Sexualis de Richard Freiherr von Krafft-Ebing el que popularizó el concepto en 1886. Desde entonces, la homosexualidad se ha convertido en objeto de intenso debate y estudio: inicialmente se catalogó como una enfermedad, patología o trastorno que había que curar.
Actualmente, aunque todavía hay quien asegura que es una enfermedad mental, la patologización absurda ha pasado al tema de la progenie. Mercedes Valcarce, profesora titular de Psicología Evolutiva de la Universidad Complutense de Madrid, no duda en afrimar que "Los niños de este tipo de parejas no van a tener identidad sexual. Los demás la adquieren porque ven que dos personas, un hombre y una mujer, se han unido para completarse. En cambio, los adoptados por homosexuales tendrían una identidad sexual muy conflictiva".
Paulino Castells, doctor en medicina y psiquiatra experto en temas de familia, también se situaba en esta línea de opinión: "Yo lo que deseo para un niño es que tenga un padre y una madre. Para su identificación y la maduración de su personalidad necesita un modelo femenino y masculino, no un modelo de género sino también de sexo, diferenciado anatómica y psíquicamente".
LOS ESCLAVOS DRAPETOMANÍACOS
La
esclava Jacinta, a quien han bautizado cristianamente con ese nuevo
nombre para invisibilizar sus orígenes yorubas, se escapa por cuarta
vez de la hacienda cafetalera. Sus amos ofrecen, de nuevo, una
recompensa por su captura. Alegan que Jacinta padece de sus
facultades mentales y que como ella, cualquier otro esclavo que
escape, estará alterando el orden natural de las cosas, aquellas que
gracias a la iglesia y la biblia dictan que la esclavitud es una
institución bendecida y avalada por el único dios verdadero y sus
seguidores. Aquellas que alegan que todo esclavo que no desee el
cautiverio debe ser considerado un paciente mental.
Los
dueños de la hacienda siguen de este modo y con la bendición de
párrocos y obispos, los preceptos de las autoridades en medicina de
la época que denuncian que todo fugitivo está enfermo de
“drapetomanía”.
La palabra “drapetomanía” fue creada en 1851 y acuñada por el
reconocido cirujano y benemérito psicólogo del estado de Luisiana,
Dr. Samuel A. Cartwright quien alegaba que los negros y negras se
contagiaban de la discapacidad de querer escaparse epidémicamente.
De hecho, él y sus colegas de las ciencias entendían el
padecimiento como “el deseo incontrolable de los negros y negras
por la libertad” y se llegó a afirmar que la misma era una
consecuencia de los dueños de esclavos que “se dieron a la tarea
de comportarse con demasiada familiaridad con los cautivos,
tratándolos como iguales”. Dicha
disfunción psicológica “inducía al negro a huir de servicio”,
y que consideraba el acto como “cualquier otra especie de
enajenación mental que debía ser curada para el bien de la
humanidad”.
Debido
a ello, muchos ancestros fueron atendidos médicamente para incitar la
eliminación de los síntomas, así que además de identificar la
drapetomanía, Cartwright recetó un remedio:
"Si se sigue estrictamente esta prescripción facultativa esta
práctica preocupante que muchos negros tienen de huir se puede
prevenir casi en su totalidad. En el caso de los esclavos"
"rebeldes e insatisfechos sin causa o señal de advertencia de
inminente vuelo” "azotes diabólicos" como "medida preventiva".
Como un remedio para esta enfermedad,
los médicos también recomiendan una imposibilidad física
prescribiendo la extirpación de ambos dedos gordos.
Mientras, dicen que los cimarrones se reunían en el patio para peinar a las más pequeñas, y gracias a la observación del monte, diseñaban en su cabeza, haciéndoles trenzas pegadas a la cabeza o "tropas", un mapa lleno de caminitos y salidas de escape, en el que ubicaban los montes, ríos y árboles más altos. Los hombres al verlas sabían cuáles rutas tomar. Su código desconocido para los amos les permitía a los esclavizados huir. El origen estaba en el continenete africano, donde ya la cultura Yoruba trenzaba su cabello enviando mensajes a los dioses. El cabello es la parte más elevada del cuerpo, y por lo tanto es considerada como el portal de espíritus para pasar a las almas.
Mientras, dicen que los cimarrones se reunían en el patio para peinar a las más pequeñas, y gracias a la observación del monte, diseñaban en su cabeza, haciéndoles trenzas pegadas a la cabeza o "tropas", un mapa lleno de caminitos y salidas de escape, en el que ubicaban los montes, ríos y árboles más altos. Los hombres al verlas sabían cuáles rutas tomar. Su código desconocido para los amos les permitía a los esclavizados huir. El origen estaba en el continenete africano, donde ya la cultura Yoruba trenzaba su cabello enviando mensajes a los dioses. El cabello es la parte más elevada del cuerpo, y por lo tanto es considerada como el portal de espíritus para pasar a las almas.
"Si el terreno era muy pantanoso, las tropas se tejían como surcos", dice Leocadia Mosquera, una maestra chocoana de 51 años a quien su abuela le enseñó el secreto de los peinados por considerarla la "ananse" de la familia, es decir, ese ser mítico representado en una araña, que con su astucia y poder, huye de la dominación.
"A principios de los años setenta, un profesor de Stanford, David Rosenhan, reclutó a ocho amigos y, cada uno por separado, se presentó en hospitales psiquiátricos de distintos puntos de Estados Unidos diciendo que oía voces. Todos ellos fueron ingresados inmediatamente" explica el sociólogo César Rendueles. "Desde el primer minuto de su internamiento se comportaron con normalidad e informaron a los médicos de que ya no oían voces. Sin embargo, nadie detectó que no padecían ninguna enfermedad. Rosenhan publicó un artículo que tuvo mucha difusión. El problema empezó cuando las aseguradoras estadounidenses dijeron que no pensaban seguir pagando medicación y tratamientos si los psiquiatras no eran capaces de distinguir a un enfermo de una persona sana. La asociación profesional norteamericana de psiquiatría respondió encargándole a un psiquiatra llamado Robert Spitzer que elaborara un catálogo diagnóstico exhaustivo y coherente de los trastornos mentales. Spitzer formó un grupo que trabajó durante años para catalogar más de trescientas enfermedades. ¿Cómo lo hicieron? No con criterios científicos, sino intentando contentar a todas las escuelas psiquiátricas".
El origen inmediato de la palabra “fármaco” se halla en el sustantivo griego “farmakós”, instrumento o remedio capaz de llevar a cabo un acto expiatorio. En la Grecia arcaica servía para designar al chivo expiatorio, al pecador de la ciudad, con cuyo sacrificio o expulsión violenta, en las fiestas Targelias, ésta se purificaba. Farmakós, el chivo expiatorio, el agente purificador de una ciudad, el hombre que deparaba a la ciudad su limpieza moral, por tanto su kátharsis o catarsis. Catarsis es la purificación emocional, corporal, mental y espiritual, mediante la experiencia de la compasión y el miedo...
"A principios de los años setenta, un profesor de Stanford, David Rosenhan, reclutó a ocho amigos y, cada uno por separado, se presentó en hospitales psiquiátricos de distintos puntos de Estados Unidos diciendo que oía voces. Todos ellos fueron ingresados inmediatamente" explica el sociólogo César Rendueles. "Desde el primer minuto de su internamiento se comportaron con normalidad e informaron a los médicos de que ya no oían voces. Sin embargo, nadie detectó que no padecían ninguna enfermedad. Rosenhan publicó un artículo que tuvo mucha difusión. El problema empezó cuando las aseguradoras estadounidenses dijeron que no pensaban seguir pagando medicación y tratamientos si los psiquiatras no eran capaces de distinguir a un enfermo de una persona sana. La asociación profesional norteamericana de psiquiatría respondió encargándole a un psiquiatra llamado Robert Spitzer que elaborara un catálogo diagnóstico exhaustivo y coherente de los trastornos mentales. Spitzer formó un grupo que trabajó durante años para catalogar más de trescientas enfermedades. ¿Cómo lo hicieron? No con criterios científicos, sino intentando contentar a todas las escuelas psiquiátricas".
El origen inmediato de la palabra “fármaco” se halla en el sustantivo griego “farmakós”, instrumento o remedio capaz de llevar a cabo un acto expiatorio. En la Grecia arcaica servía para designar al chivo expiatorio, al pecador de la ciudad, con cuyo sacrificio o expulsión violenta, en las fiestas Targelias, ésta se purificaba. Farmakós, el chivo expiatorio, el agente purificador de una ciudad, el hombre que deparaba a la ciudad su limpieza moral, por tanto su kátharsis o catarsis. Catarsis es la purificación emocional, corporal, mental y espiritual, mediante la experiencia de la compasión y el miedo...
Algunas noticias relacionadas:
http://www.lavanguardia.com/vida/20130527/54374878936/deficit-atencion-ninos-ficticio.html
http://www.vanguardia.com.mx/ordenolaiglesiadeholandacastraramenoresporhomosexualidad-1243115.html
Fuentes:
http://revistacruce.com/politica-sociedad/se-solicitan-drapetomaniacos.html
"¿La muerte de la clínica?" Beatriz Preciado. http://www.youtube.com/watch?v=4aRrZZbFmBs
http://en.wikipedia.org/wiki/Drapetomania
"El salvaje artificial" Roger Bartra.
Cambiar las gafas para mirar el mundo. Una nueva cultura de la sostenibilidad. - Yayo Herrero, Fernando Cembranos y Marta Pascual (coords.)
http://www.elalmanaque.com/Amor-sexo/MONSTRUO.htm
http://www.elsevier.es/es/revistas/progresos-obstetricia-ginecologia-151/la-mutilacion-genital-mujer-siglo-xxi-13048277-revision-2003?bd=1
http://historico.unperiodico.unal.edu.co/Ediciones/67/08.htm
http://blogs.publico.es/strambotic/2014/07/carabici/
http://www.vox.com/2014/7/8/5880931/the-19th-century-health-scare-that-told-women-to-worry-about-bicycle
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/09/30/pediatria/1096566915.html
https://jaimearocha.files.wordpress.com/2015/06/poc3a9tica-del-peinado-afrocolombiano.pdf (pág 119)
https://blogs.herdereditorial.com/filco/cesar-rendueles-capitalismo-incompatible-vida-humana/
http://blogs.publico.es/strambotic/2014/07/carabici/
http://www.vox.com/2014/7/8/5880931/the-19th-century-health-scare-that-told-women-to-worry-about-bicycle
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/09/30/pediatria/1096566915.html
https://jaimearocha.files.wordpress.com/2015/06/poc3a9tica-del-peinado-afrocolombiano.pdf (pág 119)
https://blogs.herdereditorial.com/filco/cesar-rendueles-capitalismo-incompatible-vida-humana/
Interesantísimo como siempre. Esbozaría una sonrisa si no fuese tan trágico y no hubiese influído en las vidas de tantas gentes durante tanto tiempo.
ResponderEliminarUn saludo
Muy bueno, siempre he desconfiado de lo calificado como enfermedad, sobre todo en el ámbito de la mente y esto demuestra que por muy expertos que sean los que determinan que es y que no es patología, nunca debemos aceptar lo que dicen sin, al menos, cuestionarlo.
ResponderEliminarSaludos.
Acabo de descubrir tu blog gracias a Montse Neira. ¡Felicidades!
ResponderEliminarTambién descubrí la drapetomania...
Por mi profesión, a menudo tengo que hablar sobre las enfermedades que ahora llamamos exageradas, etiquetas que ayudan a que la persona busque un medicamento o reajustes de los niveles de "normalidad" de algunos parámetros analíticos para introducir el concepto de "tratamiento preventivo". En fin, quizás la "práctica preocupante" no sea la del esclavo que intenta huir, sino la de la humanidad que intenta convertir en enfermos a los sanos.
Muchas felicidades,
ResponderEliminarno me preguntes como llegue a su blog, pero me alegro haberlo conocido.
una visión muy interesante de los temas
Gracias a todos! No se sabe lo que somos los seres humanos todavía... Lo único que sabemos es que somos de todo menos "normales"!!
ResponderEliminarPor casualidad conozco tu blog. Muy interesante. coloca en un lugar privilegiado de la reflexión la relación entre lo social, específicamente lo normativo- social y la psicología. La psicología como ciencia que construye sus parámetros constitutivos como disciplina sobre la base de la aceptación de normas sociales hegemónicas- dominantes.
ResponderEliminarGracias. Muchísimas gracias, Noemí.
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