viernes, 16 de diciembre de 2022

Homo imperfectus: equilibrismos en el planeta de la vida.

El planeta es el mejor reciclador.

Cada átomo de carbono, fósforo o nitrógeno que obtiene el planeta a través del vulcanismo, lo recicla entre un 99,5 y un 99,8% antes de que vuelva a incorporarse de nuevo al magma terrestre. Todo esto lo cuenta el físico Carlos de Castro Carranza.

También los seres humanos. Por ejemplo, cada vez que bebes agua.

¿Sabes cuántas veces pasan las moléculas de agua por los riñones antes de desaparecer del sistema? Unas 200 veces. La molécula ingresó en el estómago y pasó a los intestinos donde fue absorbida hacia el sistema circulatorio, probablemente alguna célula la absorbió durante unas horas, incluso algún día –perteneciendo a varios orgánulos celulares- hasta que fue llevada a otro sitio. Si no reciclaran, no necesitaríamos 2 litros de agua, sino 400 litros, y estaríamos bebiendo y meando todo el tiempo. Y al jefe no le gustaría.
Pero un camello lo puede hacer incluso mejor: el agua pasa unas 500 veces. (Aquí ya no hago bromas).


Sí, muy bien, nuestro cuerpo es perfecto en compejidad y coordinación... Hasta que deja de serlo. ¿Qué hay de las enfermedades?


La doctora en Medicina y Cirugía y paleontropóloga María Martinón-Torres explica que vivir con enfermedad, con achaques, con dificultades físicas o con dolor, es también parte de esta complejidad. Explica en su libro "Homo imperfectus", el concepto de pleiotropía, que es lo que ocurre cuando la modificación de un gen tiene efectos positivos en un área y negativos en otro. Cuando el beneficio es superior al perjuicio, lo habitual es que ese cambio genético se consolide en la evolución de la especie. Por ejemplo, hay una mutación que provoca una enfermedad que se conoce como anemia falciforme, pero las personas que tienen esa variante del gen están más protegidas frente a la malaria. Lo que en un ambiente puede ser bueno o menos malo, en otro contexto puede ser fatal. Hipotéticamente podríamos eliminar ese gen, con lo que desaparecería esa enfermedad, pero en contextos en los que la malaria es endémica, estaríamos haciendo al individuo más vulnerable. 

Pero es que por el precio que estamos pagando al hacernos longevos, al cambiar los mecanismos
fisiológicos para conseguir ese fin, estamos aumentando nuestra propensión a padecer cuadros diabéticos y neurodegenerativos como el Alzheimer. Ya no morimos en la infancia ni en las etapas reproductivas de la vida, que es lo que le preocupa a la evolución, sino por dolencias asociadas a nuestra longevidad. ¿Y entonces, para que nos sirve la longevidad? Luego vamos a eso. El caso es que tanto humanos como delfines son buenos ejemplos del efecto pleiotrópico de los genes que favorecen una vida larga pero también predisponen a enfermedades.


Hay otras muchas enfermedades que surgieron porque hay amenazas o riesgos nuevos para los que no estábamos preparados, y la velocidad de la biología va más despacio. Por ejemplo, fuimos diseñados para evitar la muerte por hambre en entornos de escasez, pero hoy llevamos vidas sedentarias rodeados de azúcares, grasas y calorías. El resultado son los infartos, los problemas cardiovasculares, las diabetes y los cuadros de sobrepeso que padecemos.


Y otras enfermedades surgen porque nuestro cuerpo mantiene mecanismos que le fueron útiles en otro tiempo y ahora se preservan, aunque esa amenaza ya no existe. Por ejemplo, el sistema inmune. Es como un detector de humos hipersensible que debe estar ajustándose y defendiéndonos de cosas que nos puedan venir, pero tolerando la microbiota, por ejemplo. Y no es baladí. El año pasado, uno de los primeros inventarios de diversidad del viroma humano aseguró que teníamos 140 mil especies víricas en el intestino, de las cuales el 50% de las especies eran nuevas para la ciencia. Nuestro sistema inmune, además, estaba acostumbrado a controlar un número altísimo de parásitos, que ahora con la higiene han disminuido. Y viene de lejos: la hibridación con los neandertales representa entre un 1-4% de la dotación genética en las poblaciones euroasiáticas, y de esta pequeña porción, cerca del 50% de los genes se dedica a este sistema de defensa de infecciones. Así, como un detector de humo, le da igual si es que se te ha quemado un poquito el bizcocho. Salta a la mínima.


Como también tú saltas cuando tienes ansiedad. El exceso de preocupación era un mecanismo muy útil que nos sacó las castañas del fuego en más de una ocasión. "Ser humano prevenido, vale por dos". Y ese impulso se ha quedado en nosotros, aunque a veces nos pasemos de la raya. Lo de dormir mal es parecido: a las primeras comunidades de homínidos les vino muy bien contar con un individuo que dormía mal y pudo avisar de peligros que acechaban en la noche.

El insomnio, más pronunciado con la edad, favoreció que, de forma natural, hubiera siempre un centinela velando el sueño del grupo. Y un pequeño gran consejo, para dormir bien, como siempre se ha hecho, contar historias a la luz de la lumbre o leer como antesala del sueño.

Pero al hablar de la evolución humana, hay que abarcar otras escalas, mucho más allá de nuestro
cuerpo. Para una especie social como la que es la nuestra, la de los seres humanos, la fortaleza te la da el grupo y los recursos que te aporten para vivir. ¿Compensa todas esas enfermedades por conseguir esa longevidad? La tercera edad es útil para la supervivencia de la especie, para colaborar en el cuidado de la crianza y por el solapamiento generacional para la transmisión de saberes.

Una enfermedad es la historia de una lucha, asegura Martiñón-Torres. A través de ella, nuestro cuerpo trata de reparar el daño que padece. Y lo sabe por doctora, y por lo que le cuentan los fósiles humanos: "Cuando estudiamos las enfermedades patentes en el registro fósil, lo que identificamos son los intentos de regeneración del cuerpo frente al daño sufrido: el callo que suelda la fractura, la inflamación del hueso que se defiende de la infección. (...) Detrás de esa lesión -de ese signo de supervivencia, al fin y al cabo- estamos leyendo una historia de fortaleza, la del individuo que sobrevivió al daño, o incluso la del grupo que lo ha cuidado." "Es en ese ejército de tullidos, lastimados y magullados, llenos de cicatrices, donde leemos los renglones torcidos de la solidaridad y la resiliencia humana."


"Cada ser vivo, incluidos los humanos, es un ecosistema, y cada uno de esos bosques establece un diálogo biológico, químico y emocional con el entorno en el que vive, así sea campo o ciudad. Nada de lo que ocurre a nuestro alrededor nos es ajeno, siempre hay un eco, un rumor entre árboles (...)"

Y que hay de la maravilla de complejidad bioquímica que es un árbol, que ayuda a concentrar el carbono disperso en la atmósfera y a reciclar el agua. Un árbol es uno de los ingenieros de reciclado de materiales. Y no tanto por el sol y la fotosíntesis, sino por el agua. Las plantas terrestres consumen la mayoría de su energía en la transpiración, no en la fotosíntesis, evaporando agua en sus hojas y ramas. Los bosques producen lluvia. Los árboles del Amazonas, por ejemplo, capturan el agua del suelo y, por el calor tropical, lo suben hasta las hojas donde hay una evapotranspiración. Ese vapor de agua se escapa a la atmósfera, así se enfría y vuelve a caer como lluvia. ¡Y hay algo sorprendente!: la cantidad de agua en forma de vapor de agua que está transpirando el bosque y llega a la atmósfera es mayor que la que tiene los propios ríos del Amazonas.

Pero el árbol, (y el ser humano), solo es un eslabón de una enorme cadena: “fuera” debe haber una estructura igualmente compleja y coordinada para poder seguir utilizando/reciclando el carbono, el agua, el nitrógeno, el oxígeno, etc. Es una economía circular, ciclos biogeoquímicos para seguir mantenido la misma temperatura, acidez de las aguas, salinidad del mar y concentración de gases en la atmósfera a pesar de los cambios que se han ido produciendo en el entorno (aumento de la radiación solar, caída de meteoritos, etc.). Se trata de conseguir las condiciones óptimas para el desarrollo de la vida. 


Y el mantenimiento de la vida, el cuidado a la vida, no es simple. Ya nos percatamos cuando cuidamos a nuestros seres queridos.
Muchas células y órganos hacen cosas “ilógicas” si los consideramos como organismos con objetivos propios, egoístas, dirigidos solo para sí, “máquinas de supervivencia”, como diría el neodarwinismo.

Por ejemplo, si ahora mismo veríamos un gran incendio cerca de nuestro círculo, huiríamos, el corazón se pondría a 200 pulsaciones por minuto y los músculos sufrirían desgarros por correr. Nuestro cuerpo estaría haciendo algo totalmente absurdo desde su “egoísmo”, pero lo haría porque “el todo” lo necesita. Huir del incendio. Pero es como cuando nuestro organismo bebe y recicla el agua.


Es cierto que la competencia y la lucha existen en la evolución, y a la selección natural lo que le importa es la reproducción, pero pensar que la naturaleza tiene éxito solo cuando actúa sin escrúpulos, como una eficiente economía de mercado, no hace más que justificar dichos sistemas económicos definiéndolos como naturales.  

Porque, en ese caso, también podemos decir que los genes se propagan a sí mismos haciéndonos disfrutar de la vida, 

o como escribió el poeta Khalil Gibran, 

«la vida deseosa de sí misma»: 

los hijos, 

el sexo, 

la buena alimentación, 

holgazanear bajo el sol...



viernes, 25 de noviembre de 2022

Etnopediatría: Nacimiento e infancia de los primates bípedos.

"Nuestro camino científico es considerar nuestra cultura, en la medida en
que seamos capaces, como uno entre muchos otros ejemplos de las
variadas configuraciones de la cultura humana."
Ruth Benedict.

"Los bebés humanos, igual que los adultos, han evolucionado en función de circunstancias ecológicas y fisiológicas particulares a lo largo de millones de años”.

Despertar varias veces por la noche no es extraño: así están diseñados todos los bebés. Que requiera atención constante no es señal de que sea hiperactivo: es lo que necesita como animal social. Y si usted, como padre o madre siente la necesidad de dormir con su bebé o darle pecho hasta los dos años, eso está bien. Hace millones de años, eso era exactamente lo que hacíamos. Los bebés siguen fieles a la biología del Pleistoceno a pesar de vivir en la era moderna.”

 Meredith Small. (The Culture of Our Discontent).



Victoria Reyes-García, antropóloga, explicó en una charla como fue su experiencia haciendo trabajo de campo en la Amazonía, con una comunidad llamada Tsimane:

"Me fui para unos meses para hacer mi trabajo de campo y me quedé allí viviendo cinco años con mi familia. Y ahí empezó toda mi historia de descubrir cómo esta forma en la que nosotros vivimos en el mundo, es solo una de las formas y hay otras muchas formas de estar en el mundo.

Al principio fui yo sola, pero luego vino mi compañero y en ese momento también decidimos formar una familia (...) a la gente le sorprende y siempre mi respuesta es: "Pero es que allí todo el mundo tiene hijos. No es tan sorprendente".
Nosotros decidimos ser padres porque teníamos la edad y nos tocaba y también como allí se vive mucho en familia y en comunidad, pues la gente decía: "Ay, ¿pero por qué no tenéis hijos?".
Y nosotros decíamos: "No, bueno, cuando acabemos los estudios". Y la gente lo veía como extraño, decía:
"No, pero sin una familia, que vida más triste, ¿no?". Y, bueno, también queríamos y decidimos tener estos hijos. O sea, a nuestra primera hija. Y era como... Ha sido un privilegio, porque después, con el tiempo, yo he visto que pudimos educarles con mucha más libertad y con mucha más tranquilidad que en esta sociedad. Porque aquí, viéndolo después, desde otro punto de vista, uno cría a los hijos con muchas restricciones. Y fue también un descubrimiento, cómo nosotros nos hacemos a veces muchos problemas por cosas que son naturales.
Y entonces el hecho de que para los Tsimane, y en esas sociedades tener un niño no es un problema, sino que tener un niño es parte de tu entorno y educarles sin tantas restricciones como nos ponemos aquí, sin tantas reglas que a veces nos limita la relación con ellos, yo creo que para mí fue un privilegio.

Y aprendí mucho, pues de ver cómo las mamás Tsimane estaban tan cercanas a sus hijos. Yo iba a las casas y pues a lo mejor estaba entrevistando a una mamá que estaban los niños por allí y los niños interrumpían y... Y para mí esto al principio era un poco sorprendente, porque cuando estamos aquí no hay ningún niño que pase corriendo, pero si estuviéramos en una comunidad Tsimane, los niños estarían por ahí y si te tienes que parar, te paras, le atiendes y sigues.

Y luego ya cuando yo tuve a mi bebé, pues entonces estaba la mamá ahí con sus hijos y yo con los míos. Y yo pensaba: "Pues claro, esto es lo normal". Y ellas me preguntaban: "¿Y en tu país cómo es?".
Y yo decía: "No, no, pues en mi país a los tres meses ya después de que son chiquitos los pones en la guardería y te vas a trabajar". Y, claro, las señoras me miraban y decían:
"Pero sois salvajes. ¿Cómo puedes abandonar...?".
Y tú: "No, no, no les abandonas. Están bien cuidados". Porque en las guarderías están bien cuidadas, pero para ellas era una cosa tan sorprendente. 

Nosotros vivíamos en la comunidad, pero en el pueblo también teníamos una casa donde nos quedábamos cuando íbamos. Y allí mi hija tenía una cuna. Y una vez vino una señora y dice: "¿Y esto qué es?". Digo: "Para que la niña duerma". Y me miró: "¿Pero la dejas ahí dormir sola sin ti?". Y yo: "Bueno, no, no, yo estoy aquí cerca y si llora la cojo". Pero me sentí mal por esta sensación. Y ahí entonces ves cómo al final hay formas muy diferentes de educar.

Pero la forma de ellos es también mucho más cercana. Y, evidentemente, las
condiciones en la selva, dejar a un niño dormir en una cama a solas, es peligrosísimo. Pero esto para mí fue un privilegio de descubrir que uno puede estar ahí, puedes tener una maternidad tan cercana a tus hijos y no verlos como una parte separada de tu vida. Para la gente que vive allí, ellos ven su mundo como normal y nosotros vemos nuestro mundo aquí como normal."

"Otra cosa que aprendí mucho cuando vivía con los Tsimane y, bueno, no solo con los Tsimane, porque he hecho también otros trabajos con otras poblaciones, es esto de que vivimos en comunidad. Nuestra forma de vida a veces es muy individualista y no nos damos cuenta porque vivimos en esta sociedad. En estos grupos indígenas, la comunidad y las otras personas cuentan y se cuidan entre ellos."

La antropóloga Mª José Garrido, en su libro "Etnopediatría. Infancia, biología y cultura", explica: "El embarazo, parto o lactancia materna constituyen procesos de la sexualidad femenina, hasta el punto de que están gobernados por las mismas hormonas. En todas las culturas, están pautados y normalizados. En el caso de nuestra cultura, la adscripción de normas constriñe y limita en ocasiones el desarrollo normal de estos procesos. Especificamente, el parto, según informes emitidos por la OMS y estudios científicos de diversos obstetras y neonatólogos, tiene un alto grado intervencionista en nuestra sociedad, lo que deriva en un bloqueo del proceso normal y en la necesidad de aumentar el número de intervenciones posteriores, con consecuencias físicas y emocionales para la madre y el niño. Por todo ello, recomiendan desde hace unos años disminuir la tasa de medicalización del parto y respetarlo como proceso fisiológico."

La antropóloga Eva Margarita García, autora de "Partos arrebatados: la violencia obstétrica y el mercado de la sumisión femenina", asegura que la menstruación, la menopausia, o el embarazo y el parto, "todos los instantes de la sexualidad femenina se han patologizado, medicalizado, y pasado por un filtro de “enfermedad” para desnormalizar lo que deberían ser considerados estados naturales de la vida de las mujeres. Y sobre todo, y a causa de esto, hay un gran desconocimiento sobre cómo funciona nuestro cuerpo y cómo trabajar con él." Y recuerda que "no son sólo las mujeres quienes sufren esta violencia obstétrica: también las y los profesionales son muchas veces obligados a ejercerla sin saber cómo romper con esta cadena de maltrato y de abuso."
"Mientras no exista perspectiva de género en la sanidad resultará difícil superar la violencia obstétrica."

La antropología ha demostrado que existen razones evolutivas para que los niños sean como son y se comporten como lo hacen. Nuestra fisiología, de hecho, corresponde a la de un primate bípedo. Y el bipedismo es una característica a tener en cuenta. Un cerebro tan grande no puede atravesar facilmente la pelvis, esta pelvis adaptada para sostener los órganos en posición erguida, así que los fetos nacen con el desarrollo cerebral a solo un 12% de su peso corporal, los huesos de su craneo tienen zonas blandas sin soldar (fontanelas), y no tienen más remedio que pasar por el canal del parto girando y torsionando como auténticos gimnastas flexibles. 
La antropóloga especializada en biología Wenda Trevathan explica que este parto doloroso y extenuante es la razón por la que en casi todas las culturas, las mujeres dan a luz acompañadas: obstetricia obligatoria (“Bipedalism and human birth: The obstetrical dilemma revisited”). Pero nada que ver con las circunstancias que rodean el parto hospitalario: falta de privacidad, observadores, tactos frecuentes, posición tumbada... que provocan la secreción de adrenalina, que inhibe la producción de oxitocina y la prolactina, las hormonas relacionadas con el embarazo, el parto y la lactancia. Garrido escribe que precisamente mecanismo "ha permitido, a lo largo de la evolución que, cuando una mamífera advertía peligro, pudiera posponer el parto hasta que las circunstancias fueran favorables y, mientras, huir o defenderse. Otra consecuencia de la medicalización del parto es que se ha separado de lo que es: un hecho sexual. Tanto es así que orgasmo y reflejo de eyección materno-fetal son respuestas biológicas similares (...). Ambas son incompatibles con situaciones de incomodidad y requieren contextos similares."
 
Los bebés nacen pues sin un sistema nervioso central maduro, la consecuencia
es que los bebés humanos no pueden caminar o hablar durante mucho tiempo. En conclusión, este tamaño cerebral tiene como contraprestación unos bebés muy dependientes y necesitados de atención continua, durante el primer año de vida. El lo que algunos llaman exterogestación. Gestamos nueve meses dentro del útero y doce en el exterior.

Por eso, explica Garrido, el recién nacido necesita estrecho contacto físico durante el día y la noche, y alimentación a su demanda. "La leche humana contiene un centenar de aminoácidos, vitaminas, minerales, sales y azúcares, en una receta exclusiva para nuestra especie. Pero esta receta no es siempre igual, varía su composición en función de las necesidades de cada bebé y de cada situación: si es un niño de más de dos años, aumenta las sustancias inmunológicas, o si tiene fiebre cambia también su fórmula. Cuando la madre solo amamanta ocasionalmente, la leche es más rica en grasas y proteínas para compensar la necesidad de nutrición. La leche humana es en general, baja en grasas y proteínas, un indicio de que está diseñada para un amamantamiento más continuo." "La leche durante la noche tiene más contenido graso y sale más fácilmente por el nivel más alto de prolactina; sin embargo, durante la noche es cuando en nuestra cultura les permitimos mamar menos." 
"En los últimos tiempos se está produciendo un cambio significativo en la cultura occidental: son las mujeres de clase media alta, con titulación universitaria y de mediana edad, las que más amamantan y durante más tiempo. Treinta años atrás, este tipo de mujeres consideraban la leche artificial como la más apropiada, con leche de vaca adaptada y a horas determinadas durante un tiempo limitado."

"En las sociedad igualitarias, los bebés tienen acceso al pecho en todo momento y son llevados en contacto con el cuerpo de la madre durante gran parte de la jornada". 
"En todas las culturas, las mujeres adaptan su estilo de crianza a las necesidades infantiles, y los bebés se adaptan a la disponibilidad de las madres. Un caso extremo es el de la tradición de siglos de antigüedad que se ha practicado en China, en la proximidad del río Amarillo, hasta tiempos relativamente recientes. Los bebés eran introducidos en sacos rellenos con arena del río, inmovilizados y solos en la vivienda hasta que la familia volvía de los campos de arroz para comer y amamantarlos.(...) Desde una perspectiva etnocentrista, puede interpretarse como un abandono de los cuidados básicos, pero desde el relativismo cultural podemos entender que era un forma de protegerlos de los depredadores, así como del sol en los campos de trabajo. La arena mantenía su piel limpia y protegida."  
 
Meredith Small, también antropóloga, apunta que “Los estilos de crianza de occidente dificultan mucho el amamantamiento, no sorprende que las madres de estos ambientes se den por vencidas." (Del libro Nuestros hijos y nosotros)

"Que los niños duerman solos es un hecho reciente en la historia, puesto que hace tan solo 200 años que, en algunas culturas desarrolladas, se construyen casas con más de un dormitorio", puntualiza Garrido. En la actualidad, en la mayoría del mundo conviven familias enteras en un solo cuarto. En casi todas las culturas del mundo actual, los bebés duermen con un adulto, mientras que los niños mayores duermen con los padres o con hermanos. Solo en Occidente, el sueño forma parte del ámbito privado. Cada cultura entiende de diferente manera el sueño. Para muchas culturas, se trata de una actividad social, mientras que para los estadounidenses forma parte del ámbito de la intimidad. Por ejemplo, entre los Kung San del Kalahari, no existe concepto de insomnio porque nadie pretende dormir toda la noche, siendo normales los despertares nocturnos durante horas en las que se conversa alrededor del fuego hasta que el sueño vuelve a aparecer. En Occidente, por el contrario, los momentos de vigilia se interpretan como problema de sueño. Pero los primeros meses, el bebé duerme aleatoriamente en periodos breves alternados con fases de vigilia, al carecer de ritmo circadiano. En el útero no existe el día y la noche.

"Dormir toda la noche sin interrupción no es una verdad biológica ni un hecho cultural universal" Meredith Small. (The Culture of Our Discontent: Beyond the Medical Model of Mental Illness)
 
El llanto es una conducta que la selección natural ha favorecido durante millones de años, ayudando a la superviviencia. El llanto lograba que la madre volviera a por el bebé olvidado, aún estando muy lejos.
Además, se mueve y tensa los brazos y las piernas, el cuerpo genera calor que a su vez contribuye a la termorregulación y le mantiene caliente. Lo que mejor funciona para evitar o calmar el llanto es fomentar el reflejo de succión a través de un chupete, biberón o pecho; acunar en brazos y el sonido de la voz humana, sobre todo materna. Y esto ocurre en todos bebés de primate, que prefieren la suavidad y el cobijo antes que el alimento. Pero lo que mejor funciona es el contacto humano. Por cierto, en un estudio reciente sobre cómo las personas de todo el mundo hablan y cantan a los bebés publicado en la revista Nature Human Behavior, llegan a la conclusión de que todas las personas hablan y cantan a los bebés de manera similar, sin importar el idioma, la ubicación o la cultura. Con un tono más alto y una mayor variedad de tonos, con "vocales exageradas"... "Hola chiquitiiiiiín el más bonitooo de la casaaa". "No eres tú la bebecita más bella del muuuundoooo, sisisisí".
 
"Las últimas investigaciones indican que los bebés occidentales lloran durante más tiempo y desarrollan cólicos debido posiblemente al estilo de crianza desapegado de nuestra cultura", se lamenta Garrido.

"En las sociedades de cazadores y recolectores, las madres duermen con sus bebés y responden de inmediato al llanto. Sin embargo, en sociedades no industriales los padres responden de la misma forma pero con menos frecuencia.
A pesar de que la crianza de los cazadores y recolectores sea más adecuada, en ciertos aspectos, para el desarrollo de los niños, no es necesario que imitemos sus formas de vida, tan sólo que reconozcamos qué es mejor para los niños y adoptemos de otros modelos de crianza que nos parezcan adecuados para nuestra cultura.
En los años cincuenta los padres y expertos consideraban que coger al bebé cuando lloraba o alimentarlo cada vez que lo pidiese, era malcriarlo. Actualmente sabemos que es justamente lo que necesita el bebé y que forma parte de las necesidades biológicas y emocionales de la infancia."

"Hace años se realizó un estudio en la antigua Checoslovaquia que reveló que era más rentable retribuir un año entero a las madres que lactaban que crear guarderías para todos los bebés menores de un año, ya que se reducían las enfermedades y las ausencias laborales de sus madres. Estas enfermedades estaban causadas por varios factores: someter al sistema inmunológico del bebé, que aún no es maduro, al contacto con virus y bacterias de los otros niños. Y por otra parte, en alto grado, son somatizaciones del estrés producido por la separación de la madre en edad temprana."

Fuentes:
 Mª José Garrido."Etnopediatría. Infancia, biología y cultura."
Meredith Small. "The Culture of Our Discontent" y "Nuestros hijos y nosotros".
Eva Margarita García. "Partos arrebatados: la violencia obstétrica y el mercado de la sumisión femenina."
Wenda Trevathan. “Bipedalism and human birth: The obstetrical dilemma revisited.”
 
 
 

https://dehesa.unex.es/bitstream/10662/144/1/TDUEX_2012_Garrido_Mayo.pdf

https://www.youtube.com/watch?v=KJCL9LR6rJI 

 https://www.youtube.com/watch?v=Jg69dfeGRXw

https://www.lavanguardia.com/vida/20090712/53743287900/yo-entrevistaba-a-los-tsimane-y-mis-hijas-jugaban-en-la-selva.html

miércoles, 9 de noviembre de 2022

NUEVO LIBRO: La naturaleza que somos, un paseo antropológico por la naturaleza y la humanidad.

UN PASEO ANTROPOLÓGICO POR LA NATURALEZA Y LA HUMANIDAD.

 

La naturaleza que somos: una antropóloga en la luna.

Como la miríada de estrellas en los cielos, así es la esencia de la humanidad esparcida por la tierra, aseguran los maoríes. Miríadas de especies componen y sostienen la humanidad, porque los seres humanos no solo somos parte de la naturaleza: somos naturaleza. Se necesita todo un mundo para crear humanidad, nos advierten los pueblos originarios.

Múltiples son los consejos del mundo que nos recuerdan que nuestro bienestar depende del bienestar de toda la biosfera: como la noción Hurai del pueblo tuvano chino o Prakritik Swaraj en la India, el compromiso de Mâlama 'Âina de Hawái o la práctica sueca Lagom. Somos polvo de estrellas, y solo en nuestro intestino hay más microbios que galaxias en el firmamento. Natural, dicen, es la desigualdad y la guerra, como lo es ganarse la vida con el sudor de la frente. Pero poco o nada se dice del cuidado ¿Qué es, pues, lo esencial para el ser humano?

Valga este libro para viajar hasta los más recónditos lugares de la naturaleza, humana y no humana. Porque el ser humano está hecho de átomos, pero también de historias. Elucubramos y jugamos de manera natural. Somos científicos natos, y nuestro firmamento es la imaginación.

Más información, link aquí. 

(Y más de 4 millones de visitas al blog!)


Autor: Eduardo Villar

sábado, 8 de octubre de 2022

El precio de la inteligencia: el retraso genómico y la vulnerabilidad de la mente humana.


"
Como ser humano, uno ha sido dotado de la inteligencia suficiente para poder ver con claridad lo totalmente inadecuada que es esa inteligencia cuando se enfrenta a lo que existe
". Albert Einstein.

"Nuestras civilizaciones fueron mal construidas en torno al biograma humano". E.O. Wilson, biólogo.


¿Qué explica la evolución de la mente humana? Se preguntan Jordi Agustí, paleontólogo, y Marina Mosquera Martínez, arqueóloga. Es el dilema que intentan resolver en el libro "El precio de la inteligencia: La evolución de la mente humana y sus consecuencias."

 "La caza, la tecnología, la cooperación/competición entre individuos y grupos, la complejidad social, la adaptación a cambios climáticos bruscos o el desarrollo del lenguaje? Probablemente todas ellas
sean ciertas, en mayor o menor grado, junto con otras, como la selección sexual, ya sugerida por el propio Darwin en 1871 en su obra El origen del hombre, y otros factores que todavía desconocemos. Pero ninguna hipótesis, por sí sola, explica en su totalidad la evolución de la mente humana. El cerebro humano es el resultado de las adaptaciones que tuvieron lugar durante la evolución de nuestra especie y de las que la precedieron, como respuesta a los múltiples problemas y desafíos que tuvieron que afrontar durante el periodo en que tuvo lugar dicha evolución."

Está cambiando nuestra idea de quiénes somos los humanos y sobre nuestra inteligencia. Hemos acumulado demasiadas pruebas científicas de que muchas de nuestras capacidades cognitivas, muchas de las que queremos denominar “inteligentes”, las compartimos con otros animales.  

En el libro El ingenio de los pájaros de Jennifer Ackerman, podemos aprender que las aves migratorias construyen mapas olfativos, magnéticos, celestes, y sonoros para orientarse por el mundo, y otras muchas capacidades asombrosas:

 “¿Qué tipo de inteligencia le permite a un pájaro anticipar la llegada de una tormenta lejana? ¿O encontrar su camino a un lugar en el que nunca ha estado antes, aunque puede estar a miles de kilómetros de distancia? ¿O precisamente imitar los cantos complejos de cientos de otras especies? ¿O esconder decenas de miles de semillas en cientos de kilómetros cuadrados y recordar dónde las puso seis meses después?"

Y el pulpo. Numerosos estudios en pulpos muestran que exhiben una gran flexibilidad en su
comportamiento
, ya sea en su entorno natural o en el acuario de un laboratorio. Sobresalen en el aprendizaje discriminatorio; pueden retener este aprendizaje durante varios meses y también son capaces de generalizar, una tarea compleja que requiere expandir espontáneamente la regla aprendida a nuevos objetos en función de sus similitudes. 

Según una investigación realizada en 2007 en la Universidad de Kioto (Japón), los chimpancés jóvenes son más rápidos que los humanos adultos en su memoria numérica visual. 

Y está el caso de Imo, "una macaco japonesa que se hizo famosa por su inteligencia y astucia", explican Agustí y Mosquera Martinez. "Todo empezó cuando los investigadores dejaron en la playa unas patatas. Imo destacó desde el principio, porque tras coger una patata y ver que estaba llena de arena, se fue hacia el agua y la lavó. Imo superó todas las expectativas cuando los investigadores vieron que si le dejaban granos de cereal mezclados con tierra, la macaco cogía un puñado y lo llevaba igualmente al agua, donde la arena se hundía y el grano flotaba, de manera que ya solo tenía que recogerlos limpiamente con la mano para llevárselos directamente a la boca. Indudablemente, la inteligencia de Imo es sorprendente, especialmente cuando nos preguntamos si, en particular en el segundo caso, a nosotros se nos hubiera ocurrido una solución tan eficaz para separar de una sola vez el grano de la arena."

En el parque zoológico Lincoln, en Chicago, aún disponiendo de agua cerca, los macacos inventaron tres formas de retirar la tierra; sacudiéndola con la mano, frotándosela contra el cuerpo, o contra otra pieza de comida. El acto de limpiar la comida sí debe de ser algo innato, pero había el punto importante es otro:
"Naturalmente sería de esperar que una conducta tan sabia se extendiera con rapidez por toda la comunidad. Y hasta cierto punto es así, ya que al parecer ese comportamiento no era exclusivo de Imo. De todas formas, los científicos observaron que tras dos años de ejecutar esas acciones, los macacos más allegados a Imo comenzaron a realizarlas, tardándose tres años en total para que tan solo un 40 por 100 del grupo lo hiciera. En el 60 por 100 restante hay que incluir a la totalidad de los individuos más viejos de la comunidad, los más reticentes, como en cualquier sociedad humana o no humana, a aceptar cambios en su vida. Es importante recalcar que la velocidad de adquisición del nuevo comportamiento no se aceleró con el incremento de individuos que lo realizaban."

¿Por qué?
Cuando se registró el primer lavado de grano fue en 1953; en 1962, la población de macacos ya mostró tres maneras diferentes de realizar esta operación. En 1972 había seis tipos de lavado y en 1983 se registraron ocho.

Y es que la diferencia está en que los seres humanos no solo emulamos, sino que somos expertos imitadores. Los chimpancés son mucho más creativos e innovadores que los seres humanos. 

En un experimento, proporcionaron a los chimpancés y a niños de dos años una herramienta semejante a un rastrillo y un objeto situado fuera de su alcance. Pero antes de manejar esa herramienta, debían observar a una persona que realizaba una serie de pruebas para alcanzar ese objeto, unas veces errando o con más torpeza, y otras de manera eficaz. Los niños no hacían otra cosa que copiar a esa persona imitando su método (aprendizaje imitativo), aún cuando consistía en el método torpe y poco eficaz. Los chimpancés, sin embargo, no imitaban exactamente al experimentador, sino que trataron de obtener el objeto de muchas maneras diferentes (aprendizaje por emulación). Lo interesante es que muchos niños, al reproducir la conducta del adulto incluso en el caso en que este había empleado el método menos eficiente, tenían menos éxito que los chimpancés, que inventaban nuevas maneras de hacerlo. Estos primates no humanos eran mucho más creativos. Ellos eludían la torpeza del experimentador y probaban nuevas maneras de atraer el objeto con el rastrillo.
Pero, concluye el psicólogo Michael Tomasello, la imitación, para los seres humanos, es fundamental para la transmisión cultural de información válida. El aprendiz no necesita que pruebe una y otra vez nuevas maneras creativas para lograr el éxito. Gracias a la imitación, cuantos más individuos realizan un método que tiene ya cierto éxito, más oportunidades hay para los aprendices de observarlo, imitarlo y adquirirlo, y mucho más rápida es su difusión. (Social cognition, joint attention, and communicative competence from 9 to 15 months of age. Nagell, Olguin y Tomasello).

Y es así que la cultura de los humanos está basada en la acumulación de conocimiento. Cuando un niño nace en una cultura determinada, automáticamente, de forma gratuita, se le dan una serie de conocimientos. Nuestra evolución futura estará más condicionada que nunca por esta acumulación sociocultural.

"Si un chimpancé ve a su madre levantar un tronco debajo del cual hay hormigas, al verlo, acabará levantando el tronco él mismo para conseguir algunas hormigas. Pero si ve que su madre levanta un tronco y no hay hormigas, no lo imitará. Cuando se realiza una acción inútil, algo que no produce ningún resultado, los chimpancés nunca imitan esta acción. Los niños, en cambio, imitan el comportamiento, incluso cuando ni siquiera es necesario, a menudo también lo imitan. Si te ven dar vueltas sobre ti mismo, ellos lo harán, por curiosidad. Están realmente preparados para copiar lo que hacen otros, así que el potencial es enorme. El hecho de centrarse en los procesos y no sólo en los resultados hace que sean posibles las convenciones sociales (saludar, dejar salir antes de entrar, como utilizar las utensilios para comer…), que de hecho no cambian el resultado en el entorno físico. Son cosas que uno tiene que hacer igual que los demás, por los demás", explica Tomasello.

¿Pero qué importancia tienen entonces estas convenciones sociales?

 
Al nacer, el cerebro de un macaco ha completado ya el 70 por 100 de su desarrollo, mientras que el de un chimpancé solo ha completado un 40 por 100 y el de un ser humano únicamente un 25 por 100. El cerebro humano presenta también un desarrollo mucho más lento que el de los primates no humanos.
El desarrollo de algunas áreas de asociación cerebral, especialmente los lóbulos prefrontales, puede prolongarse en el ser humano hasta bien entrada la tercera década de la vida. El cerebro de los simios antropoides, y especialmente el humano, está, por lo tanto, expuesto a un mayor número de estímulos durante su etapa de desarrollo. 

"La desventaja adaptativa de este largo periodo de inmadurez es que requiere de un constante cuidado y alimentación, pero la ventaja está en que permite al organismo en desarrollo la incorporación de una gran cantidad de conocimientos, el desarrollo de su cognición, sintonizada con el medioambiente social y natural circundante. Esta ventaja es especialmente adaptativa para los humanos, género notablemente flexible a escala ecológica, ya que somos capaces de adaptarnos a hábitats muy diferentes o
que varían con cierta rapidez."

Y además, podría facilitar la producción de un mayor número de conexiones sinápticas, que se produjeran mejoras en el procesamiento de la información, en las memorias operativa y a largo plazo, en la capacidad de imaginación y de crear posibles escenarios alternativos, en las capacidades
de planificación y ejecución y en la flexibilidad de la conducta. Mejoras en la memoria, la imaginación, la previsión y la planificación.

La vida social compleja propició, además, el desarrollo de la Teoría de la Mente.

"Comenzaron a adquirir importancia las capacidades de detectar que otros seres humanos poseen estados mentales propios, la necesidad de inferir cuáles eran dichos estados mentales y predecir, en consecuencia, sus posibles conductas futuras. A estas capacidades se las conoce como Teoría de la Mente y parecen ser una especialización propia del ser humano, aunque los grandes simios manifiestan los precursores esenciales de dicha capacidad, si bien en forma rudimentaria. La posesión de una Teoría de la Mente constituyó una condición indispensable para el desarrollo del lenguaje. La mejora de la capacidad lingüística amplió, a su vez, la Teoría de la Mente en nuestros antepasados."

La generalización de la cultura simbólica se tradujo en cambios biológicos, como el aumento de la longevidad y de la neuroplasticidad.

"El simbolismo es una representación de algo realizada mediante un código aceptado por la comunidad. Por tanto, el lenguaje es una de las más claras formas de simbolismo que existen. De entrada, porque se utiliza para representar y expresar representaciones (del mundo, de uno mismo, de cualquier cosa); en segundo lugar, porque lo hace a través de un sistema de símbolos (letras, por ejemplo), cuyo uso y combinación responden a una convención socialmente aceptada."

"En 1980, Seyfarth y colaboradores publicaron un interesantísimo estudio en el que se estudiaban los gritos de alarma que emitían un grupo de monos pertenecientes a la especie Cercopithecus aethiops. Lo interesante del estudio era que, al parecer, estos monos emiten un grito diferente, dependiendo del peligro que se avecine. Así, el mono que divisaba a un leopardo, un águila o una serpiente cerca del grupo avisaba a sus congéneres mediante sonidos simples o compuestos emitidos a frecuencias diferentes, dependiendo del depredador divisado. De esta manera, cuando los vecinos percibían el sonido correspondiente al leopardo, corrían a trepar a los árboles cercanos; si el sonido representaba al águila, miraban hacia el cielo y buscaban cobijo, mientras que cuando el sonido correspondía al peligro de la serpiente, se alzaban sobre dos patas y observaban detenidamente la hierba circundante."

Y en este mismo año 2022, de las casi 900 horas de grabaciones de llamadas de chimpancés adultos salvajes en el Parque Nacional Taï en Côte d'Ivoire, un equipo de científicos se sorprendieron al encontrar 390 secuencias vocales únicas, muy parecidas a diferentes tipos de oraciones, ensambladas a partir de combinaciones de diferentes tipos de llamadas. Y es que, en realidad, nunca habíamos cuantificado sus capacidades de comunicación de manera tan completa.

Los animales se comunican, pero no a través de un lenguaje propiamente dicho, sino a través de una serie pequeña de señales, usualmente vocalizaciones, restringidas a unos contextos muy limitados. El lenguaje, dentro de la comunicación, es especial porque es generativo. Es decir, no contiene un límite ni en el número de ideas o proposiciones a expresar, ni en la creación de nuevas combinaciones o palabras. Precisamente por tal potencial ha sido necesaria la gramática.

Con el uso del lenguaje tuvieron que aumentar considerablemente la memoria a largo plazo y de trabajo. Mientras que cualquier ser humano normal aprende, sin necesidad de enseñanza formal, entre 50.000 y 100.000 palabras durante la infancia, los bonobos y chimpancés más dotados logran aprender únicamente unos centenares, que expresan mediante la utilización de gestos o símbolos visuales, y ello solo tras largos periodos de entrenamiento. Dicho aumento de memoria asociado al lenguaje tuvo que traducirse sin duda en cambios genéticos que condujeron a un incremento de la conectividad y tamaño de los lóbulos prefrontales y de la neuroplasticidad.

Pero, aparte del lenguaje, existen otros sistemas simbólicos, todos los cuales implican una enorme complejidad cognitiva. El arte. Los pájaros pergoleros son capaces de construir una cabaña con arreglos artísticos con flores, hojas y setas, una especie de alfombra para recibir a su pareja. ¿Eso es arte también? Quizás para nosotros nos parezca artístico y hasta le demos sentido, ¡pero no al pájaro! ¿Es necesariamente el arte un sistema simbólico? Pues no. Solo cuando la obra de arte incluye elementos que pretenden informar al espectador sobre algo que no está explícito, lo es. Una metáfora. El arte simbólico es una maravillosa manera de salir de la vía lógica, otro ángulo o vía de analizar de un modo distinto la realidad.

"La capacidad de pensamiento simbólico implica la representación dual, es decir, la capacidad de considerar un sonido, signo u objeto, en sí mismo y como representación de otra cosa. Ello impuso al cerebro de los homínidos una carga que ningún otro animal había tenido que afrontar y que, sin duda,
indujo importantes cambios en la función y conectividad neuronal."

"Sin negar la importancia para nuestra conducta de las pulsiones, emociones, necesidades y propensiones que constituyen nuestra memoria filogenética, una porción considerable de la información
imprescindible para un desarrollo cerebral y conductual normales, proviene en nuestra especie de la información simbólica procedente del medio social"
, recalcan el paleoantropólogo y la arqueóloga.

La generalización de la cultura simbólica está relacionada con el aumento de la longevidad, decíamos. La longevidad humana creció en más de un 20 por 100 en los últimos 30.000 años, en especial durante el siglo XX, gracias a los avances terapéuticos y a medidas sanitarias como la vacunación y una mayor higiene. La selección de la longevidad pudo tener relación con la creciente importancia de las relaciones entre distintas generaciones, que supuso el aumento de complejidad de la cultura simbólica, la cual requería la transmisión social y almacenamiento en la memoria de gran cantidad de información. En dichas condiciones, la experiencia de los ancianos pudo llegar a ser más necesaria que nunca.


Explican: "Una gran parte del desarrollo cognitivo humano se produce mediante la socialización del conocimiento. Solo mediante ello ha logrado el ser humano alcanzar su elevada inteligencia. Somos humanos gracias a nuestro excepcional cerebro y a la comunicación entre múltiples cerebros mediante la cultura simbólica. La coevolución gen-cerebro-cultura se repite en cada uno de nosotros durante nuestro desarrollo individual."
 

¿Y cuál es, pues, el precio de la inteligencia, que da título al libro? 

La extremada complejidad de los cerebros los hace a la vez más vulnerables, ya que parece haber llevado a la aparición de diversas enfermedades psiquiátricas y neurodegenerativas exclusivamente humanas, como el autismo, la esquizofrenia o la enfermedad de Alzheimer. Existen otras desventajas asociadas a la inteligencia, entre las que destaca la conciencia de la muerte, pero el libro se ha centrado en las ciencias biomédicas y su relación con el retraso genómico. El retraso genómico, es decir, el desfase entre nuestro genoma, seleccionado en gran parte para adaptarse a las condiciones ambientales del Pleistoceno, y el medio artificial en el que habitamos actualmente:

"Hemos construido un entorno sociocultural también muy complejo y rápidamente cambiante, muy diferente de aquel en el que nuestros organismos fueron seleccionados."

"A pesar de nuestra capacidad de lenguaje y pensamiento abstracto, de nuestra flexibilidad conductual y de los impresionantes logros alcanzados por la cultura y la tecnología, estamos condicionados por pulsiones, necesidades y emociones adaptadas, no al entorno actual, sino al medio ancestral en el que evolucionó la especie humana. Desde el punto de vista anatómico, fisiológico, instintivo y emocional, Homo sapiens sigue siendo básicamente un primate cazador-recolector, adaptado evolutivamente a la vida en grupos compuestos por un pequeño número de individuos. Si fuéramos capaces de asumir este hecho quizá llevaríamos vidas más tranquilas y saludables."


Por ejemplo, "nuestras emociones ancestrales, como la reacción de lucha-huida que compartimos con el resto de los vertebrados, pueden también resultar dañinas en el medio actual. Ante cualquier amenaza, en la naturaleza existen solo dos opciones: luchar o huir."

Pero del jefe, ni se puede huir, ni se puede luchar contra él.

La adrenalina que se produce ante una amenaza, reduce la irrigación intestinal y aumenta el riego sanguíneo en el corazón, pulmones, músculos y cerebro, que se preparan para la acción, un intenso esfuerzo físico... que ya no se da. Lo que impide eliminar las grasas que tan útiles habrían sido en el medio en que evolucionamos y que acaban depositándose en nuestros vasos sanguíneos.

 

"La mayor parte de los miembros de las sociedades desarrolladas llevan una vida sedentaria y ya no se enfrentan a peligros concretos que requieren el despliegue de actividad física, como depredadores o enemigos, sino a otro tipo de amenazas, como la tensión laboral, la inseguridad económica, la monotonía, la soledad, las aglomeraciones, el ruido excesivo o los continuos atascos de tráfico, ante los cuales ya no cabe luchar o huir."

"Mientras que en el medio ancestral las amenazas solían ser esporádicas, en la sociedad moderna un alto porcentaje de personas vive en condiciones de estrés permanente, lo que puede acabar dañando su sistema cardiovascular." "Las enfermedades crónicas degenerativas no son una simple consecuencia de la edad avanzada. La vida sedentaria, el exceso de grasas, sodio y azúcar, la exposición a diversos tóxicos y el estrés sostenido se encuentran entre los principales factores causantes de las enfermedades crónicas propias del mundo desarrollado.


Además, "el ser humano, gracias a su capacidad de lenguaje simbólico y su gran imaginación, es capaz de percibir como estresantes situaciones que ningún otro animal interpretaría como tales, ser afectado por posibles escenarios futuros que pueden no llegar a producirse e incluso por peligros inexistentes."

"El sistema emocional arcaico de Homo sapiens, unido a su poderosa imaginación, le impide una correcta adaptación al medio artificial que ha creado. Dado que no parece posible cambiar nuestra fisiología y emociones en un futuro cercano, tal vez sería útil imitar, en cuanto a ejercicio, dieta y redes de apoyo social se refiere, a los pueblos cazadores-recolectores, dentro de las posibilidades que nuestra sociedad permite."

"Quizá uno de los mayores problemas con los que se enfrenta el ser humano sea el haber pasado, en el breve espacio de cinco mil años, con la aparición de las primeras ciudades, de una sociedad tribal y personal a una sociedad supertribal y despersonalizada." Se han rebajado conductas tan esenciales en el humano como la ayuda mutua e indicios de empatía, que se han observado también en otros animales sociales, como cetáceos, elefantes y primates no humanos, lo que indica que dichos impulsos tienen una base biológica. 

"La comprensión de la naturaleza humana, más urgente que nunca, no es un problema estrictamente académico sino que puede tener importantísimas consecuencias prácticas", advierten. 

"Es importante una comprensión cada vez mejor de la naturaleza humana, mediante la cual será posible construir un entorno más adecuado a nuestras necesidades. El problema del retraso genómico podría ser amortiguado mediante la aplicación de medidas basadas en el conocimiento de nuestra naturaleza."



jueves, 25 de agosto de 2022

Milkarri: los cantos en espiral de las mujeres Yolŋu.

"Con nuestros cantos, la tierra se renueva, nuestros cantos son nuestros derechos territoriales".

"Los Songspirals (cantos en espiral) son una universidad para nosotras. Son un mapa de entendimientos". “Nos conecta a través de generaciones, a nuestro conocimiento, a los que han venido antes y a los que aún están por surgir”.

El Grupo de Mujeres Gay'wu (o el grupo de mujeres "dilly bag") es un grupo de mujeres Yolŋu del noreste de Arnhem Land, en el extremo norte de Australia. En este libro, "Songspirals: Sharing women's wisdom of Country through songlines" y con Laklak Burarrwanga y Ritjilili Ganambarr, nos invitan a un viaje: 'Queremos que vengas con nosotros en nuestro viaje, nuestro viaje de espirales de canciones. Son la esencia de la gente en esta tierra, la esencia de cada clan. Pertenecemos a la tierra y ella nos pertenece. Cantamos a la tierra, cantamos a la tierra. Somos esa tierra. Nos canta."

Al igual que las culturas orales de todo el mundo, los indígenas australianos utilizan señales del paisaje para recordar y transmitir importantes conocimientos, valores culturales y sabiduría. Y las cantan. Se trata de unir las narraciones en cantos, pisadas, el conocimiento y la memoria. El mundo fue creado en una época conocida como el Tiempo del Sueño, cuando los ancestros comenzaron a caminar. Mientras sus pies besaban el suelo, liberaban la vida dormida debajo de ella, de modo que el paisaje cobraba vida con cada paso.
Cantar es encontrar el camino de una, y la narración es inseparable de la tierra, del viaje.

Ellas prefieren decir Songspirals, Cantos en espiral, aunque aclaran "a menudo se denominan líneas de canciones o ciclos de canciones". La naturaleza circular de la narración (y del canto, la pintura y el baile) es un concepto cultural fundamental. El conocimiento no es un proceso de "línea recta", sino uno que teje su camino alrededor de un "camino", como caminar a través del paisaje, como un sendero. 

 

"En este libro, las llamamos espirales de canciones, ya que giran hacia afuera y hacia adentro, suben y bajan, dan vueltas y vueltas, para siempre. Son una línea dentro de un ciclo, son infinitos. Ellos giran en espiral, conectando y rehaciendo. Se retuercen y giran, se mueven y giran. Esto es como todas nuestras canciones. Nuestras canciones no son una línea recta. No se mueven en una dirección a través del tiempo y el espacio. Son un mapa que seguimos a través del país a medida que se conectan con otros clanes. Todo está conectado, cubierto de belleza. Cada vez que cantamos nuestras canciones en espiral aprendemos más, profundizamos, entramos y salimos en espiral."

Sobre el término "Tiempo del Sueño" también opinan: "Odiamos la palabra soñar. No estamos dormidos. Estamos aquí y tenemos todo este conocimiento, esta fuerza vital, pensamiento colectivo, un alma creada por el agua".

"La mayoría de los libros escritos sobre Songlines han sido escritos por personas blancas, y principalmente por hombres blancos. Por eso decidimos escribir este libro. A menudo, cuando leemos sobre Yolnu, no es de la gente Yolnu. Las palabras no son elegidas ni controladas por nosotros. A menudo dejan cosas fuera de las cosas equivocadas. A veces nos ofende lo que otras personas escriben sobre nosotros. También encontramos que la mayoría de lo que está escrito habla sobre el conocimiento de los hombres. No presta atención ni valora el conocimiento de las mujeres y el milkarri. Entonces, decidimos que escribiríamos este libro nosotras como mujeres Yolnu. Compartimos espirales de canciones y les pedimos que las traten con respeto. Respetar el conocimiento significa no escribir sobre cosas que no entiendas, no pongas las cosas en tus propias palabras. Las palabras en este libro son nuestro conocimiento, nuestra propiedad. Puedes hablar de ello, pero no creas que puedes convertirte en la autoridad al respecto. Puedes usar nuestras palabras para reflexionar. Puedes hablar de tu propia experiencia. Piense en cómo llevar las lecciones de nuestro libro a su vida. Necesitas honrar el contexto de nuestras canciones en espiral, reconocer las capas de nuestro conocimiento. Puede hablar sobre la capa superior, pero debe ser respetuoso y consciente de los límites de lo que estamos compartiendo y lo que usted, a su vez, puede compartir".

"Cada Yolnu es un cantante, un pintor, . . . un bailarín, un creador de canciones, un maestro, un pacificador. Todo tiene que ser sobre la paz y la armonía".

"Todos estamos siempre aprendiendo, aprendiendo juntos. Todos los días,
cualquier cosa te puede fallar. Pero si tienes una mente que quiere aprender, entonces puedes superar esos obstáculos. Si cuidas tu mente puedes resolver problemas y resuelve las cosas para que tu vida sea como tú quieres que sea. (...) entender más, educarse, tener una mente amplia, aceptar las cosas como son y trabajar a su manera si no gusta. Una persona sana tiene una mente llena de asombro. Una mente llena de asombro es maravillosa y una mente maravillosa aprende mucho más que una mente enferma. Una persona de mente estrecha es una persona enferma".

El volumen recorre cinco espirales de canciones. Las mujeres yolnu del noreste de Arnhem y del norte de Australia cantan sus espirales de canciones, que se llaman "milkarri". Sólo las mujeres anhelan el milkarri. Esta tradición viva también contiene tres elementos importantes “conocimiento, lenguaje y Ley”.

"Nosotras, las mujeres Yolŋu del noreste de Arnhem Land, en el norte de Australia, lloramos las espirales de canciones, las entusiasmamos, esto es lo que llamamos milkarri. Solo mujeres con ganas de milkarri. Milkarri es una canción antigua, un poema antiguo, un mapa, una ceremonia y una guía, pero también es más que todo esto. Milkarri es algo muy poderoso en la vida Yolŋu. 
Cuando cantamos a través de las lágrimas de milkarri, viene de lo más profundo de nosotros. Sentimos la canción y la dejamos fluir. Milkarri es un canto, una voz suave y trémula llena de emoción, a veces pena, a veces alegría, atravesada por la pérdida y el dolor, a menudo todo esto y más. Es difícil traducir el concepto de milkarri al inglés y por eso estamos escribiendo este libro para explicárselo."
 
“Y no hemos perdido nuestro milkarri, nuestro llanto por la tierra, nuestro dolor o la conexión profunda. Esa es la belleza de esto. Nuestro milkarri, nuestro lamento, es la parte femenina de las espirales que hacen la lluvia, las nubes, la tierra. El grito de una mujer es otra forma de celebrar. Cuando lamentamos o lloramos, es una historia que estamos contando. Está contando una historia en lamento”. Y lo han hecho durante miles de años.

"Esta es la espiral de la canción. Es caminar, girar la cabeza, mirar, notar, pensar mientras miramos la tierra, prestando atención, con amor. Caminando en parentesco".

"La patria tiene conciencia, no es solo un telón de fondo. Sabe y es parte de nosotros. Es el hogar y la tierra, pero es más que eso. Son los mares y las aguas, las rocas y los suelos, los animales y los vientos y las personas también. Son las conexiones entre esos seres, y sus sueños y emociones, sus lenguajes y su Ley. La patria es la forma en que los humanos y los no humanos se co-convierten, la forma en que emergemos juntos, siempre hemos surgido juntos y siempre emergeremos juntos. (...) ciclos infinitos de parentesco, de compartir y de responsabilidad. Son los mensajes, los lenguajes y la comunicación de todos los seres para todos los seres. Y la Patria está en el canciones en espiral. Es milkarri."

"La patria es casa, nos canta y nos nutre. Es el sentimiento de hogar, el sentimiento de las estaciones que se comunican con nosotros. Son todos los seres del hogar. Es todo lo que podemos tocar o sentir, y es todo lo que está más allá de eso también. Es todo lo que pertenece a la patria, con la patria y como patria, incluidos nosotros. Y son las relaciones entre todos esos seres también. Llegamos a existir juntos...
Los Yolŋu mantienen vivo al País con el idioma... La tierra desarrolló una lengua y esa lengua es el pueblo Yolŋu...
Todo se comunica y llega a través de las espirales de canciones.
Esta comunicación entre los animales, entre la tierra, los animales y las personas, entre la marea, el sol y la luna, se trata de dar y recibir mensajes, de las estaciones, del clima, de la seguridad y el bienestar de las personas y del País."

Las songlines están entretejidas con historias que ilustran la resiliencia, el orgullo y la energía de Yolŋu frente a la terrible arrogancia y el desprecio por parte de las personas no indígenas, desde el primer contacto hasta el día de hoy. La profundidad y complejidad de la cultura y los idiomas que se han mantenido vivos y vibrantes a través de tiempos difíciles. Temas como los derechos sobre la tierra, la destrucción que la minería inflige en la tierra, la educación, los peligros que conlleva la pérdida del idioma y la migración (cuando los indígenas se alejaron de misiones y reservas, de vuelta al cuidado de su patria), también se discuten en el libro.

A continuación, añado un milkarri de una mujer para su nieto, que falleció. Es el nieto el que canta mientras rema en ese viaje, y es la mujer la que está guiando su espíritu.

Bawaywuyŋu miyamara Dhululwuyŋuru;

Bawaywuyŋu miyamara Rrawulwulwuyŋuru;

Ŋuruku miyaman ŋarra marrtji Rrawulwulwuyŋu.

Del lugar entre el amanecer y el atardecer yo canto,

Donde las ballenas nadan con la boca abierta, sacando agua, filtrando peces;

Una manada de ballenas, dando vueltas y saltando, jugando y deambulando;

Una reunión de muchas personas;

Por eso canto hacia Rrawulwul, el lugar donde se alimentan las ballenas.

Yo canto para esa gente, la que está lejos.

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"Cuando una mujer llora milkarri, todos dejan de hacer lo que están haciendo", explican en el libro. "Milkarri es lo que está pasando. La persona que escucha ese milkarri puede visualizar a su padre o hermana o cualquiera que haya fallecido, remando en ese viaje. Cuando llega el momento de que una persona fallezca, ella misma ya habrá recorrido ese viaje muchas veces. Hicieron el viaje acompañando a sus seres queridos que habían fallecido. Ahora les toca a ellos y otros los acompañarán."

"El momento es ahora, cuando cantamos. Vamos a esa dimensión. Es el milkarri. El milkarri es tan fuerte, lloramos y sollozamos, tomamos el cuerpo, se transforma. El muerto está ahí, casi como un holograma, un avatar. Es el viaje de ese espíritu. Podemos verlo en nuestra mente, pero es real. Por eso la gente se une, por eso llora: lo pueden ver."

"Cantamos ballenas nadando con la boca abierta, sacando agua, filtrando peces. Hemos viajado con ellos, como ellos. Ahora somos parte de una manada, volteando y saltando, jugando y deambulando, sintiendo el agua en nuestra piel. Mientras jugamos, conocemos los lugares. Cantamos Dhawulwulyun, allá, donde se alimentan las ballenas o las mantarrayas, buceando con la boca abierta, sumergiéndonos. Mientras cantamos, estamos conectando (...)"

"Mientras cantamos, mientras lloramos milkarri, contamos una historia. Hablamos de los contornos de la tierra, los contornos de nosotros mismos. Songspirals son un mapa del país. Estamos viendo la tierra mientras la sobrevolamos. Cuando cantamos o escuchamos milkarri, volamos. Nos vemos a nosotros mismos volando por la tierra, como un pájaro. Vemos nuestra alma, la arena, la tierra, el suelo, la hierba. La visión del suelo desde arriba, el paisaje por el que transitamos; nuestra mente es como Google Maps, vemos todo a través de la canción."

Son conocimientos sobre cosas naturales como la muerte, los animales y plantas, el alimento, la metereología... las formaciones terrestres, remedios vegetales y el comportamiento animal... el tipo de información que necesitas para sobrevivir y conocer el entorno. Cantando la información en canciones que cuentan historias, basándose y empatizando emocionalmente con el paisaje y los seres vivos, la información es mucho más fácil de recordar. Se han llegado a registrar cantos sobre la propia formación de islas alrededor de la costa de Australia y el aumento del nivel del mar.

 

"Cuando hacemos o escuchamos milkarri, viajamos por la patria, la canción nos
lleva allí.
Vemos todo: la tierra, las rocas, las hojas, el mar, bäru (el cocodrilo) haciendo un nido, relámpagos, todo. Las espirales de canciones nos dicen dónde está todo, el mejor lugar para pescar, para conseguir una lanza, gara. Nos dicen dónde no ir y dónde es mejor ir. Describen dónde están los ganguri (ñames) y otros tubérculos, dónde puedes encontrar agua dulce, dónde puedes encontrar el canguro, el emú. A veces, milkarri nos dice dónde están las áreas especiales. Este es el mapa que nos hacen, el mapa del pueblo Yolŋu. Songspirals describe todo, para que lo veas, sepas dónde está, podrías ir allí y recogerlo. Songspirals son una ruta. Songspirals caminan a través de la tierra. Songspirals te dice cuál es la ruta más corta, cuál es la más larga, de un lugar a otro. Songspirals tejen la patria juntas. Songspirals son nuestra base."

"El viento es el que limpia las huellas del día. Alisa la arena para un nuevo comienzo y un nuevo canto mañana".

 


https://bawakacollective.com/

Extractos editado de Songspirals: Compartiendo la sabiduría de las mujeres del país a través de líneas de canciones del Grupo de mujeres Gay'wu, publicado por Allen & Unwin.