"Para mí era un abuso físico y mental... Creo que por eso la mayoría de
nuestras hermanas y hermanos fueron a la cárcel o a instituciones
mentales. Otros se convirtieron en alcohólicos."
Doris Kartinyeri, en el libro Kick The Tin, cuenta cómo fue apartada de su familia contra su voluntad tras la muerte de su madre durante el parto, y enviada a un hospicio, que lo describe como "un paraíso para los pervertidos sexuales" y recuerda cómo una "religiosa" le obligaba a acariciarle la entrepierna durante las sesiones de cine cuando era sólo una niña.
"Al volver la vista atrás" continúa Kartinyeri, "me pone enferma pensar que el sistema de la llamada Junta de Protección de los aborígenes y los llamados cristianos tuvieran el poder de apartar a los niños aborígenes de sus familias para internarles en instituciones cristianas. Estas instituciones inculcaban creencias cristianas a los niños, sometiéndoles a lavados de cerebro para introducirles en un sistema que los despojaba de su gente, su cultura, creencias, normas, tradiciones. Teníamos nuestras propias normas, nuestra forma de vida, nuestras propias historias sobre la creación, nuestra espiritualidad. ¿Con qué derecho destruyeron nuestra espiritualidad, nuestra lengua, nuestra familia? ¿Con qué derecho destruyeron nuestro espíritu y lo reemplazaron con sus mitos e historias y normas que no cumplían y que utilizaron para invadir nuestras vidas? Todo en nombre de la religión."
Otro libro, "Sin secretos: la historia de una niña robada", narra la historia de
Donna y cómo fue apartada de su madre biológica y adoptada por una pareja blanca. Así, creció siendo negra en un entorno blanco, sufriendo constantemente racismo:
"Me ocupaba de la casa para agradar a los demás, intentando probar a la sociedad blanca que no era sucia. Pasé casi un año duchándome tres veces al día, sólo para probar que era limpia. Y seguía sintiéndome inferior por ser diferente, y sentía rabia por muchas cosas de mi vida, tanto del pasado como del presente. Cada vez me sentía más sola y deprimida hasta el punto de querer suicidarme"
Solo en su etapa adulta, cuando encuentra a su madre, descubre que todos fueron víctimas de las políticas de asimilación del estado australiano blanco. Su madre biológica le cuenta: "El gobierno de Australia os llevó a todos. Perdí a mis siete niños el mismo día. Fue horrible. Pusieron a los más mayores en el tren y a los gemelos de tres meses en el hospital."
Entonces Donna descubre que la pérdida hace que su madre intentara quitarse la vida en varias ocasiones y que sólo consiguió sobrevivir gracias al apoyo de su familia, que le repetía: "Volverán a casa de mayores. Ya lo verás. Tienes que seguir aquí esperándoles. Ya sabes que Murri, el espíritu, volverá buscando a los suyos." Pero igual que muchas mujeres, se refugió en el alcohol.
Éstas historias narran lo que fue la Generación Robada, quitarles a las madres aborígenes de manera sistemática sus niños/as. Ocurrió en los años cincuenta hasta bien entrados los sesenta. Y es que no fue no fue hasta en 1967 que a la gente Aborigen se le garantizó ciudadanía total y el derecho al voto. Anteriormente, Australia era vista como una Terra Nullis, una tierra inhabitada con los/las habitantes originarios vistos como parte de la fauna y flora. Muchas tribus habían sido partidas y distintas naciones alejadas a la fuerza de sus tierras y hacinadas en misiones.
Las mujeres Aborígenes sufrieron las mismas masacres y desposesión de la tierra más la violencia añadida de ser violadas o usadas como concubinas de los invasores blancos. También fueron usadas como sirvientes y/o trabajadoras agrícolas con un salario escaso o nulo.
El resultado de todo esto son comunidades desesperadas, traumatizadas por la desposesión, sin ningún trabajo, así que la mayoría de las personas están con prestaciones sociales o lo que los locales llaman “dinero de brazos caídos", a menudo analfabetas debido a poca o ninguna escolarización, con ningún sistema de asistencia sanitaria y hacinadas en el hogar.
En estas comunidades desesperadas a menudo hay niveles elevados de abuso
de drogas y de alcohol, violencia doméstica y abusos sexuales. En Australia la policía puede tardar hasta dos años para responder a los casos de violencia doméstica y tomar en serio las víctimas. "Es extremadamente difícil para una mujer Aborigen el entablar un juicio
en contra de su pareja violenta o dejarle sin renunciar a su comunidad
entera. Cuando trabajé en el norte de Australia hace once años, como una
asesora en agresiones sexuales, hablé con mujeres que habían tenido que
dejar sus comunidades y romper los lazos con sus familias para poder
escapar de la violencia, y experimentaron enorme tristeza y pérdida." cuenta Sue Leigh.
Son a menudo las abuelas las que han iniciado patrullas nocturnas para traer a casa a los borrachos y cuidar de los niños/as que están en las calles a altas horas de la noche. Las mujeres mayores en la comunidad de Yirrkala, en el lejano norte, han empezado un centro de sanación usando métodos culturales para poder ayudar a aquellos/as con problemas de alcohol y drogas.
La anciana Aborigen Gulumbu Yunupingu cuenta que “debido a la mina gigante de bauxita, vinieron las drogas y se construyó el pub"
Desde el Gobierno, todos los programas han sido poco sistemáticos e infrafinanciados. Como la escritora Aborigen Alexis Wright dijo:
“He pensado a menudo que la gente indígena no puede atravesar la sordera causada por los muros del status quo que rodean la contención, incluso si lo quisiéramos, debido a las capas del laberinto de violencia institucional. (...) nuestro deseo de sobrevivir como pueblo por nuestro propio derecho, con un plan para nuestro futuro cultural, ha sido imposible de alcanzar."
El gobierno actualmente está acusando a las comunidades aborígenes definidas como propia o culturalmente "disfuncionales" que necesitan ser traídas bajo control. Sin consultar a los ancianos/as, lo han declarado “emergencia nacional y han enviado al ejército y a la policía a “restablecer el orden", además de a gestores blancos para supervisar a las comunidades, que como han apuntado muchos ancianos/as, está llevando de nuevo a las personas Aborígenes a los días de las misiones. La justificación para esta campaña es que están rescatando a los niños/as del abuso.
"Una mujer con la que hablé dijo que las mujeres estaban limpiando desesperadamente sus casas creando ecos de los años cincuenta, cuando los/las trabajadores sociales inspeccionaban las casas Aborígenes y se llevaban a los niños/as si no alcanzaban el estándar. (...). Lo que estas mujeres querían eran consultas con las comunidades y recursos para llevar a cabo proyectos significativos, y no paternalismo y castigos a todos los niveles." cuenta Sue Leigh.
La justificación para esta campaña es que están rescatando a los niños/as del abuso. Pero curiosamente, las 500 páginas de legislación destinadas a preocuparse por la protección de menores no incluyen ni una mención de la palabra “niño/a" ni “niños/as". Así que ¿cuáles son las verdaderas razones detrás de esta intervención racista? La respuesta es sencillamente una apropiación de tierra.
El gobierno está en alianza con las compañías mineras de uranio. También está promoviendo energía nuclear y las tierras Aborígenes del desierto podrían proporcionar un vertedero útil para los desechos nucleares.
Pat Turner, mujer activista Aborigen, dijo en un artículo de periódico: “Creemos que este gobierno está usando el abuso sexual como el caballo de Troya para reanudar el control total de los derechos de tierra"
Banduk Marika, anciana mayor comunitaria y artista famosa de Yirrkala, también pidió: “No uséis a nuestros niños/as como una excusa para robarnos nuestra tierra.
"Creo que las mujeres de cualquier lugar y su espíritu son las que más sufren cualquier invasión. La violación de un país y la de una mujer están promovidas por el mismo motor. Igual que la avaricia de los ricos y poderosos está matando la Madre Tierra." Explica Marlene Cummins, cantante de blues
e incansable
luchadora por los derechos de las comunidades aborígenes de Australia, rompió un silencio de cuarenta años para narrar
los abusos que, como mujer, sufrió dentro del movimiento por la
liberación negra.
"Por haber sufrido violencia sexual he sido víctima de un mal social, pero no quiero que me victimicen. Todos tenemos el poder de luchar por la verdad y así nadie puede manipularnos como supuestas víctimas. Nadie volverá a amenazarme, porque si no lucho por mí misma, yo sería mi peor enemiga."
"El colmo es el insulto "no eres una aborigen de verdad"" escribe Jackie Hugging, en su libro "Auntie Rita". "Como la vez que me dijeron que no parecía aborigen porque no tenía acento."
Samantha Harris, modelo. |
Esto ha significado que el feminismo blanco asume que las mujeres indígenas
se definen por su condición de género en lugar de su raza, que las mujeres
indígenas se beneficiarán de los
derechos alcanzados por las mujeres blancas, y que las mujeres blancas y las mujeres indígenas comparten
el mismo nivel de opresión.
"Las feministas blancas siguen negando sus privilegios como mujeres blancas. Eligen para discutir el racismo desde la distancia, excluyendo a sí mismas de la discusión."
Fuentes:
It is no Secret: the story of a stolen child. Donna Meehan.
Kick the tin. Doris Kartinyeri.
"Talkin' up to the White Woman: Indigenous Women and Feminism" Aileen Moreton-Robinson.
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/318646/
https://www.diagonalperiodico.net/culturas/23364-pasado-siempre-predecira-futuro.html
http://www.raco.cat/index.php/Asparkia/article/viewFile/108632/155025
http://www.creativespirits.info/aboriginalculture/people/domestic-and-family-violence
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