lunes, 19 de noviembre de 2018

Coca, Peyote y Ayahuasca: Shuar, Koguis y Wixárikas.


“Ustedes pueden ir a vivir al espacio exterior, está bien, pero no parecen capaces de volver al entendimiento de cómo vivir en armonía con la tierra. Eso es algo que olvidaron. Cuando entiendes eso, empiezas a entenderte mejor”. Jacinto Zarabata, kogui.

“No damos clases de esto, no lo platicamos en una escuela, con Tatewarí, que es el fuego, ahí es donde nosotros adquirimos conocimiento.” Santos, Wixárika.

"El efecto es que te eleva, entonces tú observas". Juan Shuinda, shuar.


SHUAR

El uso tradicional que los shuar (jíbaro en lengua shuar significa "salvajes") hacen de la ayahuasca parte de la creencia de que el mundo es una ilusión, y que solo tomando el alucinógeno pueden entrar en el mundo real. De este mundo, se podía conseguir un "alma" llamada arutam, que otorga fuerza interior. Cuando alguien posee un alma arutam, se puede hacer con una musiak (el alma vengadora) que se manifiesta cuando el poseedor de un alma arutam era asesinado. Este alma vengadora salía de la boca del guerrero y trataba de vengar su muerte matando a la persona que lo había asesinado. La única manera de desactivarlas era convertir las cabezas en tsantsas, cabezas reducidas, y allí quedaban atrapadas. 

La palabra “ayahuasca” es un término de origen quechua que proviene de dos nombres: aya, “cadáver, muerto, cuerpo humano muerto”; y waskha, “soga, lazo, cuerda, cable trenzado y retorcido de materiales como lana, cabuya, paja o cuero”. Es decir, “la soga que permite ir al lugar de los muertos”, nombrándose también como “liana de las almas” o “soga del ahorcado”. Aunque este enteógeno es conocido con más de cuarenta nombres distintos, yajé en Colombia; kamarampi entre el pueblo ashaninca; natem entre los shuar y achuara...

Pero la enredadera Banisteriopsis caapi, base del preparado de la ayahuasca, no es por sí misma alucinógena. Más bien permite que los alucinógenos y otros compuestos sean absorbidos por el cuerpo. El ingrediente activo de esta enredadera es la harmalina. No difiere mucho de la mescalina, el ingrediente activo del cactus peyote, el hongo psilocybe y el LSD. La harmalina es un inhibidor de la monoaminaoxidasa (MAO): impide que el tracto digestivo procese una serie de productos químicos tóxicos y permite que los alucinógenos entren en el torrente sanguíneo. Tampoco es la única planta rica en harmalina, la ruda siria, peganum harmala, también la contiene, y hay autores que indican que puede haberse utilizado como tinte para las alfombras en Asia occidental, por su tinte rojo. Quizás sea la base en la creencia de alfombras voladoras o, al menos, la inspiración de esas figuras geométricas en el centro de este textil.

Cómo más de setenta y dos grupos culturales amazónicos en la parte occidental de la selva amazónica, tanto en la Alta como en la Baja Amazonia, pudieron descifrar el alcaloide harmalina, es una incógnita. Las mezclas que se añaden al preparado de la ayahuasca varía enormemente, aunque la mayoría contiene derivados de la triptamina, y normalmente se hierve. Las posibilidades de un o una chamán de manipular la gama de visiones alterando la combinación de ingredientes es otro motivo de su popularidad, y las visiones dependen de su habilidad.

Los ayahuasqueros, por su parte, dicen que no es la planta la que cura, sino su espíritu. A través de sus canciones, conocidas como icaros, el chamán invoca a este espíritu y le pide que cure o le ofrezca una solución. No confundir con Ícaro, el del mito griego que levanta vuelo hasta que el Sol derrite la cera de las alas y cae al mar. “Icaro” nada tiene que ver con la mitología griega, aunque también levanta el vuelo. Designa el canto o la acción de “cantar para curar”, de los maestros curanderos o chamanes de la selva amazónica.


KOGUI


Eric Julien
"Como podríamos despreciar las milenarias tradiciones de los kogui. Un texto mítico recogido en las sierras nevadas de Santa Marta nos debe infundir el mismo respeto, la misma admiración por el vuelo del espíritu humano que un texto en sánscrito o un texto en latin o griego. ¿No es uno, el género humano?" Gerardo Reichel-Dolmatoff, antropólogo.

El antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff demostró el parentesco de los kogi con los antiguos taírona. Los koguis, o jaguares, se hacen llamar los “hermanos mayores”, mientras todos los demás somos los “hermanos menores”. La diferencia entre los dos reside el conocimiento sobre la naturaleza.

“En occidente se le da privilegio al uso de las cosas en lugar de a su fuente. Ese es el error intelectual. Al final, todo es naturaleza”, afirma el líder Kogui, Jacinto Zarabata.

Los koguis es un pueblo que resistió todos los embates: la conquista española, los colonos que les quitaron sus tierras, los marimberos o traficantes de marihuana... las enfermedades. La enfermedad para los kogui es una transgresión de la ley de equilibrio del universo: tiene que haber una mala conducta para que sobrevenga el mal físico. Tiene que haber una ruptura del dualismo con el que los kogui entienden el mundo: el sol y la noche, el bien y el mal, el hombre y la mujer.

Los koguis se mueven incesantemente por Sierra Nevada, de casa en casa y de
finca en finca. Si no fuera por la coca, no resistirían. El gran rito kogui es el mascar coca. Extraen de su mochila un puñado de hojas de coca, luego chupan cal con el palillo de su poporo (calabaza) Es un símbolo, dice Dolmatoff, de su dualismo sexual: el palillo lo masculino, la calabaza o poporo lo femenino. Pueden pasarse mucho rato frotando el palillo en el poporo. 

Todo cuanto es cóncavo, se asocia en seguida con las cabidades femeninas: la mochila, por ejemplo. Y también todo lo que es hueco, incluída la casa. A los ápices de sus casas, los llaman mauku-akula, de mauku, vagina, y akula, rama. Los hermanos mayores han sabido que es la materia y la realidad desde siempre. Dicen los Kogui “Nada existe sin el pensamiento”, lo que nosotros llamaríamos física cuántica.


La coca es su cultura, su entrada en el tiempo de los antiguos, su manera de ser koguis. El filósofo Josef Estermann explica que la coca como planta sagrada es el ombligo del cosmos, es decir, concentra en forma simbólico-celebrativa a todo el cosmos; es ese lugar de transición por excelencia. De ahí su importancia en los rituales:
La coca se usa como elemento básico en prácticamente todos los rituales. 
Las tres hojas juntadas son un símbolo para las regiones del universo (hanaq, kay y uray pacha), es decir: simbolizan la ‘unión’ o la relacionalidad originaria de todo el universo, y ‘relaciona’ las dimensiones espaciales (arriba-abajo) y temporales (pasado-futuro).


Su territorio está lleno de puentes construídos por ellos y sus antepasados que son maravillas arquitecturas indígenas.


El líder kogui Jacinto Zarabata lamenta que el mundo occidental gire en torno a “la ambición por tener más”.

“Lo que todos tienen yo también tengo que tenerlo, de otra manera los demás tienen poder sobre mí. Las consecuencias son evidentes, pero no parecen evidentes para ustedes”, indica.

HUICHOL


Maria Stenzel
Existe una tribu que todavía sigue comiendo y adorando a un cactus: los wixárikas

Bajo el signo del peyote, los huicholes de la Sierra Madre, perseveran en sus costumbres y ritos ancestrales. Hacen peregrinaciones a una wirikuta, el lugar sagrado donde buscan ese cactus que les eleva de su áspera realidad hacia su complejo y rico mundo sobrenatural, después de que el chamán bendiga con su mubieri, su cetro de plumas de águila, y el bufón o payaso se cuelgue su gato salvaje disecado y un ritual arco para que mate simbólicamente al dios venado, reencarnación del peyote. Cuando alguien encuentra al peyote, marca el lugar con plumas de gavilán. 

El peyote les arrancará de la pesadez de la tierra y les abrirá, como escribió Aldous Huxley, "las puertas de la percepción" con sus 55 diferentes sustancias alcaloides.

El chamán construye un altar improvisado con el peyote, maíz y los cuernos de Tamatz Kauyumari, el venado. 

A diferencia de los sitios arqueológicos al uso, Wirikuta está 'vivo' y quien le otorga esa vida es el pueblo Wixárika y viceversa.

Fue Tamatz Kauyumari, el venado, que llego hasta allá para darle empuje a nuestro padre Sol que emergió de Reuunar. Cada peregrino que viene tiene que hacer el mismo recorrido que hizo Tamatz Kauyumari."
 

Arte huichol
Es por ello que los wixárikas defienden este territorio, que a pesar de haber sido incorporado en 1988 a la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales de la UNESCO, y en 1994 declarado Área Natural Protegida por el gobierno local, se han otorgado concesiones a empresas mineras extranjeras en el lugar.



En Santa Bárbara, en la Sierra Madre, viven en rancherías y separados a lo largo
del territorio. Su ritmo de vida es plácido y dedicado a lo social, a los tejidos y a sus fiestas. Sus tejidos representan la polícroma visión de su mundo. El arte es una oración, una participación directa con su mundo sagrado. En los trajes, sagrados, despliegan su simbolismo colectivo, son re-expresiones de sus representaciones colectivas. Una forma constante de identificarse como pueblo. Con la pintura amarilla urra se pintan soles en las mejillas como homenaje a tayau, el padre sol. El nombre tayau, dicen, proviene de la onomatopeya del sonido que hace el pavo al saludar al sol. 

"Es extraordinaria la participación mística de los huicholes en su propia cultura." decía el antropólogo Lévy-Bruhl.

Mario Jareda Beivide
“No damos clases de esto, no lo platicamos en una escuela, con Tatewarí, que es el fuego, ahí es donde nosotros adquirimos conocimiento.” afirma Santos.

 El hecho de que los huicholes se designen a sí mismos como "doctores", wixárika, indica la importancia que adquieren las cuestiones relacionadas con la religión, el ritual y la salud. El mara'akame, como se le llama al chamán huichol, se dedica a ser guía espiritual del grupo, depositario de la memoria histórica y mítica y, en ocasiones, actúa como autoridad representativa.

El panteón huichol está compuesto por más de treinta dioses que se dividen de acuerdo a dos ciclos fundamentales: la temporada de lluvia y la temporada seca, la noche y el día cósmicos, la oscuridad y la luz, lo femenino y lo masculino. Entre las diosas de la temporada húmeda tenemos a la abuela crecimiento, takutsi nakawé; la madre tierra; la diosa del maíz, uteanaka; la que protege los partos, tuluviakame, etcétera. En cuanto a los dioses o personajes de la temporada seca sobresalen tatewarí abuelo fuego, tayau padre sol, akaitewarí el viento, paritzika deidad de la caza y de los venados, y otros muchos. La relación entre los dos bandos es lo que mantiene al mundo en movimiento, y todo ritual y relación con los dioses está encaminado a mantener ese equilibrio cósmico.

"Nosotros como wixraritari , le estamos pidiendo a nuestras deidades que el mundo siga existiendo y que nosotros podamos seguir existiendo.
Básicamente... 
...aquí le estamos apostando la vida” aclara el wixárika Santos.

Tamara Zarak Quintana

Fuentes:
http://www.ugr.es/~pwlac/G19_07Eugeni_Porras_Carrillo.html
http://www.masacalli.com/2012/02/guerra-florida-en-wirikuta.html
http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-huicholes/1971334/
http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-sierra-nevada-coca/2006426/
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/geografia/geoco4v3/sierra.htm
http://revistamasacalli.blogspot.com.es/2012/09/hikuri-neirra-ii.html
Un rastro de plumas. Tahir Shah.
https://www.youtube.com/watch?v=gjQV5HUoZ2o