domingo, 11 de septiembre de 2011

La casa-escaparate: la casa moderna.

"Si usted visita una casa equipada, amueblada y decorada según los cánones de la sociedad de consumo, es posible que lo que vea allí le guste, pero es muy improbable que si intenta habitarla durante algún tiempo, su cuerpo se sienta a gusto en ella."

Jesús Ibáñez. (1928 – 1992) catedrático de sociología. Su obra teórica se centró en el análisis de la sociedad de consumo.


LA CASA
 

La casa es el hogar privilegiado de enraizamiento del cuerpo con el mundo. La casa es lugar de retiro (es aparta-mento) La casa atempera la carrera: la vida se hace más pausada (es posada, aposento) Las trayectorias se regularizan y se fijan en hábitos (es habitación): mediante sus hábitos el cuerpo habita el mundo. La casa es una pauta establecida de valores, recinto donde se genera la moral (es morada). La casa es lugar de permanencia (es mansión o remanso)



Lugar de tránsito habitual, continuamente pisada por nuestros pies: así se convierte en piso. Aquí se puede estar (es estancia, establecimiento) Estar permite ser, la casa es sede, lugar de residencia.



Este establecimiento se produce porque la casa está cercada de paredes que proporcionan amparo. La pared, como cualquier membrana, frontera o límite, divide el espacio-tiempo en dos zonas: un interior/pasado y un exterior/futuro.

El interior/pasado (memoria o morada) es el ámbito de lo propio. Cercan por cercado. La casa es ámbito de dominio: doméstica.



Si usted visita una casa equipada, amueblada y decorada según los cánones de la sociedad de consumo, es posible que lo que vea allí le guste, pero es muy improbable que si intenta habitarla durante algún tiempo, su cuerpo se sienta a gusto en ella.

Ni en la producción (labores del hogar) ni en el consumo (sentimientos, valores…), ni física ni simbólicamente, los cuerpos de los habitantes están conectados a la casa.



En el campo de producción todo se reduce: ropas confeccionadas (ya no se hila o cose), cómodas preparadas (ya no se cocina) incluso fiestas prefabricadas. Los aparatos electrodomésticos se conectan entre sí como escaparates y forman un sistema. El campo de consumo también se transforma: grandes ventanales y paneles translúcidos. Las piezas y muebles se hacen multifuncionales (sofá cama, salón comedor…), los elementos decorativos se relacionan entre sí para crear ambientes (olores, música, luces, diseños…) El cambio se erige como valor supremo. Combinaciones donde el inquilino es un jugador peón de un ajedrez donde no hay nada que ganar o perder.

La casa-escaparate de la sociedad de consumo  está regulada por un espacio vacío en el que juegan elementos, cada vez más numerosos, que se combinan y se abstraen.



Toda la oralidad se acopla al aparato de televisión. Es el cordón umbilical, el canal de conexión con el mundo. Nos transforma de sujetos en objetos: la recepción de sus mensajes es pasiva, somos mera materia manipulable, manejable, como leños que ellos cortan, porque la acción informadora de la televisión nos valoriza: valemos tanto más cuando más estrictamente seguimos sus dictados.



Y en el capitalismo de consumo todos los momentos y lugares de nuestra vida están expuestos a examen. Todo el espacio de la sociedad de consumo tiene la misma estructura: no hay lugar para su cuerpo. Usted se aburre en casa Cambia de postura, de silla. Pasea nerviosamente. Bebe algo. Llama por teléfono. Saldrá de casa, volverá, buscando.



El capitalismo nos ha ido despojando de nuestra intimidad: nos ha dejado sin protección, nos ha quitado el techo, nos ha dejado expuestos. Ahora que somos enteramente libres, estamos sometidos enteramente al poder, somos acoplables a cualesquiera de sus terminales de producción y consumo. Podemos optar entre todas las diferencias porque todas las diferencias son indiferentes.


Cortometraje animado japonés creado por Kunio Katō. Fue ganador del Premio Cristal del Festival Internacional de Películas Animadas de Annecy en 2008 y de un Premio Oscar al mejor cortometraje animado en el 2009.


Fuente:
“Por una sociología de la vida cotidiana” Jesús Ibáñez.

2 comentarios:

Laura Martínez Hortal dijo...

El tema es interesantísimo y está muy bien escrito. Añadiría, que entre otras muchas cosas, nos deshumanizan desde pequeños comprando un dormitorio completo para cada bebé que llega. Los niños aislados y separados de sus padres y hermanos, eso no se había dado hasta la sociedad de consumo.
En fin, me estoy inspirando para un post.
Te sigo desde hace tiempo y he hecho alguna mención a tu blog desde el mío. Te invito a pasar por él. me interesan tus opiniones: http://femeninoyplural.blogspot.com/

Gracias y un abrazo.

Antropólogaenlaluna dijo...

Hola Laura, gracias por tu comentario. La verdad es que estoy leyendo el libro del que se basa ese texto "Por una sociología de la vida cotidiana" de Jesús Ibáñez, y creo que no tengo suficiente blog para difundir sus interesantísimos análisis. El caso es que mirando por internet, no veo mucha información sobre este sociólogo, y de verdad que abre mucho los ojos sobre nuestra propia cultura...
Poco a poco iré añadiendo más cosas.
Me paso por tu blog. Saludos!