"'Siente o que te digo', escuché muchas veces cuando era niño, y pasados los años, me he dado cuenta que lo que me pedía mi abuela Serafina, durante aquellos intensos días que viví en la aldea, era que agudizase la atención sobre lo que ella me iba a decir, que juntase la cabeza y el corazón, como cuando se abrazaban los dedos para que no se cayese un solo grano de trigo."
suelo. Se desconoce a ciencia cierta la finalidad de estas piedras. Podían ser límites de término para un determinado grupo humano. O quizás eran lugares donde se fijaban el alma del muerto y servirle de morada provisional cerca de los vivos, para incidir en la fertilidad de los campos y animales e impedirle, al mismo tiempo, errar y hacerse peligrosa, según el antropólogo rumano Mircea Eliade.
Cuando las vacas llegaron solas a casa, la familia se temió lo peor. Acompañados
de algunos vecinos, empezaron inmediatamente la búsqueda en medio de la tormenta hasta que sus sospechas se vieron confirmadas cuando hallaron el cuerpo sin vida muy cerca de las pasarelas que ayudaban a vadear el Forcos. Cabizbajos y desolados, emprendieron la vuelta al pueblo llevando el cuerpo entre dos personas envuelto en una manta. Pasaron la borda de As eretas, l Artica Lobreca y por las inmediaciones del Tozalón y la raja os moros. Pero el camino era empinado y la tensión y el peso del cuerpo hizo mella entre los porteadores. A la altura de o Plano Serrato, ya casi a la vista del pueblo, una piedra -nuestra piedra- situada a la orilla del camino, parecía el lugar ideal para depositar el cuerpo con un mínimo de dignidad mientras los porteadores descansaban y rezaban una oración por el alma de la difunta. A partir de ese momento, esa piedra dejó de ser una piedra más y se convirtió en un objeto de culto. El alma de Petra, la infortunada mujer ahogada, quedó fijada en la piedra y cualquier viajero que pase por allí deberá dejar un exvoto (una ramita de boj sujeta con una piedra, una piedra sola, un fruto, cualquier cosa) si no quiere que el espíritu de Petra se vaya con él.
Hasta aquí la práctica y
la leyenda, leyenda que podría ser una más. Quizá el recuerdo arcaico
de un hecho cierto ocurrido hace siglos. Una mera anécdota de interés
histórico, antropológico y/o etnológico. Pero, pese a la insistencia de
la tradición oral, pese a la creencia a pies juntillas de este relato,
es más que probable que ese óbito nunca ocurriera y que la explicación a
esta práctica y a esta leyenda que ha llegado hasta nuestros días sea
mucho más profunda".
Y aclara que esta práctica litolátrica no es única en Europa. Aparece entre los Korkus y los
Gondas de la India, entre algunas tribus de Sudán y Nueva Guinea o en
Sudamérica donde se conocen con el nombre de Apachetas.
Dicen los Muria de la India: "Si crees, es una diosa. Si no crees, es una piedra". Tradicionalmente, la principal diosa de los muria era la Madre Tierra, adorada a menudo en la forma de un montón de piedras.
Pero aún hay más. Todavía hoy, en Chhattisgarh y Madhya Pradesh, estados de la India, muchas tribus aún siguen una tradición funeraria megalítica ininterrumpida. Las comunidades de la India llamadas Bastar Gond, Bison-horn Marias, Dorlas y Murias erigen "uraskal" (menhir) y "danyakal" (dolmen) como memoria a los muertos. El tamaño de los menhires depende de la reputación y la personalidad de la persona. Los gonds creen que sus ancestros viven en este pilar y son responsables de la protección de su clan, y si detienen la tradición es una especie de falta de respeto a su antepasado y pueden enfrentarse a una serie de problemas. Otras tribus de habla munda y hos también tienen prácticas megalíticas idénticas. Mundas, Asurs, Oraons y Hos llaman a un menhir "birdiri" o "burudiri", mientras que para ellos un dolmen se conoce como "sasandiri".Los Gadabas, Bondus y Keenghar de Orissa tienen la tradición de erigir menhires,
dólmenes y círculos de piedra con fines conmemorativos y funerarios. También crean círculos de piedra a los que llaman "sindibors". Los dólmenes en la región de Vidharbha se llaman "pandukal" o "pandukutti". Los dólmenes de la comarca de Marayur pertenecen a la Edad del Hierro y se denominan "valivadu" o "muniyara". Las tribus también erigen menhires en memoria de incidentes significativos en sus comunidades, familias y pueblos. Los menhires también se establecen como mojones de sus pueblos. (Para saber más: Megaliths of India)
En otra entrada ya nombré muchos tipos de mojones o hitos, desde el Círculo Polar Ártico hasta Hawai.
En Japón, la religión Shinto tenia una practica similar en la que
apilaban piedras en ciertos puntos del camino. Dichos amontonamientos servían como morada y adoratorio de
entes espirituales denominados genéricamente Kami y cuyo poder aumentaba
o decrecia en proporción a las ofrendas recibidas.
De forma similar, los romanos ofrendaban a
una serie de divinidades menores de los caminos y encrucijadas (algunas
adoptadas de los griegos y los anatolios); entre las mas conocidas
están Término (dios protector de los límites e hitos), Hécate
(diosa asociada de diversas maneras con encrucijadas, caminos de entrada, magia, brujería...),
o los lares, que custodiaban las encrucijadas y vigilaban las ciudades.
"Por otro lado, resulta
sorprendente la efectividad, la coherencia y la simplicidad
con que
estos rituales se sincretizaron y se hicieron creíbles y asumibles para
los habitantes del entorno", explica Navarro. De hecho, no es casual el propio nombre de
la supuesta difunta de la leyenda que cuenta. En efecto Petra es traducción literal del latín
Piedra. Y explica que Pierre, o piedra, también se llamaba el que fue asesinado según otra leyenda en otro pueblo de la zona, en el
Somontano de Barbastro. Su túmulo se
incrementa cada vez que pasa un viajero, evitando que el alma del muerto salga de donde supuestamente está
enterrado.
Nos quedan los decires, los hitos y los mitos para orientarnos en estas encrucijadas, en estos cruces de caminos que de vez en cuando nos ofrece la vida. Donde lo mismo avistamos malos presagios o maravillosas oportunidades. Sea como fuere, las piedras seguirán siendo testigos, y quizás hasta nos indiquen el horizonte.
Fuentes:
'Diccionario de signos, símbolos y personajes míticos y legendarios del Pirineo aragonés'. José Miguel Navarro López.