sábado, 14 de julio de 2018

Competiciones y ritos extraños y maravillosos de todo el mundo.

Todos los años en el Día de los niños o "Kodomo no Hi" se celebra en Hiroshima el festival Nakizumo, una competición de sumo... pero con lloros de bebés.

Con más de 400 años de antigüedad, jóvenes practicantes de sumo llevan en brazos a bebés a un ring de sumo e intentan hacer llorar al otro bebé al grito de naki!: ¡llora! Muchos bebés lo hacen, aunque otros se quedan tan panchos o se ríen a carcajadas. Las máscaras para asustarles son el último recurso.

La tradición surge del proverbio 泣く子は育つ (Naku ko wa sodatsu) que significa “los bebés que lloran crecen rápido”.

En Kirkood, Sudáfrica, una competición consiste en meterse en la boca heces de kudu y las lanzan todo lo lejos que pueden. Esta actividad, que se lleva haciendo desde hace siglos, fue declarada Deporte Autóctono de Sudáfrica en 1994. 

Por la colina de Cooper cerca del distrito de Gloucester, Inglaterra, se lanza un doble queso gloucester que pesa 7 libras (3,17 kg), y los competidores deben correr ladera abajo a por él. La primera persona que alcanza la línea de meta gana el queso lanzado. 

Pero como dice Dennis O´Rourke en su película Cannibal Tours: “no hay nada más extraño, en una tierra extraña, que el extraño que la visita”.

En la Tomatina, en Buñol de la Comunidad Valenciana, al este de España, los
participantes se tiran tomates desde 1944. Una teoría muy popular dice que surgió de un disturbio en el que se atacó al asesor de gobierno con estos frutos. 
En el mismo país, en el carnaval de Entroido de Laza, Galicia, se arrojan hormigas rojas
En Haro, la Rioja, disfrutan de la batalla del vino
Y en la localidad levantina de El Puig con motivo de las fiestas de San Pedro Nolasco, colocan piñatas en cuyo interior puede haber caramelos o ratas muertas. Cuando la que se rompe es la de las ratas, los participantes se las arrojan unos a otros entre risas.

"Ya sea arrojando ratas congeladas o construyendo barcas con latas de cerveza, organizando carreras con caracoles o con las esposas a cuestas, la cuestión es que los seres humanos llevan mucho tiempo haciendo alarde de su creatividad en rituales y competiciones alocados, extraños y, en ocasiones, simplemente increíbles", escribe el infografista Nigel Holmes en "Crazy Competitions. 100 ritos extraños y maravillosos de todo el mundo"
Su frase: "Si no puedes explicarlo en términos simples, es que no lo entiendes", y así, lo exótico y extraño se convierte en algo cotidiano, ordinario y extraordinario a partes iguales.

Desde el buceo en ciénagas de Gales, o la ingesta de perritos calientes en Estados Unidos, o las claves para ser el primero en hacer llorar a un bebé en Japón, "es ilimitado el empeño humano por ganar y las proezas en las que poner a prueba la valentía, la resistencia o el puro absurdo". Como la vida misma.

Los habitantes de Darwin, una ciudad del norte de Australia, disponen de una regata de embarcaciones hechas a mano a base de latas vacías de cervezas. Su origen es de 1975. Cuenta la tradición que la regata nació como una iniciativa para limpiar las playas de la ciudad tras el paso del ciclón Tracy. Aunque no fue el ciclón el que dispersó las vacías latas de cerveza, sino los equipos que llegaron para reconstruir la ciudad después del ciclón, convirtiéndose en un verdadero problema para los autóctonos.


En el templo de Sri Santeswar de la India, un sacerdote deja caer un bebé desde una altura de nueve metros, que es recogido en una sábana sujetada por un grupo de hombres. 

En El Colacho español, en Burgos, un hombre que representa al diablo salta sobre los bebés durante el festival, para quitar el pecado original de los bebés recién nacidos. 

En Canadá, todos los años en febrero sumergen la cabeza en agua caliente a unos 40 grados, sacan la cabeza y dejan que se seque el cabello a temperatura ambiente, una media de -30 grados. A medida que el pelo se va congelando, se le da forma y, cuando se queda completamente escarchado, hay que sacarse una fotografía. Para descongelarlo, volver a sumerirlo en agua caliente, y listo.

Existe una singular versión del fútbol que se conoce como "calcio fiorentino" o "calcio storico", la que Enrique III de Francia describió como “demasiado pequeña para ser una guerra auténtica y demasiado cruel para ser un juego”.
Se originó
del “harpastum” en el Renacimiento entre aristócratas florentinos El haspastum era un juego de pelota de la Antigua Roma que a su vez se retomó de una práctica griega. 

La competición consiste en poner la pelota entre las porterías más veces que tu rival. Para ello los equipos tienen a 15 delanteros, a tres medios, a tres defensas y a tres porteros. Los delanteros deben luchar a cuerpo a cuerpo y uno a uno entre ellos (excepto patadas en la cabeza y ataques a traición, todo vale) para anular a los delanteros rivales y correr sin obstáculos hasta la portería.

En el Campeonato de Lucha Libre del Dedo del Pie en Ashbourne, Reino Unido, los competidores también se enfrentan cuerpo a cuerpo, pero con los dedos gordos del pie. La competición comenzó en un pub de Wetton en 1976. En 1997 se presentó una solicitud para que sea deporte olímpico oficial pero fue denegada y todavía no se ha aprobado.

"Pienso que el ridículo es el elemento dinámico, creador e innovador de toda conciencia que se quiera viva y que experimente lo vivo", explicaba el historiador de las religiones Eliade Mircea en "Invitación al ridículo". Y añadía:

"Creo que una buena definición del ridículo sería ésta: lo que puede ser retomado y profundizado por otro. No me refiero al ridículo maquinal, creado por automatismos e inhibiciones" (...) "El ridículo es una forma lanzada por los seres humanos contra la insinceridad. No existe acto humano sincero que no sea ridículo." 

"Sólo el ridículo merece ser imitado. Pues imitando el ridículo imitamos la vida; entraña en efecto, la completa sinceridad de la vida, y no las ideas fijas y convenciones que son las caras de la muerte. 
Y en cuanto a la muerte, bien sabe Dios que ya bastante la encontramos en todos nosotros."

Fuentes:

martes, 3 de julio de 2018

Versos Landay: los ecos anónimos de las mujeres de Afganistán

Shamsia Hassani
 “Mañana los hambrientos de mi amor serán satisfechos
pues cruzaré la aldea con el rostro descubierto y los cabellos al viento”


"En el vocabulario de la mujer pastún no aparece ni huella de la palabra "alma", ni siquiera un sustituto que se le acerque. La expresión árabe "ruh" y lo que implica de entidad espiritual, independente del cuerpo y superior a la materia, aparece solo en los landays compuestos por doctos o religiosos. La mujer emplea el vocablo pastún "sa" que quiere decir estrictamente "respiración". Y entregar el "sa" es dejar de respirar, expirar. No parece preocuparse de un alma separada y separable del cuerpo. Canta exclusivamente al destino del cuerpo y destaca el corazón. Se lo compara como un pájaro, una ruina, una fuente de sangre y un horno cerrado que devora sus propias llamas."


Así explica el filósofo Sayd Bahodín Majruh los "landay" (breves), poemas
populares escritos por mujeres pastún afganas. "El suicidio y el canto" es una compilación de esta poesía. Cantos de gran intensidad y fulgurante violencia sobre amor, honor y muerte.
Privada de libertad y vejada en sus deseos y su cuerpo, a la mujer pastún no le queda otra salida posible que el suicidio o el canto...

"Con lo que realmente se siente a gusto la mujer pastún es con su cuerpo. De su crecimiento frágil como la flor silvestre de las altas montañas, de la ebriedad de sus ojos lánguidos, del néctar de sus labios, de sus lunares que son como estrellas en el firmamento, de su cabellera color de noche, de sus senos altivos como granadas de Kandahar, de sus muslos de terciopelo..."

"No hay un solo landay femenino para expresar la esperanza o el temor de otro mundo. Lo que rige su profunda desesperación es no haber vivido bastante, no haber probado suficientemente el fruto de su belleza, su juventud y las alegrías del amor."

"Sin ilusión respecto a una vida futura, convencida de qué todo amor aquí abajo está ineluctablemente avocado al fracaso y a la muerte, la mujer pashtun se eleva mediante sus cantos a la categoría de heroína de tragedia. Su destino se inscribe en un espacio inmenso, pero que la ley de los hombres ha tejido con prohibiciones. Del mismo modo, alimenta la imagen de lo que no le puede ser negado: la naturaleza que la rodea. Es sencilla y sin complejidad, como el dibujo de las llanuras desnudas. Es pura limpia e impetuosa, como los torrentes de los valles rocosos. Es hermosa, majestuosa y dura, como la montaña con reflejos azules del Hindukush".

"No exalta el amor místico, (...) tampoco se entrega a las alabanzas del Señor. Por el contrario, algo sencillo y esencial se afirma constantemente en esta poesía, el canto de un ser terrenal con sus preocupaciones, sus inquietudes, sus alegrías y sus placeres. Canto que celebra la naturaleza, las montañas, los valles, los bosques, los ríos, el alba, el crepúsculo y el espacio imantado de la noche. Canto que se alimenta también de guerra y honor, vergüenza y amor, belleza y muerte."

"La mujer pastún soporta la carga de las labores domésticas más agotadoras. Trabaja desde antes del alba hasta avanzada la noche todo el año, además de la ayuda que aporta durante la época de la cosecha. Asume un trabajo regular permanente, sin reposo ni tiempo libre. Por lo menos dos veces al día, por la mañana y por la tarde, va a buscar agua a la fuente o al río recorriendo a veces distancias considerables y transportando en la cabeza o bajo el brazo recipientes muy pesados. Se ocupa de sus hijos que siempre son muy numerosos, de la cocina y de los animales. Muele el grano, prepara la harina, cuece el pan y la lana, cose la ropa, pone a secar los excrementos de animales, riega los sembrados. Ahora bien, esta mujer nunca se lamenta de su trabajo de esclava. Raros son los landays donde mencionan sus dedos de terciopelo con los que cogen las espigas de trigo, o el pesado cántaro que le causa dolores de espalda."

"De hecho, lo que le hace sufrir más es el aspecto moral de su servidumbre. Se siente reprimida escarnecida y considerada como un ser de segunda categoría. Desde la cuna es acogida con tristeza y vergüenza, una vergüenza que no se le ahorra tampoco a la madre que engendra una niña. El padre que recibe esta noticia inoportuna perece el duelo, mientras que cuando nace un niño da una fiesta y lanza salvas de fusil.
Luego, la niñita se convierte en moneda de cambio entre las familias del clan, sin ser nunca consultada. Pasa toda su existencia en un estado de inferioridad, subordinación y humillación, incluso por parte de su marido que no se digna a comer con ella".

"Se sabe que el código del honor tribal considera el suicidio como una cobardía, y que el Islam lo prohíbe. (...) Si con su suicidio la mujer pastún impone un acto socialmente irrecuperable, a través de su canto ejerce un desafío de naturaleza idéntica que puede, también y a su modo, rebelarse fatal".


 “Dame la mano, amor mío, y partamos a los campos
Para amarnos y caer juntos bajo las cuchilladas».

"Si buscas el calor de mis brazos, debes arriesgar la vida,
pero si estimas tu cabeza, abraza el polvo en vez del amor".

"Anoche estaba junto a mi amante, ¡oh velada de amor que nunca volverá!
Como un cascabel, con todas mis joyas, estuve tintineando en sus brazos hasta bien entrada la noche".


"El amor de la mujer es tabú, marcado con la prohibición por el código del honor
de la vida pastún y por el sentimiento religioso. Los jóvenes no tienen derecho a frecuentarse, a amarse ni a elegirse. Las muchachas son objeto de intercambio, y es la política tribal de las relaciones entre su boda. En casa del esposo, la mujer sufre todavía con más dureza dos tipos de mal casamiento. Su marido es con frecuencia un niño o un viejo y es a este compañero impuestos al que ella llama "el pequeño horrible". No hay un solo landay que de testimonio de amor conyugal".

 "El «pequeño horrible» no hace nada: ni el amor ni la guerra.
Por la noche, en cuanto tiene el vientre lleno, sube a la cama y ronca
hasta el amanecer."

"¡Oh, Dios mío! Me envías de nuevo la noche oscura.
Y de nuevo tiemblo de la cabeza a los pies, pues debo entrar en el lecho que odio".

"En un medio social dónde lo que nombra la pasión y la sexualidad pasa por ser estrictamente tabú, no teme abordar estos temas sin rodeos, con una brutal sinceridad. Se enorgullece de glorificar su cuerpo, el amor carnal y el fruto prohibido".

"Ven y sé una flor en mi pecho,
para que pueda refrescarte cada mañana con un estallido de risa."

"Pero en este juego de audacia, ella es la que más se arriesga, pues el hombre puede defenderse, huir o refugiarse en un país lejano. Mientras que la mujer no posee tales recursos. Si la descubren, no puede hacer otra cosa que dejarse matar".

"Mi amante es hinduista y yo musulmana,
por amor barro los escalones del templo prohibido".

"Los hombres duros y severos aparecen ante ellas cómo críos, y ellas parecen decir a esos niños barbudos "ya que estáis tan orgullosos de vuestra virilidad y os gusta tanto jugar al juego del honor, pues bien, yo voy a entrar en vuestro juego obligando a asumir las consecuencias extremas de vuestros propios principios". Así, cuando estalla un conflicto armado, el hombre se ve obligado a partir. No puede quedarse atrás, pues las chicas del pueblo se burlaran de él. Si vuelve de una batalla, de un largo viaje o de una aventura cualquiera, piensa irremediablemente en lo que van a decir las mujeres de la aldea. Al final, la inversión se realiza plenamente: es la opinión de la mujer, la mirada de la mujer, la que decide cómo el hombre debe comportarse según su propio código del honor. La mujer hace caer al hombre en la trampa de sus propios valores".

 “Oh, amor mío, si tiemblas tanto en mis brazos,
¿Qué harás cuando el entrechocar de las espadas se convierta en mil relámpagos”

Banksy & Shamsia Hassani
"A lo largo de los años de guerra, Afganistán ha sufrido las más crueles devastaciones y las más sangrientas masacres, a lo que habría que añadir deportados del interior y un gran número de refugiados. Los pastún, más afectados que otros por dichos movimientos forzados de población, han pasado masivamente a Pakistán. En el seno de la resistencia y entre los refugiados, el número de los que se entregan a la poesía ha aumentado claramente. Lo mismo sucede con los landay, que surgen en abundancia. 

El nuevo landay femenino pone el acento en la lejanía como un desgarro o una herida, lejanía del amante en combate y lejanía de la tierra natal. La mujer exiliada se dirige al viento, así solo el amor-pasión conserva intacta la antigua llama viva, rebelde y libre, esto es: libertaria".

"Son ecos heridos de la gran voz anónima de las mujeres en el exilio. La mujer pastún se haya confinada en el espacio de su tienda. Cada vez está más velada por la presión que ha crecido de los prejuicios religiosos. Ya no tiene campos que cultivar, ni permiso para ir con el rostro descubierto, ni la libertad de bailar y cantar en las bodas. Se convierte en algo semejante a un pez que expira arrojado fuera del río y a una planta arrancada que se seca bajo el sol ardiente.

"Mi amante prefiere los ojos color de cielo,
y yo no sé dónde cambiar los míos color de noche"

"Permanece indiferente tanto a las gesticulaciones masculinas como a los juegos de los niños. Su único deseo, volver una vez más a buscar agua a la fuente del pueblo al pie de las altas montañas nevadas".

"Brisa que soplas del otro lado de las montañas donde combate mi
amante.
¿Qué mensaje me traes?
El mensaje de tu lejano amante es este olor de pólvora de cañón.
Y este polvo de las ruinas que conmigo llega".

"Infinite Woman"de Meena Saifi.