"Desde el punto de vista de la gran variedad cultural de nuestra especie, es fácil adivinar que hay incontables formas de hacer naturalezas o ecologías." Aníbal G. Arregui, antropólogo.
"Un estudio reciente sobre abejas de las orquídeas neotropicales sugiere incluso que estos insectos recolectan químicos volátiles de las flores y "los almacenan" en "bolsas" para "exhibir sus 'perfumes' más tarde" durante los cortejos sexuales." Natasha Myers, antropóloga. Carla Hustak, historiadora.
"Darwin fue un brillante
racista", comienza así el libro del antropólogo Aníbal G. Arregui
"Infraespecie. Del fin de la naturaleza al futuro salvaje".
Y explica que en
El origen del hombre (1871), Darwin daba por hecho que las "variedades de humanos no caucásicos", estaban destinadas a la extinción.
Hasta que la antropología cultural aseguró que el éxito de los grupos humanos no
dependía de su biología, sino de factores históricos, sociales o
culturales.
Pero antes
que la idea de raza, estaba la idea de «especie», que resultaba ser la misma lógica jerárquica, selectiva y evolutiva, no solo para explicar el devenir
del Homo sapiens, sino también el del resto de las especies.
"Y
que hoy continúa con divulgadores científicos, como Pinker o Harari,
que siguen sin considerar la diversidad social, cultural o cognitiva de
los humanos y siguen divulgando teorías generalizantes y biológicamente
redundantes", advierte Arregui.
En el libro "La seta del fin del mundo" (2021), la antropóloga Anna Tsing habla de "relaciones interespecie", "multiespecie». Relaciones que vinculan a los humanos con otros organismos. https://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2021/12/antropologia-mas-alla-de-la-humanidad.html
La antropóloga de Juno Salazar Parreñas, en "Producing affect: Transnational volunteerism in a Malaysian orangutan rehabilitation center" estudia cómo se constituye la humanidad a través de encuentros multiespecies y cómo los encuentros afectivos producen subjetividades humanas y no humanas, "tiene consecuencias más allá de aquello que es específico" a los sujetos humanos y no humanos.
Otra antropóloga, Radhika Govindrajan, muestra en su libro "Animal Intimacies" que las relaciones entre humanos y animales tienen en ocasiones un componente íntimo y afectivo similar al que orienta las relaciones entre humanos.
Otra antropóloga, Radhika Govindrajan, muestra en su libro "Animal Intimacies" que las relaciones entre humanos y animales tienen en ocasiones un componente íntimo y afectivo similar al que orienta las relaciones entre humanos.
Otro libro, "Ímpetu involutivo. Afectos y conversaciones entre plantas, insectos y científicos", de la historiadora Natasha Myers y la antropóloga Carla Hustak, contiene un capítulo llamado "Darwin entre las orquídeas." En él aparece un pequeño párrafo de la carta que Darwin escribió a J. D. Hooker, 19 de junio de 1861:
"He
tenido mucha suerte y ahora ya he examinado casi todas las orquídeas
británicas, y cuando esté en la playa redactaré un artículo bastante
largo sobre los medios de fecundación para Linn. Socy y yo no logramos
imaginarnos nada más perfecto que esos diversos y curiosos artilugios."
Y es que, en
un lapso de unos veinte años, Charles Darwin produjo seis volúmenes
dedicados al estudio de las plantas. Pero fueron las orquídeas las que
captaron toda su atención. Para Darwin, eran una prueba de la selección y la adaptación naturales.
"Los experimentos de Darwin en la década de 1860 demostraron que las orquídeas pueden alterar activamente sus anatomías respondiendo a los insectos visitantes" para que se "entreguen" a los placeres de la pseudocopulación". Un estudio reciente sobre abejas de las orquídeas neotropicales sugiere incluso que estos insectos recolectan químicos volátiles de las flores y "los almacenan" en "bolsas" para "exhibir sus 'perfumes' más tarde" durante los cortejos sexuales." (Schorkopf, Dirk Louis P., Lukasz Mitko y Thomas Eltz, "Enantioselective Preference and High Antennal Sensitivity for (-)-Ipsdienol in Scent-Collecting Male Orchid Bees, Euglossa cyanura.")
Las autoras aseguran que "actualmente,
reducen las interacciones entre especies a las acciones de "genes
egoístas", es decir, reducir el gasto de energía de un
organismo mientras maximizan su aptitud reproductiva para la
supervivencia de la especie a largo plazo. Estas explicaciones
neodarwinistas son endémicas en el campo floreciente conocido como
"ecología química". Los investigadores en este campo apuntan a los
determinantes químicos que moldean las relaciones ecológicas, para atraer, repeler, y comunicarse.
"Si bien se les concede el poder de engañar, estas plantas son representadas de todos modos como actuantes mecánicos." Todo resulta ser "efectos ciegos de una variación genética azarosa sujeta a las fuerzas selectivas que imponen sus polinizadores. Parece que una economía neodarwinista no puede admitir el placer, el juego o la improvisación dentro de o entre las especies."
No puede admitir el juego... y resulta que el juego existe en todo el universo
animal. "El juego es fuente de alegría y una forma de expresar la propia existencia", escribía el antropólogo David Graeber (¿Qué sentido tiene si no podemos divertirnos?) ¿Por qué el gasto de energía debe dirigirse hacia algún objetivo primario como conseguir alimento, asegurar territorio, éxito reproductivo o el dominio...? Los juegos son manifestaciones del disfrute de la vida y del deseo de interactuar con otros, y ejercitar plenamente las capacidades.
Este ensayo "Ímpetu involutivo", en la misma línea, propone una lectura alternativa de las ecologías planta/insecto.
Y se preguntan: ¿Se podría decir que la vida vegetal y animal no humana, pueda "estar
interesada en algo"? "Pues los animales y las plantas tienen, y han inventado,
múltiples maneras de estar interesados. Ante todo, estar vivo es estar
interesado. Y estar interesado no significa solamente "orientarse",
"elegir", "buscar", pues los seres vivos no están simplemente afectados
pasivamente por lo que sucede en su medio, sino que buscan activamente
ser afectados."
Y si...
"¿Y si lo que el insecto busca cuando se deja atrapar por
el encanto de una flor que despide los perfumes más cautivadores fuera
eso, dejarse atrapar, desde luego, pero para ser afectado?"
¿De qué se trata la involución?
"Si los
evolucionistas tienden a fetichizar las lógicas económicas y de
adaptación, los involucionistas amplifican otras dimensiones de la vida
ecológica. (...) llaman la atención sobre la práctica y las
improvisaciones momentáneas de los practicantes multiespecíficos
atrapados conjuntamente en ecologías cargadas afectivamente."
"En
una mirada involutiva, las plantas son alquimistas que convierten la
luz solar y el dióxido de carbono en locuciones volátiles e inventan
formas de medios de comunicación atmosféricos dispuestos para la
expresión a larga distancia. Son artesanas que fabrican miméticamente
anatomías responsivas. Son también sensores agudamente sintonizados
cuyos cuerpos pueden registrar la diferencia de temperatura más sutil,
el mínimo roce del ala de un insecto que pasa, y que pueden discernir
pequeñas diferencias en herbívoro detectando distintas sustancias en su
saliva. Sus raíces y rizoma forman una red de conexiones tan compleja
como el sistema nervioso de un animal, y se mueven activamente
respondiendo a su mundo siempre cambiante."
La "capacidad para autotransformarnos y reorientar nuestras ecologías cotidianas en direcciones que la biología, por sí sola, no puede explicar", a esto es a lo que se refiere el antropólogo Ánibal Arregi con el término "Infraespecies." Cuando consideramos a los sujetos o especímenes situados en el
tiempo y en el espacio y en relaciones mínimas, dotadas de subjetividad, intencionalidad y autónomas, y no únicamente como "especies".
"Después de todo, es en el inframundo de las relaciones íntimas y cotidianas entre especímenes o individuos concretos, y no en el suprauniverso de las categorías taxonómicas y las teorías evolutivas, donde se originan muchos de los procesos que determinan las ecologías del presente."
"Desde el plano infraespecie se hace evidente que los organismos tejemos relaciones mundanas y tentativas con las que, más allá de los esquemas explicativos de las ciencias naturales, hacemos y rehacemos las ecologías que nos rodean."
"Desde el plano infraespecie se hace evidente que los organismos tejemos relaciones mundanas y tentativas con las que, más allá de los esquemas explicativos de las ciencias naturales, hacemos y rehacemos las ecologías que nos rodean."
Sin embargo, según el pensamiento evolucionista, existen determinadas especies o razas que se adaptan y están predeterminada biológicamente incluso para dominar. Pero la antropología social y cultural, y sus disciplinas afines, tienen el reto de demostrar que no se trata solo de cómo «nos adaptamos» al entorno, sino cómo lo construimos, de manera íntima, en la cotidianeidad, y cómo coexistimos con otros seres a los que incluso podemos considerarles no desde el qué, sino desde el quién.
En este momento en el que parece que el ser humano está perdiendo el control sobre aquello que le rodea (crisis climática, económica, sanitaria), estos fenómenos y seres salvajes nos enfrentan a una pregunta incómoda, según Arregui:
"¿Existe la posibilidad de que en el futuro debamos coexistir con seres y fenómenos que reivindican su autonomía, que evidencian nuestra vulnerabilidad, y que atestiguan la fragilidad de nuestro intento de dominación y domesticación del entorno?"
Y recuerda que "la relación entre cultura y naturaleza no es la de una oposición entre «lo natural» y «lo artificial» (...) Más bien, la cultura puede entenderse como la forma en que los humanos penetran, reconfiguran y hasta generan la propia naturaleza (...) a partir de sus respectivos marcos culturales."
Y recuerda que "la relación entre cultura y naturaleza no es la de una oposición entre «lo natural» y «lo artificial» (...) Más bien, la cultura puede entenderse como la forma en que los humanos penetran, reconfiguran y hasta generan la propia naturaleza (...) a partir de sus respectivos marcos culturales."
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