lunes, 2 de octubre de 2023

El mundo encoge: algunas perlas lingüísticas.

Ángela Loij (1900-1974)
Hay alrededor de 7.097 idiomas distintos en el mundo, según la revista 'Ethnologue'.

“El mundo encoge”, advertía el escritor Eduardo Galeano. "Cada dos semanas, muere una lengua. El mundo disminuye cuando pierde sus humanos decires, como pierde la diversidad de sus plantas y sus bichos."  

"Hoy sabemos que hay una estrecha correlación entre la biodiversidad y la diversidad de lenguas."
explica Juan Carlos Jimeno Martín, antropólogo. "Cada lenguaje hablado representa un modo único de comprender la experiencia humana, el universo natural y el mundo entero. Los idiomas resumen toda la pluralidad de la humanidad. Como un código de acción social, el lenguaje es usado por los seres humanos para establecer un diálogo negociado con el mundo social y el mundo natural."
Y es por eso que las áreas del mundo con alta riqueza biológica y las áreas de alta diversidad de lenguas coinciden. 

Pero lo que en realidad muere no es una lengua, sino todo un mundo, porque lo importante no es lo que se pueda hacer con una lengua en el mundo, sino todo un mundo que contiene una lengua. Una puerta o ventana más se cierra, un asomarse de modo distinto al mundo. Espejos rotos que reflejaban otros mundos, otras voces acalladas.

 
Casi la mitad de los idiomas que se hablan en el mundo están en peligro de extinción y la tasa de desaparición del lenguaje acelera dramáticamente en los últimos años. Muchas lenguas en peligro de extinción tienen ricas culturas orales transmitidas a generaciones más jóvenes, pero sin formas escritas. Con la extinción de una lengua, toda una cultura se pierde. Las palabras que describen una práctica o abstracción cultural profunda y particular pueden no poder ser traducidas completamente a otro idioma.
Por eso, hablar en un idioma distinto del propio, limita el pensamiento crítico y emocional hacia un pensamiento más racional. O, como dicen los tukano (Amazonia): la lengua ajena “se imita”, la lengua propia “se habla”. Estas mujeres y hombres siguen una “exogamia lingüística”: un sistema de parentesco y de matrimonio basado en la diversidad lingüística. El parentesco lo marca la lengua paterna, así que al buscar pareja no puede ser alguien que hable la lengua propia, ya que eso significaría casarse con un pariente. Y es que ser barasana significa hablar en lengua barasana.

Así la ocupación territorial es menos importante que la lengua. Las mujeres van a

vivir a las otras tribus de otras lenguas de sus esposos. Por eso, en cada “maloca” o choza comunitaria, la conversación podrá ser barasana, tatuyo, bará, makuna... todas a la vez, como una maloca de Babel. Todos hablarán su propia lengua y ninguna será un obstáculo para la comunicación, porque todos son políglotas desde el nacimiento. Lo curioso es que en cada choza, aunque se escuchen hasta seis o siete idiomas diferentes, nunca se escucha a nadie practicando otro idioma. Y aunque los niños pasen la mayoría del tiempo con la madre y su lengua, ella debe conseguir que sólo hablen la del padre, así que simplemente lo escucharán hasta que un día lo empiecen a hablar.

Y con los idiomas que desaparecen, desaparecen también profundas percepciones sobre el cosmos, la tierra, las plantas, los animales y los ecosistemas locales que se han ido generando a través de una estrecha interacción con el mundo natural durante miles de años.

En 1866 la Sociedad de Lingüística de París había advertido en sus estatutos que no aceptaría ninguna comunicación referente al origen del lenguaje. Esta peculiar prohibición era resultado de la cantidad de especulaciones que se habían presentado, disfrazados como estudios científicos. No hay restos arqueológicos de la prehistoria, ni lo habrán, que atestigüen la existencia de la facultad del lenguaje.

Y bueno, pero «el papel lo soporta todo», como gustaba decir al antropólogo don José Miguel de Barandiarán. ¿Cuándo se adquirió esta facultad? Se cree que nació con el Homo Sapiens, que fue la necesidad de expresión de la representación mental, de expresar esos contenidos mentales. La necesidad de leer el pensamiento de los demás, de coordinarse, y de verbalizar el pensamiento... o no. Es la versatilidad cooperativa. Nos ayudó a sobrevivir.

Y hasta que no hubo cierto simbolismo, ritos funerarios, arte... quizás no se pudo alcanzar esa capacidad. Y es que cuando no se puede verbalizar el pensamiento, tiramos del arte, de la música, de las matemáticas, del dibujo...

"Cada lengua contiene en sí la trama de los conceptos y representaciones de una porción de la humanidad" (von Humboldt)

Vamos con algunas perlas:

Kyká. Un palabra del idioma muysk kubun, en Colombia Central. Significa: mundo; pueblo; historia (narración); región.
Todo eso.

Eloheh. Así llaman los Cherokee, una comunidad indígena norteamericana, a la Tierra. Pero también significa cultura y religión.

"En hopi, debes usar marcadores gramaticales que especifiquen si tú mismo presenciaste el evento, lo escuchaste de otra persona o si lo consideras una verdad inmutable. Los hablantes hopi se ven obligados por la gramática hopi a enmarcar habitualmente todas las descripciones de la realidad en términos de la fuente y confiabilidad de su información. El uso constante y automático de tales categorías genera hábitos en la percepción y el encuadre del mundo que probablemente difieren entre personas que usan gramáticas fundamentalmente diferentes".
David W. Anthony. (El caballo, la rueda y el lenguaje: cómo los jinetes de la edad de bronce de las estepas eurasiáticas formaron el mundo moderno.).

Son los evidenciales o testimoniales,​ un rasgo gramatical consistente en el uso obligado de ciertos morfemas o marcas que muestran el tipo de fuente o evidencia de la información dada en la oración, y así mismo qué grado de confianza debemos atribuir al hecho en cada uno de los casos.

Así es también en el quechua. Si utilizas el sufijo validador -m/mi (a veces -n dependiendo de la variante regional) indica que tú presenciaste el suceso o que estás muy seguro de lo que estás afirmando. Si no lo presenciaste tú mismo, entonces puedes añadir el sufijo reportativo -s/si.

La lengua tariana, de la familia arawak (Amazonia) utiliza incluso marcas para transmitir si lo asumió por algo que se vio o por algún conocimiento previo.

Juse irida di-manika-ka: José jugó a fútbol [lo vi yo y otros.]'

Juse irida di-manika-nihka: José jugó a fútbol [lo inferimos por algo que vimos]

Juse irida di-manika-sika: José jugó a fútbol [lo asumo en base algún conocimiento previo]

La clusividad, es cuando hay dos tipos de pronombres "nosotros". En el idioma innu, algonquina, hay dos tipos de "nosotros". Para hablar de un 'nosotros' que nos incluye a mí y a ti, entonces se usa "tshinanu". El prefijo 'tshi-' corresponde al propio ser en todas sus formas. Es un 'nosotros' colectivo. El ‘nosotros’ excluyente es "ninan", y representa a la persona que está hablando de algo, pero sin el oyente o el grupo de oyentes. Por ejemplo, alguien que cuenta una anécdota con un animal. Si estaban solos el animal y esa persona, dirá "ninan" porque los oyentes no estaban presentes.

En idioma maya tojolabal, en Chiapas, hay una marca que se repite mucho "-tik". Significa "nosotros". Un ejemplo: Se dice en español, "yo te dije". La expresión correspondiente en tojolabal es "yo dije, tú escuchaste." Es de dos sujetos (yo y tú), con sus verbos correspondientes. Y es que los tojolabales tienen dos palabras para lengua o palabra. Por un lado está la palabra/lengua hablada: k'umal, y, por otro, la escuchada: 'ab'aU.

El ideograma chino para una persona sabia, "shèng", reagrupa una oreja, una boca y el carácter que evoca la idea de una persona noble en su justo lugar nobiliario. Es decir, una persona que está en su justo lugar por saber escuchar (oreja) y hablar (boca).

Las lenguas también son un reflejo de la diversidad humana, ya que representa un modo único de comprender la pluralidad de la humanidad. Y sus lenguas son, en su inmensa mayoría, lenguas orales, así que la pérdida de estos idiomas significa la pérdida de la memoria biocultural.

En araki, una lengua hablada por ocho personas en la isla de Vanuatu, “sorosoro” significa “aliento, palabra, lengua”.
El dios supremo de los indígenas onas de la Tierra del Fuego se llamaba Pemaulk.
“Pemaulk” significa palabra.


“Kolik jazyku znas, tolikrat jsi clovekem”
, cuanto más idiomas sabes, más humano eres,
dice un proverbio checo.

domingo, 3 de septiembre de 2023

El crecimiento exponencial: la fábula del caracol, el ajedrez y el estanque.

Vyacheslav Mishchenko
«El caracol construye la delicada arquitectura de su concha añadiendo una tras otra las espiras cada vez más amplias; después cesa bruscamente y comienza a enroscarse esta vez en decrecimiento, ya que una sola espira más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría».

Ivan Illich. Filósofo, pedagogo y ambientalista.

«Pedimos ayuda a los dioses, a los diablos y a las estrellas del cielo. A los caracoles, nadie pide.
Pero gracias a los caracoles no mueren ahogados los indios shipibos, cada vez que el río Ucayali se pone de mal humor y sus aguas alborotadas invaden la tierra y atropellan cuanta cosa encuentran.
Los caracoles avisan. Antes de cada calamidad, dejan sus huevos pegados a los troncos de los árboles, bastante arriba de la altura adonde llegará la creciente. Y jamás se equivocan en el cálculo.»

Eduardo Galeano. Bocas del tiempo.


El antropólogo Jason Hickel nos cuenta una antigua fábula que refleja bien la naturaleza surrealista del crecimiento en nuestro sistema económico:

"[Es] un cuento sobre un matemático en la antigua India. Para premiar los logros de este matemático, el rey le mandó acudir a su palacio y le ofreció un regalo: «Di lo que quieres y será tuyo, sea lo que sea», le dijo.

El hombre respondió humildemente: «Mi rey, yo soy un hombre sencillo; lo único
que pido es que me dé un poco de arroz. Sacando un tablero de ajedrez, continuó: «Coloque un grano en la primera casilla, dos en la segunda, cuatro en la tercera, y siga duplicando el número de granos en cada casilla hasta llegar al final del tablero. Me conformaré con eso».
Al rey le pareció una petición curiosa, pero accedió, contento de que el hombre no le hubiera pedido algo más lujoso. Al llegar al final de la primera fila, en el tablero había menos de doscientos granos, ni siquiera eran suficientes para una comida. Pero entonces las cosas empezaron a volverse muy extrañas. En la casilla treinta y dos, cuando aún iba por la mitad del tablero, el rey tuvo que poner dos mil millones de granos, lo que llevó a su reino a la bancarrota. Si hubiera podido continuar, en la casilla sesenta y cuatro habría tenido que poner dieciocho trillones de granos, suficientes para cubrir toda la India con una capa de arroz de un metro de grosor.
Ese mismo mecanismo tan inquietante tiene lugar con la expansión económica."

"El crecimiento compuesto, que es la estructura básica de la reinversión capitalista, puede ser difícil de entender. De hecho, tiene una inquietante forma de proceder sigilosamente y pillarnos por sorpresa."

"Esta tendencia fue advertida en 1772 por el matemático Richard Price. El crecimiento compuesto, señaló, «aumenta lentamente al principio [...], pero, como el ritmo de crecimiento se acelera continuamente, al cabo de un tiempo se vuelve tan rápido que no podemos ni concebirlo con nuestra imaginación".

"Solo un 3%. Es lo que los economistas dicen que hace falta para garantizar que la mayoría de los capitalistas obtengan una rentabilidad positiva.
Un 3% no parece mucho. Pero si tomamos la economía mundial en el año 2000 y la sometemos a la tasa habitual de crecimiento del 3% anual, se habrá cuadruplicado antes de mediados de siglo, en menos de la mitad de una vida humana." 

Y luego, está la deuda: "un sistema monetario basado en el interés compuesto (en el que la deuda crece exponencialmente) es incompatible con la preservación de la vida en un planeta en un equilibrio precario." Y asegura: Nuestro sistema monetario es deuda en sí mismo. Los bancos prestan unas diez veces más dinero del que tienen realmente. Crean el dinero de la nada al prestarlo. ¡Y después requieren que la gente salga al mundo real a extraer y producir valor real para pagarlo! Además, esta deuda se paga con intereses, intereses que crecen exponencialmente, pero los bancos tampoco crean el dinero necesario para pagarlos. Siempre hay déficit o escasez y, por lo tanto, una fuerte competencia para buscar ese dinero con el que pagar esas deudas. Hickel lo compara con un violento juego de las sillas.

Además, advierte Hickel, cada vez que el capital se topa con un obstáculo a la acumulación (por ejemplo, un mercado saturado, una ley del salario mínimo o algún mecanismo de protección del medio ambiente), recurre a una solución: cercamiento, colonización, tráfico de esclavos, guerras, expansión...

Enric Sala, biólogo y ecólogo, explica también sobre este rocambolesco y peligroso sistema económico en su libro "La naturaleza de la naturaleza":

"Nuestra manera de dirigir el planeta es una estafa piramidal, un esquema de Ponzi, como dijo mi amigo Daniel Pauly, de la Universidad de la Columbia Británica: utilizamos el capital que aporta un inversor para pagar a otro, fingimos que estamos repartiendo beneficios, pero enseguida necesitamos otro inversor para pagar al anterior. Lo malo es que el esquema de Ponzi solo funciona mientras haya nuevos inversores a los que podamos engañar. Cuando la pirámide crece demasiado y nos quedamos sin nuevos inversores, todo se derrumba. Lo mismo se puede decir de la tierra y el océano. Nos estamos quedando sin bosques que destruir, sin caladeros de pesca que vaciar. Pero no hace falta que lleguemos al final para entender que este sistema basado en el crecimiento es insostenible."


Sala cuenta en este libro que, durante un día de trabajo, se preguntó cómo el ser humano había llegado a ser un depredador tan poderoso. Para esclarecer sus dudas, fue a ver a su entonces profesor. Él respondió, tajante:

«La necrosfera».


"La palabra necrosfera viene del griego nekrós, que significa «muerte». La biosfera es la capa viviente del planeta. La necrosfera es la capa muerta. Se compone de todo aquello que estuvo vivo y ya no lo está: las hojas que caen en otoño y cubren el suelo del bosque, o la ballena que muere y se hunde en las profundidades del mar. La necrosfera reciente es un limbo constante: los carroñeros, los hongos y los animales que se alimentan de desechos reciclan enseguida la materia.

Hay una parte de la necrosfera que no se descompone y, por tanto, no vuelve a ser parte de los organismos vivos. Es lo que podríamos llamar la necrosfera antigua. Su característica más llamativa es que se compone de organismos que quedaron enterrados muy en el fondo del océano o en turberas casi nada más morir (...). Con el tiempo, los sedimentos se han seguido acumulando, con lo que la materia muerta queda a una profundidad cada vez mayor. El altísimo calor y la presión sobre estos organismos muertos acaba por transformarlos en carbón, gas natural o petróleo, lo que hoy conocemos como combustibles fósiles".


Y aquí viene la trampa: Solo el ser humano ha aprendido a explotar esta necrofera antigua.

Ya no dependemos únicamente de la energía solar diaria como fuente principal, ni de la biomasa vegetal ni de las redes alimentarias naturales.
La necrosfera antigua nos ha permitido salirnos del ciclo de depredadores y presas. Así sobreexplotamos el presente utilizando la energía del pasado. 

"Podemos construir ecosistemas artificiales (ciudades) que consumen más energía de la que producen, incluyendo los alimentos. No hay otra especie que haga eso."

"Los seres humanos prefieren la cantidad a la calidad, el crecimiento al desarrollo, la producción a la protección, y, por lo general, de la manera menos eficiente."
La grandeza a lo grandote y al crecimiento con el desarrollo, añadiría el escritor Eduardo Galeano.
Los ecosistemas naturales, sin embargo, siguen su propia economía circular, reciclado de la materia orgánica, riqueza de las especies, biodiversidad... Cada átomo de carbono, fósforo o nitrógeno que obtiene el planeta a través del vulcanismo, lo recicla entre un 99,5 y un 99,8% antes de que vuelva a incorporarse de nuevo al magma terrestre. También tú, como ecosistema. ¿Sabes cuántas veces pasan las moléculas de agua por los riñones antes de desaparecer del sistema? Unas 200 veces. Todo esto lo cuenta el físico Carlos de Castro Carranza.

Hay otro ejemplo de este patrón de crecimiento exponencial, pero esta vez proviene de un fenómeno de la naturaleza. Y lo explica otro matemático, Kit Yates en su libro Los números de la vida:

Cierto día se observa que se ha formado una colonia de algas extremadamente reducida en la superficie de un lago local. En los días siguientes se descubre que la extensión de la superficie del lago que cubre la colonia se duplica diariamente. Seguirá creciendo hasta cubrir el lago entero a menos que se haga algo. Si no se le pone freno, tardará 60 días en cubrir toda la superficie del lago. «¿Cuánto tardarán las algas en cubrir la mitad del lago?».

Una respuesta habitual es 30 días. Pero no es la respuesta correcta. Dado que su tamaño se duplica cada día, en realidad, la respuesta es que las algas tardarán 59 días en cubrir la mitad de la superficie del lago, y en un solo, lo cubrirán del todo.

La pregunta es: "si el 55.º día, cuando las algas cubren solo el 3% de la superficie, alguien te dijera que el lago estará completamente cubierto en cuestión de cinco días más, ¿le creerías? Probablemente no."

La bióloga potawatomi Robin Wall Kimmerer, tampoco. Ella intento limpiar un estanque cercano a su casa de las algas que lo invadían. Y lo que fue una promesa para que sus hijas pudieran nadar, resultó ser también una manera de volver a su pasado:
"Como les ocurre a tantos estanques en antiguas granjas, el mío era víctima de la eutrofización, el proceso natural de aumento excesivo de nutrientes. El único causante de ello es el paso de los años. Generaciones de algas y nenúfares y hojas secas y manzanas que caen al estanque en otoño forman sedimentos y se amontonan y lo que una vez fue una capa de piedra limpia en el fondo, se convierte en una alfombra de mugre. Todos esos nutrientes dan pie a que crezcan nuevas plantas, y estas provocan el nacimiento de otras, en un ciclo que no deja de acelerarse. Sucede con muchos estanques y lagunas: el fondo se va llenando y el estanque se convierte en un humedal colmatado, que un día podrá convertirse, a su vez, en una pradera, en un bosque."

"Continué limpiando algas, dejando que el limo se asentara, y el estanque mejoró. Cuando regresé, una semana después, volvía a estar cubierto de una masa verde y espumosa."

"Pienso ahora que lo que buscaba era cierto equilibrio, y el equilibrio, por definición, nunca se está quieto."


Tras 12 años, por fin pudo limpiarlo. "Serán mis nietos los que nadarán en el estanque", y otros niños también. El estanque le mostró, uniendo sus lágrimas saladas con las aguas dulces de sus aguas, que no importaba si sus hijas marchaban. Que una buena madre era eutrófrica y rebosaba de nutrientes, tanto que podía ser capaz de nutrir a otros niños, a hasta las siguientes generaciones.

Son las señales de la vida, añadía. "La vida es acumulación. La vida es eutrófica." Y los seres humanos deberíamos ser vastos en riqueza eutrófica.

 





viernes, 28 de julio de 2023

Malut dé, malut kita: trolleando a antropólogos.

 "La gente tiene una manera descuidada de hablar de un 'mentiroso nato', tal como se habla de un poeta nato. Pero en ambos casos, están equivocados. La mentira y la poesía son artes (artes, como vio Platón, no desconectadas entre sí), y requieren del estudio más cuidadoso, la devoción más desinteresada."

Oscar Wilde. La decadencia de la mentira.


Napoleón Chagnon, antropólogo, dio una descripción bastante cómica de su intento de recopilar genealogías de los yanomamö:

Nada extraño, teniendo en cuenta que se centró en las enemistades: "comencé a aprovecharme de las discusiones y enemistades locales a la hora de seleccionar a mis informantes”, escribe. En su libro Nobles Salvajes, Chagnon admite que “los yanomamö no querían que supiera sus nombres… [y]… no querían que los usara en público”. Estaba “decidido a entender su sistema social… pero ellos estaban igual de decididos a esconder esos datos”.

Y continúa:


"Reaccionaron a esto de una manera brillante pero devastadora: inventaron nombres falsos para todos en el pueblo y los aprendieron sistemáticamente, revelándome libremente las identidades de todos. Con aire de suficiencia pensé que había descifrado el sistema y construido con entusiasmo genealogías elaboradas durante un período de unos cinco meses. Disfrutaron verme aprender sus nombres y relaciones de parentesco. Ingenuamente supuse que obtendría la "verdad" de cada pregunta y la mejor información. Esto sentó las bases para convertir mi serio proyecto en un divertido engaño de las más grandes proporciones. Cada "informante" intentaría superar a sus compañeros inventando un nombre aún más absurdo o ridículo que el que alguien me había dado antes, explicándolo como "bueno, él tiene dos nombres y este es el otro". Incluso fabricaron relaciones genealógicas diabólicamente improbables, como que alguien se casara con su abuela, o peor aún, con su suegra, una perspectiva grotesca y aterradora para los yanomamö. Recopilaría los nombres y relaciones deseados haciendo que mi informante susurrara el nombre de la persona en voz baja en mi oído, notando que él o ella era el padre de tal o cual o el hijo de tal o cual, y así sucesivamente. Todos los que estaban observando mi trabajo insistían entonces en que repitiera el nombre en voz alta, rugiendo de risa histérica mientras pronunciaba torpemente el nombre, a veces riéndose hasta que las lágrimas corrían por sus rostros. La persona "nombrada" por lo general reaccionaba con molestia y me siseaba algún epíteto intraducible, lo que servía para asegurarme de que tenía el nombre "verdadero". Concienzudamente revisé y volví a verificar los nombres y las relaciones con múltiples informantes, complacido de ver desaparecer las inconsistencias a medida que mis hojas genealógicas se llenaban con esos pequeños triángulos y círculos deseables, miles de ellos.

Mi burbuja antropológica estalló cuando visité un pueblo a unas 10 horas de camino al suroeste de Bisaasi-teri unos cinco meses después de haber comenzado a recolectar genealogías en Bisaasi-teri. Estaba charlando con el líder local de este pueblo y casualmente solté el nombre de la esposa del líder de Bisaasi-teri. Siguió un silencio atónito, y luego un rugido de risas incontrolables, asfixia, jadeos y aullidos en todo el pueblo. Parece que pensé que aquel jefe estaba casado con una mujer llamada 'vagina peluda'. También parece que el jefe de Bisaasi-teri fue llamado 'largo pene' y su hermano 'mierda de águila'. El jefe de Bisaasi-teri tenía un hijo llamado 'gilipollas' y una hija llamada 'aliento de pedo'."

A Evans Pritchard también le sabotearon su trabajo. Sufrió lo que definió como "Nuerosis" (me pregunto si los nuer lo definieron como 'Pritchariosis'):

"Los nuer son expertos en sabotear una investigación y hasta que uno ha residido con ellos durante algunas semanas, obstinadamente atontan todos los esfuerzos por obtener los hechos más simples y dilucidar las prácticas más inocentes. He obtenido en Zandeland más información en unos pocos días que la que obtuve en Nuerland en otras tantas semanas. Después de un tiempo, la gente estaba dispuesta a visitarme a mi tienda, a fumar mi tabaco y hasta a bromear y charlar, pero no estaban dispuestos ni a recibirme ni a discutir asuntos serios. Las preguntas sobre costumbres fueron bloqueadas por una técnica que puedo recomendar a los nativos que están molestos por la curiosidad de los etnólogos. El siguiente ejemplo de los métodos Nuer es el comienzo de una conversación en el río Nyanding (...):

Yo: quien eres?

Cuol: Un hombre.

Yo: ¿Cuál es tu nombre?

Cuol: ¿Quieres saber mi nombre?

yo: Sí.

Cuol: ¿Quieres saber mi nombre?

E: Sí, has venido a visitarme a mi tienda y me gustaría saber quién eres.

Cuol: Está bien. Soy Cuol. ¿Cómo te llamas?

E: Mi nombre es Pritchard.

Cuol: ¿Cómo se llama tu padre?

E: El nombre de mi padre también es Pritchard.

Cuol: No, eso no puede ser cierto. No puedes tener el mismo nombre que tu padre.

E: Es el nombre de mi linaje. ¿Cuál es el nombre de tu linaje?

Cuol: ¿Quieres saber el nombre de mi linaje?

E: Sí.

Cuol: ¿Qué harás con él si te lo digo? ¿Lo llevarás a tu país?

E: No quiero hacer nada con eso. Solo quiero saberlo ya que estoy viviendo en tu campamento.

Cuol: Oh bueno, somos Lou.

E: No te pregunté el nombre de tu tribu. Lo sé. Te estoy preguntando el nombre de tu linaje.

Cuol: ¿Por qué quieres saber el nombre de mi linaje?

E: No quiero saberlo.

Cuol: ¿Entonces por qué me lo pides? Dame un poco de tabaco.


Desafío al etnólogo más paciente a abrirse camino contra este tipo de oposición. Uno simplemente se vuelve loco. De hecho, después de unas pocas semanas de relacionarse con los Nuer, uno muestra, si se permite el juego de palabras, los síntomas más evidentes de 'Nuerosis'."

Peter Metcalf escribió todo un libro sobre este tema: "Ellos mienten, nosotros mentimos". En realidad, es la fórmula de apertura utilizada por cualquier anciano o anciana de Berawan (Sarawak, Borneo) para comenzar la narración de una epopeya sagrada (malut dé, malut kita). Una manera de sugerir que lo que se va a transmitir es la repetición de lo que le ha sido transmitido por los antepasados.
El antropólogo comienza el libro analizando la crítica posmoderna nihilista que ha cuestionado la veracidad de los relatos antropológicos:

"(...) la antropología tiene una larga tradición de relativismo, es decir, la insistencia en que otras visiones del mundo se tomen en serio, en sus propios términos, y no se descarten como errores. Cierto, ha habido escuelas de antropología que no han sido relativistas, y existen limitaciones al relativismo, pero la estrategia permanece. Sin embargo, cuando se dice que los posmodernistas "relativizan" sus afirmaciones de saber, sugieren una versión antropológica especial del nihilismo, la afirmación de que es fundamentalmente imposible saber algo o decir algo acerca de otra cultura. Esto puede conducir a una especie de esencialismo introvertido, que autoriza a los etnógrafos sólo a trabajar en "su propia cultura", independientemente de cómo se construya. De esta manera, se invierte la estrategia tradicional de la antropología de sacar a las personas de sí mismas."

Así pues, zanja Metcalf, tal vez sea mejor escribir sobre mentiras, tanto las que los informantes cuentan a los antropólogos como las que se cuentan en los relatos antropológicos: "mentiras blancas y negras como la noche, evasiones, exageraciones, engaños, verdades a medias y negaciones creíbles".

"En un entorno desconocido, el o la antropóloga suele ser socialmente inepto y, a menudo, lingüísticamente incompetente. Tales personas generalmente se evitan. Sin embargo, las etnografías están llenas de informantes complacientes, que se apresuran a hacer el papel de Sancho Panza para el Don Quijote del etnógrafo. Tenemos que preguntarnos qué transacciones de poder y conocimiento subyacen a sus motivos."






 

domingo, 25 de junio de 2023

A contrapelo: contra James Bond y el grano.

"Negara mawi tata, desa mawi cara (El capital tiene su orden, la aldea sus costumbres)."

Proverbio javanés.

 

"Nuestro término Estado tan solo entró en el habla cotidiana a finales del siglo XVI, acuñado por un abogado francés llamado Jean Bodin, quien también escribió, entre muchas otras cosas, un influyente tratado sobre brujería, hombres lobo y la historia de los hechiceros (hoy en día se lo recuerda principalmente por su profundo odio a las mujeres)." David Wengrow, David Graeber. (El amanecer de todo.)


"Creíamos que el sedentarismo y la agricultura condujeron directamente a la formación de estados, pero sucede que estos solo aparecen mucho después (varios miles de años) de la agricultura en campos fijos.
Se daba por hecho que la agricultura fue un gran paso adelante para la nutrición, el bienestar y el ocio de las personas. Lo contrario parece haber sucedido en las primeras fases.
El estado y las civilizaciones tempranas eran vistos como imanes que atraían a las personas con el lujo, la cultura y las oportunidades que aportaban. En realidad, los estados tempranos se veían obligados a capturar y retener a una gran parte de su población, con diferentes formas de servidumbre, y estaban transidos por las epidemias del hacinamiento.
Los estados tempranos eran frágiles y propensos al colapso y, en cambio, las «edades oscuras» que los sucedieron podrían haber supuesto, con frecuencia, una mejora real en el bienestar humano.
Por último, parece razonable sostener que, al menos fuera de las elites, la vida en el exterior de los estados (la vida del 'bárbaro') pudo haber sido, en muchas ocasiones, más sencilla en términos materiales, y más libre y saludable, que la vida dentro de las civilizaciones."
James C. Scott. (Contra el estado.)

Scott puntualiza en este libro:
"La fundación de las primeras sociedades agrarias y de los primeros estados en Mesopotamia se produjo en el último 5% de nuestra historia como especie en el planeta. Y según este mismo baremo, la era de los combustibles fósiles, que comenzó a finales del siglo XVIII, representa solo el último cuarto del 1% de la historia de nuestra especie."


Y aún así, todavía somos susceptibles de un gran 'efecto de la civilización', las plagas y las enfermedades:
 

"Todas las enfermedades infecciosas causadas por microorganismos específicamente adaptados al homo sapiens solo comenzaron a existir hace diez mil años, quizás muchas de ellas solo en los últimos cinco mil años".


"Las enfermedades con las que estamos familiarizados ahora (sarampión, paperas, difteria y otras infecciones extrahospitalarias) hicieron su aparición inicial en los primeros estados. Parece casi seguro que muchos de los primeros estados colapsaron como resultado de epidemias análogas a la peste antonina y a la plaga de Justiniano en el primer milenio e.c. o a la Peste Negra del siglo XIV en Europa.
Después llegó otra plaga: la plaga estatal de los impuestos en forma de grano (...)"


"La historia no registra estados de yuca, sago, ñame, taro, plátano, fruta de pan o batata", escribe el antropólogo. En realidad, el libro se titula, literalmente: "Contra el grano: una historia profunda de los estados más antiguos". Aunque "contra el grano" sea una expresión que significa "a contrapelo". Hace referencia a la hipótesis del grano: Asegura que existe un vínculo directo y crucial entre el cultivo del grano (trigo, maíz, arroz) y el nacimiento de los primeros estados. Las agriculturas basadas en tubérculos o legumbres no tienen un período de cosecha fijo y no generan reservas.

 
En palabras de Scott: "Mi hipótesis es que solo los granos resultan perfectamente idóneos para la producción concentrada, la liquidación de impuestos, la apropiación, las encuestas catastrales, el almacenamiento y el racionamiento. En un suelo adecuado, el trigo proporciona la agroecología necesaria para las densas concentraciones de súbditos humanos." Esto es porque "solo los granos de
cereal pueden servir de base a los impuestos
: son visibles, divisibles, liquidables, almacenables, transportables y 'racionables'. (...) Para apreciar las excepcionales ventajas de los granos de cereal, conviene ponerse en el pellejo de un antiguo recaudador de impuestos, interesado, ante todo, en la facilidad y la eficacia de la apropiación."


"Puedes tener un rey y puedes tener un señor, pero el hombre de temer es el recaudador de impuestos." Antiguo dicho sumerio.

Los Estados eran el lugar donde se concentra una población y se la obliga después a producir excedente para las elites improductivas. "Dicho excedente no existe hasta que los estados embrionarios lo crean. O, por mejor decir, hasta que los estados no extraen y se apropian de este excedente, esta era 'consumida' en forma de ocio y elaboración cultural" y "El acceso a los recursos (tierra, pastos y caza) quedaba abierto a todos en razón de su pertenencia a un grupo". Así se crearon sociedades complejas con jerarquías, división del trabajo, empleos
especializados (soldado, sacerdote, servidor, administrador, y una élite que los preside). Los nuevos estados requerían enormes cantidades de trabajo, formas de trabajo forzoso, incluida la esclavitud.
 

"Un sistema de gobierno con un rey, personal administrativo especializado, jerarquía social, un centro monumental, murallas, recaudación de impuestos y sistema de distribución es, ciertamente, un «estado» en el sentido fuerte del término. Tales estados existen desde los últimos siglos del cuarto milenio a. e. c. y parecen estar bien atestiguados por la poderosa organización territorial de Ur III en el sur de Mesopotamia, como muy tarde, alrededor del año 2100."
 

Todo se facilitó con otra nueva tecnología de control: la escritura. "Es virtualmente imposible concebir incluso los primeros estados sin una tecnología sistemática de registro numérico", sostiene Scott. En Mesopotamia, la escritura se usaba exclusivamente para la contabilidad.


"Parece, por ejemplo, que la huida de los primeros dominios estatales a la periferia era algo bastante común, pero, en la medida en que contradice la narrativa del estado como benéfico civilizador de sus súbditos, queda relegada a oscuros códigos legales. Otros, entre los que me incluyo, están casi seguros de que la enfermedad fue un factor importante de la fragilidad de los primeros estados. (...) Del mismo modo, el alcance de la esclavitud, la servidumbre y el reasentamiento forzoso resulta difícil de demostrar."

No deberíamos confundir nunca cultura o bienestar de la población, con centros estatales, nos advierte Scott. No resulta infrecuente que los súbditos de los estados tempranos abandonaran tanto la agricultura como los centros urbanos para evadir los impuestos, el reclutamiento, las epidemias o la opresión con el fin de lograr "una mayor libertad y movilidad física, evitando, quizá, la muerte en combate." "Los motivos para la huida eran enormemente variados: epidemias, malas cosechas, inundaciones, salinización, impuestos, guerra y reclutamiento."




El arqueólogo Wengrow y el antropólogo Graeber definen el Estado de esta manera:
 

"El Estado, como lo conocemos en la actualidad, resulta de la combinación de tres elementos diferenciados: soberanía, burocracia y un campo político competitivo, que poseen orígenes totalmente separados. (...) Soberanía, burocracia y política son magnificaciones de tipos elementales de dominación, basados, respectivamente, en el uso de violencia, de conocimiento y de carisma."

- Soberanía (violencia espectacular, realeza divina dinástica)
- Control de información (técnica administrativa, burocracia) "Es la adición del poder soberano y la consiguiente capacidad del gobernante de decir 'las normas son las normas; no se hable más del asunto' lo que permite a los mecanismos burocráticos volverse genuinamente monstruosos."
- Carisma (conflicto competitivo, señores de la guerra conquistadores).


"Nos gustaría sugerir que esos tres principios (llamémoslos «control de la violencia», «control de la información» y «carisma individual») son las tres bases posibles del poder social. La amenaza de violencia tiende a ser el más fiable, razón por la cual se ha convertido en la base de los sistemas de derecho en todo el mundo; el carisma tiende a ser el más efímero. Generalmente, los tres coexisten en cierto grado."
 

"Esta es la razón por la que el agente secreto se ha convertido en el símbolo mítico del Estado moderno. James Bond, con su licencia para matar, combina carisma, secretismo y el poder de la violencia que no ha de rendir cuentas, apoyado por una enorme máquina burocrática."
 

Tal vez esto es lo que realmente es un estado: una combinación de violencia excepcional y la creación de una maquinaria social compleja, todo aparentemente dedicado a actos de cuidado y devoción. El cuidado de la nación donde la mayor parte de la actividad humana se dirigía hacia arriba, "ya sea para atender a los gobernantes (vivientes y muertos) o ayudándolos con su propia tarea de alimentar y cuidar a los dioses."
 

En la antigua Grecia, los parásitos eran los altos funcionarios encargados de verificar la cosecha de trigo y la preparación del pan, así como los banquetes en homenaje a los dioses. Del latín parasītus, y este del griego παράσιτος (parásitos) ‘comensal’ formada por el prefijo para- ‘al lado de’ y sitos ‘trigo’, ‘pan’, ‘comida’. Al lado del grano.
 

No hay que confundir cultura o bienestar con centros estatales, nos advierte
Scott. Y según estos autores, tampoco con la idea de civilización:
"La palabra civilización procede del latín civilis, que en realidad se refiere a esas cualidades de sabiduría política y ayuda mutua que permiten a las sociedades organizarse a través de la coalición voluntaria.
Dicho de otro modo, originalmente se refería al tipo de cualidades exhibidas por las asociaciones ayllu andinas o las aldeas vascas, más que a los cortesanos incas o a los miembros del linaje Shang. Si la
ayuda mutua, la cooperación social, el activismo cívico, la hospitalidad o sencillamente preocuparse por los demás son el tipo de cosas que realmente acaban creando civilizaciones, en ese caso esta genuina historia de la civilización apenas está empezando a escribirse"

sábado, 20 de mayo de 2023

El amanecer de todo: sobre cómo ver la historia humana con un caleidoscopio.

"Nuestra especie, de hecho, no pasó la mayor parte de su historia en pequeñas bandas; la agricultura no marcó un umbral irreversible en la evolución social; las primeras ciudades a menudo eran robustamente igualitarias."

Jared Diamond, Francis Fukuyama,Yuval Noah Harari... Cada vez que los no especialistas se meten con la historia humana, terminan reproduciendo inevitablemente los viejos mitos con los que crecimos, concepciones que surgieron en el siglo XVIII.

“El amanecer de todo: Una nueva historia de la humanidad”, del antropólogo David Graeber y el arqueólogo David Wengrow, explica que nuestros antepasados más remotos no eran ni tan ingenuos, ni tan violentos. Y que las comunidades eran mucho más cambiantes de lo que se ha pensado. El recorrido de la historia humana fue mucho más diverso, apasionante y divertido de lo que tendemos a pensar, pues en un sentido no fue en absoluto un recorrido, sino una variedad caleidoscópica de formas sociales. "Los humanos tenemos una gran capacidad -como seres morales y sociales que somos- para imaginar y negociar, y solíamos modificar nuestras identidades sociopolíticas con frecuencia, como un modo de evitar los peligros del poder autoritario."


«El verdadero misterio no es cuándo aparecieron los jefes por primera vez», nos dicen, «sino cuándo dejó de ser posible reírse de ellos sin tener que responder ante la ley.»

Olvídate de lo que nos insisten actualmente.
No. No es "lo que hay".
Esta obra desmonta esas ideas tan arraigadas que tenemos sobre el desarrollo de las ciudades, los orígenes del Estado, la desigualdad o la democracia. Y lo mejor: abre camino para imaginar nuevas formas de organización social. 

Pero es que las anteriores obras de Graeber, también. Aquí añado algunos párrafos sueltos y adaptados:

 

Lo de la variedad caleidoscópica de formas sociales:

La evolución de las organizaciones humanas no es tan lineal y aburrida. Hay sociedades que en una época del año eran autoritarias y en otra, igualitarias, según lo que su entorno les ofrecía.

"Las sociedades de las Grandes Llanuras crearon estructuras de autoridad coercitiva que se mantenían a lo largo de la temporada de caza y los rituales con los que esta concluía, y se disolvían una vez que se dispersaban en grupos más pequeños. (...) Entre los inuit, los padres gobernaban en verano; pero en las congregaciones de invierno la autoridad patriarcal e incluso las normas de propiedad sexual eran desafiadas, subvertidas o sencillamente disueltas. Los kwakiutl eran jerárquicos en ambas épocas del año, pero mantenían diferentes formas de jerarquía, otorgando poderes policiales de facto a los ejecutantes del Ceremonial de Solsticio de Invierno, que solo podían ejercerse durante la ejecución misma del ritual. En otros momentos, los aristócratas controlaban grandes riquezas, pero no podían dar órdenes directas a sus seguidores. Muchas sociedades recolectoras centroafricanas son igualitarias durante todo el año, pero parecen alternar mensualmente entre un orden ritual dominado por los hombres y uno dominado las por mujeres." 


Lo de las pequeñas bandas... que no eran tan pequeñas:

Esas bandas abarcaban, en realidad, miles de kilómetros. "Los aborígenes
australianos, por ejemplo, podían viajar por medio continente, y aunque hablaban lenguas totalmente diferentes, aun así, hallaban campamentos divididos en los mismos tipos totémicos que tenían en casa. Lo que esto significa que la mitad de los residentes les deben hospitalidad, pero se los ha de tratar como «hermanos y hermanas» (de modo que las relaciones sexuales quedan estrictamente prohibidas); mientras que la otra mitad son potenciales enemigos o compañeros de matrimonio. Las sorprendentes uniformidades materiales observadas por los arqueólogos a través de grandes distancias dan fe de la existencia de estos sistemas."

Es más, creemos que los avances tecnológicos (transportes, navegación marítima...) han hecho de nuestro mundo "un pañuelo". Al contrario, durante gran parte de la historia de la humanidad, proporciones cada vez menores de gente viaja largas distancias. La escala a la que operan las relaciones sociales no deja de disminuir.
"Lo que observamos no es tanto que el mundo se hace más pequeño, como que los mundos sociales de las personas se vuelven más sectarios; sus vidas y pasiones más proclives a verse circunscritas a fronteras culturales, de clase de lengua."


Lo de la "Revolución agrícola":

Se creía que la domesticación de plantas y animales condujo al sedentarismo, pero se ha visto que el sedentarismo es muy anterior... casi cuatro milenios antes de que surgiera una aldea agrícola. Y si se piensa bien, es lógico. "La agricultura en serio implicaba un serio trabajo de mantenimiento de suelos y de limpieza de malas hierbas. Implicaba la trilla y el aventado tras la cosecha. Todas estas actividades  se entrometían en la caza, la recolección de alimentos silvestres, la producción artesanal, los matrimonios y muchas otras cosas, por no hablar de contar historias, jugar a juegos de azar, viajar y organizar bailes de máscaras."

"Y aunque la agricultura permitió la posibilidad de mayores concentraciones de riqueza, en la mayoría de los casos esto no comenzó a darse hasta milenios después de su adopción. En los siglos que pasaron entre tanto, los pueblos probaban la agricultura a pequeña escala, alternando entre modos de producción, de manera muy similar a como alternaban entre estructuras sociales." Entraban y salían (libremente) de la agricultura para mantener una red de alimentos suficientemente amplia para evitar que el cultivo se convierta en un asunto de vida o muerte.

La agricultura tiene que ver, esencialmente, con la producción de alimentos, algo que era tan solo un aspecto (bastante limitado) de la relación neolítica entre la gente y las plantas (cestería, especias, medicina, pigmentos.. ropa y otras actividades femeninas). 

En el Neolítico, les parece preocuparles poco domar la naturaleza salvaje o arrancar la máxima cantidad posible de calorías de un puñado de gramíneas. En lugar de campos fijos, explotaban suelos de aluvión (inundación) en las orillas de lagos y fuentes donde el trabajo de preparación de la tierra lo realiza mayoritariamente la naturaleza, la inundación estacional, cribándola y renovándola. En lugar de cortar madera, labrar campos y transportar agua, hallaban modos de convencer a la naturaleza de hacer gran parte de esas tareas por ellos. "La suya no era una ciencia centrada en dominar y clasificar, sino una que partía de ceder, engatusar, de cuidar y persuadir, incluso de engañar a las fuerzas de la naturaleza para aumentar las probabilidades de obtener un resultado favorable. Su laboratorio era el mundo real de las plantas y los animales, cuyas tendencias innatas explotaban mediante atenta observación y experimentación."

"Está claro que ya nadie usa frases como Revolución Agrícola. La agricultura, como podemos ver, comenzaba a aparecer como una economía de la privación: tan solo se la inventaba si no había nada más que hacer, razón por la que tendía a aparecer en áreas en las que los recursos de la tierra escaseaban.  Los seres humanos combinaban horticultura, cultivo en tierras de aluvión, gestión agraria a pequeña escala (por ejemplo, con quemas, podas y bancales) y el mantenimiento de animales en estado semisalvaje, con toda una gama de actividades de caza, pesca y recolección. La biodiversidad -no el biopoder- fue la clave inicial para el incremento de producción de alimentos del Neolítico.

 

Lo de que las ciudades significan mayor riqueza, desigualdad y jerarquía:


Hay ciudades que se manejaban bajo principios igualitarios. Las pruebas arqueológicas están demostrando que este ha sido un patrón sorprendentemente común: los megayacimientos ucranianos, la Mesopotamia de Uruk y el valle del Indo. Es decir, el incremento en la escala de los asentamientos humanos no resultó en la concentración de poder ni de riquezas en manos de las élites gobernantes.

Y además, se creía también que el sedentarismo y la agricultura condujeron a la formación de estados, pero los estados aparecen mucho después.

Y los primeros estados no fueron tan ideales: en ellos existían diferentes formas de servidumbre y su población sufría muchas epidemias debido al hacinamiento. 

Pero de esto, escribiré en una próxima entrada...


Lo del autor político consciente, y lo que significa:

 

Pasamos una abrumadora mayoría de nuestro tiempo en piloto automático, pero es que "el pensamiento humano es inherentemente dialógico. Los antiguos filósofos solían ser muy conscientes de esto: es por ello por lo que, ya se encontrasen en China, India o Grecia, tendían a escribir sus libros en forma de diálogos. Los humanos tan solo eran plenamente conscientes de sí mismos cuando dialogaban entre sí, al intentar cambiar los argumentos del contrario, o al enfrentarse junto a él a un problema común."

"Christopher Boehm, arqueólogo evolutivo especializado en primates, sostiene
que, si bien los humanos poseen una tendencia instintiva a la conducta dominadora-sumisa, sin duda heredada de nuestros ancestros simios, lo que distingue a las sociedades humanas es nuestra capacidad de tomar la decisión consciente de no actuar de esa manera. Mediante un minucioso trabajo realizado a través de narraciones etnográficas de bandas recolectoras igualitarias existentes en África, Sudamérica y el sudeste asiático, Boehm identifica toda una panoplia de tácticas colectivamente usadas para bajar los humos a los posibles abusones y fanfarrones: ridiculizarlos, avergonzarlos, desdeñarlos (y, en el caso de sociópatas reincidentes, a veces el asesinato, sin más), ninguna de las cuales tiene parangón entre otros primates.

Por ejemplo, aunque los gorilas no se mofan unos de otros por ponerse a golpear el pecho, los humanos lo hacen con regularidad. Más sorprendente aún: aunque la conducta agresiva bien puede ser instintiva, la lucha contra ella no lo es. Se trata de una estrategia bien pensada, y las sociedades recolectoras que la emplean muestran lo que Boehm llama «inteligencia actuarial». Es decir, imaginan cómo sería su sociedad si hicieran las cosas de otro modo: si, por ejemplo, no se quitara importancia sistemáticamente a los cazadores más hábiles, o si la carne de elefante no la repartiera alguien escogido al azar (en lugar de, por ejemplo, la persona que lo haya matado). Esto, concluye, es la esencia de la política: la capacidad de reflexionar conscientemente en las distintas direcciones que podría tomar la propia sociedad, y ofrecer argumentaciones explícitas sobre por qué debería tomar un camino y no otro.

Los festivales populares son una prueba de ello. "Mantuvieron viva la vieja chispa de autoconsciencia política. Permitían a la gente imaginar que otras disposiciones eran posibles, incluso para la sociedad como un todo, dado que siempre era posible imaginar que el carnaval excediera sus límites y se convirtiera en la nueva realidad. En la historia popular babilónica de Semiramis, la epónima sirvienta convence al rey de Asiria de nombrarla «reina por un día» durante una festividad anual. Inmediatamente hace que lo arresten, se declara emperatriz y lidera sus nuevos ejércitos a conquistar el mundo."

Lo de sacrificar la libertad para ser civilizados:


"A lo largo de este libro hemos tenido ocasión de hablar de tres libertades primordiales, aquellas que durante la mayor parte de la historia de la humanidad sencillamente se daban por supuestas:
la libertad de movimiento,
la libertad de desobedecer y
la libertad para crear o transformar relaciones sociales.

Las libertades no son realmente libertades si uno no puede ponerlas en práctica. Hoy en día la mayor parte de la población cree que vive en sociedades libres (a menudo insisten, en efecto, en que, al menos políticamente, esto es lo más importante de sus sociedades), pero son en gran parte libertades formales."

"Tenemos el derecho a viajar a donde deseemos... siempre que, claro está, tengamos el dinero necesario para el transporte y alojamiento. Somos libres de tener que obedecer las órdenes arbitrarias de superiores... a menos, claro está, que necesitemos un empleo. La mayoría de nosotros tenemos que conformarnos con jefes de verdad y libertades de mentirijillas."

En este sentido, podemos decir que los que llamamos "sociedades igualitarias" tenían una estructura elaborada de jefes, portavoces y demás cargos, pero eran jefes de mentirijillas. Todos y cada uno se considera a sí mismo tan importante como los demás y los jefes no podían obligar a que se cumplieran sus órdenes. Pero las libertades sí, las libertades eran reales, eran libertades sustanciales. Estaban menos interesados en el derecho a viajar que en la posibilidad de hacerlo realmente (de aquí, la obligación de proporcionar hospitalidad a extranjeros). "La ayuda mutua (aquello a lo que los observadores europeos contemporáneos se referían como «comunismo») se consideraba condición necesaria para la autonomía individual."


"La voz inglesa "free" procede de un término germánico que significa «amigo», dado que, a diferencia de la gente libre, los esclavos no tienen amigos, porque no pueden comprometerse ni hacer promesas. La libertad para hacer promesas es probablemente el elemento más básico y elemental de nuestra tercera libertad.
Podríamos preguntarnos cómo acabó convertido en su opuesto exacto: peonaje, servidumbre o esclavitud permanente."

"La libertad de abandonar la propia comunidad sabiendo que se será bienvenido en tierras lejanas; la libertad de pasar de unas estructuras sociales a otras, en función de la época del año; la libertad de desobedecer a las autoridades sin consecuencias... Puede que los humanos comenzasen su andadura con una aversión consciente a que les dijeran qué debían hacer. Si esto es cierto, podemos como mínimo refinar nuestra pregunta inicial: el verdadero rompecabezas no es cuándo aparecieron jefes, o siquiera reyes y reinas, sino más bien cuándo dejó de ser posible reírse de ellos hasta que se fueran."

Pero aún hay más. Aunque la sociedad sea muy jerárquica, incluso de casta formales... es posible que el gobierno se lleve a cabo de acuerdo con líneas igualitarias. Hay abundancia de pruebas de que este tipo de sociedades ha existido, y además, existe hoy en día. "Quizá la mejor documentada sea el sistema seka de la isla de Bali, cuya población adoptó el hinduismo durante la Edad Media. Los balineses no solo están divididos en castas: su sociedad está concebida como una jerarquía total, en la que no solo cada grupo, sino cada individuo sabe (o, al menos, debería saber) su posición exacta en relación con las de todos los demás. En principio, pues, no hay iguales, y la mayoría de los balineses sostendría que, en el gran esquema cósmico de las cosas, siempre ha de ser así.
Al mismo tiempo, empero, asuntos prácticos como la gestión de comunidades, templos y vida agrícola se organizan de acuerdo con el sistema seka, en el que se espera de todo el mundo que participe en pie de igualdad y llegar a decisiones por consenso. Por ejemplo, si una asociación vecinal se reúne para debatir la reparación de tejados de un edificio público, o qué comida servir durante el próximo concurso de danzas, quienes se consideran demasiado elevados y poderosos, y les ofende la perspectiva de sentarse en círculo, rodeados de vecinos inferiores, pueden escoger no asistir; pero, en tal caso, están obligados a pagar multas por no asistencia, multas que se usarán luego para pagar el banquete o las reparaciones. Actualmente no hay modo de saber si un sistema similar prevaleció en el valle del Indo hace más de 4.000 años. El ejemplo tan solo sirve para subrayar que no existe necesariamente una correspondencia entre conceptos superpuestos de jerarquía social y la mecánica práctica del gobierno local."

Lo del dinero:

“Si bien el dinero no puede comprar la felicidad, ciertamente te permite elegir tu propia forma de miseria”. Groucho Marx.

El dinero no fue una invención descentralizada y espontánea realizada por los individuos libres con el fin de superar las limitaciones que planteaba el trueque (intercambio de productos). En palabras de la antropóloga Caroline Humphrey: “Nunca se ha hallado un solo ejemplo de economía basada en el trueque, y mucho menos de sociedad donde el dinero haya emergido a partir de él; toda la etnografía disponible sugiere que jamás ha existido tal cosa”. El origen del dinero es un invento de las élites gobernantes para poder medir los pagos y recursos y centralizarlos a través de tributos. Para el conteo y control de los botines de la guerras. Para contar, por ejemplo, los cereales y otros productos agrícolas (los tubérculos y otros vegetales difíciles de contabilizar por dispersarse demasiado, no estaban bien vistos). Y para dejar constancia de todas estas cuentas y acciones, estaba la escritura. El sistema de medida se grababa en tablillas de arcilla, en metales como las monedas, en papeles como billetes, en pagos electrónicos... 

(Sí, esto es del libro "La deuda: los primeros cinco mil años" de Graeber.)

 

Lo de la propiedad privada, uso y abuso:

"Si uno posee un coche, tiene derecho a evitar que toda otra persona, de todo el mundo, entre en él o lo utilice. Si uno lo piensa bien, es el único derecho que uno tiene en su coche que es absoluto: casi todo lo demás que se puede hacer con el coche está estrictamente regulado: dónde y cómo conducirlo, aparcarlo, etcétera.
Pero a diferencia de las sociedades libres (también llamadas igualitarias) nuestras sociedades toman esta cualidad absoluta y sagrada de la propiedad privada como paradigma de todos los derechos y libertades humanos. Es a esto a lo que se refería el politólogo C. B. Macpherson con su "individualismo posesivo". Así como el hogar de todo ser humano es su castillo, de igual modo su derecho a no ser asesinado, torturado o arbitrariamente encerrado reposa en la idea de que uno posee su propio cuerpo, del mismo modo en que uno es dueño de sus bienes muebles y posesiones.
 

En otras sociedades, los conjuntos sagrados (que comprenden no solo objetos físicos, sino también danzas, rituales y canciones) eran a menudo los únicos objetos que se trataban como propiedad privada: no solo las poseían en exclusiva individuos, sino que también se heredaban, compraban y vendían. Muchas veces se decía que los verdaderos «dueños» de la tierra u otros recursos materiales eran dioses o espíritus. Las personas adoptaban bien una actitud depredadora hacia los recursos -como solían hacer los cazadores, que se apropiaban de lo que pertenecía a los dioses-, bien una actitud cuidadora, en la que una persona es la propietaria o dueña de una franja de territorio o de unos animales, solamente si es la responsable final de cuidarlos y mantenerlos. A veces estas actitudes coexisten, como en la Amazonía, que implica capturar animales salvajes y adoptarlos como mascotas. Y es que estar sin propietario es estar expuesto, desprotegido. 

Lo que hace única la concepción de propiedad del derecho romano -base de casi todos los sistemas legales de la actualidad- es que la responsabilidad de cuidar y compartir se reduce al mínimo, si es que no se elimina del todo. En derecho romano hay tres derechos básicos en relación con la posesión: usus (el derecho a usar); fructus (derecho a disfrutar los productos de una propiedad, como, por ejemplo, los frutos de un árbol) y abusus (el derecho a dañar o destruir). A poseer los dos primeros derechos se lo denomina usufructo, y bajo esta concepción de derecho no se considera auténtica posesión. La auténtica propiedad legal es, pues, tener la opción de no cuidar de ello, o incluso de destruirlo a voluntad: abusus.

Lo de la democracia (mayoritaria y directa):

 

David Graeber, en "Fragmentos de antropología anarquista", explica que:


La democracia mayoritaria solo puede emerger cuando se dan dos condiciones:
    1. Una creencia de que las personas deberían tener igual derecho a hablar en las tomas de decisiones colectivas, y
    2. un aparato coercitivo capaz de imponer esas decisiones.
    Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, ha sido extremadamente inusual que se den las dos condiciones simultáneamente:
Donde existen sociedades igualitarias (libres), es también habitual que se considere erróneo imponer la coerción sistemática.
Y donde ha existido una maquinaria de coerción, los que la controlan nunca han pensado que estaban imponiendo algún tipo de voluntad popular." 

"Una y otra vez, a lo largo y ancho del planeta, desde Australia hasta Siberia, comunidades igualitarias han preferido alguna variante del proceso de consenso. ¿Por qué? La explicación que propongo es esta: es mucho más fácil, en una comunidad con relaciones cara a cara, averiguar lo que la mayoría de los miembros de esa comunidad quiere hacer, que averiguar cómo convencer a aquellos que no están de acuerdo.

La toma de decisiones por consenso es típica de sociedades en las que no había ninguna forma de obligar a una minoría a aceptar la decisión de la mayoría, bien porque no había estado con el monopolio de la violencia, o porque el estado no tiene nada que decir sobre las formas locales de tomar decisiones. Si no hay ninguna forma de obligar a aquellos que no comulgan con la decisión de la mayoría a someterse a esta, entonces lo último que uno querría hacer es realizar una votación: una contienda pública en la que alguien será considerado perdedor. La votación sería el medio más adecuado para conseguir humillaciones, resentimientos, odios, en última instancia la destrucción de las comunidades


"No resulta difícil ver por qué los dominadores odian la democracia directa. Porque su poder de dominación se eclipsaría rápidamente. La afirmación que hace la derecha a veces según la cual la democracia directa es una forma de tiranía es fácil de entender. Les parece una tiranía porque ellos ya no tienen el control y no pueden decirnos qué hay que hacer.
Nuestra libertad es despotismo para ellos.
Su libertad solo puede descansar en nuestra servidumbre."

Y en El amanecer de todo, lo redondean así:

"La democracia, como la hemos acabado conociendo, es un juego de ganadores y perdedores que se disputa entre individuos de fortísima personalidad, mientras los demás quedamos reducidos básicamente al papel de espectadores.
Si buscamos un precedente en la antigüedad de este aspecto de la moderna democracia, no es en las asambleas de Atenas, Siracusa o Corinto donde debemos buscar, sino, paradójicamente, en los torneos aristocráticos de «eras heroicas», como los descritos en la Ilíada con sus inacabables agones: carreras, duelos, juegos, dones y sacrificios. Como ya hemos señalado, los filósofos políticos de las ciudades griegas no consideraban, en realidad, que las elecciones fuesen un modo democrático de seleccionar candidatos para cargos públicos. El método democrático era el sorteo o lotería, que funcionaba en gran parte como el moderno deber de formar parte de jurados. Se daba por sentado que las elecciones pertenecían al modo aristocrático (aristocracia con el significado de «gobierno de los mejores»), y permitían a los comunes - de un modo muy similar al de los siervos de la antigua aristocracia heroica - decidir quién, de entre los de alta cuna, debería ser considerado el mejor de todos; de alta cuna, en este contexto, eran sencillamente todos aquellos que podían costearse pasar gran parte de su tiempo jugando a hacer política."

 

Están hablando de revolución, suena como un susurro:

Escribió David Graeber en Fragmentos de una antropología anarquista:

“Una revolución a escala mundial llevará mucho tiempo. Pero también es posible reconocer que ya está empezando a suceder. La manera más fácil de entenderlo es dejar de pensar en la revolución como una cosa -“la” revolución, el gran estallido catastrófico- y en su lugar preguntarse “¿qué es la acción revolucionaria?” Entonces podríamos sugerir: la acción revolucionaria es cualquier acción colectiva que rechaza, y por lo tanto confronta, alguna forma de poder o dominación y, al hacerlo, reconstituye las relaciones sociales, incluso dentro de la colectividad, bajo esa luz.
La acción revolucionaria no necesariamente tiene que apuntar a derrocar gobiernos. Los intentos de crear comunidades autónomas frente al poder serían, por ejemplo, casi por definición actos revolucionarios. Y la historia nos muestra que la acumulación continua de tales actos puede cambiar (casi) todo”.

"Los tsimihety de Madagascar fueron maestros en el arte de la evasión: bajo los franceses, los administradores se quejaban de que enviaban delegaciones para reclutar trabajadores con el fin de construir una carretera cerca de un pueblo tsimihety, negociando las condiciones con adultos aparentemente dispuestos a colaborar, y que volvían con el equipo al cabo de una semana solo para descubrir que el pueblo había sido completamente abandonado. Todos los habitantes se habían ido a vivir con familiares de otras partes del país."

"La teoría del éxodo propone que la forma más efectiva de oponerse al capitalismo y al Estado liberal no es a través de la confrontación directa sino de lo que Paolo Virno ha llamado una «retirada emprendedora», una defección de masa protagonizada por quienes desean crear nuevas formas de comunidad." Se trata de actuar, desconectarse de las pautas del modelo dominante, para forjar nuevas formas de relación y comunidad.

 

(Nota: «el mito del mito del noble salvaje»: ¿por qué ciertos europeos comenzaron a atribuir una posición tan ingenua a otros? La respuesta no es bonita. En realidad, la expresión noble salvaje se popularizó más o menos un siglo después de Rousseau, como término peyorativo y de abuso. La desplegó un grupo de abiertos racistas que en 1859 -conforme el Imperio británico alcanzaba el cénit de su poder- tomó la Sociedad Etnológica Británica y clamó por el exterminio de los pueblos inferiores.)