viernes, 18 de mayo de 2012

Por nada: antropología de la violencia de género.


"¿Por qué un hombre mata a su pareja? Pues está claro. La culpa es de ella porque provoca"

"¿Para qué quería ella trabajar? Mis amigos dicen que es para darle hostias"

Éstas y otras frases son parte de los testimonios recogidos durante tres años de hombres condenados por malos tratos a sus parejas. "En 2001, acudí al Senado para hablar sobre la violencia de género, y me di cuenta de que nada sabíamos de los maltratadores.", explica la directora y antropóloga Mercedes Fernández-Martorell.

Puso el proyecto en marcha, pero a los seis meses estuvo a punto de abandonarlo. "Hablé con forenses, policías, abogados y a todos les parecía bueno, pero no conseguía contactar con los maltratadores", dice. Hasta que un día fue a los juzgados y abordó a los hombres a la salida. Les preguntaban qué les parecía "la nueva ley" [la Ley Integral contra la Violencia de Género]. "Nunca ninguno nos preguntó por qué hacíamos esto", cuenta Fernández-Martorell. Y así, juicio tras juicio, quedaban con ellos siempre en la misma cafetería. 
 
Tras ir a más de 700 juicios y escuchar a cientos de condenados, Fernández-Martorell apuesta por la rehabilitación. "Es fundamental, además del castigo, porque seguirán relacionándose con mujeres", explica y pone como ejemplo el caso de Claudio que ha estado casado dos veces y ha tenido otras relaciones, y con todas ha tenido "problemas". "Vimos que ninguno se veía como un maltratador y para ellos son peleas normales de matrimonio", señala Fernández-Martorell. 
 
La cárcel es una medida necesaria pero también la Justicia debe idear maneras para educar a estos hombres, para ayudarles a ver y a ser autocríticos. Si no es imposible acabar con ello. Pero además la sociedad debe concienciarse de que NUNCA hay que apoyar a estos hombres ni reirles sus gracias. Hay que romper con viejos tópicos masculinos como los comentarios entre hombres en los que se repite "hay que conseguir que tu mujer te obedezca". Ésa es la raíz del problema.”

Los maltratadores comparten "la misma visión de la mujer y lo que esperan de su pareja", aunque tengan perfiles muy diferentes, aún con sus diferencias sociales o económicas de todos ellos. Cuando estaba haciendo las entrevistas para incluirlas en el documental tenía la impresión de que todos los maltratadores "hablaban de la misma mujer", pues, según ellos, "hacían las mismas cosas mal y estaban locas". Además, casi todos consideran sus agresiones como "algo normal"."Para ellos (los maltratadores), la mujer es sólo una posesión y quieren tenerla a su antojo y servicio" Lograr "que tu mujer te obedezca" es el objetivo común de todos lo maltratadores.
Ellos matan porque su idea moral sobre la relación hombre-mujer pasa por unos roles que definen al hombre como el que decide qué se debe hacer y la mujer como el ser que obedece. Cuando ella no cumple con su papel, ellos se sienten fracasados y cuestionados como hombres. Y eso es lo que desencadena el maltrato. Para todos ellos el problema se origina únicamente con la denuncia; todo lo explican como una parte normal de la relación de pareja, de las disputas conyugales.”
El que exista hoy una amplia clase media evita conflictos, aunque crea otro tipo de problemas y muchas frustraciones. La matanza y los malos tratos a las mujeres, que es la enfermedad más grave que tiene nuestra sociedad, tiene que ver con estos cambios sociales.” 
 
Cuando la sociedad se homogeniza, se está quitando dominio al grupo hegemónico y esos sujetos desposeídos, en este caso los hombres, se sienten y se viven como seres muy desgraciados. Esta es una realidad que en España adquiere un dramatismo especial. Somos un país que es producto de una dictadura y de una educación religiosa que marcó el dominio de los hombres sobre las mujeres. Somos herederos de esa situación: los hombres fueron educados para sentirse bien cuando eran responsables de una carga en exclusiva, que la mujer comparta esa carga y esa responsabilidad puede ser vivido como una liberación, pero también como una frustración para ellos. Cuando los hombres se entregan a la frustración frenan y deterioran los avances de la igualdad."

"En el trabajo de campo realizado durante cuatro años sobre el por qué algunos hombres maltratan a la pareja, asistí a más de setecientos juicios. La escena que sigue es copia.

La fiscal lee la denuncia con el acusado en pie:

- El día 15 de mayo según dice el informe usted y su esposa estaban en su domicilio y a las ocho de la mañana usted le golpeó en la cara, cuello y brazos. Al parecer usted cogió un instrumento que tiró sobre una mesa de cristal y la rompió. A continuación con un trozo de ese cristal le provocó a ella varias heridas en cara y brazos.

Días después entrevisté a ese hombre y le pregunté:

- Cuéntame ¿qué sucedió entre ella y tú?

- ¿A nosotros? Pues mira, mi mujer y yo lo único que hemos tenido ha sido, simplemente, peleas matrimoniales normales y corrientes. Las de toda la vida. Pero... ¿es verdad o no que toda la vida los matrimonios se han peleado?

Una y otra vez esos hombres anhelaron que aceptara como algo reglamentario ese pelear, ese azotar y ese fustigar a mujer. La vida del hombre que maltrata está alimentada por la idea de que la infamia contra mujer ha sido y es irreprochable.

No somos culpables del asesinato de una mujer en manos de la pareja hombre pero sí somos responsables ante ella.

¿Qué hace el hombre que asesina a la pareja mujer? Actúa contra la vida de lo vivo. Concibe que la vida de la mujer pareja le pertenece y dispone quitarla de en medio. Procura desprestigiar el devenir, las modificaciones que hemos gestionado para liberarnos de algunas cárceles del vivir en mujer. Intenta reinstaurar costumbres del pasado tradicional. Recibe prisión."

Marcela Lagarde, etnóloga mexicana, lo dice más claro: “hay una guerra no declarada, llamada violencia de género, de hombres sobre las mujeres y el Estado ha sido clave para que exista esa violencia, se reproduzca y reine la impunidad” 

"Cuando el Estado no se ha modernizado y no da seguridad a las mujeres, nosotras quedamos en peligro" 

“Una de las claves que caracterizan el feminicidio es que estamos ante una violencia ilegal pero legitimada socialmente” 

La sociedad habitualmente ignora y silencia la violencia que se inflige a las mujeres, de forma que ésta llega a formar parte habitual de las relaciones de todo tipo. La cultura machista refuerza insistentemente estas actitudes como algo natural; hay un refuerzo permanente en las imágenes, en los enfoques y en las explicaciones que legitiman la violencia. 
 
Nunca como ahora los niños y todas las personas hemos estado expuestos a una pedagogía de la violencia tan masiva. No hay una película que no contenga violencia contra las mujeres. Aunque, por contra, también nunca ha habido tantas acciones para erradicar la violencia como hay ahora.” 

Hay una historia del reino de Bunyoro, en África Oriental, que cuenta el antropólogo David Graeber:

"Una vez un hombre se mudó a una nueva aldea. Quería saber cómo eran sus vecinos, así que en medio de la noche simuló dar una paliza a su mujer, para ver sí sus vecinos acudían y le reprendían. Pero en realidad no la golpeó : golpeaba una piel de cabra, mientras su mujer lloraba y gritaba que la iba a matar. Nadie acudió, y al día siguiente el marido y la mujer empacaron sus pertenencias y abandonaron esa aldea, en busca de otro lugar donde vivir."

 
Qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres. No podemos explicar la vida sin el apoyo de unas a otras. Pienso en todas aquellas mujeres que en alguna parte del mundo salvan la vida de otra mujer”, dijo Lagarde al referirse a la población femenina Saharaui, del Líbano, El Congo, Darfur y Gaza que sobreviven a guerras, desplazamiento y refugio. 

Lagarde se inclina por un pacto entre las mujeres “que no sólo cambia el género, si no que cambia la idea del mundo”



Nosotras no luchamos contra la violencia sino que trabajamos por la paz” 
 
Dolores Juliano explica que también se trata de la defensa. "Entre los saharauis la costumbre es que cuando una pareja se casa, se quedan a vivir con la familia de la mujer, hasta que nace el primer bebé. Imaginaros a un saharaui malvado en una haima rodeado de sus suegros, sus cuñados, los hermanos de la mujer y todos los parientes de ella. Objetivamente, es imposible. La matrilocalidad es una defensa ante el maltrato. Además utilizan también el divorcio. El maltrato no se acepta socialmente."

Los tuareg del Sahara, los pigmeos Mbuti del bosque Ituri, los jíbaros de América del Sur y los Mungo Nkundo de África son sociedades en las que la antropóloga Peggy Reeves Sanday no encontró casos de violación a mujeres. También en las sociedades matrilineales como la Minangkabau de Indonesia.
“En las sociedades donde la naturaleza se considera sagrada, la violación sucede excepcionalmente”

“En las sociedades libres de violaciones las mujeres son tratadas con un considerable respeto y las actitudes de las personas sobre el medio
ambiente son más de respeto que de explotación”

“Donde los varones están en armonía con su entorno, las violaciones apenas existen”


En estas culturas, las mujeres no tienen miedo de la violación cuando salen solas. 


La antropóloga Maria-Barbara Watson-Franke cuenta que cuando ella confesó a su guía Guajiro (América del Sur) que tenía miedo de caminar por la noche en el desierto, ésta le dijo que ella sentía lo mismo. Pero cuando la antropóloga le contó cómo un hombre le había atacado una vez en Europa, la mujer Guajiro le miró sorprendida: "¿Tienes miedo de la gente? Oh no, nada de eso!. Pensé en las serpientes!"

En Occidente, la violación es un fenómeno en la escala mayor, como se muestra en varios estudios. En los Estados Unidos, hay aproximadamente 200.000 víctimas de violación (de más de 12 años) por año.  

"La soledad de Mae. Una Investigación Antropológica" de Javier Ortega Cañavate es un libro que va más allá de los modelos psicológicos y sociológicos. A partir de una investigación antropológica a más de 600 personas, incluidas víctimas de maltrato, surge esta historia que no es ni individual ni social, sino cultural. En ella quedan al descubierto los modelos culturales que fundamentan la violencia doméstica: el Síndrome del clan y el Síndrome de Eloísa. 

"La violencia doméstica nos aparece como un complejísimo sistema de relaciones que implica todo un modo-de-sentir y pensar el mundo. Y lo que es más importante, el modo en que las personas nos sentimos y nos pensamos en el mundo. Y estos modos son siempre en relación con: la maternidad, la pareja, la familia, los deseos, las costumbres, los usos, los prejuicios, la sociedad, la cultura, la naturaleza...
Demasiados contextos para que sea simple. Muchos condicionantes (...) El velo puede tardar años en caer, y en muchos casos, quizás no caiga nunca. Por eso creo que merece la pena por si acaso admitir que quizás esos síntomas sí están en nosotros, y este reconocimiento puede ser uno de los pasos más importantes para la lucha contra la violencia doméstica."


 
Otro libro es "Ideas que matan", donde Mercedes Fernández-Martorell narra sus investigaciones sobre por qué algunos hombres maltratan y matan a la pareja. Las relaciones que se elaboran entre poder y construcción de la diferencia de sexo permiten observar los motivos de este destrozo entre humanos. 
“Por nada”, película basada en el trabajo de Fernandez-Martorell, dirigido por la misma antropóloga, con el fin de sacar más a la luz su trabajo:


Fuentes:
http://lasoledaddemae.blogspot.com.es/ 
http://www.huffingtonpost.es/mercedes-fernandez-martorel/somos-lo-que-hacemos_b_3510085.html
http://www.publico.es/espana/229274/en-la-mente-del-maltratador
https://www.youtube.com/watch?v=_IZQ-eneyuM

9 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Solo por ponerte un "pero", debías de haber puesto entre las fotos una imagen de una occidental. Una buena entrada.

Lo que no tengo muy claro es que la cárcel, porque esto tipos deben de ir a ella cuando comenten un delito, sea el lugar adecuado para tratar su problema que lo mas probable es que le venga de su niñez, ya sabes "de niño golpeado de mayo golpeador".

Un abrazo

José Manuel Diez Alonso dijo...

Hace tres años contacté con Fernández-Martorell, después de leer uno de sus libros, sobre la teoría de la semejanza, y me pasó una dirección de correo para que alguien de la productora me pasara el documental, pero hasta hoy... Me parece un buen ejemplo de utilización de medios audiovisuales en el trabajo de campo antropológico. Y, también, de lo importante que tendría que ser la antropología para la sociedad y la búsqueda de soluciones a los problemas. Que no sólo de leyes y de jueces vive el hombre... Saludos.

José Manuel Diez Alonso dijo...

Una duda. Acabo de ver el tráiler. Es una película de ficción, es decir, con actores. Como he explicado en el comentario anterior, no he podido ver "Por nada", así que no sé si el tráiler corresponde a una versión con actores de "Por nada", o "Por nada" es justamente eso, una película dirigida por Fernández-Martorell y basada en su trabajo de campo. No es lo mismo un documental que una película de ficción, por muy basada en hechos reales que esté.

Antropólogaenlaluna dijo...

Emilio sí, ya lo había pensado, y como ya incluía mujeres occidentales en el video al final se me quitó la idea. Pero la añado, porque queda un poco colgando. Gracias.

Jose, realmente no es un documental como tal, sino lo que dices, una película con actores. Aún así, es un muy buen método para dar a conocer el trabajo de esta antropóloga y su ayudante, que se llama Candela pero no encontré el apellido...
Supongo que les habrá parecido imposible grabar un documental real, y es comprensible... Y bueno, supongo que por partir de un trabajo de campo con sus miles de anotaciones y grabaciones, será bastante veraz la película. ¿No se le puede catalogar como documental? En el tema de las telecomunicaciones estoy muy pez.

José Manuel Diez Alonso dijo...

Bien, yo creo que, de ser "Por nada" lo que muestra el tráiler, es una película de ficción. Un documental no se hace con actores. Incluso, en el docudrama, los mismos protagonistas se representan a sí mismos, y no es el caso. En "Por nada" parece ser que todos son actores, representan un papel, no son los protagonistas reales.
Entonces, no nos encontramos ante un documento etnográfico ni ante antropología audiovisual en sentido estricto, por el simple hecho de que la población objeto de estudio no está representada; hay la mediación de un guión y de unos actores. Sería una película "basada en hechos reales", mejor o peor, con un guión apegado a los testimonios, pero convenientemente manipulado para ser una ficción cinematográfica. Y no se trata de debates postmodernos sobre la crisis de representación, sino de aclarar lo que vemos. Entonces, yo estaba equivocado, pues siempre pensé que "Por nada" era un documental.
Eso, por supuesto, no quiere decir que "Por nada" no sea una buena película, y además aficaz para mostrar algún aspecto sobre la violencia machista, el uxoricidio y el feminicidio, incluso sobre el trabajo de los antropólogos. Pero como lo puede ser "Te doy mis ojos", de Icíar Bollaín, que para escribir el guión se documentó con entrevistas, sin ser antropóloga... La finalidad de Bollaín era escribir un guión y la de Fernández-Martorell supongo que hacer un estudio antropológico, pero el resultado de ambas estrategias es idéntico: es una película de ficción.
¿Por qué conviene aclararlo? Pues porque los criterios para juzgar, o simplemente, para ver, una etnografía no son los mismos que para ver y juzgar una película.
Que, por cierto, me gustaría ver...
Saludos,

José Manuel

javier@redwebunity.com dijo...

Me gustaría ponerme en contacto contigo para publicar una entrada patrocinada sobre una conferencia gratuita sobre antropología. No encuentro tu email por ningún lugar y por eso te escribo vía comments. Disculpa si sale este comentario en abierto. Saludos. javier@redwebunity.com

Antropólogaenlaluna dijo...

Si la conferencia es gratuita, mi divulgación también lo será. Un saludo!

Anónimo dijo...

El escritor Fernando Aramburu escribe en su blog, sobre una presentación de su libro:
"Me flanquearon hembras a la mesa. Estaba, pues, como en casa. Es que congenio con el rebaño cuando es bello y huele bien."

Antropólogaenlaluna dijo...

El libro del que se extrae las conclusiones de la investigación de esta antropóloga se llama "Ideas que matan":

«Las últimas palabras de aquella mujer, justo cuando ya estábamos de pie junto a la puerta de salida a la calle, fueron fatídicas, y me acongojó pensar cuántas mujeres estaban viviendo bajo idéntica vulnerabilidad.

Dijo ella:

-Tengo una duda que me inquieta: ¿en qué momento a los hombres se les cruzan los cables para hacer lo que hacen? Alguna vez se lo he preguntado a él -señalando al marido que permaneció callado- porque, claro, yo no estoy en la cabeza de los hombres. Y eso me da mucho miedo, terror, y a veces tengo pensamientos muy negros y malos.»

¿Por qué tantos hombres se obstinan en destrozar psicológica, física y socialmente a la pareja? ¿Qué organización social es la que aún hoy sigue propiciando que se ejerzan esas prácticas? En Ideas que matan, la antropóloga y especialista en temas de violencia machista, Mercedes Fernández-Martorell, narra sus investigaciones sobre por qué algunos hombres maltratan y matan a la pareja. Las relaciones que se elaboran entre poder y construcción de la diferencia de sexo permiten observar los motivos de este destrozo entre humanos.