A 40 kilómetros de la capital, Bogotá, se encuentra ubicada la pequeña localidad de Los Pinos, en plena selva colombiana. El Río Negro, a pesar de su pequeño caudal, secciona violentamente la selva originando una depresión de casi 400 m de profundidad y dejando a la pequeña aldea completamente incomunicada. La solución que sus habitantes encontraron hace más de 200 años para mantener la comunicación con el mundo exterior fue un básico sistema de tirolinas que los transportaba de un extremo a otro del valle, atravesando la quebrada a lo largo de sus 700m de anchura.
El sistema, que sigue vigente hoy día, es principalmente utilizado por los jóvenes estudiantes del municipio que han de deslizarse dos veces al día a 40 km/h por el vertiginoso sistema de cables de 800 metros de largo para superar 200 metros de desnivel con nada más que arneses improvisados, una polea oxidada y un rústico freno de mano, que carece de cualquier rutina de mantenimiento, para poder llegar a la escuela más próxima, al otro lado del río.
Como se ve en las imágenes, los niños no sólo han de controlar la velocidad con básicos artilugios fabricados de madera mientras cargan con todo su instrumental escolar, además han de transportar en sacos a otros estudiantes más jóvenes que no podrían atravesar el despeñadero por sí solos.
Zanskar es un pequeño y olvidado pueblo escondido en el corazón de los Himalayas indios, a una altura de 3.000 metros y rodeado de montañas de una altitud por encima de los 7.000 metros. Durante el invierno, que dura ocho meses, las montañas vestidas de nieve se vuelven innacesibles y los zanskaríes se aíslan por completo del resto del mundo. Es entonces cuando la ruta de Chadar se convierte en el único camino que lleva al mundo exterior.
Los habitantes deben seguir el cauce del río, de 120 kilómetros de largo, a través del desfiladero que serpentea por las montañas más altas del mundo. Algunas etapas del Chadar son auténticos retos para los zanskaríes, hielos cuya firmeza no ofrece garantías y que pueden resultar letales.
Tanto los adultos, que transportan madera, como los niños que van camino de su escuela en Ladakh, deberán superar la sed, la fatiga, el miedo y los demonios que acompañan a este extremo entorno.
Hay muchos otros caminos difíciles por el mundo:
Xinjiang, región autónoma Uighur - China |
Villa Banten en Indonesia |
Palestina |
Beijing |
Lamentablemente, en otros casos la escuela es algo inaccesible por otros motivos:
Más vídeos:
El documental "Camino a la escuela" narra la historia real y extraordinaria de cuatro niños y niñas, héroes
cotidianos - Jackson, Carlitos, Zahira y Samuel - que deben enfrentarse
diariamente con una multitud de adversidades y peligros para llegar a la
escuela. Estos jóvenes viven en cuatro puntos muy distantes de la
tierra, pero comparten las mismas ganas de aprender y son conscientes de
que sólo la educación les abrirá las puertas a un porvenir mejor.
"Viví doce años en Kenia y a diario veía a un puñado de niños que marchaban con prisa, pero no veía colegios ni nada parecido. Cuando me enteré de que andaban larguísimas distancias para ir a la escuela me interesé también por otros niños y otros lugares del mundo", explica el cineasta Pascal Plisson.
"Me llevé a Jackson a Japón a presentar la película y se enfadó muchísimo cuando algunos niños le dijeron que no les gustaba ir a estudiar. Les gritó: 'ya vendré yo y os quitaré vuestros trabajos'" "No es normal que a los niños no les guste la escuela, hay un problema, no es comprensible"
Fuentes:
http://www.elcomercio.com/tendencias/camino-escuela-aprender-documental-educacion.html
http://www.elcomercio.com/tendencias/camino-escuela-aprender-documental-educacion.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario