"Mi mayor temor es que si nos dejamos
llevar hacia esta cultura única, mundial, genérica y amorfa, no sólo se
reducirá el rango de la imaginación humana, a un modo de pensar
estrecho, sino que un día nos despertaremos como de un sueño habiendo
olvidado incluso que existieron otras posibilidades"
Margaret Mead.
Daniel Tanuro, ingeniero agrónomo, periodista y ecosocialista belga, en diciembre de 2007 escribió para Le Monde Diplomatique un artículo polemizando contra el best seller de Jared Diamond, “El colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen”. Años más tarde, el libro Questioning Collapse (Cuestionar el colapso), recopila las contribuciones de una docena de arqueólogos y antropólogos especializados en las sociedades que Diamond describía como "colapsadas" por los daños medioambientales provocados por ellas mismas, los “ecocidios”.
Por
ejemplo, uno de los autores del libro Michel Wilcox, arqueólogo
descendiente directo de los amerindios que habitaban en el Sudoeste
de los Estados Unidos, no disimula su indignación por la forma como
Diamond acusa a los Indios Pima y Hohokam (verdadero nombre de los
anasazi o "los antiguos") de la mala gestión medioambiental de sus tierras. Afirma
que la misma debe ser imputada a los conquistadores y colonos (al
principio españoles y luego estadounidenses) y no por el ecocidio, ya que el sistema agrícola de
los indios era sofisticado y bien adaptado al clima. Pero éste fue destruido en un
decenio por los granjeros blancos instalados río arriba, cuyas
capturas abusivas de aguas secaron el río Gila. Su civilización no se colapsó; simplemente
tuvieron que huir de esas tierras. Para Wilcox el ecocidio provocado
por los Indios es una "ficción" y "la verdadera
cuestión que nos debería preocupar es la de saber "por qué esta
ficción existe y por qué no se escucha la voz de los vencidos,
cuando sus descendientes siguen vivos"
Patricia
McAnany llega a una conclusión similar sobre el Imperio Maya.
Muestra que los Maya supieron desarrollar y
conservar durante siglos un ecosistema agrícola estable y
notablemente productivo, y lo que condujo al abandono de las ciudades
con sus grandes monumentos no fue un ecocidio o mala gestión de su
ecología, sino un cambio profundo social por influencias o
colonizaciones exteriores.
Y
añade “Deberíamos preguntarnos si las transformaciones que
marcaron el fin de los dioses reyes pueden ser calificados como un
colapso apocalíptico tal y como lo sugieren algunos autores y
realizadores de cine (como el film de Mel Gibson, Apocalypto).
Para sus descendientes resulta denigrante leer que sus
antepasados se 'extinguieron' en el siglo X y que ellos no tienen
ningún lazo con los maya clásicos que construyeron la ciudades
-actualmente en ruinas- sobre las cuales se ha edificado toda una
industria turística valorada en millones de dólares".
Según
el libro: "En
ninguna de las dos obras [Diamond]
pone en cuestión la hipótesis que se hace eco del punto de vista de
los poderosos: de quienes controlan a los otros, y cuyas opciones
están por encima y determinan las de los otros.”
Así,
según palabras de Tanuro, “Diamond escamotea los modos de
producción, las relaciones de clase, las relaciones de género...
(…) Se borra de un plumazo lo que supone la novedad radical del
capitalismo. Desaparece del análisis el carácter específicamente
ecocida de la relación capitalista con el medioambiente en función
de su lógica de acumulación y del desarrollo tecnológico
capitalista. De hecho, este análisis es reemplazado por una visión
casi-religiosa, en la que la destrucción de los recursos naturales
se explicaría por las dificultades de la especie humana para
controlar sus "pecados".
Según
Frederick Errington y Deborah Gewertz, otros dos autores del libro,
“es a los desposeídos a quienes se les adjudica la responsabilidad
histórica, cuando su existencia y las circunstancias en las que se
desarrolla se interpretan mal. Desde nuestro punto de vista, El
Colapso es típico de un género histórico que, ignorando el
contexto, impide comprender cabalmente lo que ocurre hoy en día en
el mundo, así como los serios problemas medioambientales a los que
nos vemos confrontados".
Eudald
Carbonell. arqueólogo, antropólogo y paleontólogo, también habla
de un colapso inevitable, pero el actual y desde un parámetro
diferente:
"El
colapso es algo inevitable, y creo que es importante, porque en
cierto modo es una catarsis que permitirá replantearnos el humanismo
tecnológico en un sentido positivo y socializar la tecnología de
modo que permita los equilibrios energéticos y materiales en el
planeta. Somos unos animales primates, somos todavía
incapaces de aprender tan rápido como deberíamos hacerlo. Pero es
un colapso que tampoco es que sea tan grave, la revolución
industrial causó 250 millones de muertes, era el 12% o 13% de la
especie en ese momento. Es decir, forma parte del proceso de
metabolización de la evolución"
En
este caso, Carbonell sí alude a un desequilibrio social como
responsable directo de un futuro colapso:
“El
sistema económico capitalista
es válido para un sistema evolutivo de darwinismo social, porque es
un sistema arcaico que se basa en la explotación, la competitividad,
la explotación de los débiles, etc. Es algo prehistórico, es una
evolución que no tiene conciencia. La evolución consciente y
responsable parte al revés: parte no de la competitividad sino de la
competencia de las personas, de la educación, del equilibrio, de la
igualdad de oportunidades, etc. Por eso es tan difícil el
comunismo.”
Este
investigador explica que hasta que la conciencia de especie
rija el devenir del planeta no alcanzaremos la cota de
“seres humanos”.
“Es
muy difícil pensar que tenemos conciencia de especie cuando en el
planeta mueren cada año 30 millones de niños de hambre.”
"Hay
un hecho importantísimo, y es que no ha habido la fase de incremento
de la sociabilidad, que sería que en el mundo la especie tuviera
conciencia y distribuyese la energía. Todavía no lo hemos hecho,
por eso digo que todavía no somos seres humanos. Para mi ser
humanos representaría tener conciencia crítica de especie. Pero ha
habido mucha evolución. Seguramente sin la organización actual de
la especie no vivirían 7.000 millones de personas. Aunque hay una
fuerte desigualdad y desequilibrio, pueden vivir. Pero deberíamos
progresar más rápido. Porque si se acelera todo, también se
debería acelerar el incremento de sociabilidad, y por tanto la
alfabetización, la igualdad, etc la cooperación, la coordinación…
porque son factores muy importantes".
“Cuando
todo es exponencial, el crecimiento orgánico, el de consumo, las
desigualdades… nadie puede controlar tanta complejidad, y los
homínidos no hemos cambiado todavía el azar por la lógica”
Es
por eso que afirma que no podemos aprender nada de nuestros ancestros
sino sabemos qué
queremos hacer como especie
sapiens en el futuro.
“La
conciencia de especie es la gran conciencia del Siglo XXI, como lo
fue en el siglo XX la conciencia de clase para la emancipación de
los trabajadores en la Revolución Industrial. Ahora hay una gran
conciencia que emerge, que ya ha aparecido. La bomba atómica no fue
lanzada en los años 60 porque los científicos que tienen conciencia
de especie eran conscientes de que sería el fin. En la guerra de
Irak estaba presente: millones de personas se rebelaron contra una
guerra injusta.. Es una conciencia que quema, que está dentro, pero
luego somos incapaces de reconocerla en un acto de pensamiento, como
una lógica humana, como una forma de entender el mundo".
Por
eso yo llamo a la revolución de la especie”
Fuentes:
2 comentarios:
Estupenda idea, la revolución de la especie, la conciencia de especie, aunque es dificil, no se a logrado una conciencia de clase real entre los desposeídos en la mayoría del mundo y los males de la sociedad industrial se han expandido y han crecido exponencialmente, hasta lograr la sociedad en la ilusión de la globalización (uniformes para negar singularidades culturales, economicas y sociales) que sigue estructurandose como una piramide global donde millones mueren al año de pobreza y donde la tierra, los animales y el hombre son explotados por igual de forma violenta por los que ejercen el poder, no se ha logrado la gran lucha por la conciencia de clase que permita a las mayorías unirse, creo en realidad que la conciencia de especie y del medio ambiente son el camino a una etapa donde finalmente seremos humanos, pero requerira de esta evolución de muchos siglos de lucha y de ocasos de las sociedades humanas para desarrollarse... nos toca dar los primeros pasos, como dijo Silvio Rodríguez, somos prehistoria que tendrá el futuro
Buen post, con tu permiso lo voy a compartir, saludos.
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