viernes, 27 de abril de 2012

Vas por buen camino: los cairn o hitos en el mundo.


"Me gusta analizar la caminata como una forma de resistencia: es ponerse por encima de esa pesadez que concierne al cuerpo hoy."

  "Todo el sabor del mundo pasa por el cuerpo, y si perdemos el cuerpo perdemos todo el sabor del mundo". 

David Le Breton, antropólogo.

En la mitología de la antigua Grecia, Hermes era el dios de los viajes por tierra. Según una leyenda, Hermes fue llevado a juicio por Hera por el asesinato de su criado favorito, el monstruo Argos. Todos los demás dioses actuaron como jurado, y como forma de declarar su veredicto se les dieron guijarros, y les indicaron que los tiraran a la persona que consideraban se encontraba en lo cierto, Hermes o Hera. Hermes argumentó con tanta habilidad que terminó sepultado bajo un montón de guijarros, y éste fue el primer cairn: las pilas de rocas utilizadas para marcar rutas de senderismo. Y, por lo tanto, la primera litolatría o culto religioso rendido a las piedras.

A lo largo del Círculo Polar Ártico en territorio canadiense, se encuentra una sucesión de figuras esculturales llamadas Inukshuk. Se trata de misteriosas figuras realizadas con piedras sin pulir y constituyen verdaderos monumentos para el pueblo Inuit, que les confieren un gran significado en aquellas tremendas tierras heladas: sirven para orientar y proteger al viajero que pase por alli.
El significado tradicional de la palabra inukshuk puede ser tanto “alguien ha estado aquí” como “vas por buen camino”. En cualquiera de los dos casos, llegados al punto de encontrarnos con uno de estos monumentos en la soledad ártica, lo veremos como un buen augurio.
Un inukshuk que represente la figura humana se denomina Inunnguaq.

En Italia, especialmente en los Alpes italianos, un cairn de este tipo es una ometto, u "hombrecito".

Un ovoo, en mongol “montón”, es un tipo de montículo chamán por lo general hecha de piedras o de madera. Se encuentran a menudo en la parte superior de las montañas y en los lugares altos. Sirven principalmente como lugares de culto a las montañas y al cielo y en ceremonias budistas, pero también son puntos de referencia.
Es costumbre rodear a los Ovoo tres veces hacia la derecha con el fin de tener un viaje más seguro, además se recoge una piedra del suelo y se añade a la pila. Además, uno puede dejar ofrendas en forma de dulces, dinero, leche, o vodka. Si no hay tiempo para detenerse en un ovoo, tocando la bocina al pasar será suficiente.
El ovoo más conocido es el Eej Khad, traducido literalmente como "roca madre", y es un peregrinaje sagrado para los budistas, un lugar de redención de ofrenda espiritual y buena fortuna. Khad Eej, en forma femenina, incorpora el simbolismo de la benevolencia y el cuidado de una madre. Los fieles colocan una rama de un árbol o un palo en la ovoo para convocar al espíritu Tengri, y una corbata azul “khadag”, una especie de pañuelo de seda ceremonial que simboliza el cielo abierto, el Tengger.

Un cairn (carn en irlandés, carnedd en galés, càrn en gaélico escocés) se encuentra normalmente en tierras altas, en páramos, en cumbres de montañas o cerca de cursos de agua.
Varían desde pequeños montones de piedras sueltas hasta elaboradas obras de ingeniería. En Escocia, es tradicional llevar una piedra desde el pie de la colina para colocarla en el cairn. De esta forma, los cairns se hacen cada vez más grandes. Una vieja bendición gaélica escocesa dice "Cuiridh mi clach air do chàrn", es decir, 'voy a poner una piedra en tu cairn'. 
 
Los cairns se utilizan en todo América Latina para marcar senderos, así como lugares de culto, y se conocen como pachamama, apacheta o apachita en su honor. Se encuentran comúnmente en el noroeste argentino y en Perú y Bolivia, sobre todo en la zona andina. En este último país son preferentemente de color blanco. Ante la apacheta los indios dejan sus ofrendas y piden que se aparten las desgracias (chiknis) de su camino y salud para seguir viaje. "Mandó Topa Inga Yupanqui que los yndios de tierra caliente o los yndios de la cierra fuesen a lo callente, llegasen al apachita [adoratrorio]. En ello adorasen al Pacha Camac [creador del universo] y por señal amontonasen piedra; cada qual llevase una piedra y lo echasen en ella y por señal dexasen flores o paxa torcido a lo esquierdo. Hasta oy lo hazen los yndios deste rreyno este uicio de apachita."
Felipe Guamán Poma de Ayala (1613):236.


En las zonas de la antigua Dalmacia, como Herzegovina y Krajina, se les conoce por la palabra serbia gromila.

Los milladoiros, en Galicia, son montones de piedras colocados al pie de algunos caminos o cruces de caminos. En muchos lugares existía la tradición de que cuando un caminante pasaba por un determinado lugar, debía arrojar una piedra más al montón, de modo que con el paso de los siglos, algunos milladoiros son de una altura considerable, y formados por miles y miles de piedras. Lo normal es que los milladoiros estén coronados con algún tipo de cruz y están ligada a la historia y a la cultura de Galicia gracias a la pregrinación llamada "Camino de Santiago". Se cree, entre otras cosas, que los peregrinos depositaban una pequeña piedra, traída desde su tierra de origen, para que fuera testigo de su peregrinación el día en que "las piedras hablen", es decir, en el juicio final.

En Hawái son llamados por la palabra hawaiana ahu. Un ahu (altar, en lengua nativa) es sagrado, y es también una plataforma ceremonial de la Isla de Pascua, donde se rendía culto a los ancestros. Construidas de piedras encajadas, forman la base donde luego se ubicarían los moái. Normalmente están ubicados paralelos a la costa, o en relación a orientaciones astronómicas.

En Portugal, un montículo de este tipo recibe el nombre de moledro y cada piedra del moledro es un soldado. La leyenda dice que si se toma una piedra de la pila en secreto y se pone debajo de la almohada, a la mañana siguiente un soldado aparece por un breve instante, y luego se convertirá de nuevo en la piedra y regresará a la pila. Las piedras de la moledro son soldados encantados.

Pero los mejores cairns, o hitos, o mojones, son los que no existen. Los aborígenes australianos utilizaban el canto para caminar, su canto propio y el canto propio de los otros.
Parece ser que las canciones de la creación de los antepasados se mantienen en la memoria de los aborígenes, y cuando un aborigen hereda un canto o “ensueño”, también hereda la responsabilidad de mantener la tierra en la forma en la que los Antepasados la cantaron en los primeros tiempos.

Los muchachos aborígenes, cuando llegaban a la adolescencia, se los mandaba a hacer el “Walkabout”, un paseo en solitario por el desierto australiano durante más o menos medio año. Este rito iniciático estaba estrechamente vinculado a la tierra. Los iniciados seguían antiguos “songlines” o senderos de canciones o de ensueños, y aprendían a hallar la comida, el agua y el refugio en las rocas y los árboles que sustentaron a sus ancestros. Y en dicha búsqueda alcanzaban la profunda conciencia en uno mismo que solo se logra con la soledad. Partían como niños y regresaban como hombres.

Hoy, los aborígenes Anangu luchan contra todo aquel que quiera escalar su gran hito sagrado, el Uluru, y prohíben que se fotografíen los lugares sagrados de su base, donde hay numerosas cuevas y pinturas rupestres de generaciones atrás. Esta responsabilidad forma parte del Tjukurpa, una transmisión oral a través de cantos y versos, de valores y creencias anangu clave para comprender la vida pasada, presente y futura. Y éste se expresa de manera muy real a través del paisaje, que transmite la sabiduría de los antepasados.

Como siempre, parece que lo que nos gusta es escalar sobre todas las cosas, sobrepasarlas y transgredirlas, y se nos olvidó el placer de existir que nos da el caminar, como una manera de usar todos los recursos corporales y sensoriales. La persona que camina encuentra la plenitud del sentido de su existencia, de su propio cuerpo y de lo que le rodea.

Un folleto disponible en el Centro Cultural en el parque lleva un importante mensaje de los ancianos Anangu:

Eso que estás escalando es una cosa realmente importante y sagrada… No debes subirla. No es lo real de este sitio. Lo real es escuchar todo. Escuchar y comprender todo.”

¿Por qué tendríamos que decirte que te fueras y que no escales? Para que entiendas esto… para que entiendas, te estamos informando: No escales. Y tal vez esto te ponga un poco triste. Pero de todos modos, eso es lo que tenemos que decir. Estamos obligados a decirlo. Y todos los turistas se iluminarán y dirán: “Ah, ya veo. Esta es la forma correcta. Esto es lo que corresponde. Esta es la manera correcta: Sin escalar”. 
 

Pies hechos para la tierra, de un indígena ashaninka.

Michael Grab ha dominado el arte de hacer equilibrios con piedras.


Fuentes:


6 comentarios:

Esther dijo...

Muy, muy interesante

fenixavisunica dijo...

En Asturias, un h.ito (pronúnciese "jito", es una "hache" aspirada).

Anónimo dijo...

En Japón, la religión Shinto tenia una practica similar en la que apilaban piedras en ciertos puntos del camino (no recuerdo como les llamaban), dichos amontonamientos servían como morada y adoratorio de entes espirituales denominados genéricamente Kami y cuyo poder aumentaba o decrecia en proporción a las ofrendas recibidas. (Me recuerda a aquel chste en el que Jesus dice a sus dicipulos que carguen una piedra tan grande como sea su Fe.)

De forma similar, los romanos ofrendaban a una serie de divinidades menores de los caminos y encrucijadas (algunas adoptadas de los griegos y los anatolios); entre las mas conocidas están Término, Hécate, los lares compitales y los lares viales (en griego “ermai”, mojón)

Hay que aclarar que para los indios norteamericanos, como sioux y cheyen, apilar piedras y ramas no siempre se debía a una costumbre religiosa sino a un intricado sistema de comunicación en clave; por ejemplo, una cruz o fecha formada por piedrecillas frente a una pila de rocas, indicaba la dirección de avistamiento de una rebaño de bisontes

Amama Doula dijo...

Como senderista que soy, y a pesar de que siempre andamos por caminos señalizados, encontrar un hito en el camino siempre me produce una extraña sensación... es la confianza en saber que lo que hago es lo correcto.
Estupenda entrada. Muchas gracias.

José Manuel Diez Alonso dijo...

La foto que ilustra el texto del milladoiro me da la sensación de que está en León, en el Camino de Santiago. Es la Cruz de Fierro, en lo alto del monte Foncebadón, entre El Bierzo y la Maragatería o tierra de maragatos...

Saludos,

José Manuel Diez

siso dijo...

Excelente entrada, enhorabuena!