"Rostropálido no es el único nombre por el cual los nativos americanos conocían a los hombres blancos", asegura el antropólogo Alexander F. Chamberlain.
En su artículo How the American Indian Named White Man («Cómo llamaban los indios a los hombres blancos»), recogen muchos apelativos y expresiones que diversas comunidades originarias dieron a los forasteros.
Muchos de los nombre, como era de esperar, estaban relacionados con
el color de la piel. Varias tribus utilizaban las denominaciones de
"blanco", "piel blanca", "persona blanca", etc. Otros, como los Algonquinos Arapahos, además de llamarnos Nana-gaqamt, (piel blanca),
utilizaban la denominación Nihanatayschet (amarillos), aunque no queda claro si se
referían al pelo o a la piel.
Los hombres blancos barbudos que se toparon con los nativos americanos
suscitaron nombres que se referían a su abundante
pelo. Los Kiowa utilizan el término Bcdalpago (boca peluda) y los Zunis se
refirieron a los primeros españoles como Tsipolokwe (personas con bigote), Mishkiganasiwug (ellos
los del pecho peludo), fue la expresión utilizada por los Algonquinos Miamis.
Alguno de los nombres resaltaban el aspecto diferente de estos extranjeros: los Kiowas utilizaban la misma
palabra para los hombres blancos que para los burros y las mulas: Takai. Significaba "orejas despegadas", porque las de los nativos estaban parcialmente cubiertas por pelo.
Los upsarokas, una tribu sioux, los llamaban Mashteeseeree (ojos amarillos). El nombre Mohave para un español o mexicano es Tahana hazko (hombre blanco largo).
Nuestras voces no fueron del todo agradables para los kiowas, por ejemplo, que llamaron al hombre blanco como Ganoko (los que gruñen). La palabra Creek para el alemán fue Yah Yah algeh (la persona cuya conversación es yah yah)
También
la vestimenta dió lugar a algunos nombres. Los Mohawks del Lago de las
dos montañas, en Quebec, pensaban que las boinas escocesas que llevaban
los primeros pobladores escoceses parecían Ota, su palabra para las bostas o boñigas de vaca. Los Objibwa, sin
embargo, se referían a los escoceses como "aquellos que hablan
diferente". Los
indios Natick de Massachusetts denominan a los primeros ingleses que
conocieron como Wautaconuaog (los hombres capa). Para los Kiowa, Gantonto significa "portadores de gorro".
Otro de los aspectos que más impresionaba a las personas originarias era el
hecho de que los hombres blancos llevaron con ellos el hierro, y su uso hizo una gran impresión en las mentes de los indios. Los chamanes de los inuit Cental, nos cuenta el Dr. Boas,
llamaron al hombre blanco, en su lengua, Kidlatet, una palabra
derivada de kidlak, "hierro".
Los sioux Oto les llamaron Maxonkka (creadores de hierro). Los Haidas de las Islas
Queen Charlotte decían Yets-haidagai (la gente de hierro).
Las
tribus iroquesas se referían a los holandeses como
los Asset-oni (los que hacen las hachas), Onserolmi, que viene de "Asset-oni", es como todavía hoy
conocen los Mohawks del Lago de las
dos montañas a los franceses. También los Mohawks
tenían varios términos sobre sus armas echas por este material, que iban desde los
"cuchillos grandes" o "la gente de los cuchillos largos".
Las naves causaron mucha impresión, y es así que los Algonkian utilizan la palabra Nootka para el hombre blanco que al parecer significa "casa-deriva-en-agua". Los Algonkian Delawares dicen Schwonnaquin (la gente del mar salado). Los inuit también utilizaron el apelativo "hombre del mar", pero también bautizaron a sus visitantes como Shakenataaagmeun (la gente que viene de debajo del sol).
Otras expresiones más sarcásticas son de los Navajo, "Santo",
"inmortal", "peludo", "esponjoso", "barba", "chales", "sombreros
largos." Los Vigilantes de Texas fueron llamados "camisas de hierro", "leggins
de cuero", etc. Los primeros soldados estadounidenses eran "los que
duermen en sus oídos", "aquellos que disparan de lado"; "los quemados por el sol", "aquellos cuyas frentes sobresalen" por la forma de la gorra, etc.
Chamberlain no cita el nombre que los indios Ayoreo dan al hombre blanco, Cohñone (blancos, insensatos).
""Ayoreo" quiere decir "la gente"", cuenta Miguel Alberto Bartolomé, antropólogo argentino, "Y, para ellos, los insensatos,
los cohñone, somos nosotros. Somos los que no conocemos las normas, los
que no sabemos vivir, hacemos cosas descabelladas."
Como descabellado resulta para los habitantes de África Oriental cómo viajan los blancos. El periodista Xavier Aldekoa cuenta que la palabra que utilizan para nombrarles, muzungu, significa literalmente "quien avanza sin rumbo".
Como descabellado resulta para los habitantes de África Oriental cómo viajan los blancos. El periodista Xavier Aldekoa cuenta que la palabra que utilizan para nombrarles, muzungu, significa literalmente "quien avanza sin rumbo".
Los primeros misioneros jesuitas que se encontraron con los tarahumaras en el actual México en 1603, escribían que ‘Procedentes del sur, llegó un pequeño grupo de personas con gruesa tela color marrón, quienes por ser de piel clara y tener el rostro cubierto de barba, fueron llamados “chabochis” (telarañas en el rostro)’.
"¡Dame kòrima chabochi,
soy un indio tarahumara,
soportando crudos inviernos,
y tu fría indiferencia,
he caminado con esfuerzo,
a tu tierra que era mía,
donde soy un extraño para tì,
donde vivo como un paria,
en lo que tú llamas progreso!"
Escribe Román Corral Sandoval.
Soy bolita en Italia,
soy colombo en Nueva York,
soy sudaca por España
y paragua de Asunción.
Español en Argentina,
alemán en Salvador,
un francés se fue pa' Chile,
japonés en Ecuador.
Tico, nica, el boricua,
arjo, mejo, el panameño
hacen cola en la Embajada
para conseguir un sueño.
Si me pedís que vuelva otra vez donde nací
yo pido que tu empresa se vaya de mi país
Y así será de igual a igual
Y así será de igual a igual.
Fuentes:
http://home.epix.net/~landis/whiteman.html
http://www.musicaparaguaya.org.py/3-entrevistas.htm
http://www.nationalgeographic.com.es/2009/02/01/los_tarahumaras_pueblo_aparte.html
Xavier Aldekoa, "Océano África"
No se puede decir que el nombre sea inadecuado. Porque debemos distinguir entre inteligencia y sabiduría. La sabiduría tiene en cuenta los objetivos, el lugar hacia donde avanzamos.
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