martes, 25 de noviembre de 2025

El tiempo, los mitos, y el relámpago que se nos hace largo.

"El tiempo no es oro. El oro no vale nada. El tiempo es vida." 
Jose Luis Sampedro.

"Quizás la más grande lección de la historia, es que nadie aprendió las lecciones de la historia"  
Aldous Huxley, escritor. 

 ¿Y qué si te digo que tu futuro no existe?
 
¿Y qué si te digo que te vendieron un futuro que no existe y que, además de perseguirlo, lo tienes hipotecado?
 
Ya lo sabes. Hablo de ese futuro abstracto, infinito, adoquinado de ansiedad, precariedad e infinita incertidumbre. De ruido y pantallas, de prisas y tic tac, de noches de insomnio y buscar una verdadera razón por la que levantarse al día siguiente. De verse en el espejo y mirarse a los ojos y sentir que la vida se te cae.
 
Y todo comienza así. 
 
Alrededor de 1880, un joyero neoyorquino llamado Willard Bundy y un físico y matemático escocés de nombre Alexander Dey desarrollaron sistemas de medida de tiempo para registrar la entrada y salida del trabajo de los empleados. La puntualidad es una virtud esencial y necesaria para vivir armoniosamente en sociedad.
Frederick Taylor, obsesionado con la eficiencia absoluta en la administración de las fábricas, llegó a cronometrar el tiempo de los movimientos de cada trabajador: 
-abrir y cerrar cajones de carpetas, sin seleccionarlos: 0,04 segundos; 
-levantarse de la silla: 0,033 segundos; 
-moverse en la silla hasta un escritorio adyacente, distante a un metro, 30 -centímetros: 0,050 segundos.

Pero esto no es todo: “como resultado de producir y consumir más, tenemos menos tiempo. Esto funciona así: a mayor eficacia en la producción, cada individuo debe producir más bienes por hora. Y si aumenta la productividad, para mantener activo el sistema, debemos consumir más bienes. El tiempo libre, entonces, queda convertido en tiempo de consumo, porque en sociedades como la nuestra, el tiempo que no se dedica a la producción o al consumo es considerado cada vez más como una pérdida” afirma el antropólogo Allen W. Johnson.
 
Levantarse de la silla: 0,033 segundos; moverse en la silla hasta un escritorio adyacente, distante a un metro, 30 -centímetros: 0,050 segundos. Y recuerdo lo que cantaba Silvio Rodriguez: "siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de silla la verdad."
 
Aquí está en juego el futuro. El futuro cercano, colectivo, estacional. El que no está desligado del pasado ni del presente, ni del significado, la memoria, la experiencia o la verdad. Un futuro en el que una temporada no ha terminado hasta que las cosas que pertenecen a ella han sucedido.
 
¿Qué puede resultar de un futuro abstracto, infinito divorciado de los acontecimientos sociales y las estaciones de nuestro entorno. El tiempo hipotecado como un territorio a conquistar. El futuro para perseguir, no como algo que puedes producir en colectividad y en abundancia.
 
Uno de los últimos habitantes de un pequeño pueblo de España que fue abandonado, contaba: "Para mi todos los días eran distintos, aunque las tareas se repitieran cíclicamente cada año. El cielo que nos cubría variaba de un día para otro. El paisaje variaba a diario, sólo las siluetas de los montes permanecía constante. Monotonía de vida, vista a distancia, desde la lejanía del tiempo, pero allí no lo era tanto, al menos para mí. No era lo que aparentaba ser: era la vida de nuestros abuelos, la de nuestros padres, la que nosotros conocíamos, y nos parecía la mejor."

Viajando a lugares más remotos, un@ se da cuenta de que el concepto de tiempo que tenemos aquí, el de "el tiempo es oro", el que concibe el trabajo orientado a metas sin importar demasiado el proceso o las consecuencias (esquilmar la naturaleza, esquilmar vidas), según la cual todo tiempo debe ser consumido (y en donde el hecho de dejar pasar el tiempo resulta ofensivo), es lo exótico. 
Robert Levine en su libro “La geografía del tiempo” recorre treinta y un países. Cuenta que en Brasil, llegar tres horas tarde es algo perfectamente aceptable, y que en Japón hay un sentido del largo plazo inaudito en Occidente. 
Además, no todo el mundo sigue la esfera de un reloj para medir su tiempo. Evans-Pritchard contaba que, entre los nuer de África, lo que determina el tiempo es el reloj-ganado: la sucesión de esas tareas y la relación que éstas mantienen entre ellas. 
"Los nuer no tienen una expresión equivalente a la palabra "tiempo"en nuestra lengua, y no pueden por ello hablar del tiempo, como nosotros lo hacemos, como si se tratara de una cosa real que pasa, que puede perderse, ganarse, etcétera. Yo no creo que ellos tengan el sentimiento de luchar contra el tiempo, o de tener que coordinar las actividades en función de un transcurrir abstracto del tiempo, ya que sus términos de referencia son, sobre todo, las actividades mismas, que generalmente se efectúan sin prisa."
El historiador E.P. Thompson, en su libro "Costumbres en común", cuenta sobre los nandis, África, que fechan el tiempo según el momento en que tienen lugar los trabajos cotidianos: "Los bueyes han salido a pastar" significa que son las 5 horas 30 minutos. "Se ha soltado a los borregos", que son las 6 horas. 
El filósofo y teólogo keniata John Mbuti (African Religions and Philosophy) describe los conceptos de sasa y zamani de África Oriental y Central. Sasa son aquellos antepasados que permanecen vivos en la memoria humana, y el presente/pasado inmediato (lo que se vive y recuerda). Y zamani, el vasto océano del tiempo en el que todo es finalmente absorbido, o el pasado extenso, ancestral, las eras. El tiempo se mueve hacia atrás desde el sasa al zamani.  

El pueblo akan de Ghana mantiene el sankofa. Se compone de tres palabras: «san» (que significa regresar), «ko» (que significa ir) y «fa» (que significa mirar, buscar y tomar). «Regresar para tomarlo». Sankofa se simboliza con un ave mítica que dobla el pico hacia atrás y lleva un huevo en la boca, con las patas hacia adelante. El huevo en su boca representa el conocimiento del pasado en el que se basa la sabiduría. Los akan creen que el pasado ilumina el presente. Se asocia con el proverbio akan: «Se wo were fi na wosankofa a yenkyi», que se traduce como «No está mal volver atrás por lo olvidado». 
respecto a las duraciones, en Madagascar: "una cocción de arroz" quiere decir media hora, "una fritura de langostas" significa un instante, o aún se dice: "El hombre estará muerto en menos tiempo del que se necesita para que el maíz quede bien tostado."  
"Poronkusema" es la palabra finesa compuesto de poron (reno) y kusema (orinada por) ; la distancia que un reno puede viajar sin detenerse para orinar.
En Chile, el tiempo que duró un terremoto en 1647 se definió en dos credos, y cocinar un huevo se medía con la recitación en voz alta de un Ave María, como aquí una tarea la hacemos "en un santiamén".
 A los nativos de Cross River se les oyó decir que «el hombre murió en menos tiempo que tarda el maíz en quedar completamente tostado» (menos de quince minutos)
J.M. Synge relataba sobre las islas Aran que a menudo le preguntaban la hora cuando paseaban por la calle, pero que, al no estar acostumbrados a la hora de una esfera de un reloj, terminaban por preguntar cuanto quedaba hasta el atardecer.
En Birmania, de la misma manera, el despuntar del día se designa como el momento en que "hay bastante luz para ver las venas de la mano". 
Los Amondawa de la Amazonía tampoco entiende como el tiempo puede fluir independientemente de los eventos. Tampoco tienen una palabra puntual para “tiempo” ni para ninguna subdivisión arbitraria como mes o año. Para ellos no tiene ningún sentido la idea de “trabajar toda la noche” porque lo que importa es el fruto de ese trabajo y no el intervalo empleado. Tampoco miden su edad en años, sino que se refieren a los distintos hitos de su vida y las distintas posiciones que van ocupando dentro de la tribu, a través de los ritos de paso, conforme pasa el tiempo y adquieren nuevas responsabilidades.
Literalmente, para un Hopi las cosas ocurren cuando se entera de ellas. No existen unidades de subdivisión del Tiempo, sólo el Día, Luna y Estación, y no tanto como un transcurrir temporal como por los cambios que producen en el entorno estos ciclos naturales. Para decir “mañana”, la expresión literal es “mientras la fase matinal ocurra”.
Los despertares matinales no son momentos difíciles para un tuareg. Este se levanta al amanecer y su día comienza con el sol. Al vivir el ritmo que le marca el día y la noche, ignora el sufrimiento del despertar. Vive dentro del tiempo, al ritmo de las estaciones. No existen horas, solo el alba y el crepúsculo. "No llevamos inscrito en nuestro interior que la vida debe seguir rigurosamente las agujas de una esfera. En la escuela, nadie lleva reloj, los niños tienen la intuición del momento. Lo sienten. Además, el maestro no castiga por llegar tarde. El tiempo hay que tomárselo..." cuenta Moussa Ag Assarid.
Pierre Bourdieu describe como los bereberes de Cabilia, del norte de Algeria, describen la prisa como una falta de decoro combinada como una ambición diabólica. El reloj se conoce a veces como "el molino del diablo". No hay un momento concreto para comer, y el quedar para una cita en un momento puntual no existe, simplemente dicen "nos veremos en el próximo mercado" Una canción popular dice "es inútil perseguir el mundo, nadie lo va a atrapar"
Karl Polanyi, antropólogo, tomó prestado esta noción de molino satánico para definir al sistema capitalista:
"¿En qué consistió satanic mill, este molino del diablo, que aplastó a los hombres y los transformó en masas? (...) ¿En virtud de qué mecanismo se destruyó el viejo tejido social (...)?" "La necesidad de ralentizar en la medida de lo posible un proceso de cambio no dirigido, cuando se considera que su ritmo es demasiado rápido para salvaguardar el bienestar de la colectividad, es algo que no debería precisar de una explicación detallada. Este tipo de verdades corrientes en la política tradicional, reflejadas en las enseñanzas de los antiguos, fueron borradas del pensamiento de las gentes."
Las enseñanzas de los antiguos son banales para nosotros. Nos creemos inaugurales ("hemos entrado en una nueva era" "esta es una nueva etapa" "se está escribiendo la historia") y creemos que tenemos poco que ver con el pasado y que del pasado muchas lecciones no podemos sacar porque son radicalmente diferentes. Esto es completamente falso. El caso es que nos vemos obligados a vivir hacia el futuro, pero hacia un futuro no real, como los indios iroqueses que se veían obligados a pensar en la Séptima Generación en todas sus asambleas, sino en un futuro incierto e infinito. Crédito significa hipotecar el futuro en la esperanza de que el trabajo lo rescatará a su debido tiempo. "La ropa de marca, los coches deportivos italianos, la alta tecnología, las frecuentes expediciones de compra, los fines de semana en la costa, los restaurantes caros... Si esto implica endeudarse con tarjetas de crédito, retrasar el matrimonio y vivir en apartamentos libres de niños... ¿cabe imaginar mejor prueba de lealtad hacia los superiores?" se preguntaba Marvin Harris.

"Debemos reubicar el futuro" advertía la antropóloga Margaret Mead. "A juicio de muchos pueblos de Oceanía el futuro reside atrás, no adelante. Los balineses opinan que el futuro se parece a una película expuesta pero no revelada, que se despliega lentamente, en tanto que los hombres están a la espera de lo que les mostrará. Interpretan que es algo que los está alcanzando, y nosotros también utilizamos esta figura retórica cuando decimos que oímos a nuestras espaldas las pisadas implacables del tiempo." 
 
En la novela maorí Potiki de Patricia Grace, se habla de esta idea del tiempo "que todo el tiempo es tiempo presente, centrado en el ser" que "simplemente se extiende en cualquier dirección hacia círculos externos llamados pasado y futuro solo para nuestra convivencia. El ser se extiende para alcanzar estos adornos que se vuelven parte del yo." 

Y hay mucho más ejemplos: Para los aymara, que viven en los Andes, el tiempo fluye desde la espalda, pues el futuro no lo conocen ni lo pueden recordar, y lo que está al frente (el pasado) es lo que se sabe o se ve. 

Para los yupno de Papua New Guinea, el pasado es siempre cuesta abajo en la dirección de la desembocadura del río local, ya que sus antiguos llegaron a  esas tierras por ese lado. 

Los inuit de Baffin utilizan la misma palabra, “uvaitiarru”, para referirse al pasado y al futuro lejanos. (En realidad, utilizamos las mismas áreas cerebrales tanto para recordar el pasado como para pensar en el futuro, las áreas de la imaginación. "Recordar" significa “volver a pasar por el corazón”.)

La lengua de los boruya distingue cuatro formas de pasado: un pasado lejano, el de los fundadores; un pasado social de la historia del pueblo mismo; el pasado ordinario, el de la memoria de cada quien; y el pasado próximo, el de la noche que precede al día. El futuro como tal no existe, sólamente sirve para la repetición de estos tiempos del pasado. 

Los mbuti en el Congo, y los hadza de tanzania, no ven la necesidad de hablar del pasado y no conocen el concepto “historia”.
Lévy-Bruhl explica que cada tribu aborigen (Australia) posee un término especial para designar el pasado mítico, pero todas la designan como un "Sueño": es el tiempo de lo insólito o maravilloso, en que "lo extraordinario era la regla"

Si hay algo que nos distingue de los demás animales es nuestra capacidad de soñar, de imaginar historias que inventamos no sólo para fantasear y distinguirnos de los Otros, sino para prevenir. Todos los pueblos tienen sus propios mitos, y aunque se nos hayan olvidado, nosotros no somos menos. Nuestros antiguos también nos advirtieron de los peligros del Tiempo, y nos instigaban a matarlo. Santiago Alba Rico nos recupera uno, y relata: "El mito griego cuenta que Cronos (Saturno) devoraba a sus hijos nada más nacer, de igual manera a como los años los días y la horas se consumen sin cesar en el pasar inevitable del Tiempo. En esas condiciones era imposible cualquier tipo de vida política humana. Era como si el viento echase abajo todo cuanto los dioses y los hombres intentaban construir. Así, era imposible sentarse a hablar, a dialogar, a legislar. La ciudadanía era imposible, porque éstos no encontraban nada sólido a que agarrarse, ni un totem, ni un rito, ni una costumbre, ni siquiera la lengua permanecía, todo se lo llevaba el viento, el tiempo. Zeus consiguió derrotar a su padre Cronos. El Tiempo dejó de reinar. Sin duda, seguía pasando el tiempo, pero ya no era el dueño de todo. Los hombres pudieron levantar instituciones, palacios y templos, legislar costumbres y hablar, dialogar. El Tiempo retrocedió y la Palabra ocupó su lugar. Y se hizo "cultura".
Y es que en griego, ocio se decía “skhole”, de donde viene la palabra “escuela”. 
Pero a nosotros nos divierten, nos entretienen, nos distraen.
O sea, no aprendemos y ni siquiera somos medianamente conscientes de lo que hacemos con nuestro tiempo, y la vida no solo se nos pasa distraída, sino demasiado rápida. 

Nuestra manera de vivir es, como afirma un maestro budista, "hacer la limpieza de la casa en sueños". Nos decimos que queremos dedicar tiempo a las cosas importantes de la vida, pero nunca tenemos tiempo. Sogyal Rimpoché lo llama "la pereza occidental": "consiste en abarrotar nuestra vida de actividades compulsivas a fin de que no quede tiempo para afrontar los verdaderas problemas. Parece que nuestra vida nos vive, que posee su propio impulso imprevisible, que se nos lleva; en último término, nos parece que no tenemos elección ni control sobre ella". 


“Sentado tranquilamente, 
sin hacer nada, 
la primavera viene 
y la hierba crece por sí misma.”

Las plantas crecen por Wu Wei, es decir no hacen esfuerzos para crecer, simplemente lo hacen. El Wu Wei sería, pues, una forma natural de hacer las cosas, sin forzarlas con artificios que desvirtúen su armonía y principio.

Resulta que, biológicamente, nuestra noción del tiempo es cambiable, como lo son las ilusiones ópticas y, durante un hecho muy emocionante, ya sea por miedo, estrés o cualquier otro momento intenso, la amigdala interviene para retener esta información importante y retiene esos recuerdos de manera más rica, más densa, para archivarlo para próximas ocasiones parecidas. De modo que cuando se vuelven a leer más tarde, la sensación es que duró mucho. De esta manera, nuestra vida se hace más rica, más intensa y más larga, no es un presente voraz que se lo come todo.
Pero en un mundo dedicado a la distracción, el silencio y la quietud nos aterrorizan, y nos protegemos de ellos por medio del ruido y las ocupaciones frenéticas. Contemplar la naturaleza de nuestra mente es lo último que nos atreveríamos a hacer. Y sin embargo "La sombra es la ropa del tiempo", dice un proverbio japonés.
 
“El relámpago se me hace largo” (“l'eclair me dure”) escribió René Char. "Pues bien" afirma Alba Rico, "a nosotros, los relatos se nos hacen largos; los libros, las catedrales, las explicaciones, las conversaciones se nos hacen largas; la muerte de 3.000 personas o la de 1.000.000 se nos hace larga; la realidad misma se nos hace larga. Y también, claro, la revolución se nos hace larga."
 
Un mundo que no se puede atrapar, como decían los bereberes de Cabilia. Son los acontecimientos sociales los que forman el tiempo social, son las personas las que hacen el tiempo, no al revés.
 
El nieto de Cronos, es Kairós, en la mitología griega responde al "momento adecuado para hacer algo". Por eso, Kairós tiene alas, él si es rápido porque su mente está educada y el tiempo es un péndulo caótico; y porta una balanza desequilibrada, porque el equilibrio no es una de sus mejores virtudes, al igual que el tiempo.     "¿Qué sucede si ya no hay mitos?", le pregunta el periodista Moyers al antropólogo Joseph Campbell.
“Basta leer el periódico.”, responde Campbell, “Es un desastre”.  

Un experto en gestión del tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia y, para ello, sacó de debajo del estrado un frasco de cristal grande y con la boca ancha. A continuación, lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño, y preguntó:
“¿Cuántas piedras caben en el frasco?”
Mientras los asistentes realizaban conjeturas, empezó a meter los cantos grandes hasta que llenó el bote. Entonces, preguntó:
“¿Está lleno?”
Todo el mundo asintió. Sacó un cubo de grava y empezó a meterla en el recipiente mientras lo agitaba hasta que no cupo más.
“¿Está lleno ahora?”, preguntó de nuevo. Los asistentes dudaban. El experto sacó un cubo de arena y la volcó sobre el frasco. Se filtró por todos los espacios libres.
“¿Está lleno?”
"¡No!", exclamaron los asistentes.
Cogió una jarra de agua y la vertió en el frasco hasta que estuvo a punto de rebosar.
“¿Qué hemos demostrado?”, preguntó, y un asistente dijo:
“No importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.” “¡No!”, respondió el conferenciante. “Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras primero, nunca podrás hacerlo después.”


Fuentes:
"African Religions and Philosophy". John Mbuti.
"Entre cronos y kairós: las formas del tiempo sociohistórico". Guadalupe Valencia García.
"El naufragio del hombre" Santiago Alba Rico, Carlos Fernández Liria.
"El libro tibetano de la vida y la muerte" Sogyal Rimpoché. 
“Cultura y compromiso: estudio sobre la ruptura generacional" Margaret Mead.
“La evolución de las sociedades humanas” Allen W. Johnson.
"La gran transformación" Karl Polanyi. 
"Memoria de un montañés" José Satué Buisán.
"Los Nuer." Evans-Pritchard
"Oriente y Occidente", Luis Racionero.
"Costumbres en común" E.P. Thompson: http://polsocytrabiigg.sociales.uba.ar/files/2014/03/Thompson-Costumbres-en-comun-Tiempo-disciplina.pdf
Robert Levine en su libro “La geografía del tiempo”
http://www.antropologiaurbana.com/wp-content/uploads/LA-MITOLOGIA-AMERINDIA-Mercedes-Fernandez-Martorell.pdf
http://es.scribd.com/doc/139337602/Historia-Oral
http://tems.umn.edu/pdf/EPThompson-PastPresent.pdf
http://www.rtve.es/alacarta/audios/carne-cruda/carne- cruda-filosofar-tiempos-revueltos-29-05-12/1423195/
http://www.veoverde.com/2011/05/amondawa-la-tribu-amazonica-que-no-concibe-el-tiempo/ 
http://www.youtube.com/watch?v=rh99hXkot94
http://neofronteras.com/?p=3849
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1207/s15516709cog0000_62/pdf
http://pss.sagepub.com/content/21/11/1635
http://astropuerto.com/?p=394
http://www.revistaesfinge.com/culturas/mitologia/item/693-92joseph-campbell-y-el-poder-del-mito

martes, 21 de octubre de 2025

La guerra de los drones y la IA: ¿quién está detrás del drón?

El hecho mismo de la existencia de los drones es algo que oficialmente se niega, por tanto "desconocido", no digamos ya el hecho de que se mate a víctimas inocentes. Una cuestión documentada pero desconocida es que las muertes con drones son para gran parte del mundo, como lo eran también para los EE.UU. hasta el 11-S, "asesinatos". 

"El fascismo florece en la "ilusión de invulnerabilidad", pensaba Walter Benjamin. (...) así es cómo la estética fascista representó el cuerpo. El supuesto éxito de la guerra tecnológica de los drones sin piloto se basa también en la ilusión de la invulnerabilidad. Es el cuerpo reducido a la coraza del dron teledirigido."

 

Joseba Zulaika. Antropólogo. Muerte desde Las Vegas.


Joseba Zulaika, Doctor en Antropología por la universidad de Princeton, publicó en castellano, en el año 2020: "Muerte desde Las Vegas. La guerra de los drones y la resistencia a la fantasía norteamericana". Ahora los pilotos no se suben a ningún avión. Las operaciones de los pilotos de drones militares norteamericanos matan a miles de kilómetros del frente de guerra, dejando una cantidad ingente de víctimas civiles anónimos.
Se hacen llamar "cazadores" y no se juegan la vida. No existe ninguna interacción humana... 

¿O sí?

Esa forma de caza llevada a cabo por vía satélite desde la base militar aérea de Creech cerca de Las Vegas, hasta las zonas de guerra...  ¿sostiene interacciones humanas? ¿Qué hay del trauma que sufren los pilotos de drones debido a la intimidad visual con la que contemplan las consecuencias fatídicas de sus acciones? ¿Existe fantasía mayor que la retroalimentación mutua entre terrorismo y contraterrorismo? 

En la guerra de drones, matar es un juego, una destreza, un arte. Para empezar, los pilotos de drones no son pilotos reales, sino pseudopilotos; no vuelan sobre territorio enemigo real, ni sufren los riesgos del enfrentamiento bélico, sino que están sentados en una estación de control mirando a una pantalla. Desde allí aprietan una palanca de mando...

Bueno, empecemos por el principio. Que bastante duro es este tema.

 De cuando el terrorismo sustituyó al "peligro del comunismo".

Los misiles Peacekeeper (pacificadores) fueron sustituidos por drones. Y los avistamientos de OVNIs, por terroristas-alienígenas.
 

La CIA y las Fuerzas Aéreas se unieron en el invierno de 2000 (un año antes del 11 de Septiembre) para trabajar en un proyecto sobre drones. El objetivo era armar un dron de reconocimiento Predator con misiles tipo Hellfire. Las primeras pruebas con éxito tuvieron lugar el 21 de febrero de 2001. 


El cambio fue así. 

En la Guerra Fría, existe una disuasión nuclear. Es decir, el Estado de Seguridad está comprometido a asegurar sistemas defensivos para que nunca sean usadas las armas nucleares.

La guerra contra el terror cambia de esta disuasión a la prevención y a la realidad espectral del desorden mundial bajo la amenaza omnipresente del terrorismo. Tal y como escribe el antropólogo Zulaika: la fantasía como caos inconquistable. 

¿Qué hay del piloto de drones?



"El piloto de drones no aborda al enemigo como un ser con sentidos humanos-
cara a cara, hablando, escuchando -sino como un objetivo. (...) La misión eliminar el objetivo con la palanca de mando. No se lo llama "homicidio" o "asesinato", sino targeted killing ("muerte selectiva"). (...) Cuando se trata de un "ataque múltiple", el piloto no ve allí abajo un objetivo individualizado, sino un grupo. Los daños colaterales se asumen como intrínsecos a la guerra: la muerte de hasta 30 civiles por cada combatiente se considera la norma en la guerra de drones.

Las víctimas de los drones son básicamente individuos genéricos, privados de su individualidad y unidos en una identidad biopolítica de grupo, al modo como se mira a los animales salvajes. Ese cambio categórico de individuo a grupo, de miembro a especie, es decisivo a la hora de difuminar la responsabilidad por la muerte de la víctima."

Y como tal, se lo mata.

Zulaika advierte y redunda en el gran cambio básico en la política contraterrorista bajo la administración de Obama: eliminarnos, en lugar de capturarlos. En lugar de trasladarlos a Guantánamo y torturarlos allí, o enjuiciarlos en cada caso. "En lugar de esto, la administración de Obama eligió asesinarlos sin más. La administración de Trump siguió el camino trazado por Obama. La captura conlleva ensuciarse las manos y puede inducir a la domesticación. Los cazadores prefieren la muerte de la presa."

("Primero la sentencia, después el juicio" grita la Reina de Corazones en Alicia en el País de las Maravillas.)

Barack Obama (Premio Nobel de la Paz) fue el único presidente que ordenó en secreto la muerte teledirigida de un ciudadano estadounidense que estaba en una zona de no guerra con EEUU.

"Uno podría decir que un aspecto crítico de semejante legitimidad, como el antropólogo Evans-Pritchard dijo sobre el rol del rey divino entre los Shilluk, es "no tanto gubernamental como sacerdotal"." Explica Zulaika, y zanja: "El soberano, una vez más, es al mismo tiempo sacerdote y asesino."

Al mismo tiempo, en el mundo de los terroristas, que "es una política clandestina, informal, desordenada y ritualizada", también se confía en el "carisma del martirio-revolucionario".

El problema es que "La ausencia de estructuras formales son la causa de que "la guerra contra el terror" sea esencialmente interminable e imposible de ganar."

Además, en esta guerra tampoco hay limitaciones por fronteras. 

 

"Los drones proyeсtаn soberanía porque prueban que el poder imperial tiene derecho a colapsar toda frontera territorial con impunidad. Que el campo de batalla terrorista se halla en todas partes(...) Esta justificación surge del supuesto de que la forma misma de la legalidad internacional puede ser abolida en la lucha contra el terrorismo, dada la naturaleza carente de forma del enemigo -total falta de respeto por la ley, la moralidad o la política- en una guerra sin fin. Así la falta de legalidad terrorista da lugar a su mímesis en la falta de legalidad del Estado."


"Un axioma político en la actual guerra contra el terror" escribe Zulaika, implica que el Estado soberano tiene el derecho de catalogar como "terrorista" a cualquiera, quien a continuación se convierte automáticamente en un individuo fuera de la ley humana -de modo que se le puede matar sin cometer homicidio- o fuera de la ley divina -de modo que su muerte no es un sacrificio válido para la comunidad y por tanto la falta de respeto a su entierro religioso tampoco es un sacrilegio-."

"Obama insistió en aprobar cada nombre nuevo en la creciente 'lista para matar' mirando las biografías de los presuntos terroristas, algo que un oficial denominó las macabras "cartas de béisbol". Según un informe, de las 3.000 personas asesinadas con drones hasta junio de 2011, la CIA sabía los nombres de tan solo 125 y consideraba que únicamente 35 de ellos eran "objetivos de alto valor. ¿Pero por qué un cazador necesita saber los nombres de las presas salvajes que va a matar? Solo los animales domésticos tienen nombres."

La base está en la noción de signature strike (que podríamos traducir como "ataque distintivo"): es decir, cuando se considera combatiente a toda persona que lleve una conducta "distinta", determinado modo de vida o que viva en zonas geográficas clasificadas como hostiles o sospechosas, sin más culpa que esa asociación. Quién es "terrorista" para las fuentes occidentales a base de aplicar la noción de "ataque distintivo" no lo es en absoluto para los nativos que viven de acuerdo a los modos de vida en esos territorios."

Ataque distintivo es un eufemismo, esa expresión que suaviza o reemplaza a otra que se considera dura, desagradable o malsonante.

Pero el poder del eufemismo es elemento constitutivo fundacional del discurso contraterrorista y por tanto clave también para la guerra de drones.

(La cuestión es -replica Humpty Dumpty, en Alicia a través del espejo- quién es el que manda, y se acabó.) 

Lanzar bombas es "acción militar cinética". La "tortura" es una "técnicas de interrogatorio mejoradas". Se llama a la "contienda armada" para tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles sobre el terreno. 
 

¿Cómo convertir a un adolescente en cazador-asesino? 

Los drones se llaman Halcón, Predators (depredador), Reapers (segador). Los objetivos son "bug splat": aplastar al bicho. O "target": objetivos.


Zulaika cuenta que el piloto de drones Martin se identificaba como un halcón. Con radares de alta resolución y sensores de largo alcance, proporcionan vigilancia sobre un territorio de 64 mil kilómetros cuadrados al día. Pero luego, el piloto se preguntará: ¿la víctima que mató con un misil, era un terrorista o era un civil en el sitio equivocado? "Estamos salvando vidas", le dicen. Los drones tienen ojos, y son los suyos, y los de mucha gente más como él que están tras los drones, asesorando y monitoreando. 

Los dilemas morales son muy diferentes a los que surgían antes. "Los valores militares tradicionales, como el coraje y el honor, son ideas obsoletas, casi una burla en la guerra de drones, que es más como el juego de disparar al pez en una pecera, que una guerra verdadera." El problema es la disonancia, la incapacidad para saber con certeza quiénes son los objetivos.

"La distancia debería proteger al piloto de los efectos traumáticos de la "trampa 22" que supone la experiencia del soldado en el frente de batalla (si no mato yo al enemigo, el enemigo me matará a mi). Pero este "ojo en el cielo" del halcón también permite al piloto tener una vista íntima de las vidas a las que va a eliminar sobre el terreno. Aprieta el botón en Creech y a los dieciséis segundos el misil Hellfire da en el blanco en Afganistán (...)"
 

Nada es más difícil que mirar a otro ser humano a los ojos y matarlo cara a cara. En general, el hecho de que los soldados muy a menudo se niegan a disparar, es ampliamente aceptada.  "Es una simple realidad de la guerra que cuanta mayor sea la distancia es más fácil matar. (...) Las distintas formas de obtener distancia -desde el espacio, tiempo, sistemas de armas, diferenciaciones categóricas- son estrategias para evitar el impacto traumático del tabú de matar."

Sin embargo, en la guerra de drones, desaparece esta asimetría. La nueva guerra no asume riesgos ni bajas para todos los involucrados. Resulta ser guerra para unos, pero una especie de encuentro de Nintendo sin riesgos reales para otros.
Este tipo de guerras asimétricas no es algo nuevo. Escribe Zulaika que "en la era post-Vietnam un objetivo primordial del ejército norteamericano ha sido la de no exponer a los soldados al peligro del combate, conocida como la Doctrina Powell, consiste en aplicar una fuerza militar abrumadora y obtener una victoria rápida con mínimas bajas." Los drones van más allá y traen una guerra sin bajas.

Pero existe un contrapunto paradójico: el piloto cazador lejano ve de hecho con sus propios ojos la imagen entera y continua de su víctima, involucrada en su vida diaria social y familiar. Todo al detalle, como un voyeur que les sigue durante días. Por muy lejano que esté, gracias a las tecnologías de vigilancia, no podría estar visualmente más cerca de sus víctimas. El blanco lejano se convierte en una muerte close-up. Es esta intimidad la que resulta tan peligrosa para el piloto. Esta es la génesis de su disonancia cognitiva, de su colapso, de los problemas traumáticos.

Detrás de un dron hay un equipo de personas que operan desde tierra a miles de

kilómetros. Los analistas de inteligencia procesan la información que recopila, como imágenes de reconocimiento. Deben discernir si lo que ven es un perro o un civil, y si una persona es menor o mayor de edad, para después volver a casa sin dudas ni remordimientos. Zulaika cuenta como una mujer analista contaba cómo, después del disparo, vio a un niño acercarse a una víctima para luego intentar unir sus miembros mutilados. Atacar a las personas que socorren a las víctimas o que intentan recuperar los cadáveres para darles entierro es un crimen de guerra, pero muy común en la guerra de drones. También es muy común que los trabajadores del equipo detrás de un dron sean jóvenes que desean ver disminuir sus deudas por el pago de sus estudios en las universidad.  

Es el trabajo fantasma.

Por ejemplo, los que limpian Internet. “Seguro que hay moderadores de contenidos que no han padecido problemas de salud mental relacionados con su trabajo, pero yo no he conocido a ninguno”, afirma Milagros Miceli, una socióloga e informática que lleva seis años investigando el sector de la moderación de contenidos.

El software llamado "Inteligencia Artificial" depende de un trabajo infravalorado de millones de personas". "En las nuevas guerras pelearán los robots", advierte Zulaika. Es una fantasía en la que se intenta evitar la responsabilidad de la guerra. Hay unas cuarenta naciones que disponen de drones militares actualmente.


Fuentes:

Muerte desde Las Vegas: La guerra de drones y la resistencia a la fantasía norteamericana. Joseba Zulaika.

lunes, 8 de septiembre de 2025

La transición energética, la ideología del consumo y el Sol.

 

"Para no aumentar la entropía, y esta es la primera lección de humildad, hay que cultivar la parsimonia. Hacer las cosas lentamente, pero hacerlas bien. Es a través de una sucesión de procesos cuasiestáticos cuando aumenta menos, o nada, la entropía. La entropía es amiga de la velocidad. La vida es amiga de la contemplación. Y esa debe ser la filosofía con la que repensemos todos los procesos industriales. Ser lentos, acoplarse a los ritmos de la naturaleza, a los del planeta." 

Antonio Turiel, físico.

"En 20 años hemos extraído lo mismo o más que lo que hemos extraído en toda la historia de la humanidad. Esto no se sujeta por ninguna parte."

Alicia Valero, ingeniera química.

"La transición justifica la resignación climática. En la década de 1990, acompañó a la procrastinación general, y continúa haciéndolo."

Jean-Baptiste Fressoz, historiador.

"Tiene todo el sentido hablar del "consumo" de combustibles fósiles."

David Graeber, antropólogo. 

 


"Los seres vivos somos el paradigma de la lucha contra la entropía, porque para nosotros la entropía es literalmente la muerte, dejar de funcionar y de existir" explica Turiel. 

"En los ecosistemas terrestres todos los materiales se reciclan con tasas cercanas al 99%, mientras se aprovecha la energía constante del Sol (mientras siga brillando en nuestro cielo) para mover todos los ciclos naturales que mantienen la integridad y la funcionalidad de los ecosistemas."

O así fue hasta que apareció la especie humana. Los primeros humanos vivían más o menos en equilibrio con los ecosistemas en los que habitaban, cazando y recolectando, pero en un momento dado dieron el primer salto tecnológico cualitativo y empezaron a cultivar y a tener ganado: fue la Revolución neolítica. En algunos lugares, los humanos causaron tales desequilibrios que los ecosistemas colapsaron, y con ellos las civilizaciones humanas que de ellos dependían (decía Honoré de Balzac: «Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las suceden»). Pero en otros lugares las civilizaciones humanas que se desarrollaron fueron capaces de alcanzar un estado de más o menos equilibro con su entorno, con algún que otro sobresalto por extralimitaciones regionales de la capacidad de carga."




"Como quiera que es evidente que el mercado natural no es capaz de funcionar
como dicen los libros de texto que funciona un mercado libre (porque no lo es), es frecuente aludir al concepto de «fallos de mercado» [Medema, 2004]: situaciones reales en las cuales el mercado no funciona de forma eficiente. De hecho, el mayor problema con los «fallos del mercado» es que son tantos y tan abundantes que uno debe legítimamente cuestionarse si no son más la norma que la excepción, y que en realidad la teoría económica neoliberal está siendo refutada por la experiencia. La única propiedad que el mercado natural sí que verifica es la de ser autorregulado, pero conviene desmitificar este concepto ya que, per se, la autorregulación no es necesariamente algo positivo: por ejemplo, en ecología, cuando se produce una proliferación de un organismo por un exceso de recursos (la marabunta, las plagas de langosta), al final la población se ajusta por un proceso de autorregulación, la mortandad masiva, que no parecería el más deseable si estuviéramos hablando de una población humana.

El otro gran pilar conceptual de la ideología neoliberal es la necesidad del crecimiento. Esto es así porque en teoría la mejor manera de utilizar el capital es tenerlo."

El crecimiento como un constante extraer y acumular un constante flujo de beneficio. El objetivo de fuerza no trata de satisfacer las necesidades humanas ni mejorar la sociedad. La idea de crecimiento suena bien, suena hasta a natural. Pero en la naturaleza, los organismos crecen hasta un punto de madurez para luego mantener un estado de equilibrio saludable. Una homoestasis. Excepto en el caso del cáncer...

 

¿Transición energética?

 

"Aunque las energías alternativas tienen un aspecto muy positivo, ya que reducen las emisiones de CO2, también implican el sacrificio de terrenos que podrían ser esenciales para la agricultura, además que dependen de una serie de materias primas que son muy escasas y están controladas por pocos países" explica Alicia Valero, ingeniera química. "Un vehículo eléctrico prácticamente tiene toda la tabla periódica en sus piezas. (...) Hay que cambiar el modo de consumir, algo muy difícil."

"La energía solar es la fuente energética más grande que tenemos en este planeta. Cada segundo nos llega una cantidad de radiación inmensa que podemos utilizar para muchísimos efectos útiles y para regenerar aquello que se ha degradado. Pero el sol no regenera la geosfera, al menos no al ritmo al que lo hace con la biosfera." 

"En los últimos 20 años hemos consumido tanto cobre como lo extraído desde el 1900. No nos quedaremos sin cobre o sin ninguna materia prima. El problema es nuestra vulnerabilidad. La concentración de cobre va disminuyendo hasta que a la empresa minera que lo explota no le saldrá a cuenta. Extraerlo va a costar exponencialmente más energía y no tenemos la capacidad ni los medios técnicos ni económicos para volver a concentrarlo.  

"Hay que ir hacia las energías renovables, por supuesto. Pero lo que hay que replantearse es si realmente podemos seguir con este modelo de crecimiento ilimitado." 

El historiador de la ciencia Jean-Baptiste Fressoz advierte que "El imperativo climático no exige una nueva transición energética, sino que nos exige realizar voluntariamente una enorme autoamputación energética: eliminar la cuota de energía mundial —más de tres cuartas partes— procedente de combustibles fósiles en cuatro décadas."



"Debemos afrontar el hecho de que nunca ha habido una transición energética que abandone la madera. Ni en el siglo XIX ni en el XX, ni en los países pobres ni en los ricos. La triplicación de la dendroenergía en los países ricos durante el siglo XX, el auge del carbón vegetal en África desde 1960, la triplicación del carbón a nivel mundial desde 1980, el crecimiento continuo del mercado petrolero año tras año a pesar o gracias a las repetidas crisis petroleras —y el hecho crucial de que todos estos fenómenos están interconectados—, todo esto debería habernos llevado, hace tiempo, a abandonar la «transición energética» como herramienta analítica, o a utilizarla con gran cautela como una noción puramente normativa, o incluso francamente utópica.


"La transición es la ideología del capital en el siglo XXI. Gracias a ella, la enfermedad se convierte en la cura, las industrias contaminantes se convierten en industrias verdes en ciernes y la innovación se convierte en nuestro sustento. Gracias a la transición, el capital se encuentra en el lado correcto de la lucha contra el cambio climático. Gracias a la transición, hablamos de trayectorias hacia 2100, coches eléctricos y aviones propulsados por hidrógeno, en lugar de niveles de consumo y distribución de materiales. Las soluciones altamente complejas del futuro nos impiden hacer cosas simples ahora. El poder seductor de la transición es inmenso: todos necesitamos cambios futuros para justificar la procrastinación actual."


Antonio Turiel va más lejos y alega que ni siquiera se está produciendo ninguna transición energética, sino simplemente, una acumulación de todas ellas:


"(...) el año en que una mayor parte de la electricidad generada a nivel mundial fue renovable (30 %), también fue el año en que las emisiones de CO, marcaron máximos históricos (por encima de las 40 gigatoneladas) y se han consumido más combustibles fósiles que nunca. La clave está en que no se está produciendo ninguna transición energética, sino sencillamente una mera acumulación de todos los medios de producción de energía disponible. Nada se sustituye ni se desecha de manera neta: solo se quita lo que llega al final de su vida útil, pero enseguida es reemplazado por sistemas equivalentes. El consumo de todas las fuentes de energía sigue creciendo, y solo veremos una disminución de los combustibles fósiles por su agotamiento geológico, no por una deliberada y planificada sustitución. Por eso el año 2022 vimos una fuerte Crisis Energética, con precios disparados de los combustibles, de la electricidad y del gas, sin que las renovables pudieran hacer nada por evitarlo. La recurrencia de crisis como la de 2022 será inevitable mientras no emprendamos el camino de la verdadera transición energética, que va mucho más allá de un burdo intento de sustituir fuentes de energía no renovables por renovables."

 


¿Qué implica todo esto sobre el uso actual del término "consumo"? 

 

Se preguntó el antropólogo David Graeber. "Tiene todo el sentido hablar del "consumo" de combustibles fósiles."

Además...

También "cualquier producción que no esté destinada al mercado se considera una forma de consumo, lo que tiene el efecto político increíblemente reaccionario de tratar casi toda forma de experiencia no alienada en la que participamos como un regalo de los magnates de la industria."


"Creo que podemos afirmar algo con certeza. En la medida en que la vida social se centra, y siempre se ha centrado, principalmente en la creación mutua de seres humanos, la ideología del consumo ha sido sumamente eficaz para ayudarnos a olvidarlo. Sobre todo, lo hace al sugerir que: 

(a) el deseo humano no se trata esencialmente de relaciones entre personas, sino de relaciones entre individuos y fantasmas; 

(b) nuestra relación principal con otros individuos es una lucha incesante por establecer nuestra soberanía o autonomía, incorporando y destruyendo aspectos del mundo que los rodea; 

(c) por la razón mencionada en c), cualquier relación genuina con otras personas es problemática (el problema del «Otro»); y 

(d) la sociedad puede, por lo tanto, verse como un gigantesco motor de producción y destrucción en el que la única actividad humana significativa es fabricar cosas o participar en actos de destrucción ceremonial para dar paso a más, una visión que, de hecho, deja de lado la mayoría de las cosas que las personas reales hacen y, en la medida en que se traduce en un comportamiento económico real, es obviamente insostenible."

Fuentes:

Antonio Turiel. EL FUTURO DE EUROPA. Cómo decrecer para una reindustrialización urgente.

Alicia Valero, Antonio Valero, Guiomar Calvo: THANATIA. Límite materiales de la transición energética.

 https://alternativaseconomicas.coop/articulo/entrevista/hay-que-frenar-el-aumento-desbocado-del-consumo

Jean-Baptiste Fressoz. SIN TRANSICIÓN. Una nueva historia de la energía. 

David Graeber · THE VERY IDEA OF CONSUMPTION: desire, phantasms, and the aesthetics of destruction in Western society.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Algunas perlas sobre antropología: citas y reflexiones enraizadas para abrir la mente.

"Seguridad tiene muchas acepciones y formas. Hay seguridad en saber que uno tiene una probabilidad más pequeña de recibir un flechazo. Y está la seguridad que proporciona saber que hay gente en el mundo a la que le importará mucho si eso sucede."
David Graeber. El amanecer de todo.

"Los placeres solitarios siempre existirán sin duda, pero para la mayoría de los seres humanos, incluso ahora, las actividades más placenteras casi usualmente involucran compartir algo: música, comida, licor, drogas, chismes, teatro, cama. Por tanto, existe un cierto comunismo de los sentidos en la raíz de la mayoría de las cosas que consideramos divertidas". 

David Graeber. The Human Economy: A Citizen's Guide. (2021)

"El excepcionalismo humano nos ciega. La ciencia ha heredado sus relatos sobre la superioridad humana de las grandes religiones monoteístas. Tales relatos alimentan los supuestos sobre la autonomía humana y dirigen las preguntas hacia el control humano de la naturaleza, por un lado, y hacia el impacto humano sobre la naturaleza, por otro, antes que hacia la interdependencia entre especies. (...) La idea de naturaleza humana le ha sido entregada al conservadurismo social y a la sociobiología (...) para respaldar las ideologías más autárquicas y militaristas. ¿Y si imagináramos una naturaleza humana que cambiase a lo largo de la historia junto con diversas redes de dependencia entre especies? La naturaleza humana es una relación entre especies. Lejos de desafiar la genética, un marco interespecífico para nuestra especie abre posibilidades a trayectorias de investigación tanto biológicas como culturales."
"El potencial radical de la antropología siempre ha sido este: otros mundos son posibles."

Anna Tsing. Vivir en las ruinas.

"La antropología, concebida de forma abstracta como el estudio del ser
humano, es en realidad el estudio de humanos en crisis por humanos en crisis."

Stanley Diamons. La antropología en cuestión.

"En suma, todo individuo es un cosmos de órganos, todo órgano un cosmos de células, toda célula un cosmos de corpúsculos infinitamente pequeños. Y en este complejo mundo, el bienestar del conjunto depende por completo de la suma de bienestares de cada una de las microscópicas partículas de materia organizada."

Piotr Kropotkin. Anarquismo: su filosofía y su ideal.

"Para muchos, la utopía se parece a un enorme supermercado, en el que todo abunda, tanto lo necesario como lo superfluo. (...) Pero hay una gran diferencia entre "abundante" y "suficiente". Ninguna utopía que se base en una distribución equitativa podrá jamás prometer más que lo suficiente. El exceso es una necesidad solo para el capitalismo, el cual se basa en el crecimiento perpetuo y en una radical desigualdad en la prosperidad material."
Úrsula K. Le Guin. Entrevista para "Anarchy".

"Para mí siempre ha sido fundamental distinguir la esperanza del optimismo. El optimismo finge conocer el futuro y que todo estará bien. La esperanza se construye al comprender que el futuro es algo todavía incierto y que, en consecuencia, seguimos teniendo cierto poder para avanzar hacia las mejores posibilidades y alejarnos de las peores. Es decir, la esperanza no proviene de conocer el futuro, sino el pasado, y de comprender que la historia está llena de sorpresas."
Rebecca Solnit. Entrevista en Eldiario.es. 4 de junio de 2025

"El 80% de la biodiversidad terrestre se encuentra en territorios habitados por pueblos indígenas y la enorme mayoría de los 200 lugares con más alta biodiversidad del mundo se encuentran en tierras indígenas.

Entonces la antropología no puede limitarse sólo a explorar cómo la gente de diferentes sociedades podría llegar a representar esto (...) Esta clase de encuentros con otros tipos de seres nos fuerzan a reconocer el hecho de que ver, representar y, tal vez saber, y aun pensar, no son asuntos exclusivamente humanos. (...) También la función social resulta general e inherente al reino animal. Un animal social aislado no revela el fundamento orgánico de la especie, sino que manifiesta carencias neurológicas, fisiológicas o físicas, como tendría un ser humano hipotéticamente sustraído de su ambiente sociocultural al nacer. Por lo tanto, la cultura no es un hecho exclusivamente humano: es por esto que es imposible una separación neta entre naturaleza y cultura."

"Eduardo Kohn afirma que el bosque vive y piensa. Los humanos no somos los únicos que interpretamos el mundo; todos los seres vivos lo hacen. Ellos interpretan y representan continuamente el mundo que los rodea. La vida es semiótica. Los seres vivos son el resultado del proceso evolutivo de adaptación a su ambiente. (...)

Todos los seres vivos piensan. Sus formas son el producto de un pasado acumulativo de las previsiones de aquello que presumiblemente será."

Andrea Staid. Ser naturaleza.