martes, 21 de octubre de 2025

La guerra de los drones y la IA: ¿quién está detrás del drón?

El hecho mismo de la existencia de los drones es algo que oficialmente se niega, por tanto "desconocido", no digamos ya el hecho de que se mate a víctimas inocentes. Una cuestión documentada pero desconocida es que las muertes con drones son para gran parte del mundo, como lo eran también para los EE.UU. hasta el 11-S, "asesinatos". 

"El fascismo florece en la "ilusión de invulnerabilidad", pensaba Walter Benjamin. (...) así es cómo la estética fascista representó el cuerpo. El supuesto éxito de la guerra tecnológica de los drones sin piloto se basa también en la ilusión de la invulnerabilidad. Es el cuerpo reducido a la coraza del dron teledirigido."

 

Joseba Zulaika. Antropólogo. Muerte desde Las Vegas.


Joseba Zulaika, Doctor en Antropología por la universidad de Princeton, publicó en castellano, en el año 2020: "Muerte desde Las Vegas. La guerra de los drones y la resistencia a la fantasía norteamericana". Ahora los pilotos no se suben a ningún avión. Las operaciones de los pilotos de drones militares norteamericanos matan a miles de kilómetros del frente de guerra, dejando una cantidad ingente de víctimas civiles anónimos.
Se hacen llamar "cazadores" y no se juegan la vida. No existe ninguna interacción humana... 

¿O sí?

Esa forma de caza llevada a cabo por vía satélite desde la base militar aérea de Creech cerca de Las Vegas, hasta las zonas de guerra...  ¿sostiene interacciones humanas? ¿Qué hay del trauma que sufren los pilotos de drones debido a la intimidad visual con la que contemplan las consecuencias fatídicas de sus acciones? ¿Existe fantasía mayor que la retroalimentación mutua entre terrorismo y contraterrorismo? 

En la guerra de drones, matar es un juego, una destreza, un arte. Para empezar, los pilotos de drones no son pilotos reales, sino pseudopilotos; no vuelan sobre territorio enemigo real, ni sufren los riesgos del enfrentamiento bélico, sino que están sentados en una estación de control mirando a una pantalla. Desde allí aprietan una palanca de mando...

Bueno, empecemos por el principio. Que bastante duro es este tema.

 De cuando el terrorismo sustituyó al "peligro del comunismo".

Los misiles Peacekeeper (pacificadores) fueron sustituidos por drones. Y los avistamientos de OVNIs, por terroristas-alienígenas.
 

La CIA y las Fuerzas Aéreas se unieron en el invierno de 2000 (un año antes del 11 de Septiembre) para trabajar en un proyecto sobre drones. El objetivo era armar un dron de reconocimiento Predator con misiles tipo Hellfire. Las primeras pruebas con éxito tuvieron lugar el 21 de febrero de 2001. 


El cambio fue así. 

En la Guerra Fría, existe una disuasión nuclear. Es decir, el Estado de Seguridad está comprometido a asegurar sistemas defensivos para que nunca sean usadas las armas nucleares.

La guerra contra el terror cambia de esta disuasión a la prevención y a la realidad espectral del desorden mundial bajo la amenaza omnipresente del terrorismo. Tal y como escribe el antropólogo Zulaika: la fantasía como caos inconquistable. 

¿Qué hay del piloto de drones?



"El piloto de drones no aborda al enemigo como un ser con sentidos humanos-
cara a cara, hablando, escuchando -sino como un objetivo. (...) La misión eliminar el objetivo con la palanca de mando. No se lo llama "homicidio" o "asesinato", sino targeted killing ("muerte selectiva"). (...) Cuando se trata de un "ataque múltiple", el piloto no ve allí abajo un objetivo individualizado, sino un grupo. Los daños colaterales se asumen como intrínsecos a la guerra: la muerte de hasta 30 civiles por cada combatiente se considera la norma en la guerra de drones.

Las víctimas de los drones son básicamente individuos genéricos, privados de su individualidad y unidos en una identidad biopolítica de grupo, al modo como se mira a los animales salvajes. Ese cambio categórico de individuo a grupo, de miembro a especie, es decisivo a la hora de difuminar la responsabilidad por la muerte de la víctima."

Y como tal, se lo mata.

Zulaika advierte y redunda en el gran cambio básico en la política contraterrorista bajo la administración de Obama: eliminarnos, en lugar de capturarlos. En lugar de trasladarlos a Guantánamo y torturarlos allí, o enjuiciarlos en cada caso. "En lugar de esto, la administración de Obama eligió asesinarlos sin más. La administración de Trump siguió el camino trazado por Obama. La captura conlleva ensuciarse las manos y puede inducir a la domesticación. Los cazadores prefieren la muerte de la presa."

("Primero la sentencia, después el juicio" grita la Reina de Corazones en Alicia en el País de las Maravillas.)

Barack Obama (Premio Nobel de la Paz) fue el único presidente que ordenó en secreto la muerte teledirigida de un ciudadano estadounidense que estaba en una zona de no guerra con EEUU.

"Uno podría decir que un aspecto crítico de semejante legitimidad, como el antropólogo Evans-Pritchard dijo sobre el rol del rey divino entre los Shilluk, es "no tanto gubernamental como sacerdotal"." Explica Zulaika, y zanja: "El soberano, una vez más, es al mismo tiempo sacerdote y asesino."

Al mismo tiempo, en el mundo de los terroristas, que "es una política clandestina, informal, desordenada y ritualizada", también se confía en el "carisma del martirio-revolucionario".

El problema es que "La ausencia de estructuras formales son la causa de que "la guerra contra el terror" sea esencialmente interminable e imposible de ganar."

Además, en esta guerra tampoco hay limitaciones por fronteras. 

 

"Los drones proyeсtаn soberanía porque prueban que el poder imperial tiene derecho a colapsar toda frontera territorial con impunidad. Que el campo de batalla terrorista se halla en todas partes(...) Esta justificación surge del supuesto de que la forma misma de la legalidad internacional puede ser abolida en la lucha contra el terrorismo, dada la naturaleza carente de forma del enemigo -total falta de respeto por la ley, la moralidad o la política- en una guerra sin fin. Así la falta de legalidad terrorista da lugar a su mímesis en la falta de legalidad del Estado."


"Un axioma político en la actual guerra contra el terror" escribe Zulaika, implica que el Estado soberano tiene el derecho de catalogar como "terrorista" a cualquiera, quien a continuación se convierte automáticamente en un individuo fuera de la ley humana -de modo que se le puede matar sin cometer homicidio- o fuera de la ley divina -de modo que su muerte no es un sacrificio válido para la comunidad y por tanto la falta de respeto a su entierro religioso tampoco es un sacrilegio-."

"Obama insistió en aprobar cada nombre nuevo en la creciente 'lista para matar' mirando las biografías de los presuntos terroristas, algo que un oficial denominó las macabras "cartas de béisbol". Según un informe, de las 3.000 personas asesinadas con drones hasta junio de 2011, la CIA sabía los nombres de tan solo 125 y consideraba que únicamente 35 de ellos eran "objetivos de alto valor. ¿Pero por qué un cazador necesita saber los nombres de las presas salvajes que va a matar? Solo los animales domésticos tienen nombres."

La base está en la noción de signature strike (que podríamos traducir como "ataque distintivo"): es decir, cuando se considera combatiente a toda persona que lleve una conducta "distinta", determinado modo de vida o que viva en zonas geográficas clasificadas como hostiles o sospechosas, sin más culpa que esa asociación. Quién es "terrorista" para las fuentes occidentales a base de aplicar la noción de "ataque distintivo" no lo es en absoluto para los nativos que viven de acuerdo a los modos de vida en esos territorios."

Ataque distintivo es un eufemismo, esa expresión que suaviza o reemplaza a otra que se considera dura, desagradable o malsonante.

Pero el poder del eufemismo es elemento constitutivo fundacional del discurso contraterrorista y por tanto clave también para la guerra de drones.

(La cuestión es -replica Humpty Dumpty, en Alicia a través del espejo- quién es el que manda, y se acabó.) 

Lanzar bombas es "acción militar cinética". La "tortura" es una "técnicas de interrogatorio mejoradas". Se llama a la "contienda armada" para tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles sobre el terreno. 
 

¿Cómo convertir a un adolescente en cazador-asesino? 

Los drones se llaman Halcón, Predators (depredador), Reapers (segador). Los objetivos son "bug splat": aplastar al bicho. O "target": objetivos.


Zulaika cuenta que el piloto de drones Martin se identificaba como un halcón. Con radares de alta resolución y sensores de largo alcance, proporcionan vigilancia sobre un territorio de 64 mil kilómetros cuadrados al día. Pero luego, el piloto se preguntará: ¿la víctima que mató con un misil, era un terrorista o era un civil en el sitio equivocado? "Estamos salvando vidas", le dicen. Los drones tienen ojos, y son los suyos, y los de mucha gente más como él que están tras los drones, asesorando y monitoreando. 

Los dilemas morales son muy diferentes a los que surgían antes. "Los valores militares tradicionales, como el coraje y el honor, son ideas obsoletas, casi una burla en la guerra de drones, que es más como el juego de disparar al pez en una pecera, que una guerra verdadera." El problema es la disonancia, la incapacidad para saber con certeza quiénes son los objetivos.

"La distancia debería proteger al piloto de los efectos traumáticos de la "trampa 22" que supone la experiencia del soldado en el frente de batalla (si no mato yo al enemigo, el enemigo me matará a mi). Pero este "ojo en el cielo" del halcón también permite al piloto tener una vista íntima de las vidas a las que va a eliminar sobre el terreno. Aprieta el botón en Creech y a los dieciséis segundos el misil Hellfire da en el blanco en Afganistán (...)"
 

Nada es más difícil que mirar a otro ser humano a los ojos y matarlo cara a cara. En general, el hecho de que los soldados muy a menudo se niegan a disparar, es ampliamente aceptada.  "Es una simple realidad de la guerra que cuanta mayor sea la distancia es más fácil matar. (...) Las distintas formas de obtener distancia -desde el espacio, tiempo, sistemas de armas, diferenciaciones categóricas- son estrategias para evitar el impacto traumático del tabú de matar."

Sin embargo, en la guerra de drones, desaparece esta asimetría. La nueva guerra no asume riesgos ni bajas para todos los involucrados. Resulta ser guerra para unos, pero una especie de encuentro de Nintendo sin riesgos reales para otros.
Este tipo de guerras asimétricas no es algo nuevo. Escribe Zulaika que "en la era post-Vietnam un objetivo primordial del ejército norteamericano ha sido la de no exponer a los soldados al peligro del combate, conocida como la Doctrina Powell, consiste en aplicar una fuerza militar abrumadora y obtener una victoria rápida con mínimas bajas." Los drones van más allá y traen una guerra sin bajas.

Pero existe un contrapunto paradójico: el piloto cazador lejano ve de hecho con sus propios ojos la imagen entera y continua de su víctima, involucrada en su vida diaria social y familiar. Todo al detalle, como un voyeur que les sigue durante días. Por muy lejano que esté, gracias a las tecnologías de vigilancia, no podría estar visualmente más cerca de sus víctimas. El blanco lejano se convierte en una muerte close-up. Es esta intimidad la que resulta tan peligrosa para el piloto. Esta es la génesis de su disonancia cognitiva, de su colapso, de los problemas traumáticos.

Detrás de un dron hay un equipo de personas que operan desde tierra a miles de

kilómetros. Los analistas de inteligencia procesan la información que recopila, como imágenes de reconocimiento. Deben discernir si lo que ven es un perro o un civil, y si una persona es menor o mayor de edad, para después volver a casa sin dudas ni remordimientos. Zulaika cuenta como una mujer analista contaba cómo, después del disparo, vio a un niño acercarse a una víctima para luego intentar unir sus miembros mutilados. Atacar a las personas que socorren a las víctimas o que intentan recuperar los cadáveres para darles entierro es un crimen de guerra, pero muy común en la guerra de drones. También es muy común que los trabajadores del equipo detrás de un dron sean jóvenes que desean ver disminuir sus deudas por el pago de sus estudios en las universidad.  

Es el trabajo fantasma.

Por ejemplo, los que limpian Internet. “Seguro que hay moderadores de contenidos que no han padecido problemas de salud mental relacionados con su trabajo, pero yo no he conocido a ninguno”, afirma Milagros Miceli, una socióloga e informática que lleva seis años investigando el sector de la moderación de contenidos.

El software llamado "Inteligencia Artificial" depende de un trabajo infravalorado de millones de personas". "En las nuevas guerras pelearán los robots", advierte Zulaika. Es una fantasía en la que se intenta evitar la responsabilidad de la guerra. Hay unas cuarenta naciones que disponen de drones militares actualmente.


Fuentes:

Muerte desde Las Vegas: La guerra de drones y la resistencia a la fantasía norteamericana. Joseba Zulaika.

lunes, 8 de septiembre de 2025

La transición energética, la ideología del consumo y el Sol.

 

"Para no aumentar la entropía, y esta es la primera lección de humildad, hay que cultivar la parsimonia. Hacer las cosas lentamente, pero hacerlas bien. Es a través de una sucesión de procesos cuasiestáticos cuando aumenta menos, o nada, la entropía. La entropía es amiga de la velocidad. La vida es amiga de la contemplación. Y esa debe ser la filosofía con la que repensemos todos los procesos industriales. Ser lentos, acoplarse a los ritmos de la naturaleza, a los del planeta." 

Antonio Turiel, físico.

"En 20 años hemos extraído lo mismo o más que lo que hemos extraído en toda la historia de la humanidad. Esto no se sujeta por ninguna parte."

Alicia Valero, ingeniera química.

"La transición justifica la resignación climática. En la década de 1990, acompañó a la procrastinación general, y continúa haciéndolo."

Jean-Baptiste Fressoz, historiador.

"Tiene todo el sentido hablar del "consumo" de combustibles fósiles."

David Graeber, antropólogo. 

 


"Los seres vivos somos el paradigma de la lucha contra la entropía, porque para nosotros la entropía es literalmente la muerte, dejar de funcionar y de existir" explica Turiel. 

"En los ecosistemas terrestres todos los materiales se reciclan con tasas cercanas al 99%, mientras se aprovecha la energía constante del Sol (mientras siga brillando en nuestro cielo) para mover todos los ciclos naturales que mantienen la integridad y la funcionalidad de los ecosistemas."

O así fue hasta que apareció la especie humana. Los primeros humanos vivían más o menos en equilibrio con los ecosistemas en los que habitaban, cazando y recolectando, pero en un momento dado dieron el primer salto tecnológico cualitativo y empezaron a cultivar y a tener ganado: fue la Revolución neolítica. En algunos lugares, los humanos causaron tales desequilibrios que los ecosistemas colapsaron, y con ellos las civilizaciones humanas que de ellos dependían (decía Honoré de Balzac: «Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las suceden»). Pero en otros lugares las civilizaciones humanas que se desarrollaron fueron capaces de alcanzar un estado de más o menos equilibro con su entorno, con algún que otro sobresalto por extralimitaciones regionales de la capacidad de carga."




"Como quiera que es evidente que el mercado natural no es capaz de funcionar
como dicen los libros de texto que funciona un mercado libre (porque no lo es), es frecuente aludir al concepto de «fallos de mercado» [Medema, 2004]: situaciones reales en las cuales el mercado no funciona de forma eficiente. De hecho, el mayor problema con los «fallos del mercado» es que son tantos y tan abundantes que uno debe legítimamente cuestionarse si no son más la norma que la excepción, y que en realidad la teoría económica neoliberal está siendo refutada por la experiencia. La única propiedad que el mercado natural sí que verifica es la de ser autorregulado, pero conviene desmitificar este concepto ya que, per se, la autorregulación no es necesariamente algo positivo: por ejemplo, en ecología, cuando se produce una proliferación de un organismo por un exceso de recursos (la marabunta, las plagas de langosta), al final la población se ajusta por un proceso de autorregulación, la mortandad masiva, que no parecería el más deseable si estuviéramos hablando de una población humana.

El otro gran pilar conceptual de la ideología neoliberal es la necesidad del crecimiento. Esto es así porque en teoría la mejor manera de utilizar el capital es tenerlo."

El crecimiento como un constante extraer y acumular un constante flujo de beneficio. El objetivo de fuerza no trata de satisfacer las necesidades humanas ni mejorar la sociedad. La idea de crecimiento suena bien, suena hasta a natural. Pero en la naturaleza, los organismos crecen hasta un punto de madurez para luego mantener un estado de equilibrio saludable. Una homoestasis. Excepto en el caso del cáncer...

 

¿Transición energética?

 

"Aunque las energías alternativas tienen un aspecto muy positivo, ya que reducen las emisiones de CO2, también implican el sacrificio de terrenos que podrían ser esenciales para la agricultura, además que dependen de una serie de materias primas que son muy escasas y están controladas por pocos países" explica Alicia Valero, ingeniera química. "Un vehículo eléctrico prácticamente tiene toda la tabla periódica en sus piezas. (...) Hay que cambiar el modo de consumir, algo muy difícil."

"La energía solar es la fuente energética más grande que tenemos en este planeta. Cada segundo nos llega una cantidad de radiación inmensa que podemos utilizar para muchísimos efectos útiles y para regenerar aquello que se ha degradado. Pero el sol no regenera la geosfera, al menos no al ritmo al que lo hace con la biosfera." 

"En los últimos 20 años hemos consumido tanto cobre como lo extraído desde el 1900. No nos quedaremos sin cobre o sin ninguna materia prima. El problema es nuestra vulnerabilidad. La concentración de cobre va disminuyendo hasta que a la empresa minera que lo explota no le saldrá a cuenta. Extraerlo va a costar exponencialmente más energía y no tenemos la capacidad ni los medios técnicos ni económicos para volver a concentrarlo.  

"Hay que ir hacia las energías renovables, por supuesto. Pero lo que hay que replantearse es si realmente podemos seguir con este modelo de crecimiento ilimitado." 

El historiador de la ciencia Jean-Baptiste Fressoz advierte que "El imperativo climático no exige una nueva transición energética, sino que nos exige realizar voluntariamente una enorme autoamputación energética: eliminar la cuota de energía mundial —más de tres cuartas partes— procedente de combustibles fósiles en cuatro décadas."



"Debemos afrontar el hecho de que nunca ha habido una transición energética que abandone la madera. Ni en el siglo XIX ni en el XX, ni en los países pobres ni en los ricos. La triplicación de la dendroenergía en los países ricos durante el siglo XX, el auge del carbón vegetal en África desde 1960, la triplicación del carbón a nivel mundial desde 1980, el crecimiento continuo del mercado petrolero año tras año a pesar o gracias a las repetidas crisis petroleras —y el hecho crucial de que todos estos fenómenos están interconectados—, todo esto debería habernos llevado, hace tiempo, a abandonar la «transición energética» como herramienta analítica, o a utilizarla con gran cautela como una noción puramente normativa, o incluso francamente utópica.


"La transición es la ideología del capital en el siglo XXI. Gracias a ella, la enfermedad se convierte en la cura, las industrias contaminantes se convierten en industrias verdes en ciernes y la innovación se convierte en nuestro sustento. Gracias a la transición, el capital se encuentra en el lado correcto de la lucha contra el cambio climático. Gracias a la transición, hablamos de trayectorias hacia 2100, coches eléctricos y aviones propulsados por hidrógeno, en lugar de niveles de consumo y distribución de materiales. Las soluciones altamente complejas del futuro nos impiden hacer cosas simples ahora. El poder seductor de la transición es inmenso: todos necesitamos cambios futuros para justificar la procrastinación actual."


Antonio Turiel va más lejos y alega que ni siquiera se está produciendo ninguna transición energética, sino simplemente, una acumulación de todas ellas:


"(...) el año en que una mayor parte de la electricidad generada a nivel mundial fue renovable (30 %), también fue el año en que las emisiones de CO, marcaron máximos históricos (por encima de las 40 gigatoneladas) y se han consumido más combustibles fósiles que nunca. La clave está en que no se está produciendo ninguna transición energética, sino sencillamente una mera acumulación de todos los medios de producción de energía disponible. Nada se sustituye ni se desecha de manera neta: solo se quita lo que llega al final de su vida útil, pero enseguida es reemplazado por sistemas equivalentes. El consumo de todas las fuentes de energía sigue creciendo, y solo veremos una disminución de los combustibles fósiles por su agotamiento geológico, no por una deliberada y planificada sustitución. Por eso el año 2022 vimos una fuerte Crisis Energética, con precios disparados de los combustibles, de la electricidad y del gas, sin que las renovables pudieran hacer nada por evitarlo. La recurrencia de crisis como la de 2022 será inevitable mientras no emprendamos el camino de la verdadera transición energética, que va mucho más allá de un burdo intento de sustituir fuentes de energía no renovables por renovables."

 


¿Qué implica todo esto sobre el uso actual del término "consumo"? 

 

Se preguntó el antropólogo David Graeber. "Tiene todo el sentido hablar del "consumo" de combustibles fósiles."

Además...

También "cualquier producción que no esté destinada al mercado se considera una forma de consumo, lo que tiene el efecto político increíblemente reaccionario de tratar casi toda forma de experiencia no alienada en la que participamos como un regalo de los magnates de la industria."


"Creo que podemos afirmar algo con certeza. En la medida en que la vida social se centra, y siempre se ha centrado, principalmente en la creación mutua de seres humanos, la ideología del consumo ha sido sumamente eficaz para ayudarnos a olvidarlo. Sobre todo, lo hace al sugerir que: 

(a) el deseo humano no se trata esencialmente de relaciones entre personas, sino de relaciones entre individuos y fantasmas; 

(b) nuestra relación principal con otros individuos es una lucha incesante por establecer nuestra soberanía o autonomía, incorporando y destruyendo aspectos del mundo que los rodea; 

(c) por la razón mencionada en c), cualquier relación genuina con otras personas es problemática (el problema del «Otro»); y 

(d) la sociedad puede, por lo tanto, verse como un gigantesco motor de producción y destrucción en el que la única actividad humana significativa es fabricar cosas o participar en actos de destrucción ceremonial para dar paso a más, una visión que, de hecho, deja de lado la mayoría de las cosas que las personas reales hacen y, en la medida en que se traduce en un comportamiento económico real, es obviamente insostenible."

Fuentes:

Antonio Turiel. EL FUTURO DE EUROPA. Cómo decrecer para una reindustrialización urgente.

Alicia Valero, Antonio Valero, Guiomar Calvo: THANATIA. Límite materiales de la transición energética.

 https://alternativaseconomicas.coop/articulo/entrevista/hay-que-frenar-el-aumento-desbocado-del-consumo

Jean-Baptiste Fressoz. SIN TRANSICIÓN. Una nueva historia de la energía. 

David Graeber · THE VERY IDEA OF CONSUMPTION: desire, phantasms, and the aesthetics of destruction in Western society.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Algunas perlas sobre antropología: citas y reflexiones enraizadas para abrir la mente.

"Seguridad tiene muchas acepciones y formas. Hay seguridad en saber que uno tiene una probabilidad más pequeña de recibir un flechazo. Y está la seguridad que proporciona saber que hay gente en el mundo a la que le importará mucho si eso sucede."
David Graeber. El amanecer de todo.

"Los placeres solitarios siempre existirán sin duda, pero para la mayoría de los seres humanos, incluso ahora, las actividades más placenteras casi usualmente involucran compartir algo: música, comida, licor, drogas, chismes, teatro, cama. Por tanto, existe un cierto comunismo de los sentidos en la raíz de la mayoría de las cosas que consideramos divertidas". 

David Graeber. The Human Economy: A Citizen's Guide. (2021)

"El excepcionalismo humano nos ciega. La ciencia ha heredado sus relatos sobre la superioridad humana de las grandes religiones monoteístas. Tales relatos alimentan los supuestos sobre la autonomía humana y dirigen las preguntas hacia el control humano de la naturaleza, por un lado, y hacia el impacto humano sobre la naturaleza, por otro, antes que hacia la interdependencia entre especies. (...) La idea de naturaleza humana le ha sido entregada al conservadurismo social y a la sociobiología (...) para respaldar las ideologías más autárquicas y militaristas. ¿Y si imagináramos una naturaleza humana que cambiase a lo largo de la historia junto con diversas redes de dependencia entre especies? La naturaleza humana es una relación entre especies. Lejos de desafiar la genética, un marco interespecífico para nuestra especie abre posibilidades a trayectorias de investigación tanto biológicas como culturales."
"El potencial radical de la antropología siempre ha sido este: otros mundos son posibles."

Anna Tsing. Vivir en las ruinas.

"La antropología, concebida de forma abstracta como el estudio del ser
humano, es en realidad el estudio de humanos en crisis por humanos en crisis."

Stanley Diamons. La antropología en cuestión.

"En suma, todo individuo es un cosmos de órganos, todo órgano un cosmos de células, toda célula un cosmos de corpúsculos infinitamente pequeños. Y en este complejo mundo, el bienestar del conjunto depende por completo de la suma de bienestares de cada una de las microscópicas partículas de materia organizada."

Piotr Kropotkin. Anarquismo: su filosofía y su ideal.

"Para muchos, la utopía se parece a un enorme supermercado, en el que todo abunda, tanto lo necesario como lo superfluo. (...) Pero hay una gran diferencia entre "abundante" y "suficiente". Ninguna utopía que se base en una distribución equitativa podrá jamás prometer más que lo suficiente. El exceso es una necesidad solo para el capitalismo, el cual se basa en el crecimiento perpetuo y en una radical desigualdad en la prosperidad material."
Úrsula K. Le Guin. Entrevista para "Anarchy".

"Para mí siempre ha sido fundamental distinguir la esperanza del optimismo. El optimismo finge conocer el futuro y que todo estará bien. La esperanza se construye al comprender que el futuro es algo todavía incierto y que, en consecuencia, seguimos teniendo cierto poder para avanzar hacia las mejores posibilidades y alejarnos de las peores. Es decir, la esperanza no proviene de conocer el futuro, sino el pasado, y de comprender que la historia está llena de sorpresas."
Rebecca Solnit. Entrevista en Eldiario.es. 4 de junio de 2025

"El 80% de la biodiversidad terrestre se encuentra en territorios habitados por pueblos indígenas y la enorme mayoría de los 200 lugares con más alta biodiversidad del mundo se encuentran en tierras indígenas.

Entonces la antropología no puede limitarse sólo a explorar cómo la gente de diferentes sociedades podría llegar a representar esto (...) Esta clase de encuentros con otros tipos de seres nos fuerzan a reconocer el hecho de que ver, representar y, tal vez saber, y aun pensar, no son asuntos exclusivamente humanos. (...) También la función social resulta general e inherente al reino animal. Un animal social aislado no revela el fundamento orgánico de la especie, sino que manifiesta carencias neurológicas, fisiológicas o físicas, como tendría un ser humano hipotéticamente sustraído de su ambiente sociocultural al nacer. Por lo tanto, la cultura no es un hecho exclusivamente humano: es por esto que es imposible una separación neta entre naturaleza y cultura."

"Eduardo Kohn afirma que el bosque vive y piensa. Los humanos no somos los únicos que interpretamos el mundo; todos los seres vivos lo hacen. Ellos interpretan y representan continuamente el mundo que los rodea. La vida es semiótica. Los seres vivos son el resultado del proceso evolutivo de adaptación a su ambiente. (...)

Todos los seres vivos piensan. Sus formas son el producto de un pasado acumulativo de las previsiones de aquello que presumiblemente será."

Andrea Staid. Ser naturaleza.


martes, 1 de julio de 2025

El negro no existe, excepto ¡Mi gente!: Zora Neale Hurston

"El Negro no existe. Nuestras vidas son tan diversas, las actitudes internas tan variadas, las apariencias y las capacidades tan diferentes, que no hay una clasificación posible tan católica que nos cubra a todos, excepto ¡Mi Gente! ¡Mi Gente!".
Zora Neale Hurston. Antropóloga.


¡Mi gente! Grita aquel negro educado que sabe comportarse en público y a quien molestan las groserías de ese otro negro vulgar que deja en mal lugar a toda la raza. Zora neale Huraton, como antropóloga, no se deja embaucar. Son la clase y la cultura las responsables del abismo abierto entre estos dos "tipos de negro", y no la capacidad intelectual. 
De hecho, señala, el negro de clase baja supera con creces al de clase alta en habilidad retórica a la hora de un enfrentamiento verbal. Y es que son parte del folclore afroamericano, como "las docenas"-"the dozens"-, у "especificar"-specifyin'.

Neale Hurston tuvo recurrir a la beneficencia hacia el final de sus días para comprar medicamentos.
Falleció en 1960 en la más completa pobreza. Su funeral se pagó con una colecta pública, y fue enterrada en el cementerio segregado de Fort Pierce, Florida. Trece años más tarde, en agosto de 1973, la escritora Alice Walker llegó hasta ese cementerio, abandonado ya, para encontrar su fosa. Fue incapaz. Pero sí colocó una lápida conmemorativa: 

Zora Neale Hurston "Un Genio del Sur" 1901--1960. Novelista, Folclorista, Antropóloga.

Zora Neale Hurston escribe en el texto "¡Mi gente! ¡Mi gente!":

"La "Consciencia de Raza" es una llamada a los negros para que sean conscientes de su color en todo momento. De niña sólo era una expresión para mí. Sabía que debía significar algo profundo. Cuando crecí me dí cuenta de que sólo era una imponente hilera de sílabas, porque a ningún negro en América le es fácil olvidar su raza.

"Solidaridad Racial parecía algo sólido en mi niñez, pero como todos los
demás espejismos, se desvaneció al acercarme
lo suficiente para contemplarlo. Tan pronto como fui capaz de pensar vi que no existe tal cosa como la Solidaridad Racial en América en ningún grupo. Se admite libremente que no existe entre los negros. Nuestros llamados Líderes de la Raza se lamentan de ello."

Así, cuenta una anécdota sobre discursos que arrancaban aplausos explosivos en los centros escolares, en los que narraban los logros de la raza negra:

"La genialidad del negro había inventado el motor de vapor, la desmotadera de algodón, el freno neumático, y muchas otras cosas, pero blancos confabuladores habían visto los inventos del negro y salieron corriendo para ponerlos en práctica antes de que el negro tuviera ocasión de hacer nada. Así pues el hombre blanco recibió crédito por lo que el genio del cerebro negro había producido.

Si no fuera por la envidia y avaricia del hombre blanco, el negro ostentaría su legítimo puesto el del hombre más noble y más grande de la tierra.
El auditorio gritaría con entusiasmo hasta quedarse afónico y se iría a casa sintiéndose bien."

Pero tan pronto como esta oleada motivacional perdía fuerza, la niña que fue escuchaba otro tipo de discurso:

"El negro siempre tie qu'hacer el tonto, sabes. To' lo qu'el mono ve, va y lo hace. El negro ve al blanco hacer algo, y quie' hacer como el blanco, y monta un lío d'impresión." "¡Mi Gente!¡Mi Gente!"

La joven Zora estaba cada vez más confusa. 

"Si era tan honorable y glorioso ser negro, ¿por qué tenía tanto prestigio entre nosotros la gente de piel ámbar? Incluso un niño de primero podía ver que era así por lo que ocurría en la clase o en los programas escolares. Los niños de piel clara eran siempre los ángeles, las hadas y reinas de las obras de la escuela. Cuanto más clara fuera una niña, más fácil, y esperable, sería que consiguiera dinero y prestigio a través de su matrimonio. Así que, durante los años de instituto yo ya me hacía preguntas. ¿Eran los negros los grandes héroes de los que oía hablar desde la plataforma, o eran los monos ridículos de la charla cotidiana? ¿Era de verdad honroso ser negro? Incluso se hablaba de que no servía de nada que los chicos y chicas negros se quemaran las pestañas estudiando una carrera."

Pero llegó el día en que llegó a celebrar estas contradicciones. En que llegó a denunciar el racismo, el sexismo dentro de la sociedad afroamericana, y a la vez, celebrar. A celebrar su folklore, su retórica, la memoria colectiva, la fortaleza para salir de toda las trabas... Y la valentía para unirse como comunidad cuando se trataba de defenderse del enemigo común de la violencia racista, como aquella vez que su padre salió rifle en mano:

"Habían ido a rescatar a un vecino o morir en el intento, y habían vuelto con sus
familias. Así que dieron rienda suelta a sus tripas y se rieron. (...) Los hombres que hablaban de los miembros de su raza como si de monos se tratara habían salido a morir por uno de ellos. Los hombres que estaban siempre diciendo, "Mis hermanos de piel, pero no mis semejantes; mi raza pero no de mi gusto," se habían lanzado a morir por uno de estos mismos despreciables. Se empujaban unos a otros y se reían. Así pude ver que lo que parecía ridiculización era en realidad el negro riéndose un poco de sí mismo.
"

Ese fue el comienzo de su paz.

"Se me hizo la luz cuando me di cuenta de que no tenía que considerar a ningún grupo racial en su conjunto. Dios los hizo uno a uno y esa era la única manera en que yo podía verlos. Aprendí que las pieles no eran la medida de lo que había dentro de la gente. Así que ninguno de los clichés de raza significaba nada ya. Empecé a reírme tanto de los blancos como de los negros que reclamaban bendiciones especiales basados en la raza. (...) No veía ninguna ventaja en excusar mi aspecto diciendo que era mitad india.(...) No me confieso tímidamente culpable de un toque de brocha embreada a mi ascendencia india y blanca. Me podéis considerar la Vieja brocha de Brea en persona si queréis."

Zora Neale Hurston recibió apoyo en sus estudios de antropología y folklore, del antropólogo Franz Boas, un destacado opositor a las ideas del racismo científico que defendían la raza y el comportamiento humano como un concepto biológico. Algo muy popular en aquella época y de la que se mostraba totalmente en contra.

Ya, Zora no creía en que el amor solo se encuentra en las comunidades unidas por una pigmentación de la piel. Tampoco en la pureza de las razas, un discurso que conocía bien:


"Me han dicho que Dios pretendía que todas las llamadas razas del mundo se quedaran como son."

"Puede que incluso Él se haya dado por vencido. Quizás en un momento de desaliento encomendó la tarea a Adolf Hitler y siguió con su oficio de crear más escarabajos."



Dejo aquí otra cita. Es un gustazo leerla. (Zora Neale Hurston, Cómo se siente que me coloreen).

"No estaré mucho tiempo en la sollozante escuela de los negros que sostienen que la naturaleza de alguna manera ha Les he dado un trato sucio y cuyos sentimientos no tienen nada que ver con eso. Incluso en la escaramuza atropellada que es mi vida, he visto que el mundo es para los fuertes, independientemente de un poco de pigmentación más o menos. No, no lloro por el mundo. Estoy demasiado ocupado afilando mi cuchillo para ostras."


 

miércoles, 14 de mayo de 2025

Infraespecies y el ímpetu involutivo: antropología y ecología.

"Desde el punto de vista de la gran variedad cultural de nuestra especie, es fácil adivinar que hay incontables formas de hacer naturalezas o ecologías." Aníbal G. Arregui, antropólogo.

"Un estudio reciente sobre abejas de las orquídeas neotropicales sugiere incluso que estos insectos recolectan químicos volátiles de las flores y "los almacenan" en "bolsas" para "exhibir sus 'perfumes' más tarde" durante los cortejos sexuales." Natasha Myers, antropóloga. Carla Hustak, historiadora. 

"Darwin fue un brillante racista", comienza así el libro del antropólogo Aníbal G. Arregui "Infraespecie. Del fin de la naturaleza al futuro salvaje". 

Y explica que en El origen del hombre (1871), Darwin daba por hecho que las "variedades de humanos no caucásicos", estaban destinadas a la extinción. Hasta que la antropología cultural aseguró que el éxito de los grupos humanos no dependía de su biología, sino de factores históricos, sociales o culturales. 

Pero antes que la idea de raza, estaba la idea de «especie», que resultaba ser la misma lógica jerárquica, selectiva y evolutiva, no solo para explicar el devenir del Homo sapiens, sino también el del resto de las especies.

"Y que hoy continúa con divulgadores científicos, como Pinker o Harari, que siguen sin considerar la diversidad social, cultural o cognitiva de los humanos y siguen divulgando teorías generalizantes y biológicamente redundantes", advierte Arregui.

En el libro "La seta del fin del mundo" (2021), la antropóloga Anna Tsing habla de "relaciones interespecie", "multiespecie». Relaciones que vinculan a los humanos con otros organismos. https://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2021/12/antropologia-mas-alla-de-la-humanidad.html
 
La antropóloga de Juno Salazar Parreñas, en "Producing affect: Transnational volunteerism in a Malaysian orangutan rehabilitation center" estudia cómo se constituye la humanidad a través de encuentros multiespecies y cómo los encuentros afectivos producen subjetividades humanas y no humanas, "tiene consecuencias más allá de aquello que es específico" a los sujetos humanos y no humanos.

Otra antropóloga, Radhika Govindrajan, muestra en su libro "Animal Intimacies" que las relaciones entre humanos y animales tienen en ocasiones un componente íntimo y afectivo similar al que orienta las relaciones entre humanos.
 
Otro libro, "Ímpetu involutivo. Afectos y conversaciones entre plantas, insectos y científicos", de la historiadora Natasha Myers y la antropóloga Carla Hustak, contiene un capítulo llamado "Darwin entre las orquídeas." En él aparece un pequeño párrafo de la carta que Darwin escribió a J. D. Hooker, 19 de junio de 1861:

"He tenido mucha suerte y ahora ya he examinado casi todas las orquídeas británicas, y cuando esté en la playa redactaré un artículo bastante largo sobre los medios de fecundación para Linn. Socy y yo no logramos imaginarnos nada más perfecto que esos diversos y curiosos artilugios."

Y es que, en un lapso de unos veinte años, Charles Darwin produjo seis volúmenes dedicados al estudio de las plantas. Pero fueron las orquídeas las que captaron toda su atención. Para Darwin, eran una prueba de la selección y la adaptación naturales.
 
"Los experimentos de Darwin en la década de 1860 demostraron que las orquídeas pueden alterar activamente sus anatomías respondiendo a los insectos visitantes" para que se "entreguen" a los placeres de la pseudocopulación". Un estudio reciente sobre abejas de las orquídeas neotropicales sugiere incluso que estos insectos recolectan químicos volátiles de las flores y "los almacenan" en "bolsas" para "exhibir sus 'perfumes' más tarde" durante los cortejos sexuales." (Schorkopf, Dirk Louis P., Lukasz Mitko y Thomas Eltz, "Enantioselective Preference and High Antennal Sensitivity for (-)-Ipsdienol in Scent-Collecting Male Orchid Bees, Euglossa cyanura.")

 
 
Las autoras aseguran que "actualmente, reducen las interacciones entre especies a las acciones de "genes egoístas", es decir, reducir el gasto de energía de un organismo mientras maximizan su aptitud reproductiva para la supervivencia de la especie a largo plazo. Estas explicaciones neodarwinistas son endémicas en el campo floreciente conocido como "ecología química". Los investigadores en este campo apuntan a los determinantes químicos que moldean las relaciones ecológicas, para atraer, repeler, y comunicarse.
 
"Si bien se les concede el poder de engañar, estas plantas son representadas de todos modos como actuantes mecánicos." Todo resulta ser "efectos ciegos de una variación genética azarosa sujeta a las fuerzas selectivas que imponen sus polinizadores. Parece que una economía neodarwinista no puede admitir el placer, el juego o la improvisación dentro de o entre las especies."

No puede admitir el juego... y resulta que el juego existe en todo el universo
animal. "El juego es fuente de alegría y una forma de expresar la propia existencia", escribía el antropólogo David Graeber (¿Qué sentido tiene si no podemos divertirnos?) ¿Por qué el gasto de energía debe dirigirse hacia algún objetivo primario como conseguir alimento, asegurar territorio, éxito reproductivo o el dominio...? Los juegos son manifestaciones del disfrute de la vida y del deseo de interactuar con otros, y ejercitar plenamente las capacidades. 

Este ensayo "Ímpetu involutivo", en la misma línea, propone una lectura alternativa de las ecologías planta/insecto.

Y se preguntan: ¿Se podría decir que la vida vegetal y animal no humana, pueda "estar interesada en algo"? "Pues los animales y las plantas tienen, y han inventado, múltiples maneras de estar interesados. Ante todo, estar vivo es estar interesado. Y estar interesado no significa solamente "orientarse", "elegir", "buscar", pues los seres vivos no están simplemente afectados pasivamente por lo que sucede en su medio, sino que buscan activamente ser afectados."
Y si...
"¿Y si lo que el insecto busca cuando se deja atrapar por el encanto de una flor que despide los perfumes más cautivadores fuera eso, dejarse atrapar, desde luego, pero para ser afectado?"

¿De qué se trata la involución?
 
"Si los evolucionistas tienden a fetichizar las lógicas económicas y de adaptación, los involucionistas amplifican otras dimensiones de la vida ecológica. (...) llaman la atención sobre la práctica y las improvisaciones momentáneas de los practicantes multiespecíficos atrapados conjuntamente en ecologías cargadas afectivamente."

"En una mirada involutiva, las plantas son alquimistas que convierten la luz solar y el dióxido de carbono en locuciones volátiles e inventan formas de medios de comunicación atmosféricos dispuestos para la expresión a larga distancia. Son artesanas que fabrican miméticamente anatomías responsivas. Son también sensores agudamente sintonizados cuyos cuerpos pueden registrar la diferencia de temperatura más sutil, el mínimo roce del ala de un insecto que pasa, y que pueden discernir pequeñas diferencias en herbívoro detectando distintas sustancias en su saliva. Sus raíces y rizoma forman una red de conexiones tan compleja como el sistema nervioso de un animal, y se mueven activamente respondiendo a su mundo siempre cambiante."
 
La "capacidad para autotransformarnos y reorientar nuestras ecologías cotidianas en direcciones que la biología, por sí sola, no puede explicar", a esto es a lo que se refiere el antropólogo Ánibal Arregi con el término "Infraespecies." Cuando consideramos a los sujetos o especímenes situados en el tiempo y en el espacio y en relaciones mínimas, dotadas de subjetividad, intencionalidad y autónomas, y no únicamente como "especies".
 
"Después de todo, es en el inframundo de las relaciones íntimas y cotidianas entre especímenes o individuos concretos, y no en el suprauniverso de las categorías taxonómicas y las teorías evolutivas, donde se originan muchos de los procesos que determinan las ecologías del presente."

"Desde el plano infraespecie se hace evidente que los organismos tejemos relaciones mundanas y tentativas con las que, más allá de los esquemas explicativos de las ciencias naturales, hacemos y rehacemos las ecologías que nos rodean."
 
Sin embargo, según el pensamiento evolucionista, existen determinadas especies o razas que se adaptan y están predeterminada biológicamente incluso para dominar. Pero la antropología social y cultural, y sus disciplinas afines, tienen el reto de demostrar que no se trata solo de cómo «nos adaptamos» al entorno, sino cómo lo construimos, de manera íntima, en la cotidianeidad, y cómo coexistimos con otros seres a los que incluso podemos considerarles no desde el qué, sino desde el quién.

En este momento en el que parece que el ser humano está perdiendo el control sobre aquello que le rodea (crisis climática, económica, sanitaria), estos fenómenos y seres salvajes nos enfrentan a una pregunta incómoda, según Arregui: 
 
"¿Existe la posibilidad de que en el futuro debamos coexistir con seres y fenómenos que reivindican su autonomía, que evidencian nuestra vulnerabilidad, y que atestiguan la fragilidad de nuestro intento de dominación y domesticación del entorno?"

Y recuerda que "la relación entre cultura y naturaleza no es la de una oposición entre «lo natural» y «lo artificial» (...) Más bien, la cultura puede entenderse como la forma en que los humanos penetran, reconfiguran y hasta generan la propia naturaleza (...) a partir de sus respectivos marcos culturales."
 

 


martes, 6 de mayo de 2025

Sentido y sensibilidad animal: La inmensidad del mundo.

"Desde entonces, sin embargo, la antropología regresó a los animales a través de nuevas y más interesantes maneras (...). Y así, yo también me encuentro inexorablemente atraído por la temática de nuevo. Lo que ha cambiado es que estamos más preparados para escuchar lo que los indígenas nos están contando sobre los animales, tanto en Sudamérica como en otros lugares, y para tomar lo que dicen tan en serio como tomaríamos los pronunciamientos de cualquier filósofo occidental. No podemos seguir asumiendo que mientras los filósofos tienen sus razones y sus argumentos, los indígenas sólo tienen actitudes y creencias, absorbidas por el resto de su 'cultura"

"Y estudiar con la gente y con los animales -más que hacer estudios de ellos- es investigar las condiciones y posibilidades de la vida tanto para el presente como para el futuro."

Tim Ingold, antropólogo.


En numerosas culturas indígenas, la humanidad no existe en una plataforma elevada desde la que mira por encima del hombro a otras especies. Hay modestia y equidad. Hay aprecio y gratitud por toda la naturaleza, en lugar de la sensación de que la naturaleza existe únicamente para beneficio de la humanidad, para usarla y despilfarrarla como mejor le parezca (o no).

Nadie duda de que el ser humano es especial, único. Al fin y al cabo, somos los únicos (que sepamos) que reflexionamos sobre la evolución, por no hablar de crear sinfonías y rascacielos. Pero eso no es decir mucho: todas las especies son únicas, de lo contrario no serían especies distintas por derecho propio. Cada especie puede hacer cosas con las que los humanos solo sueñan, ya sea volar o sumergirse en las profundidades. Y no solo eso. Hay tantas maneras de percibir tu propio mundo, tu propia casa, que ni siquiera imaginarías...

El naturalista Charles Darwin se escribió a sí mismo una nota: "Nunca uses las palabras superior o inferior". Los simios no aparecieron solo para transformarse en humanos.

Tampoco los reptiles evolucionaron únicamente para dar lugar a los mamíferos, ni los peces a los anfibios. Las ranas son perfectamente felices siendo ranas. Ninguna es una criaturas frustrada a las que se le impide alcanzar "la humanidad".

Una vez, leí en las redes sociales:

"La oreja del gato posee 32 músculos para girarlas y captar sonidos.

Para qué? Para ignorarte..."

"Los expertos en comportamiento animal suelen advertir contra los peligros del

antropomorfismo, la tendencia de atribuir erróneamente emociones o capacidades mentales humanas a otros animales. Sin embargo, tal vez la manifestación más común y menos reconocida de antropomorfismo es la tendencia a olvidar los demás Umwelten, a enmarcar las vidas de los animales en función de nuestros sentidos, no de los suyos", escribe Ed Yong, periodista científico británico nacido en Malasia, en su libro "La inmensidad del mundo".  

 "Umwelten" designa la burbuja sensorial de cada especie animal. Y no solo los sentidos primarios (olfato, gusto, oído, tacto, vista) sino otros a los que ni nos asomamos: ecolocalización, electrolocalización, magnetorecepción, visión ultravioleta...

Advierte que "este sesgo tiene consecuencias. Dañamos a los animales al llenar el mundo con estímulos que abruman o aturden sus sentidos, como las luces costeras, que atraen a las tortugas recién nacidas y las alejan del océano; los ruidos submarinos, que ahogan los cantos de las ballenas, y los paneles de cristal que parecen masas de agua en el sonar de los murciélagos. Malinterpretamos las necesidades de los animales que tenemos más cerca, por ejemplo, al no dejar a los perros, que se orientan por el olor, olisquear sus entornos, imponiéndoles el mundo visual de los humanos. También subestimamos las capacidades de los animales para nuestro propio detrimento, perdiendo así la oportunidad de comprender la auténtica inmensidad y maravilla de la naturaleza, las delicias que, tal como escribió William Blake, nos «encierran en cinco sentidos»."


"¿Cómo sabes si cada ave que surca los cielos
no es un inmenso mundo de alegría,
encerrado por tus cinco sentidos?"

 

Añade, "puede parecer restrictivo porque implica que todas las criaturas estamos atrapadas en la casa de nuestros sentidos, pero para mí, la idea [del Umwelten] es maravillosamente expansiva. Lo que nos explica es que no todo es lo que parece y que todo lo que experimentamos no es más que una versión filtrada de todo lo que podríamos vivir. Nos recuerda que hay luz en la oscuridad, ruido en el silencio, riqueza en la nada. Señala los destellos de lo desconocido en lo que nos resulta familiar, de lo extraordinario en lo cotidiano, de la magnificencia en lo mundano."


Desde la antropología sabemos que también entre los humanos animales hay diversidad.

Los hablantes de jahai y semaq beri (Malasia y Tailandia) pueden identificar con fiabilidad alrededor de una docena de categorías de olores "básicas", cada una de las cuales recibe su propia etiqueta lingüística. Una describe el olor que comparten la gasolina, los excrementos de los murciélagos y las escolopendras. Otra define cierta cualidad que comparten la pasta de langostino, la savia del árbol del caucho, los tigres y la carne podrida. Otra más se refiere al jabón, el acre durián y la nota semejante al olor de las palomitas de maíz que desprende el manturón.

"Los seres humanos compartimos con los perros la misma maquinaria básica, pero ellos tienen más de todo: un epitelio olfativo más extenso, docenas de veces más neuronas en ese epitelio, casi el doble de receptores odoríferos y un bulbo olfatorio relativamente más grande. Su equipo, además, está colocado en un compartimento aparte, mientras que el nuestro está expuesto a la corriente principal de aire que atraviesa nuestra nariz. (...) La experiencia de los perros es, al contrario, mucho más continua, porque los odorantes que entran en su nariz tienden a quedarse allí, y su número aumenta con cada olisqueo. (...) Incluso cuando expulsan el aire, lo están absorbiendo."

"El órgano vomeronasal es su secuaz: tiene su propio tipo de células detectoras del olor, sus propias neuronas sensoriales y su propia conexión al cerebro. Normalmente se encuentra en el interior de la cavidad nasal, justo encima del paladar. Pero no nos molestemos en tratar de palpar el nuestro: por el motivo que sea, los seres humanos perdimos nuestro órgano vomero-nasal a lo largo de la evolución, como les ocurrió a otras especies de simios, y también a las ballenas, las aves, los cocodrilos y algunos murciélagos.

Casi todos los demás mamíferos, reptiles y anfibios conservan los suyos. Cuando
un elefante toca a otro con la trompa y se lleva a la boca la punta, bien cubierta de feromonas, esas moléculas van directas al órgano vomeronasal. Cuando los caballos o los gatos contraen el labio superior, mostrando los dientes, están anulando las fosas nasales y enviando los odorantes inhalados al órgano vomeronasal.

Y cuando las mariposas se posan, están saboreando con los receptores que tienen en lo pies. Los peces gatos no necesitan ni posarse: son lenguas natatorias, con sus receptores del gusto repartidos en toda su piel.

Cada cual hemos evolucionado para funcionar de forma óptima. Por eso, el primer paso para entender el Umwelt de otro animal es comprender para qué usa sus sentidos.

Los primates, por ejemplo, probablemente evolucionaron hacia ojos grandes y agudos para capturar los insectos arborícolas que están en las ramas. Los humanos hemos heredado esa visión aguda para guiar los diestros dedos, para leer símbolos que dotan de sentido y para evaluar las señales ocultas en las expresiones faciales sutiles. Nuestros ojos se ajustan a nuestras necesidades. También nos dan una Umwelt singular que muchos otros animales no comparten.

Los humanos superan a casi todos los demás animales en la resolución de detalles. Nuestra vista excepcionalmente aguda.

Pero a todo hay quien gana, y las águilas y otras aves de presa son los únicos animales cuya visión es sustancialmente más aguda que la nuestra. La bióloga sensorial Eleanor Caves ha estado recopilando mediciones de agudeza visual de cientos de especies, y los humanos superan a casi la totalidad. Aparte de las aves de presa, solo otros primates se acercan a nuestro nivel.
 

Pero los ojos agudos tienen también una desventaja importante.En la vista, hay que elegir: O sensibilidad o resolución/agudeza.

Un águila puede ser capaz de ver un conejo a gran distancia en pleno día, pero su agudeza visual cae en picado cuando se pone el sol. (No hay águilas nocturnas). A la inversa, los leones y las hienas puede que no sean capaces de ver las rayas de una cebra a lo lejos, pero su visión es lo bastante sensible como para cazar una por la noche. Estos, y muchos otros animales, han dado prioridad a la sensibilidad sobre la agudeza. Como siempre, los ojos evolucionan para ajustarse a las necesidades de sus propietarios.

Otra diferencia con el resto de animales es que el mundo visual humano está enfrente y nos movemos hacia él. No es así en el resto de animales.

"A vista de pájaro" es cuando vemos algo desde arriba. En realidad, las aves tienen otra vista.
Muchas aves de presa, cuando cazan, miran a un ángulo de 45 grados. Esta vista es la más aguda. Cuando un halcón peregrino se lanza a por una paloma, no se deja caer directamente hacia su presa; lo que hace es volar siguiendo una espiral descendente.

Otro ejemplo: Como las vacas mirando al tren... Pues es que las vacas no solo miran al tren, también te ven a ti mirándoles a ellas con cara de gracia y a tu perro molestando detrás de ella.



Las vacas y otros animales de granja muestran un aire somnoliento por tener su mirada tan fija. Pero es que sus campos visuales cubren casi toda el área alrededor de la cabeza, una vista del horizonte entero a la vez. Lo mismo sucede con otros animales que viven en hábitats planos, incluyendo a los conejos (campos), los cangrejos o los zapateros (superficie de los estanques). (...) Una vaca puede ver simultáneamente a un granjero acercándose desde delante, un collie caminando por detrás y a sus compañeras de rebaño a los lados. Mirar alrededor, que es algo inseparable de nuestra experiencia visual, es en realidad una actividad poco frecuente que los animales solo realizan cuando tienen campos de visión restringidos y zonas agudas estrechas.

La mayoría de los humanos no vemos los rayos ultravioleta, lo cual probablemente explica por qué los científicos estaban tan dispuestos a creer que era una capacidad escasa, cuando, de hecho, es justo lo contrario. La mayoría de los animales que ven en color perciben los rayos ultravioleta: es la norma, los humanos somos la rareza. Y muchos patrones de la naturaleza, en las flores o en el resto de animales, solo se pueden percibir gracias a esta visión.

Tenemos visión tricrómata, de cuatro conos.
Las aves, reptiles, insectos y peces de agua dulce, también. Los dinosaurios eran tetracrómatas casi con certeza absoluta, y seguramente veían toda clase de colores. Los pavos reales tienen unas plumas maravillosas, pero lo que no vemos es el cortejo de flujos de aire que perciben con las plumas de las crestas.

Sobre el oído humano, Luther Standing Bear, un jefe lakota oglagla y autor, escribió en 1933: «Los lakotas [...] amaban la tierra y todas las cosas de la tierra, y la unión crecía con la edad. La tierra está llena de sonidos que el anciano indio puede oír, a veces poniendo la oreja en el suelo para oír con más claridad».



Los humanos son casi tan buenos como los búhos en la dirección horizontal, pero mucho peores en la vertical, donde nuestra precisión cae a entre tres y seis grados. Esto es debido a que nuestras orejas están a la misma altura, de modo que los sonidos que llegan de arriba o de abajo las alcanzan prácticamente al mismo tiempo. Las orejas del búho, sin embargo, tienen una asimetría única: la izquierda está colocada más alta que la derecha. Y para evitar hacer ruido con su propio aleteo cuando caza, el búho tiene plumas suaves en el cuerpo y bordes serrados en las alas, que hacen que su vuelo sea casi imperceptiblemente silencioso.


Otra manera de cazar es a través de la tela de araña, que extiende el alcance de los sentidos de la araña mucho más allá del alcance de su cuerpo. El cuerpo de la araña está cubierto de miles de rendijas sensiliares, grietas que perciben la vibración, concentradas en torno a las articulaciones, donde se agrupan en clústeres llamados órganos liriformes. Mediante estos órganos exquisitamente sensibles, todas las arañas pueden sentir las vibraciones que circulan por cualquier cosa donde estén posadas. (...) La telaraña ha sido construida por la araña y es parte de la araña. Es tan parte del sistema sensorial y cognitivo de la criatura como su cuerpo. Pero hay una hacker experta en manipular estas redes para robar al resto de arañas su bocado, y es otra araña llamada Argyrodes.

Pensar en la ecolocalización, es pensar en los murciélagos. Pero mientras que los murciélagos solo pueden percibir las formas externas y las texturas de sus objetivos, los delfines pueden asomarse al interior de los suyos. Si un delfín nos ecolocaliza, percibirá los pulmones y el esqueleto. Puede sentir con toda probabilidad la metralla de un veterano de guerra y el feto dentro de una mujer embarazada. Casi con toda seguridad puede distinguir especies de peces basándose en la forma de esas vejigas de aire. Y puede saber si un pez tiene dentro algo raro, como un anzuelo. Mejores que una máquina de rayos X o un escáner.

Los tiburones y las rayas tienen la capacidad para detectar campos eléctricos. La lista incluye las lampreas; los celacantos, unos peces antiquísimos que se creían extinguidos hasta que se encontraron ejemplares vivos en la década de 1930; otros grupos de peces antiguos, incluyendo a los peces espátula, que usan su hocico largo y lleno de electrorreceptores, y algunos anfibios como las salamandras y las cecilias. Y resulta que todos los seres vivos producen campos eléctricos cuando están sumergidos en el agua. Nuestras células animales, que son bolsas de líquido salado, difieren del agua creando un voltaje a través de las membranas celulares. Así ocurre la electrolocalización.

Además, hay peces que detectan campos eléctricos... y también los emiten, como los peces cuchillo y los peces elefante.

Sobre la magnetorrecepción. Cuando llega el momento de que las aves migren, se inquietan, incluso en cautividad dan saltos, aletean y revolotean. Estos movimientos frenéticos se conocen como Zugunruhe, una palabra en alemán que significa «ansiedad migratoria». Las aves saben que ha llegado el momento. Están impacientes por partir. Y como notó el ornitólogo alemán Friedrich Merkel en la década de 1950, conocen el camino. Merkel y sus estudiantes Hans Fromme y Wolfgang Wiltschko capturaron petirrojos europeos en otoño y se dieron cuenta de que la ansiedad migratoria de estas aves no era aleatoria. Por la noche tienden a saltar hacia el sudoeste, exactamente en la dirección que, si no estuvieran en jaulas, los llevaría a la soleada España.

Quizás no hayas escuchado nunca el término "contaminación sensorial". Ed Yong lanza un alegato a favor del respeto de las burbujas sensoriales del resto de los animales. "En vez de entrar en los Umwelten de otros animales, los hemos obligado a vivir en el nuestro bombardeándolos con estímulos creación nuestra. Hemos llenado la noche de luz, el silencio de ruido y el suelo y el agua de moléculas desconocidas. Hemos distraído a los animales de lo que necesitan percibir, ahogando las señales de las que dependen, y los hemos atraído, como polillas a una llama, a trampas sensoriales."

En épocas menos ruidosas, por ejemplo, los cantos de las ballenas, llamadas infrasónicas, podían cruzar océanos enteros.

Cuando estas especies se extinguen, también se extinguen sus Umwelten. Con cada criatura que desaparece perdemos una forma de darle sentido al mundo. Nuestras burbujas sensoriales nos escudan de conocer esas pérdidas, pero no nos protegen de las consecuencias."

¿Bueno, y qué? Tampoco nos vamos a enterar.

No es así. Simplemente piensa: ¿Cuándo fue la última vez que viste una luciérnaga, o que viste la Vía Láctea, ese camino a casa, a nuestro planeta? También para los humanos hay pérdidas y consecuencias. Alrededor del 83% de la gente y más del 99% de los estadounidenses y los europeos vivía bajo cielos con contaminación lumínica. (...) Más de un tercio de la humanidad no pueden ver la Vía Láctea. 

 
"La idea de que la luz viaja miles de millones de años desde galaxias lejanas para ser ahogada en la última milmillonésima de segundo por el resplandor del centro comercial más cercano me deprime una barbaridad», escribió una vez el científico de la visión Sonke Johnsen.