sábado, 6 de julio de 2024

El nombre del mundo es Urihi a pree: la historia ambiental.

"Una vez roto el techo que al mismo tiempo nos separaba y nos elevaba infinitamente por encima de la Naturaleza infinita(...) la bella estratificación sociocosmológica de la modernidad comienza a implosionar frente a nuestros ojos. Imaginábamos que el edificio podía apoyarse solo sobre su planta baja, la economía, pero resulta que nos habíamos olvidado de los cimientos."

 
Eduardo Viveiros de Castro. Déborah Danowski
 (¿Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los fines)

"La manera en que el Occidente moderno representa la naturaleza es lo que menos se comparte en el mundo. En muchas regiones del globo, no se concibe que humanos y no-humanos se desarrollan en mundos incomunicables y conforme a principios separados; el medioambiente no se objetiva como una esfera autónoma; las plantas y los animales, los ríos y los peñascos, los meteoros y las estaciones, no existen en el mismo nicho ontológico definido por su falta de humanidad."

 Philippe Descola (Más allá de la naturaleza y la cultura).

"No existe un solo bosque, sino muchos. Su morfología es el reflejo de nosotros mismos."

Lucía Triviño (Las hojas del bosque).

 

La gran distinción entre naturaleza y cultura, que funda a las ciencias sociales como algo distinto de las ciencias naturales, en realidad no es una constante universal, sino que es una creación histórica que solo se encuentra en las culturas occidentales de raíz judeocristiana y grecolatina. Es lo que Descola comenzó a explorar años antes en una etnografía con los achuar, una sociedad indígena de la Amazonia ecuatoriana, y que cristalizó en el libro La naturaleza doméstica. Simbolismo y praxis en la ecología achuar (1988). “La naturaleza no existía en su conjunto”. Cuenta que las mujeres que cuidan las plantas "las llaman niños y las tratan con la autoridad maternal que hacen con sus hijos". No hay un corte entre el espacio donde habitan los humanos, la aldea y el resto de la selva. Sus habitantes no-humanos se consideran más humanos que los propios humanos, por ejemplo, de una tribu enemiga. Extienden el carácter de humanidad a todos los fenómenos de la naturaleza con los que mantienen las más estrechas relaciones y con las que tengan más influencia en sus vidas, y en cambio, pueden negar la humanidad a sus congéneres de la raza humana que no se mantengan cercanas a sus vidas. La humanidad no es una sustancia, no es algo dado: es una relación. Es un compartir la práctica corporal y vivencial. Una relación con el mundo cargada de un fuerte contenido emocional.

Las sociedades tradicionales no viven "en armonía con la naturaleza", la ignoran y lo es todo. El antropólogo Viveiros de Castro suele dar los mismos ejemplos "del jaguar que experimenta la sangre de su presa como cerveza. O la nomenclatura botánica, que identifica especies “salvajes” como variedades de plantaciones indígenas que según ellos están cultivadas por espíritus o animales." "Así, lo que para unos es naturaleza o materia prima puede ser un artefacto técnico o cultural para otros."

En nuestras sociedades, creemos, hay una naturaleza y varias culturas o modos
de percibilarlas e interactuar con ella. En estas sociedades, al contrario, existe una unidad cultural (humana) y una diversidad de los cuerpos (naturalezas) con las que acceden y experimentan su común condición de humanidad. El ser humano es un elemento más de las interacciones que conforman el mundo.

Según la antropóloga Laura Rival, entre los Huaorani no existe oposición entre espacios "domesticados" y "salvajes", ni entre "los animales del bosque" y los "habitantes de la vivienda". Los animales no son domesticados sino "adoptados y reciben el mismo trato que los miembros de la familia". El bosque es el "medio donante". (El crecimiento de las familias y de los árboles: la percepción del bosque entre los Huaorani)

Todos estos autores advierten entonces que el análisis de las interacciones entre los habitantes del mundo ya no puede limitarse sólo al sector de las instituciones que rigen la vida de los humanos, como si lo que se decretara exterior a estos solo fuera un conglomerado de objetos a la espera de sentido y utilidad.
 

Descola lo explica así: "La antropología se ve, pues, enfrentada a un enorme desafío: o desaparecer con una forma agotada de humanismo, o metamorfosearse y repensar su campo y sus herramientas para incluir en su objeto mucho más que el anthropos, toda esa colectividad de existentes ligada a él y relegada hoy a una función de entorno. O, en términos más convencionales: la antropología de la cultura debe acrecentarse con una antropología de la naturaleza (...)."

“El término ambiente es interesante ya que básicamente es muy antropocéntrico, es todo lo que constituye el ambiente de los humanos (...) “todo este ambiente ha sido considerado durante mucho tiempo como algo exterior con lo cual los humanos habían impuesto una separación.”

Davi Kopenawa escribe en el libro "La caída del cielo: palabras de un chamán yanomami":
"Cuando hablan de la selva, los blancos suelen utilizar otra palabra, la de «medio ambiente». Esta palabra tampoco es nuestra y no la conocíamos hasta hace poco. Para nosotros, lo que los blancos llaman así es lo que queda de la tierra y la selva heridas por sus máquinas. Es lo que queda de todo lo que han destruido hasta ahora. No me gusta la palabra medio. La tierra no debe ser cortada por el medio. Somos habitantes de la selva y si se divide así, sabemos que moriremos con ella. Prefiero que los blancos hablen de «naturaleza» o de «ecología» entera. Si defendemos la selva en su totalidad, seguirá viva. Si la cortamos para proteger pequeñas parcelas que solo son el residuo de lo que ha sido saqueado, no se conseguirá nada bueno."

"Todo esto es, en nuestra lengua, urihi a pree: la gran tierra-selva. Es, creo, lo que los blancos llaman el mundo entero."


El nombre del mundo es gran tierra-selva. Casi como el título de un libro de la gran escritora de ciencia ficción Úrsula K. Le guin: El nombre del mundo es bosque.

"Athse significa Bosque, y el Mundo. De modo que tierra, terra, tellus significaba a la vez el suelo y el planeta, dos significados y uno. Pero para los athsianos el suelo, la tierra, no era el lugar a donde vuelven los muertos y el elemento del que viven los vivos: la sustancia del mundo no era la tierra sino el bosque. El hombre terráqueo era arcilla, polvo rojo. El hombre athshiano era rama y raíz."

Sí, es cierto. Esto último no es más que ciencia ficción, (aunque es de resaltar que K. Le Guin era hija de la escritora Theodora Kroeber y del antropólogo Alfred Kroeber.) 

Pero es que ya no hay que escatimar en miradas.

“Un bosque no sólo es un paraje natural, sino un paisaje cultural que cambia a través de la mirada”, escribe la historiadora ambiental Lucía Triviño. Por eso, advierte que la gestión y conservación de los bosques debe incluir y atender tanto lo biológico y ecológico, como la parte antrópica o paisaje cultural.
Pues, ojo, "la imagen general de un bosque prístino, casi primigenio, que no ha sido modificado por la mano humana, tiene más de mito que de realidad."

El libro y proyecto de Lucía Triviño se llama "Las Hojas del Bosque", y trata sobre cómo se percibe la naturaleza por las poblaciones que lo habitan y cómo influye en la construcción de sus culturas e imaginarios.

La historia ambiental
no se define simplemente como "la historia de la naturaleza". Es más complejo. Recuerda también que la dicotomía entre cultura y medio ambiente es artificial, así que lanza su definición de la historia ambiental como: «el estudio de las formaciones socioecológicas desde una perspectiva histórica.» (Citando al historiador italiano Marco Armiero).
Por eso, "el medio ambiente está muy lejos de ser un escenario estático e influye sobremanera en el desarrollo y devenir de las sociedades humanas. Ambos establecen relaciones y se modifican mutuamente."

Triviño recoge también de la profesora Ana Rosa Diarte (Decolonizar los saberes mayas: diálogos pendientes) el concepto maya k'áax.
"Como concepto maya, k'áax contrastaba marcadamente con el término "monte" de los españoles. K'áax para los mayas es una extensión de ellos mismos, un organismo vivo, a la vez que sustrato físico y metafísico de la cultura", "mientras que el monte se convirtió para los españoles en un espacio peligroso, enigmático y sospechoso, para los mayas significó la protección y salvación".

Igualmente, menciona a Tepeyollotl o "corazón de la montaña" de los mexicas, que se manifiesta tanto con los cerros como con el jaguar.

En este libro Las hojas del bosque, hay muchísima información y referencias, pero también hay cabañas, calveros y sendas entre la espesura de las hojas.
Hay sendas boscosas para bandidos, para hombres salvajes paganos, para enamorados y poetas, para romanos y para los que huyen, para historias de terror y mucho para la ficción.


"¿Por qué en ciertas zonas del mundo existe la creencia de que los árboles susurran? O ¿por qué en algunas culturas los árboles pueden funcionar como portales?", escribe... 

¿Por qué existe esa costumbre de abrazar árboles?

Al hilo de esto, una última advertencia de Lucía Triviño: que aunque estudiemos las interpretaciones religiosas, culturales, sociales, políticas y demás, desarrolladas alrededor de la naturaleza, nunca debemos perder de vista su condición real. "¿De verdad nos aporta más abrazar un árbol esperando un intercambio psíquico de información que nunca ocurrirá, en lugar de interesarnos en conocer el verdadero contexto cultural que ha facilitado que existan esas percepciones?"

viernes, 7 de junio de 2024

Ötzi y Reserva de musgo: una historia natural y cultural de los musgos.

Hombre de Hielo, Ötzi.
 "Las rocas, dueñas de la lentitud y de la fuerza, se rinden, sin embargo, al leve aliento verde del musgo, tan poderoso como un glaciar, que erosiona su superficie y las devuelve, grano a grano, a su condición de arena. Entre musgos y rocas tiene lugar una conversación muy antigua; poesía, sin duda."


"En el momento de la sexta extinción, ¿podríamos dejar de retorcernos las manos el tiempo suficiente para sentarnos tranquilamente a los pies de aquellos que han evitado todas las eras de extinción desde los albores de la vida en la tierra?"

Robin Wall Kimmerer, botánica.

 

¿Musgos en una página de antropología? Los musgos fueron las primeras plantas que colonizaron la tierra, tu planeta. Y no solo eso, además allanaron el camino al resto de criaturas, incluido tú. Si el planeta es como es, es gracias a estas plantas pioneras. ¿Te parece poco? Y por eso, en esta entrada te prometo que no solo aparecen los musgos, sino todo un mundo.

La palabra musgo viene del latín muscus, que significaba musgo, pero también espuma. Una espuma que cubre las zonas húmedas. Esto tiene sentido si entendemos la historia, nada más y nada menos que la de nuestro planeta. ¿Empezamos?

Fue hace unos 370 millones de años cuando los musgos iniciaron un gran  experimento de evolución.
Y lo hicieron en una superficie desnuda donde no había ni siquiera una garra de tierra. No tuvieron más remedio que adherirse a la roca desnuda, amontonarse en grietas y depresiones húmedas para evitar secarse bajo el sol que en ese entonces era demasiado intenso. Desarrollaron medios para retener agua y extraer minerales de la roca. Y lo hicieron tan bien, que todavía siguen así, y aquí, y no les va nada mal. No son las plantas más grandes ni las más numerosas, ni son especialmente bellas ni consumen demasiado. Son tan sencillas que con poco se apañan, pero cambiaron el planeta poco a poco

aumentando la vida en él. Quizás deberíamos atenderlos, teniendo en cuenta nuestra historia como especie y hacia donde hemos evolucionado...


Bueno, es que ya no estamos hablando de Historia, sino de relaciones intrincadas tras eones de evolución. Y para sumergirnos en todos estos eones, qué mejor que contarlos a través de una historia nativa indígena, del pueblo cree, una nación amerindia de América del Norte.


Hace mucho tiempo, todo el mundo estaba cubierto de agua. Bueno, en realidad fue culpa del dios Wisakedjak. Él inundó todo el mundo original que hizo el Creador, que lo suyo le costó. Y es que así son este tipo de dioses en la mitología, los dioses embaucadores: irrumpen y corrompen la vida normal, los patrones y convicciones, las normas establecidas, para luego crear de ahí cosas nuevas. Wisakedjak tendría el día juguetón y decidió sumergirlo todo, y luego se percató de los animales que nadaban en el agua... Así que creó una balsa con árboles para salvarlos. Pero se preocupó un poco por ellos, así que envió a una rata para ver cuánto cubría el agua bajo ellos. Este roedor se sumergió... y nunca más volvió. Luego mando al cuervo a buscar tierra, pero después de volar durante un día entero regresó derrotado. Wisakedjak entonces pensó en el rápido y astuto lobo, a quien dio un trozo de musgo que encontró en la balsa de madera construida de árboles. El lobo lo agarró y corrió en círculos alrededor de la balsa con aquella bola de musgo en la boca hasta que la bola empezó a crecer y a crecer, y a formar tierra. Continuó extendiéndose por la balsa y siguió creciendo hasta crear nada más y nada menos que el mundo. Tu mundo.

Así continua la historia, narrada en 1911 y recogida por el etnógrafo y arqueólogo Alanson Skinner:

"Lobo continuó corriendo durante una semana mientras la tierra seguía creciendo. Siguió creciendo durante dos semanas. Al final de este tiempo, Lobo había triunfado tanto que nunca regresó. Dado que la tierra está construida sobre agua, esto explica la existencia de manantiales subterráneos.
Cuando Lobo llevaba una semana fuera y aún no había regresado, Wiságatchak dijo a los otros animales: "Bueno, el terreno ahora debe ser lo suficientemente grande para que podamos vivir en él".


Así honra el pueblo cree al musgo, porque fue gracias a su propagación que existe la tierra tal y como es. Pero también se honra al lobo, el que dio forma a la tierra, salvando así a las demás criaturas y a él mismo. Los nativos americanos han reconocido desde siempre el papel que desempeña el lobo en la protección de la salud de otras especies y a su familia. Son los médicos de la tierra, dicen, mantienen a todos los seres fuertes y saludables.

Así que volvemos al mundo de estas briofitas, es decir, de las plantas que no tienen ni raíces, ni tallos, ni hojas, pero sí mucha dignidad. En el libro "Reserva de musgo, una historia natural y cultural de los musgos" de la editorial Capitán Swing, Robin Wall Kimmerer nos cuenta que el musgo es "el primer paso en la evolución hacia una existencia terrestre, a medio camino entre algas y plantas vasculares." Y ahora pueden sobrevivir incluso en un desierto. Pero no pueden crecer ni hacer la fotosíntesis ni reproducirse sin agua. Así recuerdan siempre esos estanques primigenios de dónde vinieron sus ancestros.

Y la historia científica nos dice que, "antes de que el mundo fuera verde, la vida solo existía en el agua. En las bahías, poco profundas, las olas rompían contra una orilla vacía. En el continente achicharrado por el sol no había árboles que dieran un poco de sombra. Esa primera atmósfera carecía de ozono y el sol golpeaba la tierra con toda su intensidad, una lluvia mortal de radiación ultravioleta que dañaba el ADN de toda criatura que se aventurara por la orilla.

Sin embargo, en el mar y en los estanques interiores donde el agua filtraba los rayos ultravioletas, las algas se afanaban en alterar el curso de la historia evolutiva. De los mechones de algas salían burbujas de oxígeno, el gas resultante de la fotosíntesis que, molécula a molécula, se acumulaba en la atmósfera.

El oxígeno, una presencia nueva, reaccionó con la intensa luz solar en la estratosfera para producir la capa de ozono que terminaría por proteger a toda la vida terrestre.

Solo en ese momento las condiciones en la superficie de la tierra permitieron que la vida emergiera del agua."

Y fue entonces cuando se hizo la mudanza, de la mar a la tierra, ya ahora más segura.

Además de los
musgos, también fueron oportunistas los helechos y los

líquenes. Capaces de aferrarse a un suelo pobre nutrientes, sus esporas germinan donde otras no pueden. Son capaces de buscar nuevos bienes inmuebles en cualquier paisaje devastado. Saben sacar beneficios donde otros sufren. Pero, al contrario que en el lucrativo negocio de los bienes inmuebles del capitalismo, estas especies pioneras no solo modifican el entorno, también hacen el mundo mucho más habitable para otras vidas, para otras plantas, para otros animales, incluido tú. Porque apuntalan el entorno formando suelos más fértiles, y crean las condiciones en las que otras especies menos adaptables pueden prosperar. De hecho, los musgos facilitan el desarrollo de los árboles. Como si de una gran e imponente nave se tratara, a los troncos caídos y recubiertos de musgo se conocen habitualmente como «troncos nodriza». De ellos, crecen robustos otros árboles.

A Robin Wall Kimmerer le gusta imaginarse cómo se produjo la migración de esa existencia acuática a los rigores de la tierra.

"Tal vez... tal vez los estanques se secaron, dejando las algas varadas en el fondo como peces fuera del agua.

O tal vez las algas colonizaron las grietas en sombra de las orillas rocosas."


Sea como fuere, las primeras plantas terrestres emergieron del agua para tratar de sobrevivir en tierra. Los briófitos aparecieron por primera vez en el registro fósil durante el período Devónico, hace aproximadamente 370 millones de años. Y fueron cubriendo la tierra.
Y así mismo se conocen a los musgos en los idiomas nativos de esa botánica potawatomi. En los idiomas anishinaabe, musgo se dice aasaakamig y aasaakamek, que tienen el significado de "aquellos que cubren la tierra."

Así que tenemos que los musgos fueron las primeras plantas que colonizaron la tierra. Y no solo eso, además allanaron el camino al resto de criaturas. Wall Kimmerer cuenta en este libro que "Muchos entomólogos consideran que las fases más tempranas de la evolución de los insectos tuvieron lugar en las matas de musgo. La humedad que les ofrecían constituía un entorno de transición entre la vida acuática primitiva y los organismos terrestres más avanzados."
Por eso, si te fijas bien, son muchos los insectos que rondan por los musgos.

No solo sostiene a muchos insectos. Hay seres que están profundamente imbricados a los musgos, a los que tratan mil veces mejor que nosotros, por cierto. Porque lo hemos hecho los humanos a los osos de agua o tardígrados es un auténtico infierno. A estos microorganismos les hemos hecho sufrir hirviéndolos, en una explosión nuclear, y hasta en el espacio. Todo para ver lo que aguantan. Y sí, claro que aguantaron. Lo llevan haciendo durante toda su existencia con los musgos.

 


Si la resiliencia del musgo es impresionante, la de los tardígrados no lo es menos. La botánica escribe: "La vida del oso de agua es inseparable de los musgos en los que vive. Por la manera en que se entrometen en el follaje y avanzan torpemente con sus ocho patas robustas, los osos de agua guardan un parecido sorprendente a un oso polar diminuto. De cintura baja, con la cabeza redonda y el cuerpo traslúcido de un tono blanco perla, el oso de agua clava sus largas garras negras en los tallos de musgo. En lugar de una mandíbula llena de dientes, posee piezas bucales absorbentes. Se alimenta agujereando una célula de musgo con un estilete, como una aguja hipodérmica, y sorbiendo su contenido."

No sé porqué, los seres humanos levantamos los hombros cuando cae la lluvia sobre nosotros.¿Alguien lo sabe? En días de lluvia, nos encogemos, realentizamos nuestras rutinas, caminamos como si lleváramos peso encima de nuestras cabezas y solo queremos llegar a nuestro agujero hobbit. A los musgos y a los osos de agua, les pasa lo contrario: cuando no hay lluvia, se encogen, se secan, realentizan su metabolismo hasta niveles que todavía nos resultan misteriosos.

Cuando no hay lluvia, en las sequías, los musgos y los osos de agua se preparan de manera espectacular, casi como si estuviesen entre la vida y la muerte:

"En el proceso de la desecación, ni los musgos ni los osos de agua se ven dañados. Se encuentran en un estado de animación suspendida, en el que pueden tolerar cualquier extremo de temperatura u otras presiones ambientales."

"Las hojas del musgo se enrollan y contorsionan cuando el agua se evapora, quedándose secas y crujientes. Los osos de agua también se encogen al deshidratarse, reduciendo su tamaño a un octavo de lo que era, formando miniaturas de sí mismos en forma de barril, que se conocen como «toneles». El metabolismo se limita casi por completo, de modo que el tonel puede sobrevivir en ese estado durante años. Los vientos secos se llevan a los toneles como motas de polvo, dispersándolos hasta nuevas matas de musgo, mucho más lejos de lo que sus pequeñas patas podrían haberlos llevado."

"Cuando se secan, todos sus signos vitales desaparecen: no hay movimiento, ni intercambio de gases, ni metabolismo. Entran en un estado conocido como anabiosis, o falta de vida. Sin embargo, en el momento en que el agua regresa, la vida se renueva de inmediato."

Reviven con una gota de agua.

"Cuando hay agua disponible, por el rocío o la tan esperada lluvia, los osos de agua y los musgos se empapan y se hinchan hasta recuperar su tamaño y su forma normales. En veinte minutos, el musgo y el oso de agua, en perfecta sincronía, retoman sus actividades habituales."

"Los musgos pueden perder hasta el 98 por ciento de su humedad y sobrevivir. Hay musgos que han revivido con un chapuzón en una placa de Petri tras cuarenta años de deshidratación en un herbario mohoso."

"El proceso que permite que estas criaturas merodeen en la frontera entre la vida y la muerte sigue siendo un profundo misterio que los musgos no dejan de llevar a cabo bajo nuestros pies."

Al fin y al cabo, nos recuerda la botánica, fueron las pioneras en salir del agua y vivir en un mundo demasiado hostil, y esto hace pensar que si el planeta vuelve a ser hostil, serán las que sigan aquí, resistiendo.

Sí, sobreviven a explosiones nucleares. Pero ni los osos de agua ni los musgos pueden crecer sin agua, sin su origen.

Por ejemplo, cuenta la científica: "Para que la alquimia de la fotosíntesis se produzca, los musgos deben estar empapados de humedad. Una fina capa de agua sobre la hoja del musgo es la puerta por la que el dióxido de carbono se disuelve y accede a la hoja, comenzando así la transformación de la luz y el aire en azúcares. Al carecer de raíces, no puede acceder a las reservas de agua de la tierra, por lo que su supervivencia depende de la lluvia. Es por eso que los musgos abundan más allí donde hay humedad constante, como las zonas rociadas por el agua de una cascada o los acantilados de los que brotan manantiales."

Y por eso, forman colonias, para la retención hídrica:
Como una esponja, "las hojas entrelazadas crea una red porosa de hojas y espacios vacíos que guarda el agua. Cuanto más densa sea la red, mayor será su capacidad para retener agua."

Así, se convierte en
una alfombra más elaborada que cualquier otro tejido sobre la faz de la tierra, hecho de sol y tierra.


También en su reproducción sexual dependen del agua, porque funciona gracias a hilillos de agua entre macho y hembra. Ellos podrían decir que lo que les une, es todo un acueducto.

Robin Wall Kimmerer lo explica de manera simple y bella: "El espermatozoide
tiene que nadar por una película continua de agua para llegar al óvulo. El racimo de hojas puede capturar el agua de la lluvia y del rocío, y los espacios capilares entre las hojas conducirán el agua de una planta a otra, como un acueducto transparente que une al macho y a la hembra. Si esta película de agua se rompe por cualquier motivo, la barrera que impide que el espermatozoide llegue al óvulo resultará infranqueable. Los óvulos solo pueden fecundarse cuando el musgo esté cubierto de agua de lluvia, rocío o la espuma de una cascada para conducir el espermatozoide. En un año seco, lo más probable es que la reproducción fracase."


Así crecen los esporofitos o esporangios, que si te fijas bien, son esos filamentos altos y alargados que sobresalen de la alfombra de musgo y tienen arriba una pequeña cápsula, como una cofia.

Bueno, pero si esta reproducción por hilillos de agua fracasa, tampoco nos llevemos las manos a la cabeza. Que por algo los musgos todavía continúan alfombrando los bosques.
Tienen más estrategias. Por un lado, tienen de aliados involuntarios, como los lobos, de los que he hablado antes, que los dispersa más lejos. O como la comunidad invertebrada. O incluso tus pies cuando caminas por la ciudad. Para los musgos, nuestro paisaje urbano se asemeja a grandes acantilados.

Hay sexo hasta en Nueva York. Pero ojo, que para los musgos, el sexo no es lo único:
"El sexo no es su única manera de propagarse. Mucho antes del advenimiento de la biotecnología, los musgos ya podían fabricar clones, llenando el entorno de copias genéticamente idénticas de sí mismos. De hecho, la mayoría de las especies de musgo pueden regenerarse por completo a partir de un fragmento pequeño. Una única hoja, rota por accidente, que cayera sobre un suelo húmedo, podría producir una nueva planta".

Y tiene más estrategias, como por ejemplo, evitar la competición. "Las diversas especies pueden coexistir cuando crecen en hábitats propios, no compartidos con las especies hermanas. Es el equivalente briofítico de "Una habitación propia»."

Cómo llegan a su habitación propia, a su hábitat propio, es todo un misterio. Tal y como cuenta Wall Kimmerer:
A lomos de la corriente de aire viajan semillas y esporas, el mismo plancton aéreo en todos los lugares del mundo. "Lo extraordinario no es la biodiversidad, o la riqueza de criaturas que pueblan la Tierra, sino que esta no sea idéntica en todas partes."
"De algún modo, cada espora errante encuentra la forma de llegar a casa."


Este plancton aéreo viaja por todo el mundo sin pasaporte, y en cada lugar del mundo los humanos entendemos a los musgos de diferente manera. Yo estuve buscando sobre la manera en que se dice "musgo" en diferentes idiomas, y me topé con un artículo de una historiadora llamada Nikita Azad, del Punjab, India. Ella cuenta que la palabra para musgo es "kai", pero no solo para musgo y no para todos los musgos. Kai es la palabra en hindi, en la India, para todas plantas que crecen cerca del suelo y resbaladizas: liquen, musgo, mohos, verdín...

Y en cada lugar del mundo, también ha sido diferente el uso el musgo, pero siempre como aislante. Lo raro es lo nuestro, que solo lo pensamos en los belenes y en cestitas de plástico de colores.

El musgo compactado es un maravilloso aislante natural. Los pueblos septentrionales forraban sus botas y manoplas con musgos mullidos, que les proporcionaban una capa más de aislamiento. También acolchaban camas y fabricaban almohadas. Cuando, en un glaciar del Tirol que empezaba a descongelarse, se encontró el cuerpo del famoso «Hombre de Hielo», Ötzi, de más de 5.000 años, sus botas aparecieron forradas de diversas especies de musgo. De hecho, han analizado miles de fragmentos de 75 especies distintas de musgos y plantas hepáticas enterradas junto a la momia.

También se utilizaron los musgos para pañales de un solo uso, toallitas antisépticas, compresas, como relleno en el interior del portabebés, envolviendo a los niños en un nido mullido. Hay musgos que pueden absorber entre veinte y cuarenta veces su peso en agua."Una absorción semejante a la de los Dodot del supermercado, que hizo de esos musgos los primeros pañales de usar y tirar." Algo imprescindible para poder transportar a los bebés a la espalda.
Incluso se usó musgo para limpiar pescado, para quitar toxinas evitando que se reseque.

Y ya que he comenzado con una historia nativa americana, vuelvo con lo que nos recomienda la sabiduría indígena. Wall kimmerer nos advierte que objetos como los prismáticos, las lupas, los microscopios o los telescopios son una maravillosa ayuda, pero nada comparados con la atención, con el tiempo y la paciencia. El ojo solo ve lo que la mente conoce. Wall Kimmerer escribe:

"Nuestra agudeza a escala intermedia es vulgar, pero no tanto por los defectos de los ojos como por la inclinaciones de la mente. ¿Acaso la potencia de nuestras invenciones nos ha llevado a desconfiar del ojo humano? ¿O hemos llegado a menospreciar aquello cuya percepción no requiere el empleo de tecnología, sino tiempo y paciencia? Por sí sola, la atención puede competir con la lente de aumento más potente."

Sabemos cómo funciona el buscador de Google, pero no el buscador de la mente: solo cuando se repite un patrón, el cerebro lo interpreta y recibimos su significado de la mente consciente, y entonces sabemos sabemos lo que estamos viendo.
Pero "las secuencias neuronales que permiten procesar lo que vemos han de entrenarse mediante la experiencia. Las sinapsis se activan y las estrellas aparecen. Lo invisible resulta inmediatamente evidente. Si nos situamos al nivel del musgo, la perspectiva de un humano de metro ochenta caminando por un bosque no es muy distinta a la que se tiene en un vuelo a diez mil metros sobre el continente. Todo un reino natural pasa desapercibido cuando estamos a tanta distancia del suelo, cada día, sin verlo. Los musgos y otros seres vivos de menor tamaño nos invitan a instalarnos durante un tiempo en los límites de la percepción ordinaria. Lo único que nos piden es prestar atención. Mirar de cierta forma permite que un mundo nuevo se nos revele".

¿Y para qué prestar atención y conocer este nuevo mundo? Ella lo explica:

"Conocer la geometría fractal de cada copo de nieve hace que el paisaje invernal resulte aún más asombroso. Conocer los musgos enriquece nuestro conocimiento del mundo."

Y yo añado, que quizás haya que hacer como el lobo, que aún en su carrera para sobrevivir, siempre se para, se para para mirar hacia atrás. 

 



martes, 7 de mayo de 2024

Islas Andamán y sus últimas lenguas: susurros de sueños y cantos.

"Llevo años explicando que la uniformidad mata."

"Las lenguas que no están escritas se consideran "primitivas" y, por tanto, no se les da ninguna importancia en la educación escolar. En ese sentido, las lenguas indígenas en la India no están muriendo, sino que las están asesinando."

Anvita Abbi, lingüista india.

 “Nuestras lenguas no están muriendo, están siendo asesinadas”.

 Yásnaya Elena Aguilar Gil, lingüista mexicana.

 

“¡Sare ukkuburuko!”—¡el mar se ha puesto patas arriba!—gritó Nao Junior.


El nivel del mar estaba tan bajo que se podían ver criaturas de aspecto extraño que normalmente habitaban en la profundidad del océano.
Estamos en las Islas Andamán, en una mañana de diciembre de 2004.
Tras escuchar los gritos, todos corrieron tierra adentro y cuesta arriba. Leyeron la mar como un broker lee la Bolsa. Su conocimiento ancestral los salvó del devastador tsunami que azotó las costas del Océano Índico minutos después. Los científicos calculan que las olas alcanzaron los 24 metros de altura, llegando a los 30, el equivalente a un edificio de 10 plantas.

Comprendieron el mar como comprendían su cuerpo. Bueno, en realidad, entendían todo como comprendían su cuerpo. Corporeizaban el mar, el bosque, sus sentimientos, sus hábitos... Todo partía del cuerpo. Y es que las familia de las lenguas de las islas Andamán tiene un sistema gramatical basadao enteramente en el cuerpo humano. 

El libro de la lingüista Anvita Abbi, Voices from the Lost Horizon, es un intento de preservar los mitos, historias y canciones de la cultura en Andamán desde su primer viaje en diciembre de 2001. Ella escribe:

"El aspecto más duradero de una lengua es su estructura, que puede persistir durante milenios. Mis estudios indican que los granandamanenses estuvieron efectivamente aislados durante miles de años, tiempo durante el cual sus lenguas evolucionaron sin influencia discernible de otras culturas. La investigación genética  corrobora esta opinión y muestra que estos pueblos indígenas descienden de uno de los primeros grupos de humanos modernos que emigraron fuera de África. Siguiendo la costa del subcontinente indio, llegaron al archipiélago de Andamán hace quizás 50.000 años y desde entonces han vivido allí prácticamente aislados. Los principios básicos de sus lenguajes revelan que estos primeros humanos conceptualizaron el mundo a través del cuerpo."

"Esta familia tiene un sistema gramatical basado en el cuerpo humano en todos los niveles estructurales. Un puñado de otras lenguas indígenas, como el papantla totonaco, hablado en México, y el matsés, hablado en Perú y Brasil, también utilizaron términos que se referían a partes del cuerpo para formar palabras. Pero estos términos no se habían transformado en símbolos abstractos ni se extendieron a todas las demás partes del discurso."

"Una vez le pedí a Nao Jr. que me dijera la palabra para “sangre”. Me miró como si fuera una completa tonta y no respondió. Cuando insistí, me dijo: 

- “Dime de dónde viene”. 

Respondí: "De la nada". Irritado, repitió: 

- “¿Dónde lo viste?” 

Ahora tenía que inventar algo, así que dije: "En el dedo". La respuesta llegó rápidamente: 

- “¡Ongtei!”

Y luego recitó varias palabras para referirse a la sangre en diferentes partes del cuerpo. Si la sangre salía de los pies o de las piernas, era otei; la hemorragia interna fue etei; y un coágulo en la piel estaba ertei. Algo tan básico como un sustantivo cambiaba de forma según la ubicación." 

Más ejemplos: 

El prefijo  er- , para “externo”, produce el adjetivo erbungoi, para “hermoso”; el verbo eranye, que significa “reunir”; y el adverbio erchek, o “rápido”. 

El prefijo ong-, la zona de las extremidades, proporcionaba ongcho, “coser”, algo que se hacía con los dedos, así como el adverbio  ongkochil, que significa “apresuradamente”, que generalmente se aplicaba a movimientos que involucraban una mano o un pie. 

También es importante el morfema a-, que se refería a la boca y, más ampliamente, a los orígenes. Contribuyó a los sustantivos aphong, para “boca”; Aka-Jero, para “su lengua Jero” y el adjetivos ajom, para “codicioso”.

En la visión granandamanesa de la naturaleza, la distinción más importante era entre tajio, lo vivo, y eleo, lo no vivo. Las criaturas terrestres (las que no eran de plumas ni con escamas), se dividían entre ishongo, humanos y otros animales, y tong, plantas y árboles.

El tiempo también era relativo, categorizado según acontecimientos naturales como el florecimiento de las flores estacionales, la disponibilidad de miel (como un calendario de la miel), el movimiento del sol y la luna, la dirección de los vientos, de recursos alimentarios y la mejor época para pescar peces o cazar otros animales. Así, cuando florece el loto taulo, es la mejor época para pescar peces phiku y nyuri; y cuando florece el chokhoro taulo, los cerdos están en su punto más gordo y es la mejor época para cazarlos.

Incluso “mañana” y “tarde” dependen de quién los experimentara. Para decir, por ejemplo, "te visitaré mañana", se usaría ngambikhir, para "TU mañana". Pero en la frase “terminaré esto mañana”, la palabra sería  thambikhir, “MI mañana”. El tiempo dependía de la perspectiva de quien estuviera involucrado en el evento.

Anvita Abbi cuenta otra anécdota que le ocurrió con Boa Sr.: mujer octogenaria conocida por ser la última hablante del idioma aka-bo, parte de la familia gran andamanés. No había hablado con nadie en su idioma durante cuatro décadas:

"Una mañana en Strait Island, escuché a Boa Sr. hablando con los pájaros a los que estaba alimentando. Escuché durante bastante tiempo detrás de una puerta y luego salí para preguntarle por qué les hablaba.

“Son los únicos que me entienden”, respondió.

 
Los pájaros, aseguraba, eran sus ancestros.

"No dejes que el idioma se te escape, mantenlo firme”, le dijo Boa Sr.  

"A la irreparable pérdida cultural que supone el final de una cultura se une el drama personal de Boa, pasó los últimos años de su vida sin nadie con quien poder conversar en su lengua materna y sin una persona afín a su cultura con la que poder evocar recuerdos."

Abbi la recuerda riéndose a mandíbula batiente, con muy buen humor, y cantando.

“… las canciones tienen más poder de permanencia que las narraciones en la vida de una lengua. La prueba la vimos en el repertorio verbal de Boa Sr, la mujer de 84 años que resultó ser la única persona que podía recordar algunas canciones”.

Abbi también recopiló los nombres de las aves del lugar, o los ancestros. Como esta preciosa paloma. La paloma de Nicobar se llama "milidu" en las Islas Andamán. Esta palabra se compone de mil, que significa "mover". I, que significa "un objeto". Y diu, un brillo o el sol. Milidu significa "un objeto brillante en movimiento".


Las islas Andamán, Little Andamán y las islas Centinels del Norte han sido el hogar de los milenios a cuatro tribus: el Gran Andamán, Onge, Jarawa y Sentinelese.
En la isla Little Andaman, en la Bahía de Bengala, viven los ongee.

 
El antropólogo Vishvajit Pandya hizo trabajo de campo allí.
Para el Ongee, el olor es el principio fundamental. El olor es fuente de identidad personal y razón de vivir en sociedad, un sistema de medicina y un sistema de comunicación; determina los movimientos temporales y espaciales, produce vida y causa muerte. Al controlar el olor, los Ongee controlan su mundo.

Cuando un ongee desea referirse a "mí", se lleva un dedo a la punta de la nariz, el órgano del olfato, porque se cree que los seres vivos están compuestos de olor. La forma más concentrada de olor según los Ongee son los huesos, que se cree que son olores sólidos. Los Ongee dicen así que "los olores están contenidos en todo el mundo, como los tubérculos están contenidos en la tierra".  Se dice que un espíritu interior reside dentro de los huesos de los seres vivos. 


Los ongee consideran que la enfermedad es el resultado de un exceso o una pérdida de olor, según el frío o el calor que tengan en el cuerpo. Los hombres son más susceptibles a los desequilibrios olfativos que las mujeres, ya que la menstruación proporciona a las mujeres un medio natural para regular su peso olfativo.

La preocupación de los Ongees por mantener un estado saludable de equilibrio olfativo se expresa en sus formas de saludo. 

El equivalente de "¿cómo estás?" es 'konyune? ¿onorange-tanka?", "¿cómo está tu nariz?", o literalmente, "¿cuándo/por qué/dónde debe estar la nariz?" 

 

Si uno responde que pesa, se sienta en el regazo del que pregunta y frota la nariz en la mejilla de esa persona. Se supone que este acto ceremonial elimina parte del exceso de olor que está causando la sensación de pesadez. Si la respuesta es que uno se siente ligero, el solicitante sopla en la mano como una forma de "infundir" olor y peso. Estos dos actos de frotarse la nariz y soplar la mano son descritos como e "geie kwayabe, intercambiar olores, de uno a otro.

Explican la muerte como la pérdida del olor personal. Matan a los animales que cazan dejando salir todo su olor y ellos mismos son cazados por espíritus, llamados tomya, que los matan absorbiendo sus olores.

"Cazar" en el idioma Ongee se expresa como gitekwatebe, que significa "liberar el olor provocando un flujo de muerte". La palabra para cazador, a su vez, es gayekwabe, "aquel que tiene su olfato fuertemente atado".

Explican la naturaleza diciendo que "nunca es posible inhalar y exhalar al mismo tiempo". Sin este proceso continuo de intercambio, la vida estaría quieta y sin vida. Como dicen los Ongee: "Tenemos que dar y recibir".

El crecimiento se conceptualiza en términos de desarrollo olfativo. La palabra Ongee para crecimiento, genekula, significa proceso de olfato.

Vivir en comunidad unifica el olor de los individuos y reduce las posibilidades de que los espíritus hambrientos los huelan. Cuando se mueven en grupo de un lugar a otro, por ejemplo, tienen cuidado de seguir las huellas de la persona que va delante, ya que se cree que esto confunde los olores personales y dificulta que un espíritu localice a un individuo.
También filtran su olor mediante el uso de humo. Cuando se viaja en fila india, la persona que va a la cabeza del grupo lleva leña encendida para que la estela de humo cubra el olor de todos los que caminan detrás, y mantienen fuegos encendidos en todo momento en sus aldeas y tienen casas sin ventilación y llenas de humo.
Limitan su emisión de olores pintándose con arcilla. Las pinturas de arcilla ayudan a unir los olores al cuerpo, mientras que los diferentes diseños utilizados en la pintura alteran la forma en que el cuerpo libera los olores.

Sobre los sentidos, la unión de oído y vista se expresa en el término gawakobe, que significa hablar de modo que el oyente 've' lo que uno quiere decir y sea capaz de mostrárselo a los demás.

El antropólogo Vishvajit Pandya también escribe sobre lo que los Ongee creen que pasa durante la noche cuando soñamos, y tiene que ver con los olores. La explicación es la siguiente. Durante el sueño, el yo interior abandona el yo exterior (el cuerpo) y recorre la isla para recuperar los pedacitos de ser que la persona ha ido perdiendo durante el día. Estos pedacitos de ser, se manifiestan sobre todo como olores abandonados en arbustos y árboles. A medida que el yo interior recoge estos olores en el sueño, vuelve al cuerpo, recopilando y consolidando recuerdos importantes en una telaraña sobre el "cuerpo externo" dormido, y así mantiene en su lugar todos los olores, sueños y recuerdos para que se utilicen en el futuro, haciendo posible la continuidad de la vida.

Toda la comunidad habla de sus sueños antes de dormir, y de sus experiencias del día que acababa de terminar, especialmente el tiempo que pasaron en el bosque cazando y recolectando comida. Entonces las redes individuales se tejen en una sola red que cubre a toda la comunidad. Porque al hacerlo, negocian el contenido de sus sueños, modificándolo para unirse a lo que cuentan los demás. Una persona podría decir haber soñado con pescar en la playa sur de la isla, otra que fue a recoger nueces en la playa oeste, y es entonces cuando surge un compromiso: ambos íbamos a pescar en nuestros sueños, pero en la playa oeste. ¿Quizás podríamos probarlo mañana?

Pandya cita a un respetado anciano, Teemai: "Hablar de los sueños y cantar sobre el pasado forma una buena telaraña que conecta todo el espacio abierto para atrapar su alimento; es un tejido con todas las líneas bien tejidas. Nosotros, al recordar y soñar, creamos una red para que todos los individuos se beneficien".

"Dejar que una persona termine de soñar, o de dormir hasta tarde, asegura el regreso del cuerpo al interior y facilita que el sueño, o la telaraña, se interconecte con los sueños y las telas de araña de otros Ongees".

En 2011, la población total de Little Andaman era de aproximadamente 19.000 habitantes. Después del tsunami de 2004, el gobierno trasladó a los Onges a las reservas donde estaban alojados en cabañas de madera con techo de asbesto. Ahora, la población Onge solo cuenta con unas 125 personas.

Actualmente, el NITI Aayog, el principal centro de estudios de políticas públicas del gobierno indio, ha promovido desde 2019 un par de megaproyectos de "desarrollo", construcciones de un mega complejo financiero-turista en Little Andaman y Nicobar. Los "estilos de vida tradicionales de los Onges están desfasados con la marcha de la historia", escribieron en un informe.


 
Olores y sueños. Anvita Abbi escribe: "De las aproximadamente 7.000 lenguas que hablan los humanos hoy en día, la mitad quedarán silenciadas a finales de este siglo. La supervivencia en una era de globalización, urbanización y cambio climático obliga a las comunidades indígenas a reemplazar sus formas de vida y lenguas tradicionales por las de la sociedad dominante. Cuando la generación mayor ya no puede enseñar la lengua a los más jóvenes, será una lengua está condenada al fracaso. Y con cada lengua perdida, perdemos una gran cantidad de conocimientos sobre la existencia, la percepción, la naturaleza y la supervivencia humanas."

La diversidad lingüística india está representada por sus lenguas indígenas, habladas principalmente por más de 700 comunidades tribales. Las lenguas en peligro de extinción se encuentran dentro del rico acervo de más de 800 lenguas que nunca fueron escritas. Alrededor de 156 de ellos, hablados por menos de 10.000 personas, pronto serán historia a menos que se corrija urgentemente el rumbo.

Las lenguas no son solo un patrimonio cultural comunitario sobre el conocimiento. También son testigos de las diversas y variadas formas en que las facultades cognitivas humanas perciben el mundo.

Un ejemplo. En idioma Sare, cuyo último hablante llamado Licho murió en abril de 2020, tiene una palabra única, "raupuch". Esta palabra denota a una persona que ha perdido a su hermano.

Pero hay más. Anvita Abbi explica las estructuras lingüísticas conocidas como "expresivas": "que transmiten los cinco sentidos de percepción, sentimientos, emociones, actitudes y cultura de una comunidad. Khasi, el idioma hablado en Meghalaya, tiene 66 expresivos diferentes para indicar la manera de yoid (caminar); 57 para representar diferentes formas de yum (llanto); 38 formas de representar krin (hablar); y 20 para indicar diversas formas de comer."

"Es un vehículo de nuestra cognición, de nuestras experiencias mundanas y nuestro instrumento más importante para dar forma a la estructura cerebral, como lo han demostrado los neurólogos, para el desarrollo de las capacidades cognitivas y del pensamiento creativo. Llevo años explicando que la uniformidad mata."

"Estas lenguas han perdido vitalidad debido al sometimiento de sus hablantes, el cambio en la ecología lingüística, la hegemonía de las lenguas modernas, el desprecio por la tradición oral, etc. Las lenguas que no están escritas se consideran "primitivas" y, por tanto, no se les da ninguna importancia en la educación escolar. En ese sentido, las lenguas indígenas en la India no están muriendo, sino que las están asesinando."
Este asesinato es una larga historia. En 1858, los británicos establecieron una colonia penal en las Islas Andamán. La llegada de los británicos provocó una deforestación y destrucción a gran escala de los recursos. Los isleños resistieron ferozmente a los colonos. Blandiendo flechas, hachas y cuchillos, se enfrentaron al imperio más grande del mundo en la batalla de Aberdeen (1859). Además, fueron traicionados por Tewari, un exconvicto acogido por la comunidad, y los británicos ya estaban preparados. La colonia penal prosperó y con ella se produjo la extinción masiva de los habitantes originales. Las enfermedades y epidemias despoblaron críticamente a los granandamaneses, reduciendo su número a 90 en 1931.

Las islas fueron invadidas por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra, las islas volvieron brevemente a estar bajo control británico. Con la independencia de la India en 1947, pasaron a ser uno de los 6 territorios del país.

Apenas dos años después de la Independencia, los nativos fueron reubicados en la pequeña isla Bluff y sus tierras fueron apropiadas para el reasentamiento de refugiados. La comunidad disminuyó aún más, alcanzando su nivel más bajo de 19 en 1961. Los isleños fueron reubicados nuevamente en 1969, esta vez a Strait Island.

Anvita Abbi descubrió que el idioma actual de los isleños (que eran únicamente 8 personas) es una mezcla de cuatro idiomas (jeru, bo, sare y khora), todos de los grupos del norte. Las lenguas habladas en el sur y el centro de Gran Andamán hace tiempo que murieron con sus hablantes. Llamó al idioma de los indígenas supervivientes el actual gran andamanese (PGA).

El archipiélago de Andamán también tiene un nombre en su lengua: Marakele. Significa "nuestra tierra".


Fuentes:
 
Edith Mirante. The Wind In The Bamboo: A Journey in Search of Asia's 'Negrito' Indigenous People

https://www.scientificamerican.com/article/this-ancient-language-has-the-only-grammar-based-entirely-on-the-human-body/

https://languagelog.ldc.upenn.edu/nll/?p=60726&utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter&utm_campaign=corporeal-grammar
https://frontline.thehindu.com/arts-and-culture/interview-anvita-abbi-indigenous-languages-being-killed/article66508043.ece

Forest smells and spider webs: Ritualized dream interpretation among Andaman Islanders. Pandya, V. (2004)
Above the Forest: A Study of Andamanese Ethnoanemology, Cosmology, and the Power of Ritual : Pandya, Vishwajit
 
https://www.himalmag.com/politics/niti-aayog-mega-projects-threaten-to-devastate-andaman-nicobar-islands
 
https://www-thehindu-com.translate.goog/society/history-and-culture/a-battle-and-a-betrayal/article19472513.ece?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc
 
https://www-thehindu-com.translate.goog/books/the-children-of-phertajido-ajay-saini-reviews-voices-from-the-lost-horizon-by-anvita-abbi/article36509896.ece?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc
 
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lunes, 15 de abril de 2024

Sherpas: la mirada humana en los tejados del mundo

"Luego agregué "Blah", con una pequeña sonrisa, porque sabía que esa choza y esa montaña entenderían lo que eso significaba, y me di la vuelta y seguí por el sendero de regreso a este mundo."
Jack Kerouac (Los vagabundos del Dharma, 1958)

 

"Rescate extremo en el Everest" rezaban algunos titulares que dieron la vuelta al mundo. El sherpa Gelje Sherpa (@gelje_sherpa_) rescata a un cliente a 8.300 metros, en la ‘zona de la muerte’ y lo carga a su espalda hasta el Campo 4. Y cada kilo en altitud parecen 5.

Refiriéndose a lugares por encima de 7.500 metros, el médico suizo Edouard Wyss-Dunant afirmó en 1953: «Aquí, sólo es posible adaptarse durante un tiempo limitado, ya que no se compensa todo el gasto de energía durante el tiempo de reposo». Y decidió bautizar a este inhóspito lugar como la «Zona de la muerte».


Es la otra historia del Himalaya.

 



Xiana Siccardi cuenta que un amigo le aconsejó (que importante valor, la amistad) que no solo es importante tener sueños, sino también actualizarlos.

A los 24, hizo el viaje soñado a Egipto tras superar un cáncer: "Un cáncer muy agresivo. De un año para otro me había convertido en otra persona, que fue el año que duró el tratamiento. ¿Cómo puedo recuperar mi vida si soy otra?"

Quince años después de un año de tratamiento, y tras ahorrar durante meses y entrenarse (con cardio y natación) comenzó una expedición, de unas dos semanas y unos 60 km, hacia el campo base de la montaña más alta del planeta, en el Himalaya. 

"Hima" significa nieve, "alaya" es morada en sánscrito. El Himalaya es la morada de las nieves. La cordillera más alta del planeta, con más de 110 picos de más de 7300 metros.

«En la película Buscando a Nemo, ¡perdón por la referencia!, creo que es el padre de Nemo el que le dice a la madre: ‘No protejas tanto a Nemo para que no le pase nada, que al final vas a conseguir que no le pase nada», cuenta Sicccardi en una entrevista.

Allí arriba, en el tejado del mundo, tras el dolor y el sufrimiento del esfuerzo para seguir adelante, llegaron los aludes de pensamientos y después, como después de una tormenta, la calma mental, la alegría satisfecha.

«Aquí solo entran las personas de buen corazón»
, advierten las placas de los refugios de esas montañas.
 


Ella es periodista. Xiana Siccardi escribió un libro junto con su pareja Lakpa Nuru Sherpa titulado "Sherpas. La otra historia del Himalaya". En él, cuentan que esto del derecho de admisión de las montañas, tiene una explicación. Los sherpas creían en la existencia de valles secretos en los Himalayas, llamados beyul, donde podrían refugiarse en futuros tiempos difíciles. Porque la montaña también es refugio, en Nepal eran beyul los valles de Khenpalung, Rolwaling, Yolmo, Langtang, Nubri y, por supuesto, el valle de Khumbu. Por eso hay normas:
Abstenerse de robar la vida, de enfadarse, de tener celos y envidias, de ofender a otros y de intoxicarse demasiado.

Cada montaña tiene un dios, y en el Everest, según la leyenda, vive una diosa celosa de su montaña. 

“La diosa del Everest tenía nombre, Miyolangsangma, ‘Diosa Otorgadora Inagotable’, según el budismo tibetano. Monta una tigresa dorada y entrega las joyas del budismo a quienes las merecen.

Un lama de un santuario cercano a Namche Bazaar llamado Lama Tenzing Lossang dijo en 2015 tras la gran avalancha que la diosa del Everest “sufre cuando mucha gente se pone sobre ella, y fumar, comer o beber allí no es respetuoso. Es una montaña sagrada, y todos están allí por el dinero, pero el dinero no significa nada para el Everest. Es una diosa muy importante, y si se la trata así, la gente muere”.

“―Oye Lakpa, ¿para ti hay dioses y espíritus en las montañas y en los ríos?

―La gente suele decir que están por todas partes, que hay un dios en cada río, en cada montaña, en los estanques, en las rocas y en los lagos. (…) Yo no sé, sólo digo que mucha gente cree que viven espíritus en ese lago y que allí no se pueden hacer ciertas cosas, que si se molesta a los espíritus hay consecuencias."

“Una caravana de peludos yaks pasó por delante hundiendo las pezuñas en el barro. Un cuervo graznaba como loco desde el tejado de enfrente. Me gustaba que allí todavía se tratara como dioses a los animales en lugar de reducirlos a mascotas, comida o atrezzo. (...) Los sherpas, por su condición de budistas, no mataban ni herían a los animales. Arrebatar una vida estaba considerado uno de los pecados más graves”.

"¡Salta por encima! ¡Qué manía con matar!" Xiana tuvo que saltar las cucarachas que se encontraba en su camino. ¿Por qué tenemos que matarles, si todos los seres tienen todo el derecho de vivir?

“Estábamos ante algunos de los picos más altos de la Tierra. Todas aquellas formidables masas de volúmenes y formas. Desde allí era evidente darse cuenta que los Himalayas no podían ser conquistados. ¿Qué significaba conquistar? ¿Subir a todos los picos? ¿O sólo a los más altos? Por definición, conquistar significaba “ganar, mediante operación de guerra, un territorio, población o posición”; es decir, someter. Se usaba esa expresión porque los primeros expedicionarios fueron militares y las expresiones bélicas –conquistar la cumbre, caídos en la montaña- quedaron asociadas al mundo del alpinismo. Pero la realidad es que era imposible someter a una cordillera, y menos todavía a una bestia como aquella, del mismo modo que, en esencia, no era posible conquistar un río o una flor. Sí se podía, en cambio, destruir un río o una flor en el intento de atraparlos, de someterlos" 

Hay otras maneras: "Ningún sherpa hablaba en términos de conquista, sino de respeto hacia la montaña y gratitud hacia ella”.

Nosotros a las montañas, les respondemos con guerra: contaminación, deforestación, minería... Quebrando su compleja armonía natural, que trae de vuelta todo tipo de desastres naturales: deslizamientos de tierras, inundaciones, enfermedades... Y además, les otorgamos todos los derechos de personas jurídicas a las corporaciones que son las que arrebatan la vida a las montañas.

-Se ve muy claro en el Campo Base del Everest- le contó el sherpa Dawa a Xiana.- Apenas ya queda hielo en el Campo Base del Everest en primavera. Hace cinco o seis años, cuando era primavera, allá por el mes de mayo, llegabas y nunca veías agua bajando del glaciar de Khumbu. Pero ahora por las mismas fechas baja un río muy grande, un río de toda la nieve derretida de las montañas.

No son las únicas miradas humanas en estos lugares. En Nepal conviven más de 100 castas diferentes, cada una con su propio lenguaje, religión y cultura.
Sherpas es una palabra que procede de sharwas, tal como se pronunciaba antiguamente. Sher proviene de shar o shyar, que en tibetano significa "del este"; y pa o wa, que significa "gente". Los sherpas eran, por tanto, la gente del este, los procedentes de la provincia tibetana de Kham.




Tienen por costumbre vivir en familias grande, de 5 ó 10 personas o más. Comen juntos, duermen juntos en la misma habitación y no tienen cuartos privados para descansar.

Xiana Siccardi añade muchas pequeñas observaciones de las costumbres de los sherpas en esta obra, algunas de las cuales son muy prácticas: "Me fijé en que los sherpas caminaban en zig-zag para cansarse menos. Observando a Dawa aprendí a estirar del todo la pierna izquierda cuando subía un escalón con la derecha. Yo acostumbraba a subir en línea recta manteniendo ambas piernas siempre flexionadas, como cuando se suben escaleras, pero de esa otra manera las piernas descansaban mucho más en los trayectos largos y empinados."

"Algo me encantaba de aquel lugar era, por ejemplo, que no tenía la constante hiper sexualización de Occidente. Los nepalíes en general -y los sherpas en particular- eran una sociedad tradicionalmente muy puritana en sus formas, y en la que el reclamo sexual no estaba presente en las relaciones sociales, la moda, la cultura popular, la televisión o la publicidad. Aquello quizá explicaba por qué había tantas mujeres de todas las edades viajando solas por el país."

Lapka Nuru, por su trabajo, ha estado en la cima del Everest hasta tres veces. Trabaja para su familia desde los 14 años. Es el turismo de montaña como porteadores o guías. Un trabajo extremadamente peligroso. A Siccardi le cuentan que un porteador de trekking cobra unos 15€ diarios y un guía unos 20€ por día, propinas aparte. La mayoría de trekkings duran doce o veinte días. Y cuando más trabajo hay es en temporada de turismo, en primavera y otoño.

La familia de Lapka, como la mayoría de locales, vivía de la agricultura. Su casa estaba hecha de piedra, con una pequeña hoguera que calentaba toda la morada. Una casa cercana al pueblo de Khari Khola, a unos 75 kilómetros del Everest, a unos 1.800 metros.

"-Dicen que los sherpas estamos muy bien adaptados a la altitud genéticamente, pero no sé si es cierto.

-¿No lo crees así?

-No sé. Hay cosas que ayudan, como que tenemos los ojos así de finos para ver mejor en la nieve y no sufrir tanta ceguera de montaña."


Lapka Nuru estuvo presente el día después de que Nimsdai hiciese la famosa foto del atasco a pocos metros de la cima, en el 2019. Un atasco que se prolongó y que provocó que el joven alpinista nepalí estuviese al borde de la muerte. Era su tercer ascenso, a su cliente se le acabó el oxígeno y Lakpa le dio el suyo. 


"Me pareció raro la frialdad con la que os tratáis. A veces habláis con un conocido como si fuera un desconocido, es como si no tuvierais confianza en las personas… Avisáis o pedís cita para visitar a un familiar o a un amigo… Nosotros no. Si queremos visitar a nuestra madre o un amigo, vamos y lo visitamos. No le decimos que vamos a ir", cuenta en una entrevista cuando le preguntan por esos choques culturales que surgen en el encuentro con otra cultura humana.

La visita a la montaña, tampoco se avisa. Quizás es que está dentro, naciendo.

Así lo narra Siccardi: “En todo caso, de persistir en la idea de la conquista, del Himalaya jamás obtendríamos su grandeza, ni su presencia, ni por supuesto todas las demás cosas hermosas que queríamos arrebatarle, pensando que algún día también serían nuestras. John Muir escribió que uno no va a las montañas, sino que las montañas están dentro de uno, y creo que tenía razón. Desde mi punto de vista, sólo había una manera verdadera de formar parte de todo aquello que era, más que conquistando, dejándonos conquistar”.



Fuentes:
https://ruteon.com/noticias/primero-pasas-un-dolor-fisico-luego-llega-el-dolor-psiquico-despues-una-sensacion-de-calma-increible/?fbclid=IwAR0meVJPUkOzNDjXIl2KMHipM_yRzaPWRRnRMuwyVDosSwVBt5GWhiWINZQ

Nemo: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/yes/2021/01/09/supero-cancer-llego-everest-escribio-libro/0003_202101SY9P14991.htm?fbclid=IwAR3v_xkpUOzhC7nRZfzpOIAt3qQtPjE8CEaMZ-HdfYLkNC1qDzMeGWtzjlw

Sherpas. La otra historia del Himalaya. Xiana Siccardi & Lakpa Nuru Sherpa.