"El turismo es la quintaesencia del fetichismo de la mercancía. Es el último culto, la adoración de unos bienes que no llegan nunca, porque se les ha exaltado más allá del límite de la mortalidad y la moralidad". Hakim Bey.
"La gente tiene que consumir obligatoriamente sus vacaciones. Los que se quedan en casa viendo la tele -que llegará a ser la actividad principal en el tiempo de ocio- no gastan. La seguridad en el turismo aumenta el producto interior bruto y crea condiciones para un consumo desbocado." Duccio Canestrini, antropólogo, analiza el turismo como colonización en "No disparen contra el turista". Y explica:
"Es como si comprar mercancías y servicios -consumiendo como tales los destinos turísticos- pudiera curarnos la enfermedad de correr cada cual dentro de su jaula, con deseos más o menos reprimidos de escapar y cambiar de aires. Un anhelo generalizado que muchos anuncios publicitarios saben explotar a fondo gracias a la utopía turística. Una importante válvula de escape, aunque existan otras oportunidades -más o menos lícitas- para huir de la cotidianidad, como el deporte, los grandes conciertos, el entretenimiento televisivo (no es casual que muchos personajes y presentadores de sobremesa hicieran sus pinitos en los clubes de vacaciones, o acaben abriendo locales de moda en destinos turísticos), las compras, la religión, las fiestas populares, el sexo más o menos transgresivo, las fiestas oficiales, las drogas blandas y duras, el alcohol."
"Estas vacaciones animadas y ciertos viajes organizados equivalen a tomar sustancias estupefacientes, que sirven para evitar que la gente reflexione sobre la calidad de su vida diaria."
"Es verdad que sentimos una fuerte necesidad de huir, pero si salimos de vacaciones es también porque el sistema necesita que nos despejemos. Si nos quitasen el desahogo de las vacaciones, estallaría una rebelión planetaria. Lo cierto es que garantizar unas vacaciones seguras, junto con el puesto de trabajo, forma parte de los programas del gobierno, se declare o no. Cuando un presidente del gobierno, al comienzo de verano, desea buenas vacaciones, está haciendo un gesto político: confía en una formidable válvula de escape y a la vez proclama la estabilidad de su gobierno.
Hay que hacer turismo porque así lo requiere el sistema productivo y la higiene de la fuerza de trabajo. Las dictaduras -del proletariado, o de una oligarquía- siempre se han tomado a pecho el problema de las vacaciones. "Quiero que los trabajadores tengan unas vacaciones como es debido, porque quiero un pueblo con los nervios templados", decía Adolf Hitler. y no se limitó a proclamarlo. Entre 1936 y 1939, en Prora, localidad de la isla báltica de Rügen, el plan nazi de control social de las vacaciones llamado Kraft durch Freude, fuerza a través de la alegría, se materializó con la construcción de una residencia para el esparcimiento de los trabajadores alemanes. En Italia, Mussolini no se quedó atrás. El fascismo también invadió el tiempo libre inventando y promoviendo actividades de ocio, trenes populares y colonias veraniegas.
"En estas condiciones de diversión obligatoria, la certeza de las vacaciones y la seguridad del turismo casi se pueden considerar lesivas para nuestra integridad mental y moral. Esta clase de seguridad es una cómoda prisión, donde estamos seguros, sin duda, pero somos reclusos en libertad vigilada. Los quitamiedos y las vallas son necesarios para la seguridad de las carreteras, pero si no se pueden saltar y el campo es inaccesible por ley, la cosa cambia. Porque entonces la carretera es una sola, obligatoria.
El turista medio es una persona integrada que trabaja, consume y aspira a tener una experiencia de evasión, salir de su ambiente productivo.(...) Sin embargo, para que todo vaya sobre ruedas, como vivimos en un mundo inseguro, es preciso proteger el turismo. (...) El riesgo no es exclusivo del turismo, es un riesgo global. Lo malo es que el turista medio desconoce las razones históricas y sociales de estas dificultades, o no le interesan en absoluto y sólo quiere sentirse seguro. En este sentido, el turismo consiste en cubrir distancias, pero también en interponerlas.
Cabe imaginar dos modelos de turismo: una militarización del turismo o una permeabilidad mayor y su contribución a resolver los problemas que la dictadura del capital financiero y el liberalismo económico agravan. (...) Depende de las personas que cuando van de vacaciones no se dejen la cabeza en casa.
"Un abundante filón de estudios antropológicos y sociológicos identifica en el turismo internacional con destino a los países empobrecidos una forma evolucionada de colonialismo. (...) Si los hoteles Eden, Paradise y Ambassador en el mundo son decenas de miles, los hoteles Colonial no les van a la zaga."
"Los manuales decimonónicos desinados a los viajeros y a los exploradores - como el Arte de Viajar de Francis Galton (1872)- están llenos de informaciones tácticas."
"No es casualidad que las islas de Hawai, donde las bases norteamericanas surgieron para controlar los movimientos de los enemigos japoneses, floreciera a continuación como industria turística. Los primeros en trasladarse allí fueron precisamente los militares estadounidenses."
"Los manuales decimonónicos desinados a los viajeros y a los exploradores - como el Arte de Viajar de Francis Galton (1872)- están llenos de informaciones tácticas."
"No es casualidad que las islas de Hawai, donde las bases norteamericanas surgieron para controlar los movimientos de los enemigos japoneses, floreciera a continuación como industria turística. Los primeros en trasladarse allí fueron precisamente los militares estadounidenses."
"El turismo es la forma cumplida de la guerra" escribió Marc Augé, en "Un etnólogo en Disneylandia". "Hoy, el viaje ya no es simplemente parte de la guerra; se ha convertido en un beneficio complementario, incluso en un incentivo. Desde la primera guerra mundial el reclamo del viaje forma parte en la propaganda del reclutamiento militar. La publicidad de las fuerzas armadas presenta el servicio militar como un modo de "ver mundo", una oportunidad normalmente reservada a la clase acomodada". Elizabeth Diller y Ricardo Scofidio, "Back to the front: tourism of war".
También existen zonas prohibidas para que el turismo no entorpezca los ejercicios militares. "La mayor parte de las islas Andamán y de las cercanas Nicobar, en el golfo de Bengala, ya está turísticamente proscrita. Se trata de magníficos archipiélagos siatuados entre la India y Tailandia donde, por su interés estratégico, hay bases militares de Estados Unidos. (...) Recuerdo que cuando pedí explicaciones al gobernador de las islas Andamán me respondió con una sonrisa que, por motivos de seguridad, también le habían denegado una autorización de estudio a Claude Lévi-Strauss."
"La vía alternativa al turismo militarizado es el turismo integrado, abierto y desprotegido. Sin caer en la temeridad, por supuesto. La inmersión en la realidad local, además de enriquecernos, disminuye la exposición al riesgo, siempre que sepamos interpretarla y manejarla. Para ello debemos emprender el viaje con suficiente información." "Sin olvidar que algunas comunidades no tienen necesidad ni ganas de recibir turismo y pueden decidir, con todo derecho, recibir únicamente a los visitantes que hayan invitado. Ésta es la decisión que ha tomado, por ejemplo, la junta tribal de una pequeña comunidad costera de la isla micronesia de Yap, donde los únicos occidentales admitidos son los médicos."
"Según Bauman, nos falta la comunidad porque nos falta la seguridad. Lo contrario también es cierto, nos falta la seguridad porque nos falta la comunidad. Cuando hacemos turismo, la comunidad que no debería faltar es, sencillamente, la anfitriona."
El ser humano es el centro de todo, incluída la experiencia turística.
"Un día estaba sentado en las escaleras junto a una verja de la Torre de David. Tenía dos bolsas pesadas. Fue así como me convertí en un punto de referencia para el guía de un grupito de turistas.
- ¿Ven a aquel hombre sentado, con unas bolsas? A su derecha, sobre su cabeza, hay un arco de la época romana. Justo a la derecha de su cabeza… ¡Pero se mueve, apresúrense, porque se está moviendo!
La redención, me dije, sólo llegará cuando su guía diga:
- ¿ven ese arco del período romano? No es importante. Pero allí, al lado, debajo, un poco a la izquierda, se sienta un hombre que ha comprado fruta y verdura para su familia."
Yehuda Amichai, poeta.
Yehuda Amichai, poeta.
1 comentario:
Quizás hay que ver como es el tipo de turismo que se hace no? Y también donde se hace... me encanta tu blog pero noto esta entrada un poco dispersa y sin un sentido claro. Un saludo!
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