jueves, 24 de marzo de 2011

La sociedad tribal: Libia

En antropología, la sociedad trival es un tema más que conocido, así que vista la controversia del concepto en las noticias sobre el conflicto en Libia, quizás sea de interés desempolvar los apuntes... Parece que la hegemonía de los modelos políticos de los estados modernos no ha hecho desaparecer esta forma de organización.Otro ejemplo más de la importancia de la antropología ;) 

 Las tribus son grupos de familias y de descendencia (linajes) asociados a territorios controlados por los miembros de esos grupos y por sus formas políticas de organización basadas en grupos de linajes conocidos como clanes, y en algunos casos, confederaciones tribales.

Y en el caso de Libia, de donde vienen?

La vastedad de su paisaje desértico atrajo a miles de personas a ubicarse en varias coordenadas. Por su inmenso territorio y numerosos caravanserais (o khans) atravesaban las luengas caravanas repletas de mercancías, de un lado al otro del norte de África, una ruta que en varios puntos conecta a esa región con Europa y con la entrada al Oriente Medio. En algún momento ha sido tierra ocupada por los bereberes, los tuaregs, los siaans, los tebous y deseada por los egipcios y los romanos. Fue también el oscuro objeto del deseo de los turcos, bajo el Imperio Otomano, quienes impusieron, ley, orden y religión (la orden de los Sanusi), bajo el amparo del Islam. La vida comercial florecía en el siglo XIX, pues la región oeste y su centro urbano, Tripolitania, se convirtió en el corazón del comercio trans-Sahariano, hasta el punto que muchos pueblos abandonaron el modo de vida pastoral-nómada para integrar la agricultura y el comercio a sus formas de actividad económica.
Todo iba de maravillas hasta que se dio la revuelta de los jóvenes turcos en 1908 (movimiento reformista y nacionalista en contra del sultán Abdul Hamid II), seguida de la guerra entre Italia y el Imperio Otomano. El territorio fue escenario de luchas entre los pueblos del norte de África, los turcos, los italianos, los franceses y los ingleses, por el control de tan importante bastión geopolítico. La ocupación italiana de Cirenaica (al este del territorio) fue devastadora. El fascismo hizo mella y destruyó la economía agrícola y comercial. Muchos pueblos regresaron a sus raíces nómadas, y quien sabe, si a su relación tribal con el territorio. Esta parte de la historia terminó con la intervención de las Naciones Unidas dirigida a otorgar a este territorio, Libia, su independencia en 1951 y la imposición de un rey: Idris. Libia era entonces el país más pobre del mundo, con un alto porcentaje de analfabetismo.

Idris montó su quiosco, y creó una burocracia estatal basada en las familias afines a la suya, es decir, a su tribu. Por medio del nepotismo y el reclutamiento y matrimonio entre miembros de esas familias y tribus, Idris desarrolló un sistema cerrado de gobierno que se enriqueció con la corrupción, los favores, y las prebendas, en un país que empezaba a ser próspero gracias al petróleo que recién habían descubierto. Libia tenía un estado, basado en la fuerza de unas tribus dominantes y con el auxilio de algunos grupos tribales solidarios. El resto de las tribus estaba al margen del poder, y de los beneficios económicos del nuevo estado. El descontento era evidente y en ocasiones se enfrentaron al poder.
En 1969 Idris enfrentó la peor crisis política de su reinado, cuando Mu’ammar al-Gadafi dio un golpe de estado con los militares y depuso a Idris. 

Gadafi, con una orientación socialista, fue un importante pensador sobre las tribus y su rol en la formación de los estados y sociedades socialistas. Desde una perspectiva marxista, comenzó a explicar la importancia de la tribu, como la esencia del comunismo, y de cómo debían ser integrados al nuevo sistema político civil. Gadafi, como Idris, antes que él, y como los turcos, tuvieron serias dificultades en absorber e integrar a las tribus.

En su famoso Libro Verde Gaddafi señala: “Desde el momento en que la tribu es una familia en sentido amplio, ofrece a sus miembros los mismos y amplios beneficios materiales y ventajas sociales que la familia proporciona a sus integrantes; pues la tribu es una familia de otro orden. Pero debemos poner de relieve que -en el contexto de la tribu- un individuo puede permitirse un comportamiento zafio, que no tendría en el seno de su propia familia. Sin embargo, a causa de la dimensión menor de la familia, no hay una supervisión inmediata (del comportamiento personal), mientras que en la tribu todos sus miembros se sienten siempre bajo supervisión de los demás. Tras estas consideraciones, (está claro que) es la tribu quien conforma las pautas de comportamiento de sus integrantes, desarrollando un tipo de educación social más noble que la de cualquier institución educativa. La tribu es la escuela social en la que todos crecen absorbiendo los altos ideales que terminan estableciendo el modelo de comportamiento vital. La tribu es un “paraguas” social natural para la propia seguridad. En virtud de las tradiciones sociales tribales, la tribu provee protección colectiva en forma de ajuste, venganza y defensa; es decir, en forma de protección social. La sangre es el primer factor de formación de la tribu, pero no es el único. La adscripción es también un factor de formación tribal. Con el paso del tiempo, las diferencias en los factores de adscripción y sangre se diluyen, dejando a la tribu como una unidad física y social única, que permanece -pese a todo- como unidad originaria por (sus vínculos de) sangre”. Según esa idea, la concepción marxista de clase está siempre solapada por una pertenencia tribal inevitable.

Para ello ideó las asambleas tribales (Yamahiriah), que decidían sobre los asuntos públicos, excepto sobre aquellos relacionados a la milicia y a los ingresos del petróleo, las dos áreas de control del gobierno de Gadafi. 

Hanspeter Mattes, del Instituto Alemán de Estudios Globales, experto en Libia, es preciso: “La llegada al poder de Muammar Gaddafi en 1969 devino en una alianza de la tribu del propio Gaddafi (los Qadhadhifa) con los Warfalla y los Maqarha, que obtuvieron puestos clave en las fuerzas armadas, la policía y los servicios de inteligencia. De este modo se aseguraron su control. (...) los Warfalla se han opuesto al duro tratamiento dado por Gaddafi a sus opositores. Así se han distanciado de la tribu de Gaddafi. La tribu Warfalla puede permitírselo porque son poderosos. Para las tribus más pequeñas esa opción era más difícil”. Libia, recuerda Mattes, carece de constitución alguna desde 1977, así que no hay marco legal de referencia y todo acuerdo nuevo tiene que basarse en las estructuras verdaderamente existentes: las tribus.

En base a esto, el analista libio Mahamoud al Nakou dice en The Guardian (domingo 27 de febrero) “La táctica de Gaddafi ha sido jugar la carta tribal. En un par de sus últimos discursos, prometió a varias tribus riquezas y tierras, bajo el viejo principio de divide y vencerás. No faltan los comentaristas que cometen el error de creer que Libia es una sociedad tribal. No lo es. Sólo necesitamos mirar hacia esta revolución en la que nadie enarbola la separación o se aparta de esa juventud libia que lidera al pueblo en su marcha hacia una Libia libre”.Se refiere a los rebeldes que atraviesan las grietas de lo tribal, ya que su educación en Europa y Estados Unidos los aleja del esquema tradicional de las tribus libias.
Desde luego la renta per cápita en Libia es la más alta entre los países árabes afectados por la reciente ola de revueltas, con excepción de Bahrein, ¿pero cuál ha sido y es el reparto efectivo?

Así que no hay que equivocarse con las salidas surrealistas de Gddafi o su reciente provocación con el paraguas: no ha perdido la cabeza. No va dirigido a nosotros, sino al orgullo tradicional libio. La revuelta social , los intereses de las compañías petrolíferas, la intromisión de las potencias extranjeras, no desaparecen; pero en el escenario libio tienen necesariamente que atravesar el filtro tribal. Las ideologías se desarrollan en función de su arraigo en uno u otro clan. Los jefes tribales tienen una influencia cierta en atizar la guerra civil o negociar un acuerdo de paz. Su posición política real, en su calidad de jefes de clan, no se evapora porque a nuestra mentalidad “europea” le cueste ver la realidad a través de ese prisma. 



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