sábado, 25 de junio de 2016

La democracia: orígenes, antropología y democracia real.

“La democracia puede encontrarse con la misma facilidad en los consejos de las aldeas de África del sur y la India”. 

"Creo que el verdadero origen del espíritu democrático —y más probablemente de muchas instituciones democráticas— reside en aquellos espacios de improvisación que se encontraban fuera del control de los gobiernos y las iglesias organizadas."

David Graeber, antropólogo.

Pensamos que sabemos lo que es la democracia pero, ¿es así? El antropólogo y activista estadounidense David Graeber reflexiona sobre los orígenes de la democracia.

"La democracia no se inventó en la Grecia antigua. Por descontado, la palabra "democracia" sí se inventó en la Grecia antigua, pero lo hicieron personas a las que no les gustaba mucho aquello" (Ninguno de los autores de la antigua Grecia que nos han llegado estaban a favor de la democracia). 

"En realidad, la democracia nunca se inventó, ni tampoco surge de una tradición intelectual especial. Ni siquiera se trataba de una forma de gobierno. En el fondo, no es más que la creencia en que los humanos son fundamentalmente iguales y han de poder gestionar sus asuntos colectivos de forma igualitaria, usando los medios que parezcan más propicios."

"En este sentido, la democracia es tan vieja como la historia, como la misma inteligencia humana. Nadie puede apropiársela. (…) uno podría argumentar que emergió en el momento en que los homínidos dejaron de pelear entre sí y desarrollaron capacidades comunicativas para abordar colectivamente los problemas comunes. Pero esta especulación carece de valor. La cuestión es que las asambleas democráticas han tenido lugar en todos los tiempos y lugares, desde la seka balinesa hasta el ayllu boliviano, empleando una variedad infinita de procedimientos formales, y surgiendo siempre que un numeroso grupo de personas se reunía para tomar una decisión colectiva en base al principio de que todas las personas que participaban tenían el mismo derecho a intervenir."

(Ejemplos por todo el mundo de estos procesos aquí)
 
La democracia es algo que emerge “cuando hay un variado grupo de participantes libres de una omnipresente autoridad preexistente, procedentes de tradiciones muy diferentes y con una necesidad urgente de improvisar algunos medios para regular sus asuntos comunes”.

Un ejemplo contundente son los piratas: "La composición de las tripulaciones solía ser extraordinariamente heterogénea, incluyendo británicos, franceses, holandeses, españoles, suecos, nativos americanos, afroamericanos y decenas de africanos que habían sido liberados de un barco de esclavos, que, muy probablemente, tenían un conocimiento directo de instituciones democráticas, desde los things (consejos) suecos hasta las asambleas de las aldeas africanas, pasando por las estructuras federales de los nativos americanos, personas que, de repente, se encontraban en unas condiciones en las que tenían que improvisar medios de autogobierno en ausencia de forma alguna de estado.”.
 
Los asentamientos de la frontera norteamericana improvisaron formas democráticas de autogobierno muy parecidas a las de los piratas: "al igual que los barcos piratas, estaban lejos del alcance de los estados. (...) los colonos adoptaban los cultivos, las ropas, las medicinas, las costumbres y los estilos de guerrear de los indios americanos. (...) Pero lo más importante es que los historiadores han señalado los temores que había entre los líderes de las comunidades coloniales y el ejército de que sus subordinados comenzaran a imitar también las actitudes indias de igualdad y libertad individual. Una “indianización” por la que socavaban los principios de la disciplina, la jerarquía y la formalidad que debían gobernar las relaciones entre amos y siervos, hombres y mujeres, o jóvenes y viejos.

Si la historia fuera ciertamente escrita, creo que el verdadero origen del espíritu democrático —y más probablemente de muchas instituciones democráticas— reside en aquellos espacios de improvisación que se encontraban fuera del control de los gobiernos y las iglesias organizadas."

Pero la tradición occidental convencional ve la “democracia” como un concepto privilegiado aplicable correctamente solo a la Atenas de Pericles, la Inglaterra de 1688 y la Filadelfia de 1787.

"Evidentemente, es una tendencia peculiar de la historiografía occidental afirmar que este es el único tipo de democracia que merece tal nombre. Se nos dice que la democracia se originó en la antigua Atenas, que fue un invento griego, al igual que la ciencia y la filosofía. ¿Se supone que hemos de creer que antes de los atenienses nunca se le ocurrió realmente a nadie, en ninguna parte del mundo, reunir a todos los miembros de su comunidad con el fin de tomar decisiones conjuntas basadas en la consideración de que todos tenían igual derecho a hablar? Eso sería ridículo. (...) Sin embargo, se supone que estos procedimientos, cualesquiera que hayan sido, no pudieron haber sido “democráticos”, propiamente hablando.
 
La verdadera razón es que NO VOTAN. 

Esto es, ciertamente, un hecho interesante. ¿Por qué no votan? Una y otra vez, a lo largo y ancho del planeta, desde Australia hasta Siberia, comunidades igualitarias han preferido alguna variante del proceso de consenso. ¿Por qué?
 
La explicación que propongo es esta: es mucho más fácil, en una comunidad con relaciones cara a cara, averiguar lo que la mayoría de los miembros de esa comunidad quiere hacer, que averiguar cómo convencer a aquellos que no están de acuerdo. 

La toma de decisiones por consenso es típica de sociedades en las que no había ninguna forma de obligar a una minoría a aceptar la decisión de la mayoría, bien porque no había estado con el monopolio de la violencia, o porque el estado no tiene nada que decir sobre las formas locales de tomar decisiones. Si no hay ninguna forma de obligar a aquellos que no comulgan con la decisión de la mayoría a someterse a esta, entonces lo último que uno querría hacer es realizar una votación: una contienda pública en la que alguien será considerado perdedor. La votación sería el medio más adecuado para conseguir humillaciones, resentimientos, odios, en última instancia la destrucción de las comunidades" 

¿Entonces puede un sistema de gobierno que dispone de un extenso aparato coercitivo para obligar a aceptar una decisión que parece sensible sólo a los sectores más poderosos y abandona a la mayor parte de los ciudadanos, ser realmente democrático?

"El científico canadiense Francis Dupuis-Déri ha trazado cuidadosamente el uso de la palabra "democracia" por parte de grandes figuras políticas de EEUU, Francia y Canadá durante los siglos XVIII y XIX y ha descubierto el mismo patrón en todos los casos: se emplea casi exclusivamente como un término de oprovio e insulto. Los revolucionarios franceses menospreciaban la "democracia" casi tanto como los estadounidenses. Se identificaba con la anarquía, la falta de gobierno y el caos licencioso."

"Andrew Jackson, en 1830, fue el primer candidato a la presidencia en presentarse como un demócrata, etiqueta con la que quería transmitir que iba a defender los intereses de la gente de a pie frente a los poderosos. Jackson y sus aliados eran muy conscientes de que su uso de democracia se asemejaba mucho a lo que hoy llamaríamos marketing político. Tuvo un éxito tremendo. Diez años después, todos los candidatos de todos los partidos políticos se autocalificaban de "demócratas". Dando que en todas partes ocurrió lo mismo, donde el sufragio se había extendido lo bastante como para que las masas de ciudadanos pudieran votar, el propio término de democracia cambió también, de forma que el elaborado sistema republicano que las élites políticas habían creado con el propósito de contener los peligros de la democracia, quedó etiquetado de "democracia", sentido con el que seguimos usando hoy el término." 

Cuando los padres fundadores hablaban de democracia, estaban pensando en un sistema de gobierno que se remontaba al mundo antiguo de sociedades igualitarias. Por el contrario, los ciudadanos parecían verlo, explica Graeber, como "la capacidad de que un simple granjero o comerciante se dirigiera a sus superiores con dignidad y respeto."

    La democracia mayoritaria solo puede emerger cuando se dan dos condiciones:

    1. Una creencia de que las personas deberían tener igual derecho a hablar en las tomas de decisiones colectivas, y
    2. un aparato coercitivo capaz de imponer esas decisiones.

    Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, ha sido extremadamente inusual que se den las dos condiciones simultáneamente. Donde existen sociedades igualitarias, es también habitual que se considere erróneo imponer la coerción sistemática. Y donde ha existido una maquinaria de coerción, los que la controlan nunca han pensado que estaban imponiendo algún tipo de voluntad popular."

"De hecho, más que difundir la democracia por todo el mundo, los gobiernos “occidentales” han estado entrometiéndose en las vidas de pueblos que han estado practicando la democracia durante miles de años y, de una u otra forma, diciéndoles que la supriman"

“El consenso es un intento de crear una política fundada en el principio de razonabilidad”. Requiere la capacidad de escuchar a aquellos con perspectivas diferentes. El tipo de cosa que hace la gente ordinaria que tiene que encontrar una solución a un problema común al sentarse y hablar unos con otros como iguales; algo muy diferente de la “racionalidad” de los “maniático realistas” que son totalmente acríticos consigo mismos sobre los sesgos reales de sus supuestamente neutrales y autoevidentes formas de hacer las cosas.

Larry Gambone, investigador de la historia de las ideas políticas, aclara:
 
"La democracia representativa, tal como existe en el parlamento y el congreso, aisla realmente a la gente. Una vez cada cuatro o cinco años tienen sus cinco minutos de democracia, emitiendo su voto para un grupo u otro, grupos sobre los que no tienen ningún control. Mientras tanto, la gente ha sido sometida a un bombardeo propagandístico 24 horas al día y siete días a la semana por parte de los medios de comunicación. Esta embestida azuza y refuerza los temores, ansiedades y prejuicios de la gente. En una situación de aislamiento, tanto en casa como ante la televisión y, más tarde, en la sala de votaciones, es más probable que la gente vote en contra de sus propios intereses debido a temores y prejuicios instintivos"

    "No resulta difícil ver por qué los dominadores odian la democracia directa. Porque su poder de dominación se eclipsaría rápidamente. La afirmación que hace la derecha a veces según la cual la democracia directa es una forma de tiranía es fácil de entender. Les parece una tiranía porque ellos ya no tienen el control y no pueden decirnos qué hay que hacer. 
Nuestra libertad es despotismo para ellos. 
Su libertad solo puede descansar en nuestra servidumbre."

Fuentes:
David Graeber, "Somos el 99%"
David Graeber, "Fragmentos de antropología anarquista"
Larry Gambone, “Why the Dominators Hate Direct Democracy”, Porcupine Blog, 25 de mayo de 2014. http://porkupineblog.blogspot.com/2014/05/why-dominators-hate-direct-democracy.html

martes, 21 de junio de 2016

Alaridos, signos, silbos y caracolas: celebración de la comunicación humana.




Ululato (del latín “Ululatus”) cuyo significado quiere decir: clamor, grito, lamento o alarido. Son utilizados durante siglos por múltiples culturas alrededor del mundo, en ceremonias religiosas o espirituales, festividades, especialmente por las mujeres, a modo de expresar alegría. Aunque también como expresión de dolor y furia ante situaciones dramáticas o desastrosas.

El nombre hebreo para el alarido o grito de alegría es el "tsahalulim"
En Marruecos es barwalá o youyou
En Oriente Medio, Zagharit o Zaghareet
En África del Este, ililta
En hausa se le llama guda
En swahili es udhalili, sigalagala en el dialecto Luo, en Zulu lilizela, en Tsonga nkulungwani y en Shona kupururudza.
En Galicia, aturuxo
En vasco, irrintzi
En tamil, Sri Lanka, kulavai
En kerala, es kurava
En bengali se llama ulu-uli
En shona, Zimbabwe, es mhururu

Y en shona, el lenguaje silbado que utilizan se llama mheterwa. 

El lenguaje silbado es otra genialidad del ser humano para comunicarse a través de abruptos cañones y altas montañas. No son lenguas, sino conversiones de los fonemas de una lengua ya existente en silbidos con unos tonos, longitudes e intensidades determinadas. Se puede realizar a grandes distancias: a veces alcanza los 5 km. No solo trasciende el terreno inaccesible, sino también las fronteras, ya que se usa en lugares tan alejados entre sí como:

En México:





En Turquía:



En el pueblo de Aas, Francia. En la aldea Antia, Grecia (σφυριχτή γλώσσα)

Y en La Gomera, Islas Canarias, España.




Los raizales del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en Colombia, tienen como lengua el Creole, pero también están orgullosos de otra forma de comunicarse.
La “llamada del caracol” es un llamado que alertaba y emocionaba a la población, pues significaba la llegada de los pescadores y su pesca. “¡Sail Ahoy!, literalmente, “viene la vela”, es una exclamación de júbilo empleada en San Andrés al divisar un velero. El sonido del caracol eran tres toques largos. Aunque también se utilizaba cuando había algún peligro, un incendio o cualquier otra urgencia. Cada canoa, barco o casa, tenía su caracol. 

En la India es conocida como el shankha. En la civilización Tamil se utiliza para iniciar y detener una reunión como la guerra, viaje, reunión, etc. y es un sagrado emblema del dios hindú Vishnu. En el Tíbet se le conoce como "dung-dkar".
La cáscara de Tritón, también conocido como "trompeta de Tritón", se utiliza en la cultura de Melanesia y Polinesia, y también en Corea y Japón. En Japón este tipo de trompeta se conoce como el horagai. En Corea se conoce como la nagak. En algunas islas de la Polinesia se conoce como "pu".

En Malta el instrumento se denomina Bronja, coloquialmente conocido como tronga, y se utiliza generalmente para informar a la gente que los molinos de viento en las islas están funcionando.



Iltyem-Iltyem, que significa "señas con las manos" en los idiomas de los aborigen anmatyerr de Australia, es el nombre del proyecto que lucha por preservar las lenguas de signos tradicionales de cuatro comunidades aborígenes en Australia. Estas lenguas de signos se han utilizado durante generaciones para comunicarse en la distancia, para conversar en secreto (para los secretos comerciales, por ejemplo) o para no asustar a los animales durante las cacerías. O también en situaciones cotidianas cuando hablar es considerado un gesto de mala educación o tabú (por ejemplo, en el duelo, o en relación a los tabúes sobre las madrastras y las viudas.)

Para reconocer esta práctica forma de comunicación, el productor Willi Lempert se asoció con un grupo de entusiastas aborígenes mayores de la comunidad de Balgo. Las señales manuales que utilizan, "Marumpu Wangka", han servido tradicionalmente como forma de comunicación entre los aborígenes del Gran Desierto Arenoso de Australia Occidental. Juntos crearon un video que cuenta la historia de 40 signos manuales.

Marumpu Wangka! Kukatja Hand Talk from Willi Lempert on Vimeo.


"El problema más grande de una persona sorda no es simplemente que él o ella no puedan oír, sino el hecho de que la carencia del oído es socialmente aislante." Nora Ellen Groce, "Everyone Here Spoke Sign Language"


Una elevada tasa de sordera hereditaria está documentada en Martha's Vineyard, una isla situada alejada de la costa este de los Estados Unidos, durante casi dos siglos. Uno de cada cuatro niños era sordo al nacer, aunque según el neurólogo Oliver Sacks "a los sordos del lugar no se les veía como sordos; eran simplemente granjeros, eruditos, profesores, hermanos, hermanas, tíos, tías" Asi fue como la mayoría de los residentes de este lugar desarrollaron la lengua de señas, la MVSL, la lengua de señas de Martha Vineyard, hasta mediados del siglo XX. Esto permitió a los residentes con discapacidades auditivas a integrarse sin problemas dentro de la sociedad.

"Cuando visité la Universidad Gallaudet de Washington y hablé de "deficiencias auditivas"", cuenta Oliver Sacks, "uno de los alumnos sordos me dijo por signos: 
-"¿Por qué no considera que usted padece una deficiencia de signos?"
Oliver Sacks. En movimiento. Una vida.

lunes, 6 de junio de 2016

No pienses en un elefante: el poder de las metáforas.

"Cuando enseño el estudio del cambio de marco (estructura mental), lo primero que hago es darles a los estudiantes un ejercicio.
El ejercicio es: "No pienses en un elefante".
Hagas lo que hagas, no pienses en un elefante.
No he encontrado todavía un estudiante capaz de hacerlo. 
La palabra se define en relación con ese marco. Cuando negamos un marco, evocamos el marco.

Richard Nixon lo descubrió por la vía dura. Presionado para que dimitiera durante el escándalo del Watergate, se dirigió al país a través de la televisión. Se presentó ante los ciudadanos y dijo: 
- «No soy un chorizo.» 
Y todo el mundo pensó que lo era."

George Lakoff (Berkeley, 1941) investigador de lingüística cognitiva, y el filósofo Mark Johnson, continúan explicando en el libro "Metáforas de la vida cotidiana":

"Los filósofos y los lingüistas han tendido a tratar la metáfora como un asunto de interés periférico. Sin embargo, nuestro lenguaje común es mucho más metafórico de lo que a menudo advertimos"

"En nuestra cultura, por ejemplo, es muy poderosa la metáfora "la discusión es una guerra". Decimos que alguien "se atrincheró en sus posiciones"; o "atacamos los puntos débiles del contrario", o "destruimos sus argumentos" hasta salir "vencedores". Pero lo importante es que no nos limitamos a hablar de la discusión como si fuese una guerra, sino que vemos a la otra parte como un contrincante, nos defendemos, agredimos...¿Cómo se viviría la discusión en una cultura en que la metáfora fuera un baile en que ambos participantes deben marchar al compás?"

Otros ejemplos son: el amor como viaje ("tenemos que ir más lento, vamos demasiado rápido"; "su matrimonio naufragó") o el tiempo es dinero (me haces perder el tiempo).

"Actuamos como si el tiempo fuera una cosa valiosa y concebimos el tiempo de esa manera. Estas prácticas son relativamente nuevas en la historia de la raza humana, y en absoluto existen en todas las culturas. Han aparecido en las sociedades industriales modernas y estructuran nuestras actividades básicas cotidianas de manera muy profunda."

"Son reflejo de conceptos metafóricos sistemáticos que estructuran nuestras acciones y nuestros pensamientos. Están "vivos" en un sentido más fundamental: son metáforas en las que vivimos"

"De la misma manera que hemos tomado las metáforas de nuestra cultura como verdades, a menudo, consideramos los mitos de nuestra cultura también como verdades." Y en este caso, "nosotros argüimos que la filosofía objetivista no puede explicar la forma en que entendemos nuestra experiencia, nuestros pensamientos y nuestro lenguaje."

Escribía Eagleton “La llamada a unas naturaleza, ciencia y razón desinteresadas, como opuestas a la religión, la tradición y la autoridad política, sencillamente enmascaran los intereses del poder a los que estas nobles nociones sirven en secreto”

"Como veremos, el mito del objetivismo en sí mismo no es objetivamente verdadero, pero eso no lo convierte en algo despreciable o ridículo. Forma parte del funcionamiento cotidiano de todos los miembros de nuestra cultura. Es necesario examinarlo y entenderlo."

Lo grave del mito objetivista no es su carácter mítico. No; lo grave, lo pernicioso de ese mito es que "hace tanto de los otros mitos como de las metáforas objeto de desprecio y desdén” 

"De cuantos mitos se han ido dotando las distintas culturas, el mito de la ciencia es, sin duda, el más intransigente, el que mayor celo ha puesto en la persecución de cualesquiera otras constelaciones míticas. El fundamentalismo científico es la gran aportación del imaginario europeo al panorama actual de los integrismos" asegura el matemático y filósofo Emmánuel Lizcano. Y explica:
"Y ahí es donde está la verdadera dimensión política de la ciencia. Ahí también su eficacia, su capacidad para persuadirnos de que no estamos siendo persuadidos, su pretensión de destino. Por ejemplo, no caben políticas (o sea, decisiones) distintas porque la cruda ‘realidad’ económica (o sea, el destino) no las permite: “Hay que ser realistas".

"Las metáfora que las tribus occidentales ha generado en los últimos cuatro siglos no tiene nada que envidiar a los de otras sagas que le precedieron. Ni sus metáforas son menos imaginativas: el mundo como máquina, lo invisible como materia oscura, el mercado como autorregulación, o la sociedad como suma de partículas votantes"

"Un buen ejemplo puede ofrecerlo la persistencia actual del viejo mito ilustrado del Progreso. “Los talibanes viven en plena Edad Media”, se repetía sin cesar durante la guerra de Afganistán.
Pero lo significativo no es que los políticos y los medios de comunicación lo dijeran, sino que todos lo entendiéramos sin el menor asomo de extrañeza. 
Dejando de lado esa otra magnífica metáfora zombi que es la ‘Edad Media’ (la singularización de cierta edad como ‘media’, como si no lo fueran todas salvo la primera y la última), ¿ese mismo ‘atrás’, término espacial, por el que todos acabamos de entender ‘antes’, término temporal, no expresa la misma ideología del progreso?

Si el futuro se labra es porque es una tierra que se supone fértil y no árida o amenazadora. Si el pasado es un lugar en el que uno se puede quedar atrapado o anclado es porque, al contrario
que el futuro, ése no es un buen lugar, ni es fértil ni vale la pena labrarlo: es un lugar del que hay que huir.

En lugar de “atados al pasado” podemos hablar de estar “atados al futuro” y, de repente, toda una serie de figuras irrumpen en el escenario: quienes han hipotecado su presente en créditos, planes de pensiones y seguros de vida, los ciudadanos que han de apretarse el cinturón al haberse comprometido sus Estados a “entrar en la modernidad”. o el de ciertas culturas indígenas que hoy se reorientan a “labrar el pasado” para cultivar en él los frutos que el “camino hacia la modernidad” ha prometido tanto como ha frustrado."
 
"La lucha por el poder es, en buena medida, una lucha por imponer las propias metáforas. Recuerdo el análisis que hacía una doctoranda que estaba trabajando sobre el conflicto entre un grupo de mariscadoras gallegas y la Administración local. Llegados a un punto que reclamaba un diálogo, la Administración impuso la metáfora que para ella era natural: había que constituir una ‘mesa de negociación’. Ya daba igual lo que en esa mesa pudiera acordarse, apuntaba mi alumna, en el mero hecho de haber asumido esa metáfora las mariscadoras ya habían perdido la batalla, como de hecho la acabaron perdiendo. La mesa es lugar natural de negociación para el burócrata, el habitante natural de los despachos, pero no lo era para aquellas mujeres. Para ellas, el lugar donde se discutían los asuntos comunes, donde se negociaba y se tomaban decisiones, es decir, el lugar propiamente político, era la playa, donde se reunían con ocasión de mariscar. La mesa como lugar político era para ellas un lugar extraño, terreno enemigo. Hubieran debido, concluía la perspicaz doctoranda, acuñar su propia metáfora e imponérsela a aquellos políticos, hubieran debido llevarles a la ‘playa de negociaciones’. Las decisiones habrían sido muy diferentes. Esto es todo. Espero, si no haberles ilustrado, sí al menos
haberles contagiado algo de mi pasión por las metáforas, esos sorprendentes duendes del imaginario que nos habitan en secreto. 
Conservadlas, y conservareis el mundo. 
Cambiadlas, y cambiareis el mundo."


Fuentes:
 http://www.textosenlinea.com.ar/academicos/Lakoff%20-%20No%20pienses%20en%20un%20elefante.pdf